Versículo para hoy:

domingo, 28 de julio de 2019

28 de julio – LA PROVIDENCIA DIVINA

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo. Eclesiastés 3:1.

Ahora bien, hermanos, todas las fuerzas del mal luchan contra la causa de Dios y contra la verdad y me atrevo a decir que eso está ocurriendo en este momento, porque ni el diablo ni sus demonios ni los ateos permanecen quietos, pero de esto estamos seguros: el Señor lo sabe, y tiene listos a su Ester y a su Mardoqueo para frustrar sus designios.

Cada hijo de Dios está donde él lo ha colocado con algún propósito y la aplicación práctica de este primer punto es guiarte a buscar el propósito por el que Dios te ha colocado donde estás ahora. Habías deseado otra posición donde pudieras hacer algo por Jesús: no desees nada de esto, sino sírvele donde estás. Si estás sentado a las puertas del palacio del rey, hay algo que debes hacer ahí, si ocupas el trono de la reina, hay algo para que hagas allí; no busques ser el portero o la reina, sirve a Dios desde donde estés.

Ester lo hizo bien porque actuó según le correspondía y Mardoqueo también lo hizo bien porque actuó según su condición. Me gusta pensar, mientras los observo, que a cada uno de ustedes Dios los colocó en el lugar correcto, así como un buen capitán organiza su ejército, y a pesar de que no conocemos el plan de batalla, durante el conflicto veremos que él ha colocado a cada soldado en el lugar donde debía estar. Entonces, no olvides el hecho de que Dios en su providencia coloca a sus siervos en posiciones donde los pueda utilizar.

A través de la Biblia en un año: Filemón

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.

27 de julio – PÍDELE Y CUÉNTALE

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Juan 15:16.

Si no vienes a Jesús y le cuentas todo lo que hay en tu corazón, perderás su consejo y ayuda, y el consuelo que estos producen. Me imagino que ninguno de nosotros sabe lo que ha perdido en el camino, y que mucho menos podemos calcular los bienes espirituales que pudiéramos haber tenido y que hemos perdido. Hay muchos hijos de Dios que pudieran estar enriquecidos con bendiciones y, sin embargo, permanecen tan pobres como el mendigo Lázaro. Solo tienen migajas de consuelo y están llenos de dudas y temores cuando podían sentirse seguros desde hace mucho tiempo. Hay muchos herederos del cielo que están viviendo nada más de la cáscara del alimento del evangelio cuando podían estar participando de los manjares de los que habla Moisés: «con natas y leche de la manada y del rebaño, y con cebados corderos y cabritos; con toros selectos de Basán y las mejores espigas del trigo» (Deuteronomio 32:14). Amados, con mucha frecuencia no tienen porque no piden, o porque no creen, o porque no confían en Jesús y no le cuentan. ¡Cuán fuerte pudiera ser el débil si acudiera a Jesús con más frecuencia! ¡Cuán rica pudiera ser el alma pobre si tomara en todo tiempo del inagotable tesoro de Cristo! Si fuéramos y habláramos con Jesús y le contáramos todo lo que está en nuestro corazón, ¿no estaríamos viviendo en los suburbios del cielo, cerca de las puertas de perlas?

A través de la Biblia en un año: Ester 8-10
FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.