Versículo para hoy:

domingo, 31 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 31

“Y de estos había cantores…, de día y de noche estaban en aquella obra”.

TAN bien ordenado estaba esto en el templo que el canto sagrado nunca cesaba. Continuamente los cantores alababan al Señor, cuya misericordia permanece para siempre. Como la gracia no cesaba de regir tanto de día como de noche, así, tampoco la música silenciaba su santo ministerio. Corazón mío, hay para ti en estos incesantes cantos del templo de Sión, una lección que te es enseñada melodiosamente: Tú también eres un deudor; mira, pues, que tu gratitud, a semejanza de la caridad, nunca falte. La alabanza de Dios es constante en el cielo, donde estará tu permanente morada; aprende pues, a cantar el eterno aleluya. En todo lugar de la tierra, mientras el sol derrama su luz, sus rayos mueven a los agradecidos creyentes a entonar himnos matutinos, de suerte que, por el sacerdocio de los santos, las alabanzas perpetuas se mantienen en todo momento. Estos creyentes rodean nuestro globo con un manto de acción de gracias y lo ciñen con un áureo cinto de cantos. El Señor merece ser alabado siempre por lo que él es en sí mismo, por sus obras de creación y providencia, por su bondad para con sus criaturas y, especialmente, por la trascendente obra de la redención y por la maravillosa bendición que se desprende de ella. Es siempre provechoso alabar al Señor; pues ello alegra el día, aclara la noche, alivia el trabajo, mitiga el dolor y derrama sobre las alegrías terrenales un esplendor santificante con el fin de que estas no nos cieguen con su brillo. ¿No tienes nada acerca de qué cantar en estos momentos? ¿No podemos componer un canto sobre los goces presentes, sobre las pasadas liberaciones o sobre nuestras futuras esperanzas? La tierra da sus frutos estivales; el forraje es almacenado, el rubio grano espera la hoz, y el sol mientras tarda en ponerse con el fin de seguir resplandeciendo sobre la fecunda tierra, acorta las horas de oscuridad para que podamos prolongar las horas de piadoso culto. Determinémonos, por amor de Jesús, a terminar el día con un salmo de gozo santificado.

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 30 de julio de 2016

Mujeres que leen - Ana Ávila

¿Cómo responderé al ser probada? - Sandra Isabel Patín de Matos

Cosas buenas que no lo son - Christopher Shaw - Desarrollo Cristiano

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 30

“Al que mí viene, no lo echo fuera”. Juan 6:37.

NINGÚN límite tiene la duración de esta promesa. No dice meramente: “No echaré fuera a un pecador en su primera venida”, sino “no lo echaré fuera en ningún tiempo”. El original dice: “No, no lo echaré” o “nunca jamás lo echaré”. El texto quiere decir que Cristo no rechazará al creyente al principio y que, como no lo hará al principio, tampoco lo hará al fin. Pero supongamos que el creyente peca después de haber venido. Entonces Juan dice: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo”. Supongamos también que el creyente vuelve atrás. En ese caso “Yo sanaré, dice el Señor, su rebelión, amarélo de voluntad, porque mi furor se apartó de ellos”. Pero los creyentes pueden caer en tentación. Si eso acontece, “fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar”. El creyente puede, como David, caer en pecado. Sí, pero Dios “lo purificará con hisopo y será limpio; lo lavará y será emblanquecido más que la nieve”. “Los limpiaré de toda su maldad”, dice el Señor.
Una vez en Cristo, en Cristo para siempre;
Nada de su amor nos apartará.
“Yo doy a mis ovejas, dice el Señor, vida eterna, y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano”. ¿Qué dices a esto, oh vacilante y tembloroso? ¿No es una preciosa gracia el que, al ir a Cristo, no vayas a uno que te tratará bien por un corto tiempo y después te dejará, sino a uno que te recibirá para siempre y te hará su esposa y tú serás suyo para siempre? No recibas más el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, mas el espíritu de adopción por el cual clamamos “Abba Padre”. ¡Oh la gracia que tienen estas palabras: “No lo echo fuera”!

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 29 de julio de 2016

¿Demuestra uno amor al llamar a alguien al arrepentimiento?- Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 29

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí”. Juan 6:37.

ESTA declaración involucra la doctrina de la elección. Hay algunos que fueron dados a Cristo por el Padre. Esta declaración implica la doctrina del llamamiento eficaz. Los que son dados deben venir y vendrán. Aunque se opongan tenazmente, sin embargo, serán llevados de las tinieblas a la maravillosa luz de Dios. Esta declaración de Dios nos enseña la indispensable necesidad de la fe. Pues aún aquellos que son dados a Cristo no son salvos a menos que vengan a Jesús. Aun ellos deben venir, pues en el cielo no se puede entrar por otro lugar sino por la puerta, que es Cristo Jesús. Todo lo que el Padre da a nuestro Redentor debe venir a él; por consiguiente ninguno puede ir al cielo si no va a Cristo. ¡Oh el poder y la majestad que hay en la palabra “vendrá”! Jesús no dice que ellos tienen virtud para venir, o que pueden venir si quieren hacerlo, sino que “vendrán”. El Señor, por medio de sus mensajeros, de su palabra y de su Espíritu, constriñe suave y benignamente a los hombres para que entren al festín y participen del banquete de boda. El Señor hace esto, no violando el libre albedrío del hombre, sino por el poder de su gracia. Yo puedo ejercer dominio sobre la voluntad de otro hombre y no obstante, la voluntad de ese hombre ser perfectamente libre, porque el dominio está ejercido en una manera acorde con las leyes de la mente humana. Jehová Jesús sabe cómo rendir al hombre entero con argumentos irresistibles dirigidos al entendimiento, con poderosas razones que apelan a los afectos y con la misteriosa influencia del Espíritu Santo que obra sobre todas las facultades y pasiones del alma para que, ya que una vez fue rebelde, se someta ahora alegremente a su dirección, rendido por su amor soberano. Pero, ¿cómo serán conocidos aquellos a quienes Dios ha elegido? Por este resultado: que voluntaria y alegremente aceptan a Cristo y vienen a él con fe sincera y genuina, descansando en él como el todo de su salvación y el todo de sus deseos. Lector, ¿has venido a Jesús?

Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 28 de julio de 2016

Criando Hijos Que No Pierden Su Fe - Danny Baker


Cómo mantener un corazón ferviente - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 28

“El cual anduvo haciendo bienes”. Hechos 10:38.

POCAS palabras, pero, sin embargo, tenemos aquí una preciosa biografía del Señor Jesucristo. No hay muchas plumadas, pero son plumadas de un maestro. Del Salvador y sólo del Salvador es cierto lo que dice este pasaje en el más completo, más amplio y absoluto sentido: “El anduvo haciendo bienes”. De esta descripción, es evidente que él hizo bien personalmente. Los evangelistas nos dicen, a cada paso, que él tocaba a los leprosos con su dedo, que ungía los ojos del ciego, y que en los casos donde se le pedía que sólo dijese la palabra desde cierta distancia, él, por lo regular, no consentía en ello, sino iba a la cama del enfermo y allí personalmente obraba la sanidad. Hay aquí una lección para nosotros. Si queremos hacer bien, hagámoslo nosotros mismos. Da limosna con tu propia mano. Una mirada o una palabra afectuosa acrecentará el valor de la dádiva. Habla a un amigo en cuanto a su alma; tu amorosa súplica tendrá más resultado que todo un depósito de tratados. La manera en que nuestro Señor hacía bien manifiesta su incesante actividad. El no sólo hizo el bien que estaba al alcance de su mano, sino que “fue”, cumpliendo su misión de compasión. A través de toda la tierra de Judea, apenas habría alguna villa o aldea que no había sido alegrada por su presencia. Cómo condena esto la manera lenta y desganada con que muchos creyentes sirven al Señor. Ciñamos los lomos de nuestro entendimiento y no nos cansemos de hacer bien. ¿No implica el texto que él salió de su camino para hacer bien? Nunca se acobardó por el peligro o por las dificultades. El buscó los objetos de sus propósitos misericordiosos. Así debemos obrar nosotros. Si los antiguos planes no quieren responder, debemos probar otros nuevos, porque los métodos nuevos a veces resultan más que los métodos corrientes. La perseverancia de Cristo y la unidad de sus propósitos están también indicados aquí, y la aplicación práctica de todo esto puede resumirse en estas palabras: “El nos dejó ejemplo para que nosotros sigamos sus pisadas”.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Por qué Dios escogió la fe como el instrumento para que recibamos la justificación? - Wayne Grudem

       Quizás nos preguntemos por qué Dios escogió la fe para que fuera la actitud del corazón por la que obtendríamos la justificación. ¿Por qué no podía Dios haber decidido dar la justificación a todos los que sinceramente mostraran amor, gozo, contentamiento, humildad o sabiduría? ¿Por qué Dios escogió la fe como el medio por el que recibiríamos justificación?

        Aparentemente es porque la fe es la única actitud de corazón que es exactamente lo opuesto de depender de nosotros mismos. Cuando vamos a Cristo por fe, esencialmente decimos: «¡Me rindo! Ya no voy a depender de mí mismo ni de mis buenas obras. Sé que nunca puedo justificarme delante de Dios. Por consiguiente, Jesús, confío en ti y dependo completamente en que tú me darás una posición de justo delante de Dios». En esta manera, la fe es lo opuesto de confiar en nosotros mismos, y por tanto es la actitud que perfectamente encaja en una salvación que no depende para nada de nuestros propios méritos, sino que es por entero un regalo, una dádiva de la gracia de Dios. Pablo explica esto cuando dice: «Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia» (Ro 4:16). Por eso los reformadores, desde Martín Lutero en adelante fueron tan firmes en su insistencia de que la justificación no viene por fe más algunos méritos o buenas obras de parte nuestra, sino sólo por la fe sola. «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» (Ef 2:8-9). Pablo repetidamente dice que «nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley» (Ro 3:20); y la misma idea se repite en Gálatas 2:16; 3:11; 5:4.

Fuente: Fragmento tomado de capítulo 22 del libro DOCTRINA BÍBLICA de Wayne Grudem

No hay vestiduras blancas - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 27

“¿Quién acusará á los escogidos de Dios?” Romanos 8:33.

¡MUY bendito desafío! ¡Cuán incontestable es! Todos los pecados de los elegidos fueron puestos sobre el gran Adalid y eliminados por la expiación. No hay pecado registrado en el libo de Dios contra los suyos. No se ve pecado en Jacob ni iniquidad en Israel. Han sido justificados en Cristo para siempre. Cuando la culpa del pecado fue quitada, el castigo del mismo fue eliminado. El cristiano no debe temer siquiera una simple mirada ceñuda de la justicia punitiva. El creyente puede ser castigado por el Padre, pero Dios el juez no tiene otra cosa que decir al cristiano fuera de esta: “Yo te absuelvo; quedas libre”. Para el cristiano, no hay muerte penal en este mundo y, mucho menos, una muerte segunda. El cristiano está completamente libre del castigo de la culpa del pecado. El pecado puede estar en nuestro camino y perturbarnos con constante lucha; pero el pecado es un enemigo conquistable para toda alma unida a Jesús. No hay pecado que el creyente no pueda vencer si sólo se determina a confiar en Dios. Los que visten las ropas blancas en los cielos han vencido por la sangre del Cordero, y nosotros podemos hacer lo mismo. Ninguna concupiscencia es demasiado poderosa; ningún vicio es inexpugnable. Por el poder de Cristo los podemos vencer. ¿Crees, cristiano, que tu pecado es algo ya condenado? Puede cocear y forcejear, pero está condenado a morir. Dios ha escrito en su frente la palabra “condenado”. Cristo lo ha crucificado “clavándolo en la cruz”. Ve ahora y mortifícalo, y el Señor te ayudará a vivir para su alabanza, pues el pecado con todas sus culpas, vergüenzas y temores, ha muerto.
Hay perdón por la sangre de Jesús,
Hay perdón por su muerte en la cruz.
Proclamad que hay perdón,
Para todos hay perdón,
Los que acuden al Señor Jesús.

Charles Haddon Spurgeon.

martes, 26 de julio de 2016

Un llamado a una iglesia en bancarrota - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 26

“Para hacerlos sentar con los príncipes”. Salmo 113:8.

NUESTROS privilegios espirituales son de la mejor clase. “Con los príncipes” es el lugar de compañía selecta. “Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo”. Si hablamos de compañía selecta, no hay otra como esta. “Nosotros somos linaje escogido, real sacerdocio, gente santa”. “Nos hemos llegado a la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos”. Los santos tienen audiencia en la corte. Los príncipes tienen entrada a la majestad real cuando el común del pueblo tiene que quedar fuera. El hijo de Dios tiene libre acceso a los consejos secretos del cielo. “Por él, los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”. “Lleguémonos confiadamente”, dice el apóstol, “al trono de la gracia”. Los príncipes tienen abundantes riquezas, pero, ¿qué es la abundancia de los príncipes comparada con las riquezas de los creyentes? Pues “todo es vuestro; y vosotros de Cristo y Cristo de Dios”. “El que aún a su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él todas las cosas?
Los príncipes tienen un poder peculiar. Un príncipe del imperio del cielo tiene mucha influencia; empuña un cetro en sus propios dominios y se sienta en el trono de Jesús, pues “él nos hizo reyes y sacerdotes para Dios y reinaremos para siempre jamás”. Reinamos sobre el reino unido del tiempo y de la eternidad. Además, los príncipes gozan de especial honor. Desde la altura en la cual la gracia nos ha colocado, podemos despreciar toda dignidad terrenal. Porque, ¿qué es la grandeza humana comparada con lo que dice este versículo: “Y juntamente nos resucitó y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús”? Nosotros compartiremos el honor de Cristo. Comparado con esto, los esplendores terrenales no valen nada. La comunión con Jesús es la joya más valiosa que jamás brilló en la diadema imperial. La unión con el Señor es una hermosa corona que eclipsa el brillo de la pompa imperial.

Charles Haddon Spurgeon.

lunes, 25 de julio de 2016

Quietud y silencio - Lucy Reyna Orozco Meraz

“Oh Dios, no permanezcas en silencio; no calles, oh Dios, ni te quedes quieto”. Sal. 83:1

Cuando Dios pareciera no responder, es quizás cuando más claramente te habla, te invitamos a leer el artículo:

Ni caliente ni frío - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 25

“En su angustia madrugarán a mí”. Oseas 5:15.

LAS pérdidas y las adversidades son a menudo los medios que usa el gran Pastor para conducir al redil a su oveja perdida. Esas adversidades, como perros rabiosos, acosan a los extraviados, tornándolos al aprisco. No se puede domar a los leones si están muy bien alimentados; su fuerza tiene que ser abatida y la ración de sus estómagos rebajada, y entonces se someterán a la mano del domador. Muchas veces hemos visto que algunos cristianos se hicieron obedientes a la voluntad del Señor por medio de la escasez de pan y de duros trabajos. Cuando están ricos y llenos de bienes, muchos creyentes llevan sus cabezas demasiado erguidas y hablan con mucha jactancia. Como David, se vanaglorian diciendo: “Mi montaña está firme; nunca seré conmovido”. Cuando el cristiano se enriquece, tiene buena reputación, tiene buena salud y una familia feliz, por lo regular, admite también al Sr. Seguridad Carnal para que deleite su mesa y, entonces, si realmente es hijo de Dios, hay una vara preparada para él. Aguarda un momento y quizás veas sus bienes desvanecidos como un sueño. Ahí va una parte de su posesión: ¡cuán pronto los bienes cambian de mano! Esa deuda, aquel pagaré no levantado. ¡Cuán rápidamente sus pérdidas se suceden! ¿Dónde terminarán? Es un bendito signo de vida divina si, cuando estas dificultades se le presentan, empieza a afligirse por su apostasía y acude a su Dios. ¡Benditas son las olas que purifican al marinero sobre la roca de la salvación! Las pérdidas en los negocios son a menudo santificadas para el enriquecimiento de nuestras almas. Si el alma elegida no viene al Señor con las manos llenas, vendrá vacía. Si Dios en su gracia no halla otros medios para que lo honremos entre los hombres, nos echará en el abismo. Y si no lo honramos en el pináculo de las riquezas, nos llevará al valle de la pobreza. Sin embargo, no desmayes, heredero del dolor, cuando eres así reprendido; reconoce más bien la mano amorosa que te castiga y di: “Me levantaré e iré a mi Padre”.

Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 24 de julio de 2016

Francis Chan "Estoy tibio y me encanta"

CONFRONTADOR MENSAJE QUE NO NOS PODEMOS PERDER!!



Subido por Zona de Gozo

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 24

“Muy grande es su hueste”. Joel 2:11.

CONSIDERA, alma mía, el poder del Señor, que es tu gloria y defensa. El es un ser que guerrea contra el mal; Jehová es su nombre. Todas las fuerzas del cielo están a sus órdenes. Legiones aguardan a su puerta: querubines, serafines, custodios y santos, principados y potestades, todos están atentos a su voluntad. Si nuestros ojos no estuvieran ciegos por la oftalmía de la carne, veríamos caballos de fuego y carros de fuego rodear al Amado del Señor. Las fuerzas de la naturaleza están todas sujetas al absoluto dominio del Creador. El viento tormentoso y la tempestad, el relámpago y la lluvia, la nieve y el granizo, el suave rocío y la alegre luz del sol, vienen y van a su mandato. El desata las ligaduras del Orión e impide las delicias de las Pléyades. La tierra, el mar, el aire y los lugares bajo la tierra son los cuarteles de los grandes ejércitos de Jehová. El llano es su campo de batalla, la luz es su bandera y la llama su espada. Cuando él sale a la guerra, el hambre destruye la tierra, la peste hiere a las naciones, el ciclón revoluciona la mar, el tornado sacude las montañas y el terremoto hace temblar la tierra. En cuanto a los seres vivientes, todos reconocen su dominio; y desde el gran pez que tragó al profeta hasta “toda suerte de moscas” que plagó el campo de Zoán, todos le sirven. Tanto el gorgojo como la oruga y la langosta forman parte de su gran ejército, pues su campamento es muy numeroso. Alma mía, asegúrate de estar bajo su bandera, pues la guerra contra él es una necedad: en cambio, servirlo es gloria. Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros, está pronto a recibir reclutas para el ejército del Señor. Si todavía no estoy alistado, debo ir a él antes de dormir y rogarle que me acepte por sus méritos; y si ya soy, como lo espero, un soldado de la cruz, estaré de buen ánimo, porque el enemigo es impotente comparado con mi Señor, cuyo campamento es muy grande.

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 23 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 23

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. 1 Juan 1:7.

“LIMPIA”, dice el texto, no “limpiará”. Hay multitudes que piensan que el obtener perdón es asunto para el día de la muerte. ¡Oh cuán infinitamente mejor es tener limpieza ahora que depender de la simple posibilidad de obtener perdón cuando muera! Algunos piensan que un sentido de perdón sólo se puede obtener después de muchos años de experiencia cristiana. Pero el perdón de pecados es algo presente, un privilegio para hoy, un gozo para esta misma hora. El pecador es completamente perdonado en el mismo momento en que confía en Jesús. El texto, que está escrito en tiempo presente, indica también continuación. Ayer decía “limpia”; hoy dice “limpia”; mañana dirá “limpia”. Y siempre será así contigo, cristiano, hasta que cruces el río. Cada momento puedes acercarte a esta fuente, pues ella limpia todavía. Advierte, además, la perfección de esta limpieza: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”, no sólo de pecado, sino de “todo pecado”. Lector, no puedo describirte la gran dulzura de esta palabra, pero ruego a Dios que el Espíritu Santo te la haga gustar. Muchos son nuestros pecados contra Dios. Ya sea grande o pequeña la cuenta, el mismo pago puede cancelarla completamente. La sangre de Jesús es un pago tan bendito y divino para las transgresiones del blasfemo Pedro como para los defectos del amoroso Juan. Nuestras iniquidades han desaparecido; han desaparecido todas de una vez y han desaparecido todas para siempre. ¡Bendita perfección! ¡Qué tema agradable para seguir pensando en él mientras nos entregamos al reposo! Jesús me limpia de los pecados contra Dios, de los pecados contra sus justas leyes, de los pecados contra su amor y su sangre, de los pecados contra su nombre y su causa, de los pecados inmensos como la mar. De todos ellos me limpia Jesús.

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 22 de julio de 2016

Primogénito de entre los muertos - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Cuando Jesús dice Yo soy el Amén, Él está diciendo:

Programas de la serie

Tomado de Nancy Leigh DeMoss. Programa radial emitido Julio 22, 2016. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 22

“He aquí el hombre”. Juan 19:5.

SI hubo un lugar donde el Señor Jesús llegó a ser gozo y aliento para los suyos, fue aquel en que se sumergió más profundamente en las honduras del dolor. Venid aquí, almas bondadosas, y contemplad al Hombre en el jardín de Getsemaní; contemplad su corazón tan lleno de amor que se desborda, tan lleno de dolor que necesita desahogo. Contemplad su sudor de sangre mientras cae al suelo. Contemplad al Hombre mientras le hunden los clavos en sus manos y en sus pies. Mirad arrepentidos pecadores, y ved la doliente imagen de nuestro sufrido Señor. Observadle mientras las rojas gotas están en la corona de espinas y adorna con inapreciables joyas la diadema del Rey del sufrimiento. Contemplad al Hombre cuando todos sus huesos están descoyuntados y él escurrido como aguas y puesto en el polvo de la muerte. Dios lo ha desamparado y el infierno lo cerca. Mirad y ved, ¿hubo alguna vez un dolor igual al dolor que a él le ha venido? Todos los que pasáis, acercaos y mirad este espectáculo de dolor único, sin paralelo, un portento para hombres y ángeles, un prodigio sin par. Contemplad al Emperador del dolor que en sus agonías no tiene igual ni rival. Miradle, afligidos, pues si no hay consolación en el Cristo crucificado, no la hay ni en la tierra ni el cielo. Si en el precio del rescate que pagó con su sangre no hay esperanza, entonces tampoco hay gozo en las arpas del cielo y la diestra de Dios no conocerá placer jamás. Para no ser tan turbados con nuestras dudas y dolores sólo tenemos que sentarnos más a menudo al pie de la cruz. Sólo tenemos que ver sus dolores para avergonzarnos de mencionar los nuestros. Sólo tenemos que mirar sus heridas para sanar las nuestras. Si queremos vivir rectamente debemos contemplar su muerte; si queremos elevarnos, debemos meditar en su humillación y aflicción.


Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 21 de julio de 2016

Esperanza práctica - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 21

“¿Por qué he de andar afligido?” Salmo 42:9.

CREYENTE, ¿puedes responder esta pregunta? ¿Cuál es la razón porque en lugar de estar gozoso estás frecuentemente triste? ¿Por qué te rindes a lúgubres presentimientos? ¿Quién te dijo que la noche nunca terminará en día? ¿Quién te dijo que el mar de los recursos menguaría hasta no quedar nada sino largas leguas de fango de horrible pobreza? ¿Quién te dijo que el invierno de tu descontento avanzaría de helada en helada; de nieve, de hielo y granizo a una más terrible tempestad de desesperación? ¿No sabes que el día sigue a la noche, que el flujo viene después del reflujo y que la primavera y el verano suceden al invierno? ¡Espera, entonces! ¡Espera siempre! porque Dios no te dejará. ¿No sabes que en medio de todo esto tu Dios te ama? Las montañas, cuando por la oscuridad están ocultas, son tan reales como cuando es día, y el amor que Dios te profesa es tan real ahora como lo fue en tus mejores tiempos. Ningún padre castiga siempre. Tu Dios abomina el castigo tanto como tú. El sólo quiere aplicarlo por aquella razón por la cual tú debieras desear recibirlo, a saber: que ese castigo obre en ti un perpetuo bien. Tú aún subirás con los ángeles la escala de Jacob y contemplarás al que se sienta en la cima de la misma, el Dios del pacto. Tú olvidarás aún, en medio de los esplendores de la eternidad, las pruebas del tiempo, o las recordarás sólo para bendecir a Dios que te guió a través de ellas y obró por medio de las mismas tu perpetuo bien. Ven, canta en medio de la tribulación. Regocíjate aun mientras pasas por el horno de fuego. Haz que el desierto florezca como la rosa; que resuene con tus alegres júbilos, porque estas leves aflicciones pronto pasarán y entonces, “para siempre con el Señor”, tu felicidad jamás decaerá.
Desanimado no estoy, desanimado no estoy;
Pruebas vendrán, mas pronto se irán,
Fiando en Cristo, todas se van
¡Desanimado no estoy!

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 20 de julio de 2016

Fortaleza para los débiles - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 20

“Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo?” Jeremías 2:18.

POR medio de varios milagros, diversas gracias y sorprendentes liberaciones Jehová ha demostrado ser digno de la confianza de Israel. Sin embargo, los israelitas rompieron los cercos con que Dios los había encerrado como en un sagrado jardín. Dejaron a su verdadero y vivo Dios para ir tras los dioses falsos. El Señor los reprendió frecuentemente por esta infatuación, y nuestro texto contiene un ejemplo del altercado de Dios con ellos, “¿Qué tienes tú en el camino de Egipto para que bebas agua del fangoso río?”, pues así puede ser traducido este vocablo. “¿Por qué vagas lejos y dejas tus frescos arroyos del Líbano? ¿Por qué olvidas a Jerusalén para desviarte hacia Noph y hacia Taphnes? ¿Por qué en forma tan extraña excitas el mal que no puedes contentarte con lo bueno y saludable, sino que quieres ir tras lo que es malo y engañoso?” ¿No hay aquí una palabra de reconvención y admonición para el cristiano? ¡Oh genuino creyente!, llamado por gracia y lavado en la sangre preciosa de Jesús, tú has probado la amarga bebida que el fangoso río del placer del mundo puede darte; has tenido comunión con Cristo; has experimentado el gozo de ver a Jesús y de apoyar tu cabeza sobre su pecho. Después de esto, ¿te pueden satisfacer las frivolidades, los cantos y las diversiones de esta tierra? Has comido el pan de los ángeles, ¿puedes ahora vivir de cáscaras? El buen Rutherford dijo una vez: “He gustado el maná de Cristo y ahora el moreno pan de los goces de este mundo no tiene más gusto para mí”. Pienso que así debiera ser contigo. Si estás vagando tras las aguas de Egipto, vuelve inmediatamente a la fuente viva. Las aguas del Nilo pueden ser agradables para los egipcios, pero serán amargas para ti. ¿Qué tienes tú que hacer con ellas? Jesús te hace esta pregunta esta noche, ¿Qué responderás?

Charles Haddon Spurgeon.

martes, 19 de julio de 2016

La esperanza que nos lleva a la santidad - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Esperando el regreso de Cristo - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 19

“La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará”. Mateo 12:20.

¿QUÉ más débil que una caña cascada o un pábilo que humea? Si un pato silvestre tropieza ligeramente en una caña que crece en el pantano o en la ciénaga, esta se quiebra en seguida. Si el pie del hombre la toca, se quiebra y rompe; y cualquier viento que sople a través del río la mueve de un lado a otro. No se puede pensar en nada que sea más frágil o quebradizo o cuya existencia esté más en peligro que una caña cascada. Luego, fíjate en el pábilo que humea. ¿Qué es? Es una chispa casi apagada. Un niñito la puede apagar de un soplo. Nada tiene una existencia más precaria que su llama. Aquí se describen cosas débiles; sin embargo Jesús dice de ellas: “No apagaré el pábilo que humea ni quebraré la caña cascada”. Algunos de los hijos de Dios han sido hechos fuertes para que realicen a favor de Dios obras portentosas. Dios tiene sus Sansones aquí y allí que toman las puertas de Gaza y las llevan a la cumbre del monte. El tiene unos pocos hombres que son fuertes como leones, pero la mayor parte de los suyos son tímidos y temblorosos. Son como el estornino, pájaro que se espanta ante cualquiera que pasa. Son una tímida manada pequeña. Si viene la tentación, caen como los pájaros en la red. Si la prueba amenaza, pronto desmayan; su frágil embarcación es sacudida por las olas. Son llevadas de acá para allá como un pájaro marino sobre la cresta de las olas: débiles cosas sin fuerza ni sabiduría, sin perspicacia. Sin embargo, débiles como son, y porque son tan débiles, tienen esta promesa hecha especialmente para ellos. Aquí hay gracia y benignidad; aquí hay amor y cariño. ¡Cómo nos revela la compasión de Jesús: tan suave, tierno y atento! Es necesario que no nos retiremos nunca de su contacto; es menester que nunca temamos una palabra áspera de él. Aunque pudiera reprendernos por nuestra debilidad, no nos reprocha. Las cañas cascadas no recibirán ningún golpe de él y el pábilo que humea tampoco será apagado por él.

Charles Haddon Spurgeon.

lunes, 18 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 18

“Ninguno apretará a su compañero, cada uno irá por su carrera”. Joel 2:8.

LAS langostas siempre forman fila, y, aunque su número forme legión, no se amontonan una sobre otra como para poner sus columnas en confusión. Este notable hecho en la historia natural muestra cómo el Señor ha infundido en el Universo el espíritu de orden, ya que las más pequeñas criaturas son tan dirigidas por él como lo son las esferas celestes o los seráficos mensajeros. Sería conveniente que el creyente se dejara regir por el mismo influjo en su vida espiritual. En sus dones cristianos, ninguna virtud debe usurpar la esfera de la otra o devorar las entrañas de las demás para su propio sostén. El afecto no debe ahogar la honradez; el coraje no debe arrastrar a la debilidad fuera del campo; la modestia no debe atropellar a la energía y la paciencia no debe asesinar a la resolución. Así también con nuestros deberes: uno no debe interferir en el otro. La utilidad pública no debe perjudicar a la piedad privada. La obra de la Iglesia no debe poner en un rincón el culto familiar. Es malo ofrecer a Dios un deber manchado con la sangre del otro. Cada cosa es hermosa en su tiempo, pero no de otro modo. Fue a los fariseos a quienes Jesús dijo: “Esto era necesario hacer y no dejar lo otro”. La misma regla se aplica a nuestra posición personal. Debemos procurar conocer nuestro lugar, ocuparlo y conservarlo. Debemos ministrar de acuerdo con el don que el Espíritu nos ha dado y no meternos en los dominios de nuestro consiervo. Nuestro Señor nos enseñó que no ambicionáramos los altos puestos, sino que estuviéramos dispuestos a ser los más pequeños entre los hermanos. Lejos de nosotros el ser de espíritu envidioso; sintamos la fuerza del mandato del Maestro y obremos como él nos ordena, formando fila con el resto del ejército. Veamos, esta noche, si estamos guardando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y oremos para que en todas las Iglesias del Señor Jesús prevalezca la paz y el orden.

Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 17 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 17

“Que no escape ninguno”. 1 Reyes 18:40.

CUANDO el profeta Elías recibió respuesta a su oración y el fuego del cielo consumió el sacrificio en presencia de todo el pueblo, pidió a los israelitas reunidos que prendieran a los sacerdotes de Baal y clamó severamente: “Que no escape ninguno”. Elías los llevó al arroyo de Cisón y allí los degolló. Así debe acontecer con nuestros pecados: todos están sentenciados a muerte y no deben ser tolerados. Nuestros pecados favoritos deben morir. No los perdones por mucho que te rueguen. Hiérelos aunque sean tan queridos como Isaac. Hiere, pues. Dios atacó al pecado cuando este fue puesto sobre su propio Hijo. Con muy firme resolución debes condenar a muerte al pecado que una vez fue el ídolo de tu corazón. ¿Preguntas cómo debes realizar esto? Jesús será tu poder. Para derrotar al pecado cuentas con la gracia que te ha sido dada en el pacto de la gracia. Tú dispones de fuerza para ganar la victoria en la cruzada contra las lujurias secretas, pues Cristo Jesús prometió estar contigo hasta el fin. Si quieres triunfar de las tinieblas, ponte en presencia del Sol de Justicia. No hay lugar más adaptado para descubrir el pecado y librarse de su poder y culpa que la inmediata presencia de Dios. Job nunca supo cómo librarse del pecado hasta que el ojo de su fe descansó en Dios, y entonces se aborreció a sí mismo y se arrepintió en el polvo y la ceniza. El oro fino del cristiano frecuentemente se opaca. Necesitamos el fuego sagrado para que consuma la escoria. Recurramos a nuestro Dios; él es fuego consumidor. El no consumirá nuestro espíritu, sino nuestros pecados. Que la bondad de Dios nos lleve a un celo sagrado y a una venganza santa contra las iniquidades que son odiosas en su presencia. Sal con el poder de Dios a combatir a Amalec y destruye completamente a su maldita banda. Que ninguno escape.

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 16 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 16

“Tú levantándote, tendrás misericordia de Sión; Porque el tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo es llegado. Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión”. Salmo 102:13-14.

UN hombre egoísta que pasa por aflicción es muy difícil de conformar, pues las fuentes de su consuelo están enteramente en él y cuando está triste todas esas fuentes se secan. Pero un hombre generoso, lleno de filantropía cristiana, tiene otras fuentes aparte de las que están en él para proveerse de consuelo. Puede, ante todo, ir a su Dios, y hallar allí abundante ayuda; puede también hallar argumentos para conseguir consuelo en cosas relativas al mundo, en general, a su país y, sobre todo, a la Iglesia. David, en este salmo, estaba muy afligido y escribió así: “Soy como el búho de las soledades. Velo y soy como el pájaro solitario sobre el tejado”. La única manera en que podía consolarse era en la consideración de que Dios se levantaría y tendría misericordia de Sión. Aunque él estaba triste, sin embargo, Sión prosperaría. Aunque él estaba abatido, Sión, sin embargo, se levantaría. Cristiano, aprende a consolarte en el bondadoso trato que Dios da a la Iglesia. Lo que es tan querido para tu Maestro, ¿no debiera serlo también para ti sobre todas las cosas? ¿Qué importa que tu senda sea oscura; no puedes alegrar tu corazón con los triunfos de la cruz y la difusión de la verdad? Nuestras congojas personales son olvidadas mientras miramos no sólo lo que Dios ha hecho y está haciendo por Sión, sino las gloriosas cosas que él hará aún a favor de su Iglesia. Prueba esta receta, oh creyente, siempre que tu corazón esté triste y tu espíritu abatido. Olvídate de ti mismo y de tus pequeñas inquietudes y busca el bienestar y la prosperidad de Sión. Cuando dobles tus rodillas en oración a Dios, no limites tus peticiones al estrecho círculo de tu propia vida, por más probada que esté, sino eleva tus ansiosas oraciones a favor de la prosperidad de la Iglesia; “ora por la paz de Jerusalén” y tu alma será refrigerada.

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 15 de julio de 2016

Vengo pronto - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 15

“Apareció primeramente a María Magdalena”. Marcos 16:9.

JESÚS “apareció primeramente a María Magdalena”, no sólo, probablemente, por su gran amor, sino porque como lo indica el texto, ella había sido un trofeo especial del poder libertador de Cristo. Aprendamos de esto que la magnitud de los pecados cometidos antes de nuestra conversión no debiera hacernos pensar que no podemos ser especialmente favorecidos con el más alto grado de comunión. Ella era una persona que había dejado todo para transformarse en una fiel servidora del Salvador. El era su primer y principal objeto. Muchos que estaban del lado de Cristo, no tomaron la cruz de Cristo. Pero ella la tomó. Ella invirtió sus bienes para subvenir a las necesidades del Señor. Si queremos ver mucho de Cristo, sirvámosle. Dime quienes son los que se sientan más frecuentemente bajo la bandera de su amor y beben profundos tragos de la copa de la comunión y estoy seguro de que serán los que dan más, los que sirven mejor y los que permanecen más unidos al sangrante corazón de su querido Señor. Pero observa cómo Cristo se revela a esta mujer apesadumbrada con una sola palabra: “María”. Ella necesitó que él pronunciara una sola palabra y, en seguida, lo conoció; y su corazón manifestó lealtad por otra palabra, de la que estaba demasiado lleno para decir más. Aquella palabra debía ser la más apropiada para la ocasión, pues implica obediencia. Ella dijo: “Maestro”. No hay ningún estado de ánimo para el cual esta confesión de lealtad será demasiado fría. No; cuando tu espíritu arda más con el fuego celestial entonces dirás: “Yo soy tu siervo, rompiste mis prisiones”. Si tú puedes decir “Maestro”, si sientes que su voluntad es tu voluntad, entonces estás en un lugar de felicidad y santidad. El tuvo que decir “María”, de lo contrario tú no hubieras podido decir “Rabboni”. Observa, pues, en todo esto, cómo Cristo honra a los que lo honran; cómo el amor atrae a nuestro Amado; cómo sólo es necesario una palabra suya para cambiar nuestro llanto en regocijo; cómo su presencia alumbra el corazón.

Charles Haddon Spurgeon.