Versículo para hoy:

lunes, 16 de enero de 2023

ENERO 16 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

 "Yo te ayudaré, dice el Señor". Isaías 41.14

Oigamos esta mañana a Jesús, mientras nos dice a cada uno: "Yo te ayudaré". Para mí es poca cosa el ayudarte. Considera lo que ya he hecho. ¿Qué? ¿no te ayudé? Yo te compré con mi sangre. ¿Qué? ¿no te ayudé? Yo he muerto por ti; y si he hecho lo más grande, ¿no haré lo más pequeño? ¡Ayudarte! Esto es lo menos que siempre he hecho por ti. He hecho más y haré más. Antes que el mundo fuese formado, te elegí. Hice un pacto para ti; por ti puse de lado mi gloria y me humané; di mi vida por ti. Si hice todo esto, no hay duda de que te ayudaré también ahora. Al ayudarte, te estoy dando lo que ya he comprado para ti. Si necesitaras mil veces tanta ayuda como la que suelo darte, te la daría. Tú pides poco en comparación con lo que estoy dispuesto a darte. Para ti es mucho el pedir, pero para mí es nada el dar. ¿Ayudarte? ¡No temas! Si hubiese una hormiga a la puerta de tu granero pidiendo ayuda, ¿te llevaría a la ruina si le dieras un puñado de trigo? Pues tú no eres otra cosa que un insignificante insecto a la puerta del Dios Omnipotente. ¡Oh alma mía! ¿no te alcanza esto? ¿Necesitas más poder que la omnipotencia de la unida Trinidad? ¿Necesitas más sabiduría que la que existe en el Padre, más amor que el que se manifiesta en el Hijo, o más poder que el que se manifiesta en las obras del Espíritu Santo? Trae aquí tu cántaro vacío, este manantial, sin duda alguna, lo llenará. ¡Apúrate! Junta tus necesidades y tráelas aquí: tu vaciedad, tus dolores y tus necesidades. He aquí, este río de Dios está lleno para suplirlas. ¿Qué otra cosa puedes desear? Alma mía, sal esta mañana, fortalecida con esta promesa. El Dios eterno es tu ayudador. "No temas, que yo soy contigo, no desmayes que yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré".

ENERO 15 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

 "Haz conforme a lo que has dicho". 2 Samuel 7.25

Las promesas de Dios nunca fueron destinadas a ser puestas de lado como papel viejo. Dios determinó que ellas fuesen usadas. El oro de Dios no es como la moneda del avaro, sino es oro acuñado para negociar. Nada place más al Señor que ver sus promesas puestas en circulación. Él se goza cuando ve que sus hijos le presentan las promesas y le dicen: "Haz conforme a lo que has dicho". Glorificamos a Dios cuando le solicitamos el cumplimiento de sus promesas. ¿Piensas que Dios quedará más pobre por darte las riquezas que prometió; que será menos santo por darte santidad, o menos puro por lavarte de tus pecados? Él ha dicho: "Venid luego y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana". La fe, al echar mano de la promesa de perdón, no se entretiene diciendo: "Es esta una preciosa promesa; quisiera saber si es verdadera", sino que va directamente al trono y la presenta diciendo: "Señor, aquí está la promesa, haz conforme a lo que has dicho". Nuestro Señor contesta: "Sea hecho contigo como quieres". Cuando un cristiano halla una promesa, si no la lleva a Dios, lo deshonra; pero cuando se apresura a ir al trono de la gracia y clama: "Señor, no tengo nada que me recomiende, excepto esto: "Tú lo has dicho", entonces lo que desea le será concedido. Nuestro banquero celestial se deleita en pagar sus propios pagarés. Nunca permitas que la promesa se enmohezca. Saca de la vaina la palabra de promesa y esgrímela con santa violencia. No pienses que el Señor se fastidiará porque le recuerdes importunamente sus promesas. A Él le agrada oír los fuertes gritos de las almas necesitadas. Él se deleita en otorgar bendiciones. Dios está más pronto a oír que tú a pedir. El sol no se cansa de alumbrar ni la fuente de fluir. Es característica de Dios mantener sus promesas. Por lo tanto, ve enseguida al trono y di: "Haz conforme a lo que has dicho".