Versículo para hoy:

sábado, 31 de diciembre de 2016

Otro año sin recibir lo que esperaba - Clara Nathalie Sánchez Díaz

Mi oración para el nuevo año - Marshall Segal

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 31

“Pasóse la siega, acabóse el verano y nosotros no hemos sido salvos”. Jeremías 8:20.

¡NO salvo! Querido lector, ¿es esta tu triste condición? Tú has sido advertido tocante al juicio venidero, fuiste exhortado a “escapar por tu vida” y, sin embargo, todavía no eres salvo. Tú conoces el camino de la salvación, has leído la Biblia, la has oído predicar desde el púlpito, te ha sido explicada por tus amigos; sin embargo, la has desatendido y, en consecuencia, no eres salvo. No tendrás excusa cuando el Señor juzgue a los vivos y a los muertos. El Espíritu Santo te ha dado siempre alguna bendición, al oír tú la palabra predicada en tus oídos, y tiempos de refrigerio vinieron de la presencia del Señor; y, con todo, tú estás sin Cristo. Todas estas sazones llenas de esperanza han venido y se han ido, tu verano y tu siega se acabaron y, a pesar de eso, tú no eres salvo. Los años han entrado uno tras otro en la eternidad; tu último año pronto se hará presente. La juventud se ha ido, las fuerzas han desaparecido y, sin embargo, tú no eres salvo. Permíteme preguntarte: ¿Deseas en verdad ser salvo? ¿Hay alguna probabilidad de que esto se realice? Ya han pasado las sazones más propicias y tú quedaste sin ser salvo. ¿Podrán otras ocasiones cambiar tu condición? Los medios no dieron resultado; ni aun dio resultado el mejor de todos los medios, aunque fue usado con perseverancia y con el más profundo afecto. ¿Qué más puede ser hecho en favor de ti? Tanto la aflicción como la prosperidad no pudieron impresionarte; las lágrimas, las oraciones y los sermones se han estrellado contra tu árido corazón. ¿No han muerto las probabilidades de que alguna vez llegues a ser salvo? ¿No es, en realidad, más que probable que quedarás como estás hasta que la muerte cierre para siempre la puerta de la esperanza? ¿Te espanta esta suposición? Sin embargo, esta suposición es la más razonable; pues el que no es lavado en medio de tantas aguas, seguirá, con toda probabilidad, sucio hasta el fin. El tiempo oportuno nunca llegó para ti. ¿Por qué ha de llegar alguna vez? Es lógico temer que nunca llegue y que, a semejanza de Félix, tú no halles tiempo oportuno hasta que estés en el infierno. ¡Oh! recuerda qué es el infierno y piensa en la espantosa probabilidad de que pronto serás arrojado en él.
Lector, si mueres sin Cristo, no hay palabras que puedan describir tu perdición. Tu espantoso estado habría que describirlo con lágrimas y sangre y habría que hablar de él con gemidos y crujir de dientes. Tú “serás castigado de eterna perdición por la presencia del Señor y por la gloria de su potencia”. La voz de un hermano bien debiera llamarte a la reflexión. ¡Oh! sé sabio, sé sabio a tiempo y antes que empiece otro año, cree en Jesús, quien te puede salvar eternamente. Consagra estas últimas horas a una íntima reflexión; y si se produce en ti un profundo arrepentimiento, gózate; y si el arrepentimiento te guía a poner fe humilde en Jesús, alégrate sobremanera. ¡Oh! procura que no termine este año sin ser salvo. ¡No dejes que te sorprendan los repiques de medianoche sin haber sido perdonado! ¡Ahora, ahora, AHORA, cree y vive!
Escapa por tu vida;
No mires tras de ti,
Ni pares en toda esta llanura,
Escapa al monte,
No sea que perezcas.

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 30 de diciembre de 2016

"Santos o Santurrones" - 2 temporada Entendiendo los Tiempos Cap #55



Orando por una conciencia limpia - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 30

“¿No sabes tú que al cabo se sigue amargura?” 2 Samuel 2:26.

SI tú, querido lector, eres simplemente uno que profesa y no uno que posee la fe que es en Cristo Jesús, las siguientes líneas te presentarán un bosquejo de tu fin. Tú eres uno de los que asisten a un lugar de culto. Vas allí porque van otros, no porque tu corazón esté en buena relación con Dios. Este es tu principio. Quiero suponer que a lo largo de los próximos veinte o treinta años se te permitirá seguir como hasta ahora, profesando la religión en forma superficial, pero no poniendo en ella tu corazón. Anda despacio, pues tengo que hacerte ver la agonía de uno como tú. Mirémoslo con piedad: Un sudor viscoso cubre su frente; se despierta y clama diciendo: “¡Oh Dios! qué penoso es morir. ¿No harás venir a mi pastor?” “Sí, ya viene”. Llega el pastor y el moribundo le dice: “Pastor, temo que esté muriéndome”. El pastor le contesta: “¿Tiene Ud. alguna esperanza?” El paciente responde: “Yo no puedo decir que la tenga. Temo estar delante de mi Dios. Ore usted por mí”. Se eleva la oración por él con sincero fervor, y se le presenta por la décimo milésima vez el camino de la salvación, pero antes que pueda prenderse de la soga de la salvación, veo que se hunde. Ya puedo poner mis dedos sobre sus fríos párpados, pues esos ojos ya no verán nada más aquí. Pero, ¿dónde está ahora el hombre y dónde están sus verdaderos ojos? Escrito está: “Y en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos”. ¡Ay! ¿por qué no alzó esos ojos antes? Porque estaba tan acostumbrado a oír el Evangelio, que su alma se durmió bajo su predicación. ¡Ay! si tú llegas a levantar tus ojos allí, cuán amargos serán tus lamentos. Deja que las palabras mismas del Salvador te revelen el pesar: “Padre Abraham, envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”. Hay un espantoso significado en estas palabras. Que nunca tengas que deletrearlas a la roja luz de la ira de Dios.

Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 29 de diciembre de 2016

3 razones por las que no deberías perdonarte a ti mismo - Cole Brown

Reconciliación - Nancy DeMoss Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 29

“¿Qué os parece del Cristo?” Mateo 22:42.

LA gran prueba de la salud de tu alma está en esta pregunta: “¿Qué te parece del Cristo?” ¿Es él para ti “mas hermoso que los hijos de los hombres”, “señalado entre diez mil”, “todo codiciable”? Donde Cristo es así estimado, todas las facultades del hombre espiritual se adiestran con energía. Yo juzgaré tu piedad por este barómetro: ¿qué lugar ocupa Cristo en tu pensamiento, elevado o bajo? Si has pensado livianamente de Cristo; si te has satisfecho con vivir sin su presencia; si su honor te ha importado poco; si has sido negligente con sus leyes, entonces sé que tu alma está enferma. ¡Dios quiera que no siga enferma hasta la muerte! Pero si el primer pensamiento de tu espíritu fue cómo honrar a Jesús, si el deseo cotidiano de tu alma halló expresión en las palabras de Job: “¡Oh! si supiese dónde hallarlo”, entonces te digo que, aunque tengas mil debilidades y conozcas apenas si realmente eres un hijo de Dios, yo tengo la persuasión de que, no obstante todo eso, estás seguro, pues Jesús es grande en tu estima. A mí no me importan tus harapos. Lo que me importa es lo que piensas del regio atavío de Cristo. No me interesan tus heridas, aunque ellas manen sangre a torrentes. Lo que me interesa es lo que tú piensas del Rey en su belleza. ¿Tiene él en tu corazón un trono glorioso y elevado? ¿Lo colocarías más alto si pudieras? ¿Quisieras tú desear morir si con eso pudieras añadir sólo una trompeta a los acordes que proclaman sus alabanzas? ¡Oh! entonces vas bien. Cualquiera sea el concepto que tengas de ti mismo, si Cristo es grande para ti, tú estarás con él antes de mucho. “Aunque todo el mundo se ría de mi elección, Jesús será mi porción. Ningún otro me satisface, pues él es el más hermoso entre los hermosos”.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Una conciencia limpia para la gloria de Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 28

“No he venido para meter paz, sino espada”. Mateo 10:34.

EL cristiano, sin duda, tendrá enemigos. El procurará desde luego no tener ninguno; pero, si por hacer lo recto y confiar en la verdad, llega a perder todos los amigos terrenales, no le importará mucho, pues su gran Amigo, que está en los cielos, le ofrecerá, por su fidelidad, una amistad más íntima y se manifestará a él más bondadosamente que nunca. ¡Oh! vosotros que habéis tomado su cruz, ¿no sabéis lo que dijo nuestro Señor? Dijo: “He venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su casa”. Cristo es el gran Pacificador, pero antes de la paz trae la guerra. Donde llega la luz, las tinieblas tienen que retirarse. Donde se hace presente la verdad, la mentira debe huir. Si se queda, se producirá un gran conflicto, pues la verdad no puede ni quiere bajar su bandera y, por lo tanto, la mentira tiene que ser puesta debajo de los pies. Si tú sigues a Cristo, todos los perros del mundo estarán ladrando tras tuyo. Si quieres vivir de tal manera como para soportar la prueba del último tribunal, ten por cierto que el mundo no hablará bien de ti. El que es amigo del mundo es enemigo de Dios. Pero si te muestras sincero y fiel para con el Altísimo, los hombres se sentirán ofendidos por tu inquebrantable fidelidad, pues ella es un testimonio contra sus iniquidades. Necesitarás el coraje de un león para proseguir, sin titubear, una carrera que convertirá a tus mejores amigos en tus peores enemigos. Pero, por amor a Jesús, debes ser valiente. Arriesgar reputación y afecto por causa de la verdad es un acto de tal naturaleza que para practicarlos constantemente necesitarás un grado tal de principio moral que sólo el Espíritu de Dios puede producir en ti. No vuelvas, sin embargo, tu espalda como un cobarde, sino muéstrate bravo. Sigue recta y varonilmente en las pisadas de tu Señor, pues él anduvo por este escabroso camino antes que tú. Mejor es una guerra breve y un descanso eterno que una falsa paz y un tormento eterno.

Charles Haddon Spurgeon.

martes, 27 de diciembre de 2016

LA SANTIDAD DE DIOS EN PERSONAS COMUNES - PR. MIGUEL NÚÑEZ

¿Está limpia tu conciencia? - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 27

“Jehová te guiará siempre”. Isaías 58:11.

“JEHOVÁ te guiará”. No te guiará un ángel, sino Jehová. Jehová había dicho que él no iría a través del desierto al frente de su pueblo, sino que enviaría a un ángel para que los guiara en el camino. Moisés respondió: “Si tu rostro no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. Cristiano, Dios no te ha dejado, en tu peregrinación, bajo el cuidado de un ángel, pues él mismo va a la cabeza. Quizás no veas la columna de nube ni la columna de fuego, pero, a pesar de ello, Jehová nunca te abandonará. Observa la construcción afirmativa del versículo: “Jehová te guiará”. ¡Cuán cierto es que Dios no nos abandonará! Sus preciosas promesas son mejores que los juramentos de los hombres. “No te dejaré ni te abandonaré”. Observa también el adverbio “siempre”. No debemos simplemente ser guiados algunas veces, sino tenemos que tener un instructor permanente. No tenemos que confiarnos de vez en cuando a nuestra capacidad y así vagar de un lado para otro, sino tenemos que oír continuamente la voz rectora del Gran Pastor. Si seguimos de cerca sus pasos, no erraremos, sino seremos guiados por un camino recto hacia una ciudad para habitar en ella. Si tienes que cambiar de posición en la vida; si tienes que emigrar a playas distantes; si por casualidad caes en pobreza o te elevas de repente a una posición más alta que la que ocupas ahora; si eres colocado entre extranjeros o echado entre enemigos, no tiembles, pues “Jehová te guiará siempre”. No hay dilema del que no serás librado si vives cerca de Dios y si tu corazón arde con santo amor. No anda mal el que anda en compañía de Dios. Anda tú con Dios, como lo hizo Enoc, y no errarás el camino. Tú cuentas para dirigirte, con una sabiduría infalible; para animarte, con un amor inmutable y para defenderte, con un poder eterno. “Jehová”, observa la palabra, “Jehová te guiará siempre”.

Charles Haddon Spurgeon.

lunes, 26 de diciembre de 2016

5 características del individuo más peligroso en tu iglesia (y 5 cosas que puedes hacer por él) - Erik Raymond

LA ESCUELA DEL DOLOR - Ps. Eugenio Piñero


Fuente: SANA DOCTRINA CRISTIANA

¿Estás bien con Dios? - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 26

“He aquí, yo estoy con vosotros todos los días”. Mateo 28:20.

EL Señor Jesús está en medio de su Iglesia y anda entre los candeleros de oro. Su promesa es: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días”. Jesús está tan realmente con nosotros ahora como lo estuvo con sus discípulos junto al lago cuando “vieron ascuas puestas y un pez encima de ellas y pan”. Aunque no en cuerpo, Jesús, sin embargo, está realmente con nosotros. Es esta una bendita verdad, pues donde Jesús está presente, el amor se inflama. De todas las cosas del mundo que pueden hacer arder el corazón, no hay ninguna igual a la presencia de Jesús. Una mirada suya nos conquista de tal manera que estamos prontos a decir: “Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vieron”. La fragancia de los áloes, de la mirra y de la casia que exhalan sus perfumados vestidos reconfortan al enfermo y al abatido. Si por un solo momento reclinamos nuestras cabezas en su bondadoso pecho y recibimos su divino amor en nuestros fríos corazones, no estaremos más fríos en la vida espiritual, sino arderemos como serafines y estaremos listos para trabajar y para sufrir. Si reconocemos que Jesucristo está con nosotros, todas nuestras facultades se desarrollarán y toda gracia se corroborará, y nos lanzaremos a servir al Señor con corazón, alma y poder. Esto demuestra que la presencia de Jesús será más sentida por los que son más semejantes a él. Si quieres ver a Cristo, tienes que desarrollarte conforme a su semejanza. Haz tuyos, por el poder del Espíritu, los deseos, los motivos, y los planes de acción de Cristo y, probablemente, serás favorecido con su presencia. Recuerda que la presencia de Jesús puede ser lograda. Su presencia es tan real como siempre. El se goza en estar con nosotros. Si él no llega, es porque, a causa de nuestra indiferencia, se lo impedimos. El se revelará en respuesta a nuestras ardientes oraciones y, bondadosamente, permitirá que lo detengamos con nuestras súplicas y con nuestras lágrimas, pues estas son las cadenas de oro que atan a Jesús a los suyos.

Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 25 de diciembre de 2016

3 palabras mejores que “Feliz Navidad” - Jani Ortlund

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 25

“Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizás habrán pecado mis hijos y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía Job todos los días”. Job 1:5.

LO que el patriarca hizo temprano, por la mañana, después de las fiestas familiares, sería bueno que lo hiciera el creyente para sí, antes de entregarse al reposo de la noche. En medio de la alegría de las reuniones familiares es fácil caer en pecaminosas liviandades y olvidar que somos cristianos. Esto no debiera ser así; pero, sin embargo, lo es. Nuestros días de fiesta rara vez son días de placer santificado; pues muy frecuentemente degeneran en diversión impía. Hay una forma de gozarse que purifica y santifica como si uno se bañara en los ríos del Edén. La santa gratitud debiera ser un medio tan enteramente santificador como lo es el dolor. ¡Ay de nuestros pobres corazones! pues los hechos demuestran que la casa del luto es mejor que la casa de la alegría. Ven, creyente, ¿en qué pecaste hoy? ¿Has olvidado tu soberana vocación? ¿Has pronunciado palabras ociosas y usado un lenguaje obsceno? Entonces confiesa el pecado y recurre al sacrificio. El sacrificio santifica. La preciosa sangre del Cordero sacrificado quita la culpa y limpia la contaminación de los pecados de ignorancia y de negligencia. Esta es la mejor terminación de un día de Navidad: lavarnos de nuevo en la fuente purificadora. Creyente, acércate frecuentemente a este sacrificio. Si él resulta efectivo para esta noche, lo será para todas las noches. Vivir cerca del altar es privilegio del sacerdocio real. Para los que constituyen este sacerdocio, el pecado, a pesar de ser grave, no es, sin embargo, causa de desesperación, pues los tales se acercan de nuevo a la víctima expiatoria y sus conciencias se limpian de las obras de muerte.
De cuantas faltas hoy he cometido,
Perdóname, Señor, por tu Hijo amado;
Contigo, con el prójimo y conmigo
Quede antes de dormir, reconciliado.

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 24 de diciembre de 2016


La navidad es el misterio más grande - David Mathis

Lo que se ve y lo que no se ve de la Navidad - Ps. Salvador Dellutri

LA PRUEBA - Pr. Harvey Martínez

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 24

“Manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”. Isaías 40:5.

ANTICIPEMOS el día feliz cuando todo el mundo se convertirá a Cristo; cuando los dioses paganos serán echados a los topos y a los murciélagos; cuando el papismo desaparecerá y la media luna de Mahoma entrará en su cuarto menguante, para que jamás proyecte sus funestos rayos sobre las naciones; cuando los reyes se inclinarán delante del Príncipe de paz y todas las naciones llamarán bendito a su Redentor. Algunos desesperan de esto. Miran el mundo como una embarcación que se rompe y se hace pedazos para nunca más volver a flotar. Sabemos que el mundo y todo lo que en él hay, tiene algún día que ser quemado, y, después, aguardamos nuevos cielos y nueva tierra; pero no podemos leer nuestras Biblias sin la convicción de que
Dominará Jesús el Rey,
En todo país do alumbra el sol.
No nos desalentemos por lo largo de su demora; no estamos descorazonados por el largo período de tiempo asignado por Jesús a la Iglesia, en el cual esta debe debatirse entre el escaso éxito y las frecuentes derrotas. Creemos que Dios nunca permitirá que este mundo, que ha visto una vez la sangre de Cristo derramada en la cruz, sea para siempre la plaza fuerte del diablo. Cristo vino a librar este mundo de la detestada dominación de los poderes de las tinieblas. ¡Qué exclamación habrá cuando los hombres y los ángeles se unan en pregonar: “Aleluya, aleluya; el Señor Dios omnipotente reina”! ¡Qué satisfacción experimentaremos ese día por haber tenido una parte en el combate, por haber ayudado a “quebrar las saetas del arco” y por haber contribuido a ganar la victoria a favor de nuestro Señor! ¡Felices los que confían en este victorioso Señor y combaten a su lado, haciendo la pequeña parte que les corresponde en el nombre y con el poder del Señor! ¡Cuán infelices son aquellos que están del lado del mal!, pues es ese un lado perdedor. Y perder en este combate significa perder y ser perdido para siempre. ¿En cuál lado estás tú?

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 23 de diciembre de 2016

HABACUC - Ps. Roberto Estupinian, Ps. Abelardo Muñoz, Ps. Alejandro Anchondo

Por qué sabemos tan poco acerca del nacimiento de Jesús - Tim Challies

“Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”.



Orando por la obediencia - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 23

“Tuya también es la noche”. Salmo 74:16.

SI, Señor, tú no renuncias a tu trono cuando el sol se pone, no abandonas el mundo en las largas noches de invierno, para que este sea presa del mal. Tus ojos nos vigilan como las estrellas y tus brazos nos cercan como cerca el zodiaco el firmamento. El rocío del blando sueño y todos los influjos de la luna están en tus manos, y tanto los sobresaltos como la quietud de la noche son iguales para ti. Esto me alienta mucho cuando velo en las altas horas de la noche o me muevo de un lado para otro en medio del dolor. Hay preciosos frutos producidos tanto por la luna como por el sol. Mi Señor puede hacer que yo sea un favorecido partícipe de ellos. Tanto la noche de la aflicción como los luminosos días del verano, cuando todo es gozo, están bajo la providencia y cuidado del Señor de Amor. Jesús está en la tempestad. Su amor envuelve la noche como un manto, pero para el ojo de la fe el manto negro es apenas un disfraz. Desde la primera vigilia de la noche hasta el amanecer del día, el eterno Guarda vigila a sus santos y dirige las sombras y el rocío de la noche para el mayor bien de los suyos. Nosotros no creemos en deidades del bien y del mal que luchan por tener el dominio, sino oímos la voz de Jehová que dice: “Formo la luz y creo las tinieblas; yo Jehová que hago todo esto”. Los tiempos tenebrosos de indiferencia religiosa y de pecado no están fuera del propósito divino. Cuando los altares de la verdad son profanados, los siervos del Señor lloran con amargo dolor, pero no pueden caer en la desesperación, porque las épocas más tenebrosas son regidas por el Señor y terminarán cuando él lo ordene. Lo que quizá parezca derrota para nosotros, puede ser victoria para él. “Aunque envueltos en oscura noche, sin percibir un solo rayo de luz, como el Señor está con nosotros, no tendremos ningún temor”.

Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 22 de diciembre de 2016

El lamento nos ayuda a aferrarnos a Él - Vaneetha Rendall Risner

Obediencia en acción - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 22

“La señal de sus hijos”. Deuteronomio 32:5.

¿Cuál es la señal secreta que denota infaliblemente a los hijos de Dios? Sería vana presunción decidir esto por nuestro propio juicio. Es la palabra de Dios la que nos revela esto, y donde tenemos por guía a la revelación, podemos andar con seguridad. Ahora bien, respecto a nuestro Señor, se nos dice que “a todos los que lo recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre”. Entonces, si he recibido a Cristo Jesús en mi corazón, soy un hijo de Dios. Esa recepción se describe en este versículo como “creer en el nombre de Jesucristo”. Por lo tanto, si creo en el nombre de Jesucristo, esto es, si simplemente confío de corazón en el Redentor, que fue crucificado, pero ahora es exaltado, entonces soy un miembro de la familia del Altísimo. Aunque no tenga ninguna otra cosa, si tengo esto, tengo el privilegio de llegar a ser un hijo de Dios. Nuestro Señor Jesús expresa esto en esta otra forma: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen”. Aquí tenemos todo en pocas palabras. Cristo se manifiesta como pastor a sus ovejas, no a las otras. Tan pronto como Jesús se manifiesta, sus ovejas le conocen, confían en él y se preparan para seguirle. El las conoce a ellas y ellas lo conocen a él; es decir, hay un conocimiento mutuo, hay entre ellos una revelación permanente. Así, la única señal, la segura señal, la infalible señal de la regeneración y de la adopción es una fe de corazón en el Redentor. Lector, ¿dudas?, ¿no tienes seguridad de llevar la secreta señal de los hijos de Dios? Entonces, no dejes pasar un momento sin decir: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón”. Te imploro que no bromees con estas cosas. Si quieres bromear, bromea con cosas de secundaria importancia: con tu salud, si así lo deseas, o con tus bienes. Pero en cuanto a tu alma, a tu alma inmortal y su destino eterno, te ruego que te conduzcas seriamente. Asegúrate la eternidad confiando en Jesús.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

La prueba decisiva del amor - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Federico y Mayra Ortiz

El Mejor De Los Regalos | Emanuel Betances



LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 21

“Y te vestí de bordado y te calcé con tejón y ceñíte de lino fino y te vestí de seda”. Ezequiel 16:10.

¡MIRA con qué incomparable generosidad el Señor provee de atavío a los suyos! Estos están tan bien adornados que casi se observa a la divina pericia produciendo un bordado sin igual, en el que todos los atributos tienen su parte, y en el que toda la belleza divina es revelada. Ningún arte puede compararse al arte desplegado en nuestra salvación; ningún hábil trabajo es igual al que se ve en la justificación de los santos. La justificación ha monopolizado las plumas eruditas de la Iglesia de todos los siglos, y será el tema admirado en la eternidad. En verdad, Dios “hizo esa obra primorosamente”. En toda esta elaboración está mezclada la utilidad con la durabilidad, la que puede compararse con nuestro estar calzados con tejón. El animal aquí mencionado es desconocido, pero su piel cubrió el tabernáculo y formó uno de los cueros más finos y fuertes que se conocen. La justicia que es de Dios por la fe, permanece para siempre y el que se calza con esta divina preparación andará por el desierto con seguridad y aun, quizás, pueda poner su pie sobre el león y el basilisco. La pureza y dignidad de nuestra vestidura están representadas por el lino fino. Cuando el Señor santifica a los suyos, estos se cubren, como los sacerdotes, de blanco inmaculado; ni aun la nieve misma sobrepasa esa blancura. Los tales son a los ojos de los hombres y de los ángeles seres puros y aún ante los ojos del Señor aparecen sin mancha. Además, ese atavío real es delicado y rico como la seda. Para adquirirlo, no se miró en gastos; no se le rehusó hermosura; no se le negó elegancia. ¿Qué, pues? ¿No sacamos de esto ninguna inferencia? Sin duda, hay gratitud que debe sentirse y gozo que debe expresarse. ¡Ven, corazón mío, no rehúses tu aleluya vespertino! ¡Afina tus flautas! ¡Toca tus cuerdas!

Charles Haddon Spurgeon.