Versículo para hoy:

jueves, 31 de marzo de 2016

Guarda de mi hermano - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Voddie Baucham

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 31

“Tomando luego Rispa hija de Aja un saco, tendióselo sobre un peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó á ninguna ave del cielo asentarse sobre ellos de día, ni bestias del campo de noche.” 2 Samuel 21:10.

SI el amor de una mujer hacia sus muertos hijos pudo hacer que ella prolongase su triste vigilia por tan grande tiempo, ¿nos cansaremos nosotros de considerar los sufrimientos de nuestro bendito Señor? Ella ahuyentó las aves rapiña. ¿No disiparemos nosotros de nuestras meditaciones los pensamientos mundanos y pecaminosos que manchan nuestras mentes y los sagrados temas en los cuales estamos ocupados? ¡Fuera, pájaros de mal vuelo! ¡Dejad el sacrificio! Rispa soportó sola y sin refugio los calores del verano, el rocío de la noche y las lluvias. El sueño había huido de sus llorosos ojos; su corazón estaba demasiado lleno como para dormitar. ¡Ved cómo amaba a sus hijos! ¡Así soportó Rispa! ¿Y nosotros nos retiraremos ante el primer inconveniente o prueba? ¿Somos tan cobardes que no podemos resignarnos a sufrir con nuestro Señor? Rispa ahuyentó aun a las fieras con un coraje no común en su sexo. ¿Y nosotros no estaremos prontos a hacer frente a cualquier enemigo por amor a Jesús? Estos hijos de Rispa fueron muertos por manos extrañas, sin embargo ella lloró y veló. ¿Qué debemos, pues, hacer nosotros que a causa de nuestros pecados crucificamos a nuestro Señor? Nuestras obligaciones son ilimitadas; nuestro amor debiera ser ferviente y nuestro arrepentimiento completo. Velar con Jesús debiera ser nuestra ocupación, permanecer cerca de la cruz, nuestro solaz. Aquellos horribles cadáveres bien podían espantar a Rispa, especialmente por la noche, pero en nuestro Señor, al pie de cuya cruz estamos sentados, no hay nada repugnante, sino todo es atractivo. Nunca hubo una belleza viviente tan encantadora como la del Salvador agonizante. Jesús, nosotros velaremos contigo aun un poco más, y tú revélate benignamente a nosotros; entonces no nos sentaremos bajo cilicio sino en un regio pabellón.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Filosofías en conflicto - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 30

“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”. Lamentaciones 3:40.

LA esposa que tiernamente ama a su ausente esposo ansía su regreso; una prolongada separación de su señor es para su espíritu como media muerte. Así acontece con las almas que aman mucho al Salvador: tienen que ver su faz; no pueden soportar que él esté en los montes de Bether y las deje privadas de su comunión. Una mirada de reproche, un dedo levantado, será penoso para sus amantes hijos que temen ofender a su tierno padre y que sólo son felices en su sonrisa. Amado, así fue una vez contigo. Un texto de las Escrituras, una amenaza, un toque de la vara de la aflicción, y, en seguida, fuiste a los pies de tu Padre clamando: “Muéstrame por qué pleiteas conmigo”. ¿Pasa así ahora? ¿Estás contento de seguir a Jesús de lejos? ¿Puedes contemplar sin alarmarte una comunión con Cristo interrumpida? ¿Puedes tolerar que tu Amado ande en sentido contrario al tuyo, porque tú andas en sentido contrario al de él? ¿Han hecho tus pecados separación entre ti y tu Dios y tu corazón está tranquilo? ¡Oh!, permíteme exhortarte cariñosamente, porque es penoso que podamos vivir tranquilamente sin el presente goce del rostro del Salvador. Esforcémonos por sentir cuán malas son estas cosas: poco amor a nuestro agonizante Salvador, poco gozo en nuestro precioso Jesús, poco compañerismo en el Amado. Celebra una verdadera pascua en tu alma, mientras te lamentas de la dureza de tu corazón. ¡No te detengas en el lamento! Recuerda dónde recibiste la salvación. Ve enseguida a la cruz. Allí y sólo allí puedes lograr que tu espíritu se anime. No importa cuán duros, cuán insensibles, cuán muertos nosotros hemos llegado a ser. Vayamos otra vez con todos los andrajos, pobreza y contaminación de nuestra condición natural. Abracemos aquella cruz, fijémonos en aquellos lánguidos ojos, bañémonos en aquella fuente llena de sangre. Esto nos hará retornar al primer amor; esto restaurará la sencillez de nuestra fe y el afecto de nuestro corazón.


Charles Haddon Spurgeon.

martes, 29 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 29

“Llamélo, y no me respondió”. Cantares 5:6.

LA oración a veces aguarda, a semejanza de un peticionario que está en la puerta, hasta que el Rey sale a llenar su seno con las bendiciones que busca. Cuando el Señor ha dado gran fe ha solido probarla por grandes demoras. El ha permitido que las palabras de sus siervos volvieran a sus propios oídos como si pegaran en un cielo de bronce. Sus siervos golpearon en la áurea puerta, pero esta ha permanecido sin abrirse, como si sus goznes se hubiesen aherrumbrado; y, con Jeremías, han clamado: “Te cubriste de nube, porque no pasase la oración nuestra”. Así los verdaderos santos han continuado por mucho tiempo en paciente espera, sin recibir contestación, no porque sus oraciones no fuesen fervorosas, ni porque fuesen inaceptables, sino porque así le plugo a él, que es soberano, y que da de acuerdo con su voluntad. Si a él le place ordenar que nuestra paciencia sea ejercitada, ¿no hará como le place con los suyos? Los mendigos no deben elegir el tiempo, el lugar o la forma en que el favor se les concederá. Pero debemos tener cuidado de no considerar las demoras en la oración como negaciones. Los cheques de Dios, con fechas atrasadas, serán pagados puntualmente. No podemos permitir que Satán debilite nuestra confianza en el Dios de la verdad, señalando nuestras oraciones no contestadas. Las peticiones no contestadas no indican que no han sido oídas. Dios tiene nuestras oraciones en una papelera; ellas no serán llevadas por el viento, sino atesoradas en los archivos del Rey. Este es un registro en la corte celestial donde cada oración es recordada. Probado creyente, tu Señor tiene una redoma, en la cual las costosas lágrimas de sagrado dolor son echadas, y un libro donde tus santos gemidos son registrados. Pronto tu súplica prevalecerá. ¿No puedes conformarte con esperar un poco? ¿No será el tiempo del Señor mejor que el tuyo? El aparecerá pronto para el gozo de tu alma y te hará quitar el saco y la ceniza de tu larga espera y te vestirá el escarlata y fino lino de pleno goce.


Charles Haddon Spurgeon.

Prendas piadosas - Nancy DeMoss de Wolgemuth

lunes, 28 de marzo de 2016

La prueba - Nancy DeMoss de Wolgemuth


Tomado de Nancy Leigh DeMoss. Programa radial emitido Marzo 28, 2016. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 28

“En olor de suavidad os aceptaré”. Ezequiel 20:41.

LOS méritos de nuestro gran Redentor son como suave olor para el Altísimo. Ya hablemos de la justicia activa de Cristo o de la pasiva hay en ellas igual fragancia. Hay un olor suave en su vida activa por el cual honró la ley de Dios e hizo que cada precepto brillase como preciosa joya en el puro engaste de su propia persona. Tal era también su obediencia pasiva, cuando soportó con callada sumisión hambre y sed, frío y desnudez y, al fin, sudor de grandes gotas de sangre en el Getsemaní; cuando dio su espalda a los heridores y sus mejillas a los que le mesaban el cabello y fue colgado en el cruel madero para que sufriese la ira de Dios en nuestro lugar. Estas dos cosas son suaves delante del Altísimo; y en consideración de sus obras y de su muerte, de sus sufrimientos en lugar del pecador y de su obediencia vicaria, el Señor nuestro Dios nos acepta. ¡Qué preciosidad debe haber en él para superar nuestra falta de preciosidad! ¡Qué suave olor para quitar todo nuestro mal olor! ¡Qué poder purificador en su sangre para quitar pecados como los nuestros! ¡Y qué gloria en su justicia para hacer que criaturas tan inaceptables fuesen aceptas en el Amado! ¡Observa, creyente, cuán segura e inmutable debe ser nuestra aceptación, cuando esta es en él! Cuídate de no dudar nunca de tu aceptación en Jesús. Tú no puedes ser aceptado sin Cristo, pero cuando has recibido sus méritos no puedes dejar de serlo. A pesar de todas tus dudas, y temores y pecados, el ojo bondadoso de Jehová nunca te mira con ira. Aunque él ve pecado en ti, en ti mismo, sin embargo, cuando te mira a través de Cristo, él no ve pecado. Tú eres siempre acepto en Cristo, siempre eres bendito y amado para el corazón del Padre. Eleva un cántico, pues; y a medida que veas el humeante incienso de los méritos del Salvador subir esta noche delante del trono de zafiro, deja que el incienso de tu alabanza suba también.


Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 27 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 27

“Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores”. Mateo 15:27.

ESTA mujer halló aliento en su miseria, al pensar en Cristo en forma elevada. El Maestro había hablado acerca del pan de los hijos: “Ahora bien –arguyó ella-; como tú eres el dueño de la mesa de la gracia, sé que también eres un generoso administrador y que, sin duda, hay abundancia de pan en tu mesa. Habrá tal abundancia para los hijos que quedarán también migas para arrojar en el suelo a los perros, y los hijos no lo pasarán peor porque los perros se alimenten”. Ella pensaba en Jesús como en uno que mantenía una mesa tan buena que todo lo que ella necesitaba, era sólo una migaja en su comparación. Recuerda, sin embargo, que lo que ella necesitaba era que el demonio saliera de su hija. Esto era para ella una cosa grande, pero, como tenía un alto concepto de Cristo, dijo: “Esto es nada para él; es sólo como dar una migaja”. Este es el camino real hacia el aliento. El tener pensamientos exagerados en cuanto a tus pecados, sólo puede llevarte a la desesperación; pero el tener conceptos elevados de Cristo te dirigirá al puerto de paz. “Mis pecados son muchos; pero, oh, para Jesús es nada quitarlos todos. El peso de mi culpa me aplasta como aplastaría a un gusano el pie de un gigante; pero esa culpa no es más que una partícula de polvo para él porque él ya llevó su maldición en su cuerpo sobre la cruz. El darme plena redención será una insignificante cosa para él, aunque el recibirla será para mi una infinita bendición”. La mujer abre la boca de su alma muy ampliamente, esperando grandes cosas de Jesús, y él la llena con su amor. Querido lector, haz lo mismo. Ella reconoció lo que Cristo le dijo, pero se prendió fuertemente de él y extrajo argumentos aun de sus duras palabras. Ella creyó grandes cosas de él y así lo conquistó. Ganó la victoria creyendo en él. Su caso es un ejemplo de fe victoriosa. Si queremos vencer como ella, debemos imitar sus tácticas.


Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 26 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 26

“Cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Marcos 8:38.


SI hemos sido partícipes con Jesús en la afrenta, lo seremos también en el esplendor que lo rodeará cuando venga de nuevo en gloria. ¿Eres tú, amado, uno con Cristo Jesús? ¿Te liga a él una unión vital? Entonces hoy estás con él en la afrenta; has tomado su cruz y sales con él fuera del real llevando su vituperio. Sin duda, tú estarás con él cuando la cruz sea cambiada por la corona. Júzgate a ti mismo esta noche, pues si tú no estás con él en la regeneración, tampoco estarás con él cuando venga en su gloria. Si te apartas del lado obscuro de la comunión, no entenderás su brillante y feliz período cuando el Rey venga y todos sus santos ángeles con él. ¡Qué!, ¿ángeles con él? Sin embargo, “él no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó”. ¿Los santos ángeles están con él? Ven, alma mía, si tú, en verdad, eres su amada, no puedes estar lejos de él. Si sus amigos y vecinos son llamados repetidamente a ver su gloria, ¿qué piensas tú que estás desposada con él? ¿Estarás alejada? Aunque sea este un día de juicio, sin embargo, no es posible que estés lejos de aquel corazón que, habiendo admitido en su intimidad a los ángeles, te ha admitido también a ti en la misma relación. ¿No te ha dicho él, ¡oh! alma mía, “Yo te desposaré en justicia, y juicio, y misericordia”? ¿No han dicho sus propios labios “Yo te desposaré y mi placer está en ti”? Si los ángeles, que son sólo amigos y vecinos, estarán con él, es también muy cierto que su amada Hephzibah, en quien está todo su placer, estará junto a él y se sentará a su diestra. Aquí hay una estrella matutina de esperanza para ti, de tan marcada brillantez, que bien puede iluminar la más oscura y desolada experiencia.


Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 25 de marzo de 2016

La historia de la Pascua - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Max McLean

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 25

“El Hijo del Hombre”. Juan 3:13.

¡CUAN constantemente nuestro Maestro usa el título “Hijo del Hombre”! Si él hubiese querido, podría siempre haber hablado de sí mismo como el Hijo de Dios, el Padre Eterno, Admirable, el Consejero, el Príncipe de la Paz. Pero, ¡he aquí la humildad de Jesús! El prefiere llamarse el Hijo del Hombre. Aprendamos de nuestro Salvador una lección de humildad. No ambicionemos nunca grandes títulos ni grados presuntuosos. Hay aquí, sin embargo, un pensamiento más hermoso. Tanto ama Jesús la naturaleza humana que se complace en honrarla; y ya que es un alto honor y, en realidad, la más grande dignidad de la naturaleza humana que Jesús sea el Hijo del Hombre, Jesús suele poner de manifiesto este nombre para prender –por así decirlo- regias estrellas en el pecho de la naturaleza humana y mostrar el amor de Dios a la simiente de Abraham. Hijo del Hombre. Siempre que él pronuncia esta palabra coloca una aureola en torno de la cabeza de los hijos de Adán. Sin embargo, hay quizás aún, un pensamiento más precioso. Jesucristo se llama a sí mismo el Hijo del Hombre para expresar su unidad y simpatía con su pueblo. El nos recuerda así que él es uno a quien podemos acercarnos sin temor. Como hombre que es, podemos llevarle todos nuestros pesares y aflicciones, pues él los conoce por experiencia. Porque él mismo ha sufrido como el “Hijo del Hombre” es poderoso para socorrernos y confortarnos. ¡Salve, bendito Jesús! Es para nosotros una querida demostración de tu gracia, de tu humildad y de tu amor el que tú siempre emplees el dulce nombre que manifiesta que tú eres un hermano y un pariente cercano:
Un amigo hay más que hermano
Cristo el Señor;
Quien llevó en el cuerpo humano
Nuestro dolor.
Este amigo moribundo,
Padeciendo por el mundo
Demostró su amor profundo:
¡Dadle loor!

Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 24 de marzo de 2016

Consumado es - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 24

“En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu”. Lucas 10:21.

EL Salvador era “varón de dolores”, pero toda mente que piensa descubre que en lo íntimo de su alma él tenía un inagotable tesoro de gozo refinado y celestial. En la raza humana nunca hubo un hombre que tuviese una paz más profunda, más pura o más permanente que nuestro Señor Jesucristo. “El fue ungido con óleo de alegría más que sus compañeros”. Su benevolencia debe, por la misma naturaleza de las cosas, haberle dado los más profundos deleites posibles, porque la benevolencia es gozo. Hay algunas notables sazones cuando este gozo se manifiesta espontáneamente. “En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra”. Cristo tuvo sus cánticos, aunque lo rodeaban tinieblas. Aunque su rostro estaba desfigurado y su semblante había perdido el brillo de la felicidad terrena, sin embargo, algunas veces, al pensar en la “remuneración del galardón”, su rostro se encendía con un incomparable esplendor de satisfacción sin paralelo, y elevaba a Dios su alabanza en medio de la congregación. En esto el Señor Jesús es una bendita representación de su Iglesia en la tierra. En esta hora, la Iglesia espera vivir en simpatía con su Señor a lo largo de un camino espinoso; a través de mucha tribulación está forzando su marcha hacia la corona. Llevar la cruz es su cometido; y ser despreciada y ser considerada extraña por los hijos de su madre es su suerte. Sin embargo, la Iglesia tiene un profundo manantial de gozo, del que ninguno puede beber sino sus propios hijos. Hay depósitos de vino, de aceite y granos ocultos en medio de nuestra Jerusalén, de los cuales los santos de Dios son siempre alimentados y nutridos; y algunas veces, como en el caso de nuestro Salvador, tenemos nuestros tiempos de intenso deleite, porque “del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios”. Aunque estemos exiliados, nos regocijamos en nuestro Rey; sí, en él nos regocijamos grandemente, mientras en su nombre enarbolamos nuestras banderas.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Jesús es un líder de adoración - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 23

"Os digo que si estos callaren las piedras clamarán". Lucas 19:40.


PERO, ¿podrían las piedras clamar? Sin duda podrían hacerlo si el que abrió la boca al mudo les ordenara levantar sus voces. A la verdad, si ellas hablaran, tendrían mucho que testificar en alabanza del que las creó por la palabra de su poder; podrían exaltar la sabiduría y el poder de su Hacedor que las llamó a la existencia. ¿No hablaremos nosotros bien del que nos hizo de nuevo y del que de las piedras levantó hijos de Abraham? Las rocas antiguas podrían contarnos del caos y del orden y de la obra de Dios en las sucesivas etapas del drama de la creación. ¿Y nosotros no podemos hablar de los mandamientos de Dios, de su gran obra en los tiempos antiguos en todo lo que él hizo por su Iglesia en los días pasados? Si las piedras hablaran podrían hablar de su rompedor, cómo él las tomó de la cantera y las dispuso para el templo. ¿Y no podemos hablar nosotros de nuestro glorioso Rompedor, que rompió nuestros corazones con el martillo de su palabra para que pudiese edificarnos en su templo? Si las piedras clamaran magnificarían a su edificador, quien las pulió y adaptó según las semejanzas de un palacio. ¿Y no hablaremos nosotros de nuestro Arquitecto y Edificador, que nos colocó en nuestro lugar, en el templo del Dios vivo? Si las piedras pudiesen clamar tendrían una larga historia que contar a modo de memorial, porque muchas veces una gran piedra ha sido revuelta como un memorial delante del Señor. Y nosotros también podemos testificar de Eben-Ezeres, piedras de ayuda, pilares de recuerdos. Las quebradas piedras de la ley claman contra nosotros, pero Cristo mismo, que quitó la piedra de la puerta del sepulcro, habla por nosotros. Bien pueden las piedras clamar, pero nosotros no lo permitiremos. Silenciaremos su clamor con el nuestro; prorrumpiremos en cantos sagrados y bendeciremos la majestad del Altísimo todos nuestros días, glorificando al que es llamado por Jacob el Pastor y la Roca de Israel.

Charles Haddon Spurgeon.

martes, 22 de marzo de 2016

Cuando te sientes sola - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 22

“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo”. Juan 17:24.

¡OH!, muerte, ¿por qué tocas al árbol bajo cuyas frondosas ramas reposa el cansado? ¿Por qué arrebatas de la tierra al bueno en quien está todo nuestro placer? Si tienes que usar el hacha, úsala con los árboles que no dan fruto; se te agradecerá en ese caso. Pero, ¿por qué has de talar los hermosos cedros del Líbano? ¡Oh!, detén tu hacha y perdona al justo. Pero no, esto no puede ser; la muerte hiere al más bueno de nuestros amigos. El más generoso, el más consagrado, el más santo, el más piadoso debe morir. ¿Y por qué? Por esta prevaleciente oración de Jesús: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo”. Es a causa de esta oración que son llevados al cielo en alas de águila. Toda vez que un creyente asciende de esta tierra al paraíso, la oración de Jesús tiene su respuesta. Un anciano teólogo dice que muchas veces Jesús y los suyos elevan oraciones opuestas. Tú doblas las rodillas en oración y dices: “Padre, quiero que tus santos estén conmigo donde yo estoy”. Cristo, por su parte dice: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos también estén conmigo”. Así el discípulo está en oposición con su Señor. El alma no puede estar en dos lugares. El ser amado no puede estar con Cristo y contigo a la vez. ¿Quién ganará la batalla? Si el Rey bajara de su trono y dijera: “Aquí hay dos suplicantes cuyas peticiones son opuestas. ¿A cuál de ellas daré la respuesta?” Estoy seguro, aunque te sería doloroso, que responderías: “Jesús, no mi voluntad, sino la tuya sea hecha”. Tú pondrías fin a la oración a favor de la vida de tus seres queridos si supieras que Cristo está orando opuestamente, diciendo al Padre: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo”. Señor, tú los tendrás, por fe te los entrego.

Charles Haddon Spurgeon.

lunes, 21 de marzo de 2016

Soy un gusano - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 21

“¿Podrás tú impedir las delicias de las Pléyades o desatarás las ligaduras del Orión?” Job 38:31.

SI estamos inclinados a gloriarnos de nuestras habilidades, la grandeza de la naturaleza nos mostrará cuán pequeños somos. Nosotros no podemos mover la menor de las titilantes estrellas o apagar siquiera uno de los destellos de la mañana. Hablamos de poder, pero los cielos se ríen de nosotros, burlándonos. Cuando las Pléyades brillan en primavera con gozo vernal, nosotros no podemos limitar sus influencias, y cuando Orión reina en lo alto y el año está atado con las cadenas del invierno, nosotros no podemos aflojar sus heladas ligaduras. Las estaciones se suceden de acuerdo con lo que Dios determinó; ni aún toda la especie humana podría introducir en ellas un cambio. Señor, ¿qué es el hombre? Tanto en lo espiritual como en lo material el poder del hombre está limitado en todo sentido. Cuando el Espíritu Santo derrama sus encantos en el alma, ninguno puede perturbarla; todas las astucias y las malicias de los hombres son ineficaces para detener el vivificante poder del consolador. Cuando él determina visitar a una iglesia y avivarla, los enemigos más inveterados no pueden resistir la buena obra. Ellos pueden ridiculizarla, pero no pueden restringirla, como tampoco pueden hacer retroceder la primavera cuando las Pléyades marcan la hora. Dios lo quiere y así debe ser. Por otra parte, si Dios en su soberanía o en su justicia ata a un hombre, de modo que se halle en esclavitud de alma, ¿quién lo puede libertar? El sólo puede quitar el invierno de muerte espiritual de un individuo o de su pueblo. El desata las ligaduras del Orión; y ninguno sino él puede hacerlo. ¡Oh, si él realizara el portento esta noche! Señor, pon fin a mi invierno y haz que empiece mi primavera. Yo no puedo con todas mis ansias levantar mi alma de la muerte y del sopor, pero todas las cosas son posibles para ti. Yo necesito celestiales influencias, claros destellos de tu amor, los fulgores de tu gracia, la luz de tu rostro: estas cosas son Pléyades para mí. Yo sufro mucho por el pecado y la tentación; estos son mis signos invernales, mi terrible Orión. Señor, obra maravillas en mí y por mí. Amén.

Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 20 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 20

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia”.   Efesios 5:25.

¡QUÉ precioso ejemplo da Cristo a sus discípulos! Pocos maestros podrían atreverse a decir: “Si quieres practicar mi doctrina, imita mi vida”. Pero como la vida de Cristo es exacta transcripción de la perfecta virtud, él puede señalarse a sí mismo como modelo de santidad y como maestro de la misma. El cristiano debiera tomar como modelo sólo a Cristo. No debemos estar satisfechos hasta que reflejemos la gracia que estaba en él. Como esposo, el cristiano debe fijarse en Cristo y obrar de acuerdo con ese modelo. El verdadero cristiano debe ser un esposo tal como Cristo lo fue para su Iglesia. El amor de un esposo es especial. El Señor abriga para con su Iglesia un afecto peculiar, que la eleva sobre el resto de la humanidad. “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo”. La elegida Iglesia es la favorita del cielo, el tesoro de Cristo, la corona de su cabeza, el brazalete de su brazo, el pectoral de su corazón, el mismo centro y esencia de su amor. Un esposo debiera amar a su esposa con un amor constante, pues así Jesús ama a su Iglesia. El no varía en su afecto. El puede cambiar la forma de manifestar su afecto, pero el afecto en sí es siempre el mismo. Un esposo debiera amar a su esposa con un amor permanente, porque nada “podrá apartarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Un verdadero esposo ama a su esposa con un amor de corazón, ferviente e intenso. No es un mero culto de labios. ¡Ah!, amado, ¿qué más podía Cristo hacer en prueba de su amor que lo que hizo? Jesús tiene un amor deleitoso para con su esposa. El estima el amor de su esposa y se deleita con ella con agradable complacencia. Creyente, tú te maravillas del amor de Jesús, te admiras de él, pero ¿lo estás imitando? En tus relaciones familiares, ¿es “como Cristo amó a la Iglesia” la regla y la medida de tu amor?

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 19 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 19

“Y comió hasta que se hartó y le sobró”. Rut 2:14.

CUANDO tenemos el privilegio de comer el pan que Jesús da, nos sentimos, como Rut, satisfechos con el abundante y sabroso alimento. Cuando Jesús es el que hospeda, ningún convidado se levanta vacío de su mesa. Nuestra cabeza se siente satisfecha con la preciosa verdad que Cristo revela; nuestro corazón se siente contento con Jesús, como el muy deseado objeto del amor; nuestra esperanza se siente satisfecha, porque, ¿a quién tenemos en el cielo sino a Jesús? Nuestro deseo queda satisfecho, porque, ¿qué podemos nosotros desear más que “conocer a Cristo y ser hallado en él”? Jesús llena nuestra conciencia hasta quedar en perfecta paz. Llena nuestro juicio con la persuasión de la certidumbre de sus enseñanzas; nuestra memoria, con los recuerdos de lo que él ha hecho y nuestra imaginación, con la esperanza de lo que aún ha de hacer. Como Rut “se hartó y le sobró”, así acontece con nosotros. Hemos absorbido profundos tragos; hemos pensado que podíamos ingerir todo lo que Cristo nos da, pero cuando hicimos lo que pudimos, tuvimos que dejar un gran sobrante. Nos hemos sentado a la mesa del amor del Señor y dijimos: “nada sino lo infinito podrá alguna vez satisfacerme; soy un pecador tan grande que tengo que tener méritos infinitos para lavar mis pecados”. Pero alcanzamos el perdón de nuestros pecados y vimos que había méritos de sobra. Nuestra hambre quedó satisfecha en la fiesta del sagrado amor, y hallamos que había una superabundancia de alimento que sobraba. Hay ciertas cosas hermosas en la Palabra de Dios que todavía no hemos gustado y que estamos obligados a dejarlas por ahora, porque somos semejantes a los discípulos a quienes Jesús dijo: “Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar”. Sí, hay gracias que no hemos obtenido, lugares de comunión más estrecha con Cristo que no hemos alcanzado y alturas de comunión que nuestros pies no escalaron. En el mismo banquete de amor hay muchos cestos con pedazos dejados. Magnifiquemos la liberalidad de nuestro glorioso Booz.

Charles Haddon Spurgeon.

viernes, 18 de marzo de 2016

Cuando Dios parece no responder - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 18

“Como el Padre me amó, también yo os he amado”. Juan 15:9.

COMO el Padre ama al Hijo, así Jesús ama a los suyos. ¿Cómo lo hace? Así: Dios ama al Hijo siempre; de la misma manera Jesús ama a los suyos. “Con amor eterno te he amado”. Se puede señalar el principio del afecto humano; se puede hallar fácilmente el principio de nuestro amor a Cristo pero su amor para con nosotros es una corriente cuya fuente está escondida en la eternidad. Dios el Padre ama a Jesús sin cambio alguno. Cristiano, aliéntate en esto; no hay cambio en el amor de Jesús para los que descansan en él. Ayer estabas en el monte Tabor y decías: “El me ama”. Hoy estás en el valle de la humillación, pero él te ama lo mismo. Sobre el monte de Mizhar y entre los Hermonitas oyes su voz que te habla dulcemente con las notas amorosas de la tórtola, y ahora sobre el mar o en el mar, cuando todas sus ondas y sus olas pasan sobre ti, su corazón permanece fiel a su antigua elección. El Padre ama al Hijo sin término alguno, y así el Hijo ama a los suyos. Santo, no tienes que temer que se afloje la cuerda de plata, pues su amor por ti nunca cesará. Descansa confiado en que aún hasta el sepulcro Cristo irá contigo y que, al levantarte de allí otra vez, él te guiará a los collados celestiales. Además, el Padre ama al Hijo sin medida, y lo mismo hace el Hijo con sus escogidos. El corazón entero de Cristo está dedicado a su pueblo. El nos amó y se dio a sí mismo por nosotros. El suyo es un amor que sobrepuja todo entendimiento. ¡Ah!, en verdad, nosotros tenemos un Salvador inmutable, un precioso Salvador, uno que ama sin medida, sin cambio, sin principio y sin fin, es decir, como el Padre lo ama a él. Hay aquí mucho alimento para los que saben cómo digerirlo. Que el Espíritu Santo nos introduzca en su meollo y grosura.

Charles Haddon Spurgeon.

jueves, 17 de marzo de 2016

La esperanza es una Persona - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Paul David Tripp

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 17

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9.

ES esta la séptima de las bienaventuranzas, y el número siete, entre los hebreos, era el número de la perfección. Puede ser que el Salvador colocara al pacificador en el séptimo lugar, porque este se parece más al hombre perfecto en Cristo Jesús. El que desee tener perfecta felicidad, hasta donde esta pueda ser gozada sobre la tierra, debe alcanzar esta séptima bienaventuranza y convertirse en pacificador. Hay también un significado en la posición del texto. El verso que precede habla de la bienaventuranza de “los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Es bueno que entendamos que primero debemos ser “limpios” y después “pacificadores”. Ser pacificador no significa tener un pacto con el pecado o tolerar el mal. Debemos poner nuestros rostros como pedernales contra todo lo que es contrario a Dios y a su santidad. Si la pureza está arraigada en nuestras almas, entonces podemos pasar a ser pacificadores. Aun el verso que sigue parece haber sido puesto allí con un propósito. Por más que seamos pacíficos en este mundo, seremos, no obstante, calumniados y mal comprendidos. Y no hay que sorprenderse, pues aun el Príncipe de la paz trajo fuego sobre la tierra. El mismo, aunque amó a la humanidad y no hizo maldad, fue “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto”. Por eso, para que los pacíficos de corazón no se sorprendan cuando se encuentren con enemigos, se dice en el siguiente verso: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. Así, los pacificadores, no sólo son declarados bienaventurados, sino rodeados de bendiciones. ¡Señor, danos gracia para ascender hasta esta séptima bienaventuranza! Purifica nuestras mentes para que podamos ser “primero puros, y luego pacíficos”, y fortifica nuestras almas para que nuestra condición de pacíficos no nos conduzca a la cobardía y a la desesperación cuando por tu causa seamos perseguidos.

Charles Haddon Spurgeon.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Cuando la gracia te envía a la tormenta - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Paul David Tripp

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 16

“Detén asimismo a tu siervo de las soberbias”. Salmo 19:13.

TAL era la oración del “hombre según el corazón de Dios”. ¿Necesitó el santo David orar así? ¡Cuán necesaria entonces debe ser tal oración para nosotros, niños en la gracia! Es como si dijese: “Detenme, de lo contrario caeré de cabeza en el precipicio del pecado”. Nuestra naturaleza pecaminosa, semejante a un caballo indómito, está propensa a desbocarse. Que la gracia de Dios le ponga la brida para frenarla, a fin de que no caiga en el mal. ¡Qué podríamos hacer, aun los mejores de nosotros, si no fuera por los frenos que el Señor pone en nosotros en su providencia y en su gracia! La oración del salmista es dirigida contra la peor forma de pecado: el que es cometido con deliberación e intención. Aun el más santo necesita ser “retraído” de las transgresiones más viles. Es solemne ver al apóstol Pablo exhortar a los santos contra los más repugnantes pecados, “Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia y avaricia, que es idolatría”. ¡Qué! ¿Los santos necesitan ser exhortados contra pecados como estos? Sí, necesitan. Las vestiduras más blancas serán perjudicadas con las manchas más negras si su pureza no es preservada por la gracia divina. Cristiano experimentado, no te gloríes en tu experiencia; pues tropezarás si apartas la mirada de Aquel que es poderoso para guardarte sin caída. Vosotros, cuyo amor es ferviente, cuya fe es constante y cuyas esperanzas son brillantes, no digáis: “Nunca pecaremos”; decid más bien: “No nos metas en tentación”. Hay suficiente estopa en el corazón de los mejores hombres como para encender un fuego que abrase hasta lo más bajo del infierno, si Dios no apaga las chispas a medida que caen. ¿Quién hubiese imaginado que el justo Lot podría ser hallado borracho y cometiendo impurezas? Hazael dijo: ¿Es tu siervo un perro para que haga esta cosa? Y nosotros estamos muy propensos a usar la misma pregunta de justicia propia. Que la sabiduría infinita nos cure de la locura de la confianza en nosotros mismos.

Charles Haddon Spurgeon.

martes, 15 de marzo de 2016

Sabiduría para el matrimonio - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Donna Otto

Donna Otto dice: “Tu cónyuge no es tu enemigo”.

Programas de la serie


Tomado de Nancy Leigh DeMoss. Programa radial emitido Marzo 15, 2016. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 15

“Hízolo de todo corazón y fue prosperado”. 2 Crónicas 31:21.

ESTO ocurre frecuentemente. Es norma general del universo moral que prosperen los hombres que hacen sus obras de todo corazón, mientras que es casi seguro que fracasen los que van a sus labores dejando detrás de sí la mitad de sus corazones. Dios no da cosechas a los ociosos, salvo cosechas de espinos; ni le place enviar riqueza a los que no cavan el campo para hallar sus escondidos tesoros. Es este un principio admitido en todo lugar: que el que quiere prosperar debe ser diligente en su trabajo. Lo mismo pasa en religión. Si deseas prosperar en tus trabajos a favor de Jesús, procura que los mismos sean realizados de todo corazón. Pon en la religión tanta fuerza, energía, sinceridad y pasión como jamás las has puesto en tus negocios, pues la religión las merece mucho más. El Espíritu Santo ayuda nuestras flaquezas, pero no estimula nuestra ociosidad. El ama a los creyentes activos. ¿Quiénes son los hombres más útiles en la iglesia cristiana? Los que realizan con todo su corazón las obras que emprenden a favor de la causa de Dios. ¿Cuáles son los instructores de la Escuela Dominical que tienen más éxito? ¿Los más dotados? -No. Los más celosos. Los hombres cuyo corazón está sobre el fuego son los que ven a su Señor cabalgar prósperamente en la majestad de la salvación. La sinceridad se muestra en la perseverancia. Puede haber fracaso al principio, pero el obrero diligente dirá: “Esta es la obra del Señor; debe, pues, ser realizada. Mi Señor me ha ordenado hacerla y con su poder la haré”. Cristiano, ¿estás sirviendo a tu Maestro con todo tu corazón? Recuerda el celo de Jesús: Piensa qué trabajo de corazón era el suyo. El podía decir: “El celo de tu casa me consumió”. Cuando sudaba grandes gotas de sangre, no era liviana la carga que llevaba sobre sus benditos hombros; y cuando derramó su corazón, no era un esfuerzo débil el que estaba haciendo por la salvación de su pueblo. ¿Era Jesús ferviente y somos nosotros fríos?

Charles Haddon Spurgeon.

lunes, 14 de marzo de 2016

Gozo vs agotamiento - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Donna Otto

Donna Otto recuerda una etapa estresante de su vida.



Tomado de Nancy Leigh DeMoss. Programa radial emitido lunes, Marzo 14, 2016. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 14

“Atenderé a mis caminos”. Salmo 39:1.

AMIGO peregrino, no digas en tu corazón: “Yo iré allí y allá y no pecaré”, porque nunca estarás tan lejos del peligro de pecar como para alardear de seguridad. El camino es muy fangoso; será difícil que limpies tu senda de manera que tus vestidos no se ensucien. Este es un mundo de betún; debes, pues, velar constantemente si, al rozarte con él, quieres conservar tus manos limpias. Hay un ladrón en cada recoveco del camino para robar tus joyas; hay una tentación en cada gracia; hay una trampa en cada gozo; y, si tú vas a llegar alguna vez al cielo, será eso un milagro de la gracia divina que debe ser atribuido exclusivamente al poder de tu Padre. Vigila, pues. Cuando alguien lleva una bomba en su mano, debe tener cuidado de no acercarse a una vela; tú también tienes que cuidar de no entrar en tentación. Aun tus actos comunes son instrumentos cortantes; debes, pues, pensar cómo manejarlos. No hay nada en el mundo que estimule la piedad de un cristiano; en cambio hay mucho que lo destruye. ¡Cuán ansioso debieras estar de recurrir a Dios, para que él te guarde! Tu oración debiera ser: “Sostenme y estaré seguro”. Después de haber orado, debes velar, cuidando de cada pensamiento, palabra y obra, con celo santo. No te expongas, si no tienes necesidad; pero si eres llamado a exponerte, si se te ordena ir adonde los dardos vuelan, nunca te aventures a salir sin tu escudo. Porque si el diablo te halla alguna vez sin el escudo, se alegrará de que su hora de triunfo ha llegado y de que pronto te hará caer herido por sus flechas. Aunque no te puede matar, te puede herir. Sé sobrio, sé vigilante; el peligro puede presentarse en un momento cuando todo te parezca seguro. Por lo tanto, cuida tus pasos y vela en oración. Ninguno cae en error por ser demasiado vigilante. Que el Espíritu Santo nos guíe en todos nuestros caminos para que ellos siempre agraden al Señor.

Charles Haddon Spurgeon.

domingo, 13 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 13

“Entonces él extendió su mano, y, tomándola, hízola entrar consigo en el arca”. Génesis 8:9.

CANSADA de andar, la paloma, al fin, regresó al arca como su único lugar de descanso. ¡Cuán lentamente vuela! Quizás caiga; posiblemente nunca llegue al arca. Sin embargo, ella se esfuerza. Noé ha estado aguardando a su paloma todo el día, y ahora está listo para recibirla. Ella sólo tiene fuerza para alcanzar el borde del arca; difícilmente pueda posarse en ella y está propensa a caer. Noé entonces extiende su mano y la hace entrar consigo. Observa esto: “hízola entrar consigo”. Ella no podía entrar por sí misma pues era muy tímida o débil para hacerlo. Ella voló hasta donde pudo, entonces Noé extendió su mano y la hizo entrar consigo. Este acto de misericordia le fue mostrado a la errante paloma y no fue reprendida por sus extravíos. Así como estaba, fue introducida en el Arca. También tú, ansioso pecador, serás recibido con tus pecados. Lo único que tienes que hacer es volver. -¡Qué! ¿Nada más?- No, nada más; sólo volver. La paloma esta vez no tenía hoja en su pico, no tenía absolutamente nada; estaba sola con sus extravíos. Lo único que tenía que hacer era volver y volvió. Noé entonces la hizo entrar. Vuelve, oh extraviado y desalentado, vuelve otra vez, como la paloma, al Salvador, aunque, por el lodo de tus pecados, te consideres negro como el cuervo. Cada minuto que demoras aumenta tu miseria; tus esfuerzos por jactarte y ponerte en condiciones para presentarte ante Jesús son todas vanidades. Ven a él tal cual estás. “Vuelve, oh rebelde Israel”. No dice: “Vuelve, arrepentida Israel” (sin duda esto está implícito), sino “rebelde”, con todas tus rebeliones. ¡Vuelve, vuelve, vuelve! Jesús te aguarda. El extenderá su mano y “te hará entrar” para estar con El, que es el verdadero hogar de tu corazón.

Charles Haddon Spurgeon.

sábado, 12 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 12

“¿De quién eres tú?”. 1 Samuel 30:13.

EN religión no puede haber neutralidad. O militamos bajo la bandera del Príncipe Emmanuel, sirviéndolo y luchando a su lado o somos vasallos del funesto príncipe Satán. “¿De quién eres tú?”. Lector, permíteme ayudarte a responder esta pregunta. ¿Has nacido de nuevo? Si así es, perteneces a Cristo; de lo contrario, no puedes ser suyo. ¿En quién confías? Porque los que confían en Jesús son los hijos de Dios. ¿La obra de quién estás haciendo? ¿Estás seguro de servir a tu Maestro?, porque aquel a quien sirves tiene derecho a ser tu Señor. ¿Qué amistad cultivas? Si perteneces a Jesús, fraternizarás con los que visten la librea de la cruz. ¿De qué clase es tu conversación? ¿Es celestial o terrenal? ¿Qué has aprendido de tu Maestro? Porque los siervos aprenden mucho de los amos de quienes dependen. Si has estado en comunión con Jesús, será dicho de ti lo que se dijo de Pedro y de Juan: “Los conocían que habían estado con Jesús”. Insistimos en la pregunta: “¿A quién perteneces?”. Responde honestamente antes de dormir. Si tú no eres de Cristo, estás en miserable esclavitud. ¡Huye de tu cruel amo! Entra en el servicio del Señor de amor y gozarás de una vida de bendición. Si eres de Cristo, permíteme aconsejarte hacer cuatro cosas. Tú perteneces a Cristo: Obedécelo; que su palabra sea tu ley; que su voluntad sea la tuya. Tú perteneces al Amado; ámalo entonces, deja que tu corazón lo abrace; que toda tu alma se llene de él. Tú perteneces al Hijo de Dios, confía en él pues; no reposes en ningún otro sino en él. Tú perteneces al Rey de Reyes, muéstrate entonces decidido a favor de él. Así, sin tener ninguna marca en la frente, todos conocerán a quién perteneces.

Charles Haddon Spurgeon.