Versículo para hoy:

jueves, 29 de febrero de 2024

FEBRERO 29 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 ¿Necesitas algo más aparte de la cruenta cruz de Jesucristo para convencerte de tu profunda necesidad de Su gracia?

Piénsalo. Dios estaba tan seguro de la profundidad y el costo de tu pecado, de tu incapacidad para ver tu pobre condición (e incluso si fueras capaz de verla, de tu completa incapacidad para librarte de ella) que quiso utilizar las fuerzas de la naturaleza y controlar los eventos de la historia de la humanidad para que, en cierto punto de la historia, Jesús viniera a vivir la vida que tú no pudiste haber vivido, a sufrir la muerte que tú debiste sufrir y a resucitar conquistando la muerte. ¿Por qué Dios llevó a cabo este plan tan elaborado y de tanto sacrificio? Solo hay una respuesta a esta pregunta. El Padre lo planeó, el Hijo estaba dispuesto a hacerlo y el Espíritu Santo aplicó este trabajo a tu corazón, debido a que no había otra forma de hacerlo.

El pecado es la enfermedad de todo ser humano. Es imposible escapar de él en nuestras fuerzas. Te separa del Dios que te creó. Perjudica cada aspecto de tu vida. Hace imposible que seas la persona que Dios había diseñado que fueras y hace imposible que hagas lo que Dios quiere que hagas. Te roba el gozo interior y la paz, poniéndote en guerra con otros seres humanos. Te hace ciego, débil, egoísta y rebelde.. Nos reduce a todos a necios y, finalmente nos lleva a la muerte. El pecado es un desastre que no puede ser mitigado ni calculado. Puedes huir de cierta situación, puedes escapar de alguna relación y puedes mudarte y decidir no regresar. Pero no tenemos la capacidad para escapar del hoyo en el que el pecado nos tiene. Es el mismo hoyo en el que está el corazón de cada persona. Pocos pasajes capturan mejor el desastre del pecado y sus consecuencias como Génesis 6:5-6: "Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón". Veamos dos cosas de este pasaje. La primera, que el efecto del pecado en las personas era profundo, llegaba hasta sus corazones. El pecado no es solo un asunto de la conducta. Es una condición del corazón. Es por eso que no puedes librarte de él por ti mismo. La segunda cosa es que los efectos de nuestros pecados son holísticos. Observa las palabras "todos sus pensamientos" seguidas de la oración "tendían siempre hacia el mal".

Pero el pasaje nos dice más. Dios no se conformó con dejarnos en el desastre del pecado. La enfermedad que infectó el corazón de cada ser humano produjo dolor en Su corazón. Pero Su dolor no era solo un dolor de remordimiento; era un dolor de gracia. Las palabras de Génesis 6:8: "Pero Noé contaba con el favor del Señor", aclara que Génesis 6 no es el final de la historia. Dios no solo castigaría el pecado; también levantaría una nación de donde vendría Su Hijo a vivir y a morir para liberarnos de sus garras. La cruz de Su Hijo se erige como un recordatorio permanente de cuán desesperante es nuestra necesidad de la gracia que esa cruz representa.

Para profundizar y ser alentado: 1 Pedro 3:18-22

miércoles, 28 de febrero de 2024

FEBRERO 28 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 El amor que a lo malo llama bueno y a lo bueno malo no es un amor real. El amor verdadero reprende y perdona.

Hay muchas cosas a las que llamamos amor pero no están a la altura de lo que el amor es y hace. Estar dispuestos a tolerar cosas que son incorrectas a los ojos de Dios puede crear una apariencia superficial de paz, pero eso no es lo que hace el amor. El vivir voluntariamente dentro de un círculo de maldad, sin decir nada, puede hacerme agradable a la gente, pero eso no es amor. Decir "está bien, no te preocupes" a una persona que realmente hizo algo equivocado no es amor. Mantener la paz a cualquier costo no es amor. Mantenerme callado cuando debo hablar no es amor. Querer evitar momentos de tensión con alguien porque hay maldad entre nosotros que debe ser expuesta no es amor. Pedirte que toleres cualquier cosa que yo diga o haga solo porque dices que me amas es confundir lo que el amor es y hace. Mucho de lo que pensamos que es el amor sencillamente no es amor.
El amor real, bíblico y que honra a Dios nunca compromete lo que Dios establece como bueno y malo. El amor y la verdad están entrañablemente unidos entre sí. El amor que niega la verdad no es amor. La verdad sin amor deja de ser verdad, debido a que es una verdad trastornada y manipulada. Si el amor quiere y busca lo mejor para ti, entonces se compromete a ser parte de lo que Dios dice que es es lo mejor para tu vida. Entonces, mi compromiso debe ser convertirme en una herramienta de Dios en tu vida, incluso si tenemos que pasar por momentos difíciles para lograrlo. Creo que en ocasiones optamos por el silencio, evitando asuntos y dejando que cosas malas pasen desapercibidas no porque amemos a los demás, sino porque nos amamos a nosotros mismos y no queremos enfrentar las dificultades que conlleva lidiar con algo que Dios dice que es erróneo. No estamos dispuestos a hacer los sacrificios personales que conlleva el amor verdadero. Ahora, no estoy hablando de juzgar, criticar o condenar a otros. No, estoy hablando de elegir no ignorar lo malo, sino lidiar con ello con la misma gracia que Dios nos ha dado. La gracia nunca llama malo a lo bueno. Si lo malo fuera bueno, la gracia no sería necesaria. Si el pecado no fuera perverso y malo, Jesús no tendría que haber venido al mundo.
La cruz de Cristo es el único modelo que necesitas para ver lo que el amor hace al enfrentar lo malo. El amor no llama malo a lo bueno. El amor no ignora lo malo, esperando que desaparezca. El amor no te da la espalda cuando estás equivocado. El amor no se burla de ti. El amor no busca darle vuelta a las cosas para herirte de la misma manera en la que has herido. El amor no es pasivo ni se queda callado ante lo malo. El amor se acerca a ti precisamente porque estás equivocado y necesitas ser rescatado. Al acercarse, el amor está dispuesto a pasar dificultades y a hacer sacrificios para que puedas reconciliarte con Dios y con los demás. Dios nos brinda Su amor para que podamos ser herramientas de este mismo amor en las vidas de los demás.

Para profundizar y ser alentado: 1 Corintios 13:4-13

martes, 27 de febrero de 2024

FEBRERO 27 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Naciste en un mundo de autoridad, y esa autoridad no es la tuya. La desobediencia hace a un lado a Dios y te pone a ti mismo en el trono de tu corazón.

Las palabras más importantes de la Biblia son las primeras cuatro: "Dios, en el principio". Esas palabras fueron diseñadas para cambiar la forma en la que piensas sobre ti mismo, sobre la vida, sobre Dios y sobre todo lo demás. Dios estaba en el mapa antes que tú. La tierra y todo lo que hay en ella  es una expresión de Su diseño y Su propósito. Ya que Él es el creador de todas las cosas, todo le pertenece. Dios te creó. Eso significa que le perteneces. Fuimos creados cuidadosamente para cumplir Su propósito. No nos hicimos a nosotros mismos. No nos levantamos del barro por fuerza propia. Somos el producto directo del poder creativo y de la voluntad de Dios.

Ahora piensa en lo siguiente. Cuando hago algo, eso me pertenece precisamente porque yo lo hice. La Biblia dice: "Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan" (Salmo 24:1). Esto significa que no hay tal cosa como la autonomía humana. Negar lo anterior es decirme a mí mismo que mi vida me pertenece y que puedo hacer lo que yo quiera para alcanzar mi felicidad. No es solo negar la existencia y autoridad de Dios; también es negar mi propia humanidad. Todos los seres humanos fueron creados para vivir para Dios y en sumisión voluntaria a Su autoridad. Significa que tú y yo nunca estamos en el centro de la vida, porque ese lugar le pertenece a Dios. La vida nunca se trata de nosotros, sino de Él. No se trata de nuestra voluntad o de nuestra manera de hacer las cosas, sino de la Suya. Nunca seremos la autoridad máxima en nuestras vidas, por Él la es. Negar esto es negar la realidad y entregarte a la ilusión más peligrosa de todas. Negar esto es como negar la existencia del sol. Si hicieras eso, la gente que te rodea pensaría que estás loco. El pecado nos vuelve así de locos. Negamos la evidencia que hay a nuestro alrededor sobre la existencia de Dios y Su autoridad. Nos decimos que somos la única autoridad que necesitamos. Escribimos nuestras propias reglas de moral. Nos decimos que sabemos lo que es mejor para nosotros. Voluntariamente sobrepasamos las sabias y protectoras fronteras de Dios. Corremos hacia lo que Dios dice que incorrecto y rechazamos lo que Él dice que es bueno. Lo negamos como Rey y nos "autoentronizamos" en nuestros pequeños mundos. Olvidamos Su gloria y vivimos para la gloria de nuestro propio placer, poder, comodidad y tranquilidad.

Es por esto que la gracia es esencial. Necesitamos gracia poderosa y redentora que nos tome y nos transforme en seres sumisos ante la voluntad de Dios. Se requiere gracia poderosa para convertirme en una persona que se somete a la autoridad de Dios. Se necesita gracia para reconocer que hay un Rey y que no soy yo. Se requiere la mano redentora de Dios para que yo renuncie al propósito de mi reino y vaya tras el Suyo. Jesús se sometió a la voluntad del Padre, incluso hasta la muerte, para que tú y yo tuviéramos la gracia necesaria para hacer lo mismo.

Para profundizar y ser alentado: Salmo 19

lunes, 26 de febrero de 2024

FEBRERO 26 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Tu vida no es buena porque es fácil y predecible, sino porque el Yo Soy ha invadido tu existencia con Su gracia.

Hay un hermoso cuadro en la vida de Jesús y Sus discípulos grabado para nosotros en Marcos 6:45-52. Jesús envió a Sus discípulos a Betsaida. Encontraron un poderoso viento y olas agitadas en el Mar de Galilea. Si analizas la línea del tiempo en el pasaje, podrás ver que han estado remando por cerca de ocho horas. Están en medio de una situación que parece imposible, agotadora, frustrante y potencialmente peligrosa. La situación ha sobrepasado sus fuerzas y habilidades. Mientras lees el pasaje, podrías preguntarte por qué Jesús deseaba que los discípulos enfrentaran este tipo de dificultades. Es claro que no están en medio de esta situación por ser desobedientes, arrogantes o necios, sino porque han obedecido a Jesús.
Jesús ve que Sus discípulos se encuentran en esta situación peligrosa y extenuante, por lo que acude a ellos, caminando sobre el mar. Sí, has leído bien: Él caminó sobre el mar. Ahora, en el momento en que comienza a caminar sobre el mar, te enfrentas a dos cosas. La primera es el hecho de que Jesús de Nazaret es el Señor Dios Todopoderoso, ya que ningún otro ser humano puede hacer lo que acaba de hacer. Pero hay una segunda cosa importante que debemos observar. En el momento en que comienza a caminar, puedes saber lo que pasa por Su mente. Si lo único que Jesús deseaba era controlar las dificultades, entonces no era necesario caminar sobre el mar. Todo lo que Él tendría que hacer era reprender al viento desde la orilla y este cesaría. Pero caminó sobre el mar porque su objetivo no era la tormenta. Su objetivo eran los hombres en medio de la dificultad. Él está buscando cambiar todo lo que ellos pensaban sobre sí mismos y sobre sus vidas. Parado junto al bote, mientras el viento aún sopla y las olas golpean, les dice: "Yo Soy, no teman". Jesús está apropiándose uno de los nombres de Dios. Les está diciendo que el Yo Soy está con ellos, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, Aquel en quien descansan todas las promesas del pacto. Es imposible que los discípulos estén solos, ya que su existencia ha sido invadida por la gracia y la gloria del Yo Soy.
¿Por qué Jesús envió a los discípulos a la tormenta? Lo hizo por la misma razón que a veces te envía a ti a las tormentas -porque sabe que, en ocasiones, necesitas la tormenta para poder ver Su gloria. Para el creyente, la paz no se encuentra en una vida tranquila. La verdadera paz solo se encuentra en la presencia, el poder y la gracia del Salvador, el Rey, el Cordero, el Yo Soy. Esa paz es tuya, a pesar de que las tormentas de la vida te lleven más allá de tus límites, de tu sabiduría o tus fuerzas. Puedes vivir con esperanza y valor en medio de lo que antes te producía desánimo y miedo, porque sabes que nunca estás solo. El Yo Soy, en Su gracia habita en todas tus situaciones, relaciones y lugares. Él vive en ti. Él está ahí para ti. Él es tu esperanza.
Para profundizar y ser alentado: 1 Samuel 17

domingo, 25 de febrero de 2024

FEBRERO 25 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Desearás tener éxito en toda tu vida. Espero que escojas tener el éxito que el evangelio produce en tu corazón.

Tú y yo no vivimos por instinto. Somos seres humanos orientados por valores, metas y propósitos. Constantemente estamos evaluando todo en nuestras vidas. Todos tenemos cosas que son importantes para nosotros y cosas que no lo son, cosas que valoramos mucho y cosas que valoramos poco. Nos sacrificamos por alguna cosa y nos negamos a sacrificarnos por otras. Nos entristece la pérdida de algo y celebramos la pérdida de otra cosa. Amamos lo que otra persona odia y atesoramos lo que para otra persona es basura. Vemos alguna cosa y percibimos belleza, mientras que la persona a nuestro lado percibe todo, menos belleza. Algunas cosas tienen tanta importancia para nosotros que moldean las decisiones que tomamos y las acciones que emprendemos. Algunas cosas dirigen la lealtad de nuestros corazones mientras otras apenas captan nuestra atención.

En el centro de este sistema de valores se encuentra nuestra definición de éxito. Ningún ser humano racional quiere ser un fracasado. Nadie quiere pensar que ha desperdiciado su vida. Nadie quiere imaginarse mirando atrás y descubriendo que invirtió su vida en cosas que no importaban. Todos queremos pensar que nuestras vidas serán exitosas. Pero ¿qué es el éxito? ¿Está basado en el tamaño de tu casa, la cantidad de tus amigos, lo exitoso de tu carrera, el poder de tu posición, la cantidad de tus posesiones, la perfección de tu belleza física, la profundidad de tu conocimiento o la lista de tus logros? El problema con todas estas cosas es que muy pronto se desvanecen y, por lo tanto, si has vivido por estas cosas, al final terminarás vacío.

Compara esa perspectiva del éxito con el éxito de la obra de Dios en ti y a través de ti. Dios te ofrece cosas de valor supremo (Su perdón, Su presencia, la entrada a Su reino, una conciencia limpia y un corazón puro). Estas cosas jamás pasarán. Son regalos eternamente valiosos de la divina gracia. Esto te deja con la siguiente pregunta: "¿Qué quiero realmente en la vida: el éxito de la gracia de Dios o el cumplimiento de mi catálogo de deseos?"  Al final del día, ¿qué anhelas? ¿que la gracia de Dios haga su trabajo o las cosas que este mundo físico puede ofrecerte? Sé honesto. ¿Qué clase de éxito se encuentra anclado en tu corazón, el cual moldea las decisiones que tomas y las acciones que emprendes?

Para profundizar y ser alentado: Mateo 6:25-34

sábado, 24 de febrero de 2024

FEBRERO 24 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 ¡Admítelo! Todos seguimos siendo un desastre; es por ello que necesitamos la gracia de Dios hoy tanto como la necesitábamos el primer día que creímos.

Tú y yo debemos recordar esto una y otra vez. Necesitamos mirarnos al espejo y confesarlo, como parte de nuestra rutina matutina. Esto es lo que debemos decir: "No soy un graduado de la gracia".

Es muy tentador establecer argumentos para aprobar nuestra propia justicia:

  • "Eso no es lujuria. Soy solo un hombre [mujer] que disfruta de la belleza".
  • "Eso no era chisme. Era solo una petición de oración muy detallada y personal".
  • "No estaba enojado con mis hijos. Solo estaba actuando como uno de los profetas de Dios".
  • "No estoy buscando poder. No, solo estoy ejerciendo mis dones de liderazgo".
  • "No soy frio y avaro. Solo estoy tratando de ser un buen mayordomo de los bienes que Dios me ha dado".
  • "No estaba siendo orgulloso. Solo pensé que alguien debía tomar el control de la conversación".
  • "Realmente no era una mentira. Es solo una manera diferente de establecer los hechos".
Todos tendemos a pensar que somos más justos de lo que realmente somos. No nos gusta pensar que estamos necesitados de la gracia redentora de Dios. Es claro que no queremos enfrentar la realidad de nuestra necesidad de ser rescatados de nosotros mismos. Cuando te esfuerzas por defender tu propia justicia y negar la evidencia de tu pecado, no serás capaz de buscar la maravillosa gracia que es tu única esperanza. La gracia de Dios es atractiva para quienes se reconocen como pecadores. Las riquezas de la bondad de Dios solo son buscadas por quienes reconocen que son pobres. La sanidad espiritual del gran Médico solo es estimada por aquellos que reconocen que padecen la enfermedad del pecado. Es una tragedia cuando alabamos a Dios por Su gracia los domingos y negamos nuestra necesidad de esa gracia el resto de la semana. Enfrenta el hecho de que tu necesidad de la gracia no terminará, sin importar cuánto aprendas y cuánto madures, hasta que estés del otro lado y tu lucha haya terminado (ver Filipenses 3:12-16). La manera de comenzar a celebrar cada día la gracia de Dios es admitiendo cuánto la necesitas.

Para profundizar y ser alentado: Salmo 32

viernes, 23 de febrero de 2024

FEBRERO 23 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 ¿Por qué ponemos nuestra esperanza en la cruz de nuestro Señor Jesucristo y, aun así, le pedimos a la ley que haga lo que solo la gracia puede realizar?

Sucede todos los días en los hogares cristianos alrededor del mundo. Padres con buenas intenciones, deseosos de ver a sus hijos hacer lo que es correcto, le piden a la ley que haga en las vidas de sus hijos lo que solo la gracia puede cumplir. Piensan que si cuentan con las reglas, las reprimendas o amenazas adecuadas y con una constante ejecución de estas, entonces sus hijos estarán bien. Estos padres parecen no entender que han reducido su rol a meros fiscales, jueces y carceleros. Piensan que su trabajo es hacer cualquier cosa que pueda moldear, controlar y regular el comportamiento de sus hijos. Con el afán de buscar controlar su comportamiento, recurren a las amenazas ("Te haré temer lo suficiente para que no vuelvas a hacer esto"), manipulación ("Encontraré algo que realmente deseas y te diré que te lo daré solo si me obedeces") y culpa ("Te haré sentir tan mal, tan avergonzado, que decidirás no hacer esto nuevamente").

Esta forma de pensar niega dos principios bíblicos. El primero es que, antes de ser un tema de comportamiento, el pecado es un asunto del corazón. Pecamos porque somos pecadores. Por ejemplo, la ira es siempre un asunto del corazón antes de ser un acto de agresión física. Es importante que reconozcamos esto, ya que ningún ser humano tiene el poder de cambiar el corazón de otro ser humano. El segundo principio es que, si las amenazas, la manipulación y la culpa pudieran hacer cambios duraderos en las vidas de otras personas, Jesús no tendría que haber venido al mundo. Así que esta forma de pensar niega el evangelio que decimos apreciar. En efecto, le pide a la ley que haga lo que solo Dios con su maravillosa gracia puede realizar. Si niegas el evangelio en cualquier nivel, intentarás crear, con medios humanos, lo que solo Dios puede crear con Su gracia poderosa, y eso nunca te llevará a algo bueno.

Gracias a Dios, Él no ha dejado a nuestra suerte el poder para cambiar. Él nos da Su gracia transformadora y nos llama a ser instrumentos de esa gracia en Sus manos redentoras. Nos quita la carga del cambio de nuestros hombros y nunca nos llama a hacer aquello que solo Él puede hacer. Expongamos, pues, a nuestros hijos a la ley de Dios y ejerzamos autoridad; al mismo tiempo busquemos ser herramientas de cambio en las manos del Dios cuya gracia es mayor que todos los pecados que enfrentamos.

Para profundizar y ser alentado: Romanos 5:12-21

FEBRERO 22 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La envidia niega la gracia. La presunción de la envidia es que nosotros merecemos lo que a otro se le ha dado, cuando, en realidad, tú y yo no merecemos nada.

La envidia es enfocarse en uno mismo y en su propia justicia. Te lleva a ponerte en el centro del mundo. Hace que todo se trate de ti. Te dice que tú mereces lo que realmente no mereces. La envidia exige y es demandante. La envidia establece que eres alguien que no eres y que mereces aquello que no te pertenece. La envidia no puede celebrar la bendición de los otros porque te dice que tú lo merecías más. La envidia te dice que te has ganado aquello que jamás podrías obtener. El mundo de la envidia no se mezcla con el mundo de la gracia, así como el aceite no puede mezclarse con el agua. La envidia olvida quién eres, olvida quién es Dios y confunde el verdadero significado de la vida.
A pesar de esto, la verdad es que todos luchamos con la envidia de alguna manera.
Nos irrita saber que la persona a nuestro lado haya alcanzado el éxito financiero que nosotros nunca hemos disfrutado. Deseamos que nuestro matrimonio fuera tan feliz como el de nuestros amigos en la iglesia. Nos preguntamos por qué tenemos el trabajo que tenemos cuando alguien más tiene una carrera más exitosa. Envidiamos las amistades de los demás ya que parecen amorosas y amables. Deseamos poder comer tanto como esa persona y estar tan delgada como ella. El alto desea no ser tan alto, y quien no es tan alto, desearía mirar a las personas hacia abajo. La de cabello rizado codicia el cabello liso y la de cabello liso envidia a la rizada. El inteligente envidia al carismático y el carismático desearía tener mejores notas. La envidia es universal porque el pecado también lo es.
La envidia tiene su raíz en el pecado del egoísmo (ver 2 Corintios 5:14-15). La envidia es egoísta porque el egoísta cree merecer todo y, como cree merecer todo, demanda todo; debido a que es demandante, tiende a juzgar la bondad de Dios basándose en su disposición a pedirle lo que cree merecer y, debido a que juzga a Dios basado en lo anterior, termina dudando de Su bondad. Cuando dudas de la bondad de Dios, no puedes correr a Él en busca de ayuda. La envidia es un desastre espiritual.
La gracia te recuerda que no mereces nada, pero no se detiene allí -te confronta con la verdad de que Dios es gloriosamente amoroso, lleno de gracia, amable y que nos llena de cosas que no podríamos merecer. La gracia también nos recuerda que Dios es sabio y que nunca se equivoca; Él nos da a cada uno exactamente lo que sabe que necesitamos.

Para profundizar y ser alentado: Santiago 3: 13-18

jueves, 22 de febrero de 2024

FEBRERO 21 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Hoy enfrentarás tentaciones, pero no lo harás solo, porque un Espíritu guerrero vive dentro de ti y lucha a tu favor.

Lo hice por mis hijos una y otra vez. En ocasiones ellos ni siquiera se percataban de que lo había hecho. Lo hacía en momentos en que ellos no podían hacerlo por sí mismos. Lo hice con dedicación y gozo porque sabía cómo era el mundo que los rodeaba y conocía la vulnerabilidad de sus corazones. ¿Qué es esto que hacía como padre? Hacía todo lo posible para proteger a mis hijos del mal.
Yo sabía que ellos minimizarían u olvidarían dos realidades muy importantes.
Primero, no comprendían que habían nacido en un mundo dramáticamente corrupto y que no funciona como Dios lo había diseñado. Olvidaban que cada mañana despertaban en un mundo caído donde la maldad existe. No entendían que esto significaba que enfrentarían muchos tipos de tentaciones cada día de sus vidas. Sus ojos verían cosas que, en Su plan original, Dios no tenía planeado que vieran. Sus oídos escucharían cosas que no deberían escuchar. Los placeres seductores y engañosos del pecado serían puestos a su disposición, una y otra vez.
Segundo, ellos también buscarían minimizar u olvidarían el pecado que habita en su interior. Parecían no comprender que su mayor peligro no era el mal fuera de ellos, sino el pecado que acechaba con poder en sus corazones. Esto significa que no entendían cuán vulnerables eran ante las voces seductoras del pecado que les susurraban cada día.  Y, cuando te olvidas de cuán vulnerable eres, no tomas precauciones para tu protección. Así que yo sabía que tenía que trabajar no solo para proteger a mis hijos del ambiente perverso, sino que, más importante aún, debía también protegerlos de ellos mismos.
Dios conoce que todos somos muy parecidos a mis hijos. Nosotros también minimizamos la maldad en nuestro mundo y minimizamos el poder del pecado y, cuando hacemos estos no nos protegemos de las tentaciones como deberíamos. ¿Acaso no es bueno saber que Dios, en Su gracia, ha puesto a Su Espíritu guerrero dentro de nosotros? Él lucha ? ¡Eso es gracia!
Para profundizar y ser alentado: Isaías 42

miércoles, 21 de febrero de 2024

FEBRERO 20 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Hoy enfrentarás cosas más grandes que tú, pero no debes temer; ninguna es mayor que Aquel que encamina todo para tu bien.

Quizá no lo sepas, quizá no te des cuenta que lo estás haciendo, pero siempre estás mirando tu potencial. El niño que apenas está aprendiendo a caminar se mantiene en pie con piernas temblantes, sosteniendo la rodilla de su mamá mientras mide su potencial para caminar sin caerse y llegar hasta donde está su papá. El adolescente acude a su primer día de trabajo con manos sudorosas y con su corazón latiendo a gran velocidad mientras mide su potencial para completar las actividades del día sin ser despedido. La novia presenta nauseas dos horas antes de su boda mientras mide su potencial para vivir exitosamente en la relación interpersonal más importante que jamás tendrá. El anciano se siente nervioso en el consultorio del doctor mientras mide su potencial para lidiar con las dificultades físicas de la vejez. El viudo se para a la orilla de la tumba de su esposa con lágrimas en sus ojos mientras mide su potencial de vivir sin ella. Todos medimos constantemente nuestro potencial para afrontar las cosas que se nos presentan.

La forma típica de medir tu potencial es comparar el tamaño del problema contra tus habilidades naturales y tu experiencia. No, no es irracional medir tu potencial de esta manera, pero para los creyentes en Jesucristo no es suficiente. Dios, en Su gracia, no te deja solo. No te deja solo con las herramientas de tu propia fuerza, tu justicia y tu sabiduría. No, Él te invade con Su presencia, poder sabiduría y gracia. Pablo capta esta realidad con las siguientes palabras: "He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí" (Gálatas 2:20). Obviamente no está diciendo que él está muerto, porque, si lo estuviera, no estaría escribiendo esas palabras. No, él nos recuerda una realidad espiritual muy importante: si eres un hijo de Dios, la fuerza que le da energía a tus pensamientos, deseos, palabras y acciones no es la tuya; ¡es la de Cristo! Dios no solo te ha perdonado, sino que además ha venido a vivir en tu interior para que tengas el poder de desear y hacer lo que Él te ha llamado a realizar. No solo vive dentro de ti, sino que además gobierna todas esas situaciones y relaciones que escapan a tu control. No solo es tu Salvador, sino tu Rey. Él hace dentro de ti lo que tú no pudiste hacer por ti mismo y hace fuera de ti lo que tú no tienes el poder ni la autoridad para hacer. Dios hace todo esto teniendo en mente tu beneficio. Ante esta verdad,¿qué puede atemorizarte?

Para profundizar y ser alentado: Salmo 95

lunes, 19 de febrero de 2024

FEBRERO 19 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Cuando las dificultades vengan a tu vida, ¿te dirás que son una herramienta de la gracia de Dios y una muestra de Su amor o dudarás de Su bondad?

Si no contemplas la página de redención en la agenda de Dios, terminarás dudando de Su bondad. Una de las preguntas más importantes que puedes hacerte es: "¿Qué está haciendo Dios aquí y ahora?" Las preguntas de seguimiento también son importantes: "¿Cómo debo responder a ello?" Es casi imposible el pensar apropiadamente sobre la vida y vivir de forma adecuada si estás confundido sobre lo que Dios está haciendo. Si alguien te hiciera la primera de estas dos preguntas, ¿cómo responderías? ¿Estás a la par con la agenda de Dios? ¿Buscas lo que Dios busca? ¿Vives de una manera coherente con lo que Dios está haciendo? ¿Batallas con preguntas sobre el amor, la fidelidad, la sabiduría y la bondad de Dios? ¿Envidias la vida de alguien más? ¿Te sientes solo en ocasiones? ¿Piensas que nadie entiende por lo que estás pasando? ¿Te has preguntado si el cristianismo es real, después de todo? Si no estás luchando con estas cosas, ¿conoces a alguien que sí lo haga?

Esta es la realidad. Aquí y ahora, Dios no está dedicado a otorgarte tu definición personal de la felicidad. No está comprometido a entregarte una agenda preestablecida, relaciones felices o un entorno cómodo. No te ha prometido una carrera exitosa, un lindo lugar para vivir y una comunidad de personas que te aprecien. Lo que te ha prometido es a Sí mismo, y lo que Él te da es un celo por Su gracia. No, Él no está obrando para tu felicidad; Su meta principal es tu santidad. No significa que te ofrece menos de lo que esperabas, sino que, al contrario, te ofrece mucho más. En Su gracia, Dios está dedicado a liberarte de tu más grande y profundo problema: el pecado. Él te ofrece regalos de gracia que trascienden el momento, los cuales son literalmente de valor eterno. Él no ha desatado Su poder en tu vida para otorgarte cosas pasajeras y que no tienen la capacidad de satisfacer tu corazón.

Esto significa que cuando seas tentado a pensar que Dios te ama menos porque tu vida es difícil, realmente te está amando más. Las dificultades que enfrentas son herramientas de Su gracia transformadora y liberadora. Estos momentos no son parte de tu vida porque Dios esté distante o no le intereses, sino porque te ama profundamente. Estos momentos de duda se transforman en momentos de fe cuando, gracias a la gracia, comienzas a valorar lo que Dios dice que tiene valor. ¿Valorarás hoy lo que Dios valora?

Para profundizar y ser alentado: Santiago 1:12-18

FEBRERO 18 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Hoy puedes buscar descanso al intentar descifrar tu vida o puedes descansar en Aquel que lo entiende todo, incluyendo tu vida.

Sí, es verdad. Todos somos teólogos, científicos, arqueólogos y filósofos. Fuimos creados por Dios para encontrar sentido en las cosas. Nunca dejamos nuestras vidas en paz. Las tomamos continuamente, intentando encontrar el sentido de la civilización a la que pertenecemos. Hacemos investigación forense de nuestro pasado, hojeamos nuestro presente e intentamos descifrar nuestro futuro. Como seres creados a la imagen de Dios, vivimos nuestras vidas basándonos no en los hechos de nuestra experiencia, sino en nuestra interpretación de esos hechos. Es por ello que un niño pequeño se la pasa preguntando "¿por qué?" a cada segundo; tiene un instinto de adquirir conocimiento. Es por esto que el adolescente parece un poco perdido; está tratando de descifrar su vida. Es por ello que la novia está un poco nerviosa antes de su boda; se pregunta qué le depara el futuro. Es por esto que el anciano se recluye; está recordando lo que una vez fue.

No es malo pensar de manera filosófica. No es un pecado el querer entender la vida. No es incorrecto embarcarse en una búsqueda de conocimiento, pero más vale que no esperes que, al adquirirlo, encontrarás paz en tu corazón. Dios te creó con la habilidad de pensar y con el deseo de encontrarle el sentido a las cosas. Estos rasgos se te han dado para que procedas al conocimiento de Dios y entiendas que Él se está comunicando contigo. Pero es importante que entiendas que no encontrarás descanso al intentar entender todo, ya que nunca lo lograrás por completo. Siempre habrá misterios en tu vida. Dios siempre te sorprenderá con lo que pone en tu camino. Siempre enfrentarás lo que no habías planeado o esperado. Todo esto es debido a que no gobiernas tu propia vida y no eres el autor de tu propia historia. Aquel que gobierna y escribe la historia de tu vida no te dirá todo sobre ella. No, te dice lo que necesitas saber para vivir tal y como fuiste diseñado, y después, te provee Su presencia y Su poder.

Debido a que Dios controla los detalles de tu vida, siempre está cercano; en todo momento puedes acudir a Él (ver Hechos 17:26-27). El descanso solo lo encontraremos al confiar en Aquel que ha dispuesto todo para tu bien y para Su gloria. Debido a que es sabio, lleno de gracia, fiel y poderoso, Dios es digno de tu confianza y solo Él podrá darle descanso a tu corazón. 

Para profundizar y ser alentado: Salmo 139

FEBRERO 17 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 No temas tu debilidad. Dios te dará toda la fuerza que necesitas. Teme aquellos momentos en los que piensas que eres fuerte por ti mismo.

Admítelo, no te gusta ser débil. No es divertido ser el último que eligen para jugar en un equipo. Es vergonzoso que te hagan preguntas para las cuales no tienes respuestas. Es frustrante no poder descifrar las instrucciones para armar el mueble que acabas de comprar. Es humillante fracasar en una tarea, dejar caer la pelota o hacer una promesa y no ser capaz de cumplirla. No nos gusta perdernos u olvidar un número telefónico. Odiamos esos momentos en los que nos sentimos incapaces. No nos gusta ser confundidos o no conocer ciertas cosas. Codiciamos los músculos y los cerebros de otras personas. Todos odiamos sentir temor y deseamos tener más valor. En comparación con los héroes de la fe, parecemos insignificantes. Al lado de los logros de los demás, nos preguntamos si hemos realizado algo de valor. No nos gusta enfrentar la realidad de que todos somos débiles de una u otra forma. Esa es la condición universal de la humanidad.
En un mundo solitario en el que debes encontrar tu propio camino y construir tu propia vida, es lógico temer ser débil. En un mundo en el que solo tienes tu mente, tu desempeño y tus logros, la debilidad es algo de lo que nos arrepentimos. En un mundo en el que no tienes a quién acudir por fortaleza y donde pocos te aceptan cuando la tienes, la debilidad es algo que debe evitarse. En realidad, lo que necesitas evitar es tu ilusión de fortaleza. Esas afirmaciones de fortaleza independiente son mucho más peligrosas.
¿Estás confundido? La verdad es que todos somos débiles. Somos débiles en sabiduría, en fortaleza y en justicia. El pecado ha debilitado nuestras manos y corazones. Nos ha dejado cojos en muchos sentidos. Pero la gracia de Dios hace que la debilidad sea algo que ya no debemos temer. El Dios de gracia que te llama a vivir para Él te bendice con toda la fuerza que necesitas para realizar lo que Él te ha llamado a hacer. La mejor forma de obtener esta fuerza es admitiendo cuán poca fuerza tienes. La gracia me libera de la pena tan inmensa que produce no poder confiar en mí mismo, porque ella me conecta con Aquel que es digno de mi confianza y que me capacita con todo lo que necesito.
"Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios. Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos" (Salmo 20:7-8).
Para profundizar y ser alentado: Salmo 27

viernes, 16 de febrero de 2024

FEBRERO 16 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 En Cristo tienes todo lo necesario para vivir en paz con Dios y con la gente que Él ha puesto en tu vida.

La gracia produce lo que tú y yo necesitamos desesperadamente y que, además, no tenemos el poder de producir por nosotros mismos: paz. ¡Jesús es realmente el Príncipe de paz! El pecado nos aleja de Dios y de los demás. El pecado nos hace enemigos de Dios y nos pone en conflicto constante con otras personas. El pecado nos excluye de las dos comunidades de amor en las que Dios nos ha destinado a vivir, una comunión de amor y alabanza con Dios y una comunión de amor con los demás. El pecado nos convierte en mejores luchadores y no en mejores compañeros. El pecado es antisocial; es fundamentalmente destructivo en las relaciones que forman nuestras vidas. Necesitamos paz de forma urgente, pero a veces parece que no existe esa paz. Es por esto que la profecía de Isaías en el Antiguo Testamento acerca del Príncipe de paz era tan importante, emocionante y alentadora (Isaías 9:6). Este mundo estaba gimiendo, cargado y destrozado por conflictos a nivel vertical y horizontal. El mundo y la gente que lo habitaba no podía resolver estos conflictos por sí solos. La paz parecía estar distante, como una ilusión. Pero entonces llegaron las palabras de Isaías.

Dios tenía una solución. No sería una negociación. No sería un llamado a la acción. No sería una estrategia. No, el regalo de Dios que obtendría la paz sería el regalo de Su Hijo. Él traería la paz que deseábamos, pero que no habíamos podido conseguir. Él viviría la vida que no hemos podido vivir y así, cumpliría lo que Dios requería. Él sufriría nuestro castigo, satisfaciendo la ira de Dios. Sería levantado de entre los muertos, venciendo al pecado y a la muerte. Él haría todo esto para que pudiéramos alcanzar aquello que nunca hemos podido lograr, ganar o merecer: la paz con Dios. La paz con Dios es el único camino que conduce hacia una paz duradera con los demás. Es únicamente cuando la paz de Dios gobierna en mi corazón que puedo tener verdadera paz con otros.

Esta es la buena noticia del evangelio. La paz vino, vivió, murió y resucitó. La paz reina a tu favor y habita en tu interior en la forma del Espíritu Santo. La paz te equipa con todo lo que necesitas, te redarguye, te perdona y te salva. La paz terminará su obra en ti y te dará la bienvenida en la gloria, donde vivirá contigo junto a la justicia por la eternidad. La paz no es un sueño inalcanzable. No, la paz es real. La paz es una persona, y su nombre es Jesús.

Para profundizar y ser alentado: Efesios 2:11-22

jueves, 15 de febrero de 2024

FEBRERO 15 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Nunca obtendremos la libertad y la satisfacción a largo plazo que pensamos que la autosuficiencia nos dará. Ignorar a Dios nunca ha sido un camino hacia la bendición.

Hay dos mentiras que nos tientan de una u otra forma. Son las mentiras que alentaron la decisión desastrosa de Adán y Eva en aquel momento de tentación en el jardín. Es verdad, estas mentiras tienen tanto poder ahora como en aquel entonces. La primera es la mentira de la autonomía. Esta mentira establece que tú eres un ser humano independiente con el derecho de vivir como tú lo deseas. Si eres padre, sabrás que tus hijos tienden a abrazar esta mentira. Es por esto que a ellos no les apetece tu corrección y no estiman tu autoridad. Desde el inicio, nuestros hijos creen que sus vidas les pertenecen y que ellos son la única autoridad que necesitan. Pero no nos pertenecemos a nosotros mismos. Si Dios nos creó -y lo hizo- entonces le pertenecemos a Él. Yo acostumbro pintar a manera de pasatiempo y, cuando termino una pintura, esta me pertenece, precisamente porque yo la hice. La pintura no es autónoma. De la misma manera, la autonomía humana es una mentira.
La segunda es la mentira de la autosuficiencia, la cual establece que tengo todo lo que necesito en mí mismo para ser aquello a lo que fui llamado a ser. La verdad es que Dios es el único ser autosuficiente en el universo. Nosotros fuimos creados para ser dependientes, primeramente de Dios, luego de una comunidad. Todos necesitamos ser enseñados, animados, advertidos, fortalecidos, perdonados, sanados, restaurados, consolados, amados, reprendidos y salvados -no podemos hacer estas cosas por cuenta propia. La autosuficiencia humana es una mentira.
Jesús nos llama a rechazar la mentira y a venir a Él. Debajo de Su yugo es donde podemos encontrar libertad. Él dice: "Vengan a Mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque Mi yugo es suave y Mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30). Podemos obtener libertad, pero no en las promesas vacías de la autonomía y la autosuficiencia. La verdadera libertad se encuentra cuando la gracia ata tu corazón a Cristo. Una vez librado de intentar ser lo que no puedes ser podrás llevar la carga ligera del perdón y la gracia restauradora.

Para profundizar y ser alentado: Génesis 3

miércoles, 14 de febrero de 2024

FEBRERO 14 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La gracia de Dios expondrá lo que tú quieres esconder, no para avergonzarte, sino para perdonarte y liberarte.

"Es una forma triste de vivir", pensé mientras escuchaba cómo me relataba los eventos de la noche anterior. Él trabajaba junto a mí, empaquetando durante ocho horas al día, lo cual nos mantenía con las manos ocupadas. Pero nuestras bocas estaban libres para hablar, y hablar era lo que hacíamos. Mi compañero estaba siendo infiel a su esposa. Pensaba que estaba al mando, que era libre, pero no lo era. Dijo que llevó a su novia a un cierto restaurante en la pequeña comunidad donde él vivía solo para ver el carro de su esposa estacionado afuera. Dijo que fueron a otro lugar, pero tuvo que asegurarse de que nadie los viera antes de salir, para no ser atrapado. "Crees que eres libre, pero no eres. Tienes que esconderte. Tienes que preocuparte de no ser atrapado. Tienes que esconderte en la oscuridad", le dije. Luego, continué: "Piensas que yo soy quien está atado, pero soy libre. Cuando salgo con mi esposa, nunca tengo que preocuparme de adónde vamos. Nunca temo ser atrapado. Puedo vivir en la luz sin ningún miedo".

El pecado nos convierte en ciudadanos de la noche. El pecado causa que nos comprometamos a vivir en tinieblas. Nos escondemos, negamos, mentimos, nos excusamos, echamos culpas, racionalizamos, nos defendemos y damos explicaciones. Todas estas son acciones oscuras que hacen las personas que temen ser expuestas.

¿Cuál es el propósito de la gracia? Dar luz brillante sobre lo que una vez vivió en oscuridad. "Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto" (Juan 3:19-20). La gracia penetra nuestra oscuridad. La gracia explota en nosotros con su luz, exponiendo el corazón. La gracia ilumina nuestros oscuros pasillos y esquinas. El Hijo de gracia hace brillar Su luz de gracia en lo más hondo y oscuro de nuestros corazones, no como un acto de venganza o castigo, sino como un acto perdonador y transformador. Él disipa nuestra oscuridad, ya que sabe que no podemos afligirnos por algo que no podemos ver, no podemos confesar algo que no nos duele y no podemos alejarnos de algo que no hemos confesado.

La luz ha venido. Corre a la luz; no debes temer. Sí, la luz expone, pero el objeto expuesto ha sido cubierto con la sangre de Aquel que lo expuso.

Para profundizar y ser alentado: Juan 1:1-18

FEBRERO 13 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Rompe tu lista y deshazte de ella. Lo que Dios ha planeado para ti es mejor que cualquier cosa que hayas soñado por ti mismo.

Es un gran engaño,
el colmo de la arrogancia,
una trampa seductora,
un gran, oscuro peligro.
No lleva a ningún buen lugar.
Su destino es la muerte.
Posaba en el centro
del desastre en el jardín.
Propulsó la triste rebelión
de Adán y Eva.
Nos tienta a todos
una y otra vez,
de situación en situación,
lugar tras lugar,
relación tras relación.
Caemos en la multitud de pensamientos
que nuestros antepasados perdidos pensaban.
Compramos este fatídico pensamiento:
que quizá seamos más inteligentes que Dios,
que probablemente nuestra manera
sea mejor que Su manera.
Solo la gracia puede librar a los ilusos del peligro que son
a sí mismos.

Para profundizar y ser alentado: Salmo 14

lunes, 12 de febrero de 2024

FEBRERO 12 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La fe no es algo natural en nosotros. La duda, el temor y el orgullo lo son, pero la fe en las palabras y obras de otros no lo es, y para ello está la gracia.

Dios no solo te perdonó -alábale por hacerlo- sino que también te ha llamado a una nueva forma de vida. Te ha llamado a vivir por fe. Ahora, este es el problema. La fe no es normal para nosotros. La fe, si somos honestos, es una forma de vida que va en contra de nuestra lógica. La duda es algo natural para nosotros. Es natural preguntarnos qué es lo que Dios está haciendo. Es normal para nosotros pensar que nuestra vida es más difícil que la de los demás. Es natural envidiar la vida de alguien más. Es natural desear que la vida fuera más sencilla y más controlable. Es típico para nosotros querer predecir lo que pasará en el futuro. Es natural preocuparse. Es natural tener temor. Es natural desear darnos por vencidos. Es natural preguntarnos si todos nuestros buenos hábitos harán una diferencia. Es normal ser abrumado por la duda. Pero la fe no es natural.

Esto significa que la fe no es algo que puedas obrar por ti mismo. La fe te ha sido dada como un regalo de la gracia de Dios: "Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios" (Efesios 2:8). No solo tu salvación es un regalo de Dios, sino que la fe que abrazas también es un regalo. Esto es lo que necesitas entender: Dios no solo te da la gracia para creer a fin de que seas salvo, sino que también te capacita para vivir por fe. Si estás viviendo por fe, sabes que has sido visitado por el poder transformador de la gracia, porque esa manera de vivir no es normal ni para ti ni para mí. Si tu manera de vivir ya no se basa en lo que tus ojos pueden ver o en lo que tu mente puede entender, sino en la presencia de Dios, Sus promesas, Sus principios y Su provisión, significa que Dios te ha dado el regalo de la fe.

¿Pudiera ser que todas esas cosas que se atraviesan por tu camino, las cuales te confunden y nunca hubieras escogido por ti mismo, sean herramientas de Dios para hacer crecer tu fe? Por medio de la progresiva gracia transformadora, Dios te está capacitando para que vivas la nueva vida a la que Él llama a todos Sus hjos a vivir: una vida centrada en Él. No necesitas esconderte en la culpa cuando tu fe debilitada hace que te desvíes del camino porque tu esperanza en la vida no es tu fidelidad, sino la de Él. Puedes huir de la debilidad y buscar Su fortaleza una vez más. Su gracia no abandonará Su obra hasta que la fe gobierne tu corazón. Él nos da libremente lo que necesitamos para que realicemos lo que nos llamó a hacer.

Para profundizar y ser alentado: Hebreos 11

FEBRERO 11 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La gracia obra para liberarte de tu amnesia de la eternidad con el fin de capacitarte para vivir a la luz de la esperanza del porvenir.

No siempre vivimos lo que decimos creer. A menudo hay una discrepancia entre la teología que creemos y la teología funcional que vivimos diariamente. A menudo hay una separación entre, por un lado, la doctrina que decimos que hemos abrazado y, por otra parte, las decisiones que tomamos y la ansiedad que sentimos. Uno de los temas en donde esta discrepancia se evidencia en muchos de nosotros es en la enseñanza bíblica sobre la eternidad. Decimos que creemos en la vida eterna. Decimos que esta vida no es todo lo que hay. Decimos que viviremos eternamente. Pero, a menudo vivimos con la coacción, la ansiedad y la impulsividad de una amnesia de la eternidad. Nos concentramos tanto en las oportunidades, responsabilidades, necesidades y deseos del aquí y el ahora que perdemos de vista el porvenir.
La verdad es que no podrás dar sentido a tu vida, a menos que la veas desde el punto de vista de la eternidad. Si toda la gracia que Dios nos da solo sirve para este mundo, si no restaura lo que el pecado ha provocado, entonces quizá hemos creído en vano. "Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales" (1 Corintios 15:19). Debe haber más en el plan de Dios que solo este mundo de pecado, enfermedad, lamento y muerte. Debe haber más que el placer temporal en este mundo material. Sí, hay más, y cuando vives de acuerdo con esa realidad serás capaz de vivir de forma diferente y radical.
Cuando te olvidas de la eternidad, tiendes a perder de vista lo que es importante. Cuando pierdes de vista lo que verdaderamente importa, vives por lo que es temporal y tu corazón busca la satisfacción donde no la hay. Buscar satisfacción donde no la hay te deja espiritualmente vacío y sin esperanza. Mientras tanto, enfrentas todas las dificultades de un mundo caído, esperando que las cosas mejoren con el tiempo. Vivir padeciendo amnesia no resulta nada bueno. Te hace creer que este mundo será el paraíso que nunca será, o bien, te hace creer que este mundo caído nunca será restaurado. Es importante enfocar nuestros ojos en aquello que Dios ha prometido que vendrá. Permite hoy que los valores de la eternidad sean los valores que moldeen tu vida y recuerda que las dificultades que enfrentes hoy algún día pasarán. Creer en la eternidad puede aclarar tus valores y renovar tu esperanza. Ora para que Dios, en Su gracia, pueda ayudarte a recordar la eternidad aquí y ahora.
Para profundizar y ser alentado: 2 Corintios 4:7-18

FEBRERO 10 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Nunca habrá un día cuando no lo necesites; nunca habrá una situación cuando no lo requieras. ¿Qué es? El poder de Jesús.

Sabía que solo existía una forma de ayudarlo. Era la única forma, pues no quería mi ayuda. Solo tenía cuatro años y ya había comenzado a negar sus debilidades. Deseaba desesperadamente ser independiente, fuerte y sabio, pero no lo era. Quería creer que no necesitaba las palabras sabias y los brazos fuertes de un padre, pero los necesitaba. Quería creer que sabía más de lo que realmente sabía y que tenía más aptitud de la que realmente tenía. Así que rechazó mi crianza una vez más. Fue entonces que lo entendí; necesitaba experimentar su debilidad para que entonces me buscara, pidiendo protección. Así que me alejé. No, no me alejé porque estuviera molesto con él o porque esa fuera la mejor manera de castigarlo. Me alejé porque lo amaba y era la mejor forma en la que él buscaría y apreciaría mi amor. Sabía lo que pasaría. Sabía que no podría hacerlo, sin importar qué tan fuerte luchara por ser independiente. Sabía que, en algún momento, se rendiría, admitiría su debilidad y buscaría mi ayuda.
Cerca de media hora después, escuché el plick-plock de sus pequeños pies al caminar por el pasillo. Se asomó por la esquina y dijo: "No puedo hacerlo". "¿Qué quieres que haga papá por tí?", le contesté. Y entonces, dijo las palabras precisas nacidas de su corazón: "Necesito tu ayuda".
Ni tú ni yo fuimos creados para ser independientes. Fuimos creados para ser dependientes de Dios. Añade a esto el hecho de que el pecado nos ha dejado quebrantados y débiles. Todos necesitamos una fuerza ajena a nosotros y un poder que jamás seríamos capaces de conseguir por cuenta propia. Dios, en Su gracia, nos otorga Su poder en la persona del Espíritu Santo, el cual vive dentro de cada uno de Sus hijos. No nos deja solos en nuestra propia fuerza (ver Efesios 3:20-21). Nos recuerda quiénes somos, qué necesitamos y qué hemos recibido. Dios dejará que experimentemos nuestras debilidades para que busquemos y celebremos la fortaleza que solo encontraremos en Él. Cuando Dios hace esto, no lo hace en un acto de enojo, sino en respuesta a Su tierna gracia paternal -la clase de gracia que tú y yo necesitamos hasta que haya terminado su obra.
Para profundizar y ser alentado: 2 Corintios 12:1-10

domingo, 11 de febrero de 2024

FEBRERO 9 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Hoy puedes celebrar la gracia que te ha hecho parte del gran plan de Dios o puedes llorar por las cosas que no conseguiste hacer a tu manera.

Él ha sido la persona más difícil que me ha tocado aconsejar. Estaba seguro de sí mismo y era controlador. Defendía la legitimidad de todo lo que había hecho. Actuaba como la víctima, cuando en realidad era el culpable. Arruinó su matrimonio y alienó a sus hijos. Se amaba a sí mismo y tenía un maravilloso plan para su vida. Quería hacer su voluntad en su tiempo y a su manera. Creía que todos eran sus esclavos y los desterraba de su vida. Hacía sacrificios increíbles para conseguir lo que quería, pero se irritaba cuando enfrentaba el sacrificio que Dios le llamó a hacer. Pero, en un momento de gracia que jamás olvidaré, dejó de luchar, dejó de controlar y de defenderse. Me pidió que dejara de hablar y me dijo: "Paul, lo entiendo. He estado tan ocupado siendo dios que invertí poco tiempo o interés en servir a Dios". Ese fue el momento donde escuché el autodiagnóstico más preciso que jamás haya oído. Él estaba en lo cierto. No había terminado de hablar cuando comenzó a llorar como jamás he visto llorar a ningún hombre. Su cuerpo se conmocionó de dolor cuando la gracia lo enfrentó con su obra de liberación.
Pero mi amigo no es el único. Si eres padre, sabes que los hijos se comportan como si tuvieran suficiente autonomía. Todo niño solo quiere que se hagan las cosas a su manera. No le gusta que le digan qué comer, qué vestir, cuándo ir a la cama, cómo cuidar sus cosas o cómo tratar a otros. Desea estar en el centro de su pequeño mundo y escribir sus propias reglas. Se sorprende de que tengas la audacia de decirle lo que debe hacer. Pero no solo los niños son así. El pecado causa que la autonomía viva en todos nosotros. Tratamos de tener más control de lo que nuestra sabiduría y fuerza nos permiten. Deseamos que las personas sigan nuestro camino o se queden fuera de él. Pero cuando deseamos estas cosas, estamos olvidando quiénes somos, quién es Dios y con qué gracia nos ha bendecido. Podemos elegir estar dolidos por el hecho de que no estamos obteniendo las cosas a nuestra manera o podemos celebrar que la gracia nos ha dado la bienvenida a un nuevo y mejor camino. Podemos elegir frustrarnos ante la pérdida de control o podemos descansar en Aquel que es "cabeza de todo a la iglesia" (Efesios 1:22). Creo que hay una mezcla de duelo y celebración en todos nosotros.
¿Qué escogerás hoy? ¿Le darás entrada a la frustración cuando las cosas no salgan como planeaste o celebrarás la gracia que te ha incluido en el plan más maravilloso que jamás haya existido?

Para profundizar y ser alentado: Salmo 73 

jueves, 8 de febrero de 2024

FEBRERO 8 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 No permitas que el pasado te paralice. La gracia te ofrece vida en el presente y garantiza tu futuro.

Es un hecho simple de la naturaleza que, una vez que las hojas de los árboles caen, no las puedes regresar a su origen. Una vez que pronuncias palabras, no puedes evitar que alguien las escuche. Una vez que has hecho alguna elección, no puedes revivir ese momento. Una vez que te hayas comportado de cierta manera en cierto tiempo, no lo puedes rehacer. Tú y yo no tenemos la oportunidad de revivir nuestro pasado para tratar de hacer mejor las cosas, así como no tenemos el poder de pegar las hojas a los árboles de nuevo. Lo hecho, hecho está, y no puede rehacerse.
Pero todos deseamos poder vivir de nuevo ciertos momentos y ciertas decisiones. Si eres totalmente humilde y pudieras ver al pasado, experimentarías nostalgia y pesar. Ninguno de nosotros ha tomado siempre la decisión correcta. Ninguno de nosotros ha sido siempre humilde, noble y amoroso. No siempre nos caracterizamos por servir y perdonar. Ninguno de nosotros ha hablado siempre con la verdad. Ninguno de nosotros es libre de enojo, envidia o venganza. Ninguno de nosotros ha caminado por la vida con una nobleza intachable... ninguno de nosotros. Así que todos tenemos razones para sentir remordimiento y arrepentimiento. Todos sentimos el peso y la tristeza de lo que ya está hecho y no puede deshacerse.
Es por ello que todos los días debemos celebrar la gracia que nos libera de los remordimientos del pasado. Esta libertad no significa que debemos negar nuestro pasado. No es la libertad para reescribir nuestra historia. No, es la libertad de la gracia perdonadora y transformadora. La gracia me permite vivir con esperanza en el presente porque me libera del pasado. Todo lo que veo en el pasado y me gustaría rehacer ha sido cubierto por la sangre de Jesús. No necesito seguir cargando el peso del pasado sobre mis hombros, soy libre para entregarme completamente a lo que Dios me ha llamado a hacer aquí y ahora. "Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús" (Filipenses 3:13-14).
¿Te paraliza tu pasado? ¿Vives bajo la sombra del "si tan solo..."? ¿Tu pasado afecta tu futuro más que la gracia pasada, presente y futura de Dios? ¿Estás viviendo en el perdón que se te ha otorgado en la vida, muerte y resurrección de Jesús?
Para profundizar y ser alentado: Jeremías 29:1-14

miércoles, 7 de febrero de 2024

FEBRERO 7 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La adoración congregacional tiene el propósito de humillarte al señalar la profundidad de tu necesidad y de cautivarte al señalar la gloriosa provisión de Dios.

Todos lo hacemos a nuestra manera. Rara vez pasa un día sin que lo hagamos. Incluso lo hacemos en medio del servicio de adoración. Pero es peligroso hacerlo. No nos lleva a nada bueno. No nos agrada cuando otras personas lo hacen, pero fallamos en reconocer cuántas veces lo hacemos nosotros mismos. Tratamos de convencernos a nosotros mismos de que somos mejores de lo que realmente somos. Todos queremos creer que no somos tan pecadores como parece. Nos comparamos con otras personas que parecen ser más pecadoras que nosotros. Reescribimos nuestra historia para parecer mejores de lo que realmente somos. Nos evaluamos a nosotros mismos, reflejándonos en el espejo de otros, en lugar de vernos en el espejo que en verdad es preciso: el espejo de la Palabra de Dios. Enumeramos nuestras buenas obras para sentirnos bien. Argumentamos con otros y con nosotros mismos que lo que parece ser pecado no lo es en absoluto. Todo esto es una ilusión delirante de nuestra propia justicia. Esto lo vemos en nuestras acciones diarias de expiación propia. Tratamos de convencernos de que en realidad no necesitamos la maravillosa gracia de un fiel y amoroso Salvador. En pocas palabras, todos intentamos retirarnos del mensaje radical que profesamos creer. Negamos con descaro nuestro propio pecado y minimizamos la única gracia que es capaz de darnos esperanza.
Dios sabía que nuestra tendencia siempre es ir hacia el mundo. Él estaba completamente consciente de que, dentro de nosotros, aún radica nuestra propia "justicia". Dios sabía que tratamos de aparentar que estamos bien, incluso cuando sabemos que no es así. Por eso, Dios diseñó un medio para que seamos enfrentados, una y otra vez, con la profundidad de nuestro pecado y con el costoso sacrificio del Cordero, nuestro Salvador y Redentor, el Señor Jesucristo. Él ordenó que nos reuniéramos, una y otra vez, en un servicio de adoración con Su iglesia para ser enfrentados con la doble realidad de nuestra identidad de pecadores y, a la vez, hijos de Su gracia. Verás, cuando comprendes el regalo gratuito de la provisión de Dios por medio de Su gracia, no tienes que temer al admitir la profunda deuda de tu pecado, y es solo cuando admites lo desastroso de tu pecado que serás entusiasmado por la gracia de Jesucristo. La adoración congregacional nos enfrenta con el hecho de que somos peores de lo que pensamos y que la gracia de Dios es mucho más maravillosa de lo que jamás pudimos imaginar. Seguiremos necesitando ese recordatorio hasta que ya no pequemos más y estemos con Él y seamos como Él para siempre. Las reuniones de iglesia no son una obligación que los santurrones deben cumplir. No, es otro regalo de la misericordia de un Dios de gracia gloriosa (ver Hebreos 10:23-25).
Para profundizar y ser alentado: Romanos 3:9-20

martes, 6 de febrero de 2024

FEBRERO 6 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 No debes estar ansioso sobre el futuro. El Dios de gracia ha invadido tu vida, y Él siempre termina lo que comienza.

Es natural; todos lo hacemos. Todos nos preguntamos sobre lo que vendrá. Algunos de nosotros pensamos en el futuro y esperamos que nuestros sueños se hagan realidad. Algunos de nosotros tenemos pavor del futuro y oramos para que no tengamos que enfrentar lo que más tememos. Para algunos de nosotros, el futuro se ve como nebuloso y desconocido. Para todos nosotros es difícil ver hacia el futuro y estar seguros de todo, ya que el futuro sencillamente está fuera de nuestras manos. Aun con toda nuestra consideración, meditación y planeamiento para el futuro, las cosas nunca resultan como esperamos. Siempre existen curvas inesperadas en el camino; baches y zanjas que no anticipamos. Hay montañas y valles que no pudimos anticipar. Nos encontramos caminando por momentos de oscuridad, pensando en aquellos planes que teníamos de vivir en la luz. No nos toma mucho tiempo ceder a la realidad de no saber lo que está a la vuelta de la esquina.
Pero no debemos vivir atormentados con la ansiedad de lo desconocido. No tenemos que ir a la cama preguntándonos qué es lo que el siguiente día traerá o despertar pensando en todos los "qué pasaría si...". No tenemos que descifrar lo que nunca podremos descifrar. No, podemos tener descanso, aun cuando nos encontramos confundidos. Podemos experimentar paz en medio de lo desconocido. Podemos sentirnos bien internamente, aun mientras vivimos en medio del misterio. ¿Por qué? Porque nuestra paz interior no descansa en cuánto sabemos, cuánto hemos descubierto o exactamente cuánto hemos podido predecir del futuro. No, nuestros descanso está en la persona que sostiene el futuro de cada uno de nosotros en Sus manos sabias y clementes. Tenemos paz porque sabemos que Él completará la obra que, en Su gracia, ha comenzado en nuestras vidas. Él es fiel, así que nunca dejaría la obra incompleta. Es clemente, nos da lo que necesitamos, no lo que merecemos. Es sabio, lo que hace siempre es lo mejor. Es soberano, gobierna todas las situaciones y lugares donde vivimos. Es poderoso, puede hacer lo que le plazca, cuando le plazca.
Pablo lo explica de esta manera en Filipenses 1:6: "Estoy convencido de esto; el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús". ¿Te encuentras experimentando ansiedad porque has olvidado quién eres y qué has recibido? ¿Estás experimentando el temor que resulta del querer saber lo que nunca podrás saber? Él sabe, Él cuida y Él terminará la obra que comenzó.
Para profundizar y ser alentado: Romanos 8:18-39

lunes, 5 de febrero de 2024

FEBRERO 5 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Dios no descansará de Su obra redentora hasta que haya asistido al funeral del pecado y de la muerte.

Si alguien te pregunta: "¿Qué es lo que Dios está haciendo en este momento?", ¿qué responderías? Temo que muchos de nosotros estamos confundidos en cuanto a los beneficios de la obra de Jesús. Entendemos que fuimos perdonados y comprendemos que pasaremos la eternidad con Él, pero no estamos seguros de cuál es la agenda aquí y ahora. Debido a que no entendemos lo que Dios está realizando en el presente, somos tentados a cuestionar Su sabiduría y a dudar de Su amor. Nuestro problema no es que Dios sea inactivo o que nos haya abandonado, sino que no conocemos Su agenda. Nos decepciona no entender Su plan e, inclusive, nos vuelve un poco cínicos, hasta el punto de que dejamos de confiar en Él. Esto es un desastre espiritual.
La respuesta a esta gran pregunta es realmente muy fácil y sencilla. ¿Qué es lo que Dios está haciendo aquí y ahora? ¡Redención! Dios está llevando a cabo Su plan de batalla contra el pecado y a favor de nuestra completa liberación. Está obrando en el botín de la victoria de Cristo en la cruz del Calvario. Escucha las alentadoras palabras de 1 Corintios 15:25-26: "Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de Sus pies. El último enemigo que será destruido es la muerte".
Ahora, tú y yo debemos comprender dos cosas de estas palabras, las cuales responden a nuestra pregunta: "¿Qué es lo que Dios está haciendo?" Primeramente, ¡Nos está redimiendo! No, tu mundo no se encuentra fuera de control. No, los hombres malos no ganarán. No, el pecado no tendrá la victoria final. Debido a que tu mundo no está fuera de control, sino bajo el cuidado de un Dios redentor, puedes tener esperanza, aunque a veces parezca que las tinieblas están venciendo a la luz.
¿Qué es lo que Dios está haciendo? Este pasaje nos da una segunda respuesta. Está poniendo a Sus enemigos bajo Sus pies, dentro de Su plan redentor. Dios vencerá a cada enemigo hasta que Su último enemigo, la muerte, sea derrotado. Él no descansará hasta que el pecado y la muerte sean completamente derrotados y nosotros seamos libres al fin, libres por siempre. La esperanza que tenemos aquí y ahor no descansa en nuestra comprensión y fortaleza, sino en que el pecado y la muerte sean derrotados por el Rey de reyes y Señor de señores. Su reinado es tu protección presente y tu esperanza futura.
Para profundizar y ser alentado: 1 Corintios 15:50-58

domingo, 4 de febrero de 2024

FEBRERO 4 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Todos los días te predicas a ti mismo un tipo de evangelio -el falso evangelio: "Yo no puedo hacer esto", o el verdadero evangelio: "Tengo todo lo que necesito en Cristo".

A menudo me encuentro diciéndome esto a mí mismo. Cuando lo hago, las personas casi siempre se ríen, aunque lo diga muy en serio. No hay nadie que sea más influyente sobre tu vida que tú mismo, ya que nadie habla contigo más que tú mismo. Es un hecho que, tanto tú como yo, estamos en una interminable conversación con nosotros mismos. La mayoría de nosotros hemos aprendido que es mejor no mover los labios porque las personas pensarán que estamos locos, pero nunca dejamos de hablarnos a nosotros mismos. En esta discusión interna, siempre estamos hablando de Dios, de la vida, de otros y de nosotros mismos, y las cosas que nos decimos a nosotros mismos son muy importantes porque son formativas en las cosas que deseamos, escogemos, decimos y hacemos. ¿Qué es lo que te has estado diciendo a ti mismo? ¿Qué es lo que te has estado diciendo de ti mismo? ¿Qué te has estado diciendo sobre Dios? ¿Qué es lo que te has estado diciendo sobre la vida, su significado y propósito, lo correcto e incorrecto, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo?

En el Salmo 42 se nos da la oportunidad de escuchar a escondidas la predicación privada de un hombre. Sí, has leído correctamente; tal como nosotros, el salmista siempre está predicándose a sí mismo una clase de evangelio. Podemos predicarnos a nosotros mismos un evangelio de soledad, pobreza e incapacidad, o bien, podemos predicarnos el verdadero evangelio de Dios de poder, provisión y perdón. Puedes predicarte a ti mismo un evangeliode temor e intimidación o uno que te dé valor y esperanza. Puedes predicarte a ti mismo un Dios distante, pasivo e indiferente, o un Dios cercano, cuidadoso y activo. Puedes predicarte un evangelio que cause que descanses en Su sabiduría o un evangelio que te cause temor y confusión.

Hoy, cuando sientas que nadie te entiende, ¿qué evangelio te predicarás? Al enfrentar una enfermedad, al perder un trabajo o un amigo, ¿qué mensaje te dirás? Cuando estés tentado a temer o desconfiar, ¿qué te dirás? Cuando tu vida parezca dura e injusta, ¿qué evangelio te predicarás? Cuando la crianza de los hijos o tu matrimonio sea difícil y abrumador, ¿qué te dirás a ti mismo? Cuando tus sueños parezcan estar fuera de tu alcance, ¿qué te predicarás a ti mismo? Cuando te enfrentes a un deseo que pensaste que nunca enfrentarías, ¿qué evangelio abrazarás?

Realmente es cierto, nadie te habla tanto como tú. Así que, Dios, en Su gracia, te ha dado Su Palabra para que puedas predicarte a ti mismo la verdad en esos moentos en los que el único que habla eres tú.

Para profundizar y ser alentado: Salmo 42

sábado, 3 de febrero de 2024

FEBRERO 3 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La gracia de Dios no solo te provee lo que necesitas, sino que también te transforma en lo que Él, en Su sabiduría, te destinó a ser.

¿Qué es lo que más necesitas? No, no es aquella joven o ese coche nuevo en los que has puesto tus ojos. No es esa promoción en tu trabajo que has luchado por conseguir o esas vacaciones que has soñado. No, no es el deseo de bajar ese peso que sabes que debes perder o la disciplina para salir de una deuda. No es un círculo íntimo de amigos o una iglesia sólida a la cual asistir. No es la sanidad de un padecimiento físico o la restauración de tu familia distanciada. No es la liberación de adicciones, temores, depresión o preocupaciones. Todas estas cosas son muy importantes por sí solas, pero ellas no representan tu necesidad más grande. Hay una cosa que todo ser humano necesita desesperadamente, sea que esté consciente de ello o no. Esta necesidad llega al corazón de quién eres y al corazón de lo que Dios diseñó que fueras e hicieras.

Tu más grande necesidad (y la mía) es una completa relación restaurada con Dios. Fuimos creados para vivir en unión con Él. Fuimos creados para amarlo. Fuimos diseñados para vivir para Su gloria. Si aún sigues viviendo en una relación rota con Él, estás fracasando en el propósito fundamental de tu existencia. Así que, Dios, en Su gracia, creó una manera a través de la vida, muerte y resurrección de Su Hijo, para que esa relación esencial fuera restaurada. A través de Él recibimos nuevamente el acceso al Padre. A través de Él hemos sido injertados a la familia de Dios.

Pero Dios hizo más que eso. Además de ser restaurados ante Dios, necesitamos enfrentar la realidad de nuestro pecado presente. El pecado no solamente nos separó de Dios, sino que además nos dejó estropeados. El daño del pecado se extiende a cada aspecto de nosotros. Dios no solo suple nuestras necesidades más profundas, también se ha comprometido a largo plazo a transformar nuestra vida y nuestro corazón. Él no quedó satisfecho con el hecho de que fuéramos restaurados, sino que ahora obra en nosotros para que seamos más como Él es. Pablo lo dice de esta manera: "Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo" (Romanos 8:29).

Dios te acogió en Sus brazos, pero no está satisfecho. No abandonará Su obra de redenión hast que todos los corazones de cada uno de Sus hijos sean completamente transformados por el poder de Su gracia. Ahora que hemos sido restaurados por gracia, esa misma gracia nos transforma día por día a Su imagen.

Para profundizar y ser alentado: 2 Pedro 1:3-11

viernes, 2 de febrero de 2024

FEBRERO 2 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 No te encuentras solo contra la tentación porque Aquel que es tu Salvador es también tu fortaleza, tu refugio y tu defensa.

La Biblia te llama, como creyente, a vivir con tres realidades presentes. La primera es la que siempre te saluda cada día. La realidad es que vives en un mundo que ha sido dramáticamente quebrantado por el pecado y no funciona de la forma como Dios lo diseñó. Pablo lo dice muy bien en Romanos 8, señalando que el mundo está "gimiendo" mientras espera la redención. Debido a que el mundo donde vivimos no opera según el diseño original de Dios, te presenta tentaciones a dondequiera que vas. Estas tentaciones juegan con el pecado y la debilidad que aún viven en ti y que están siendo erradicados progresivamente por la gracia de Dios. Tú y yo debemos vivir conscientes de la tentación; el fallar en esto es fallar en reconocer la condición caída del mundo en el cual vivimos.

La segunda realidad es que, aunque pensemos que somos hijos de Dios estamos faltos del poder y queremos pelear nosotros mismos la batalla espiriual a la que el mundo de pecado y tentación nos atrae. Al enfrentar nuestra vulnerabilidad y debilidad, hay cosas por las que tú y yo debemos orar regularmente. Debemos orar por un deseo puro, por sabiduría para reconocer los engaños del enemigo y por fortaleza para enfrentar aquellas batallas que no podamos evitar. Todo esto sale a flote al reconocer humildemente que lo malo no siempre nos parece malo. Que lo que Dios dice que es peligroso no siempre se ve peligroso. El mal no siempre parece tan malo a nuestros ojos. Así que necesitamos protección no solo para la tentación externa, sino para nuestros propios ojos ciegos y nuestros corazones errantes.

Finalmente, tú y yo somos bienvenidos a descansar en la realidad de que en este mundo caído que nos lanza tentaciones cada día no estamos ni estaremos solos. Dios está con nosotros. Él provee la seguridad que nosotros no podíamos conseguir por nosotros mismos. Tú y yo podemos enfrentar la dura realidad de la vida en este mundo incierto con valor y esperanza porque no nos enfrentamos a ellos por nosotros mismos. Emmanuel ("Dios con nosotros") es con nosotros en poder, gloria y gracia. Las palabras de Sofonías 3:17 nos traen esperanza hoy como lo hicieron generaciones atrás cuando fueron escritas: "Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso".

Para profundizar y ser alentado: 1 Corintios 10:1-13.