Versículo para hoy:

domingo, 29 de mayo de 2016

La sana doctrina es el combustible para la adoración - Bobby Jamieson

LECTURAS VESPERTINAS – MAYO 29

“Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó”. Josué 6:26.

COMO fue maldecido el que reedificó a Jericó, mucho más reprensible es el que se afana por restaurar el papado entre nosotros. En los días antiguos, por el poder de la fe de nuestros padres, por la perseverancia de sus esfuerzos y por el sonido de sus trompetas evangélicas cayeron los gigantescos muros del papado; y ahora hay algunos que quieren reedificar aquel antibíblico sistema sobre sus antiguos fundamentos. Señor, complácete en desbaratar sus inicuos intentos y derriba cada piedra que ellos edifiquen. Debiéramos ocuparnos seriamente en ser purgados por completo de todo error que tenga una tendencia a fomentar el espíritu del papado; y, cuando hayamos hecho una perfecta barrida en casa, debiéramos procurar en toda forma resistir su muy rápida propalación en la Iglesia y en el mundo. Esto último puede ser hecho en secreto por ferviente oración; y en público por un valiente testimonio. Debiéramos amonestar con sensata intrepidez a los que se inclinan hacia los errores de Roma. Debemos instruir a los jóvenes en la verdad del Evangelio y hacerles conocer los horrorosos hechos del papado en los tiempos antiguos. Tenemos que ayudar a difundir la luz por todo el país más profusamente, porque los sacerdotes odian la luz del día. ¿Estamos haciendo todo lo que podemos a favor de Jesús y del Evangelio? Si no, nuestra negligencia será aprovechada por la superchería sacerdotal. ¿Qué estamos haciendo para difundir la Biblia, que es veneno y ponzoña para el papa? ¿Estamos esparciendo por el mundo escritos evangélicos buenos y sanos? Lutero dijo una vez: “El diablo odia las plumas de ganso”. Y, sin duda, tenía mucha razón, porque los escritores preparados, con la bendición del Espíritu Santo, han hecho mucho mal a su reino. Si los que leen esta hoja hacen todo lo que pueden para impedir la reedificación de esta Jericó, la gloria del Señor correrá entre los hijos de los hombres. Lector, ¿qué puedes hacer? ¿Qué quieres hacer?

Charles Haddon Spurgeon.