Versículo para hoy:

sábado, 16 de febrero de 2019

Tú eres la Roca • Himnos Sólo por Gracia (Lyric Video)

Las diez primeras persecuciones

"Nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". Heb. 12:1

La primera persecución de la Iglesia tuvo lugar en el año 67, bajo Nerón, el sexto emperador de Roma. Este monarca reinó por el espacio de cinco años de una manera tolerable, pero luego dio rienda suelta al mayor desenfreno y a las más atroces barbaridades. Entre otros caprichos diabólicos, ordenó que la ciudad de Roma fuera incendiada, orden que fue cumplida por sus oficiales, guardas y siervos. Mientras la ciudad imperial estaba en llamas, subió a la torre de Mecenas, tocando la lira y cantando el cántico del incendio de Troya, declarando abiertamente que «deseaba la ruina de todas las cosas antes de su muerte». Además del gran edificio del Circo, muchos otros palacios y casas quedaron destruidos; varios miles de personas perecieron en las llamas, o se ahogaron en el humo, o quedaron sepultados bajo las ruinas.
Este terrible incendio duró nueve años. Cuando Nerón descubrió que, su conducta era intensamente censurada, y que era objeto de un profundo odio, decidió inculpar a los cristianos, a la vez para excusarse para aprovechar la oportunidad para llenar su mirada con nuevas crueldades. Esta fue la causa de la primera persecución; y las brutalidades cometidas contra los cristianos fueron tales que incluso movieron a los mismos romanos a compasión. Nerón incluso refinó sus crueldades e inventó todo tipo de castigos contra los cristianos que pudiera inventar la más infernal imaginación. En particular, hizo que algunos fueran cosidos en pieles de animales silvestres, antojándolos a los perros hasta que expiraran; a otros los vistió de camisas atiesadas con cera, atándolos a postes, y los encendió en sus jardines, para iluminarlos. Esta persecución fue general por todo el Imperio Romano; pero más bien aumentó que disminuyó el espíritu del cristianismo. Fue durante esta persecución que fueron martirizados San Pablo y San Pedro.
A sus nombres se pueden añadir Erasto, tesorero de Corinto; Aristarco, el macedonio, y Trófimo, de Éfeso, convertido por San Pablo y su colaborador, así como Josés, comúnmente llamado Barsabás, y Ananías, obispo de Damasco; cada uno de los Setenta. Continuar leyendo...

Fuente: El libro de los Mártires, cap. 2 - John Fox .

16 de febrero - SALVADOS PARA SERVIR

Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Juan 13:13-14.

Al tomar el cuenco, la jarra y la toalla para lavar los pies de sus discípulos, puedes ver la humildad de su disposición. Y enseguida, después de esto, lo ves entregándose a sí mismo, su cuerpo, su alma y su espíritu para servirnos. Y qué si digo que incluso en este mismo momento, como el Hijo del hombre en el cielo, él sigue haciendo una especie de servicio para su pueblo. Por amor a Sión él no guarda silencio y por amor a Jerusalén él no descansa sino que sigue intercediendo por aquellos cuyos nombres lleva en su corazón. Escuchen pues, todos ustedes, y que todo el que lo escuche aclame ese hecho misericordioso. Sean santos o pecadores, ya salvos o sedientos del conocimiento de la salvación, debe aceptarse la idea de que la encomienda de Cristo no era engrandecerse a sí mismo sino beneficiarnos a nosotros. Él no vino a ser servido, sino a servir. ¿No te viene esto bien a ti, pobre pecador, tú que nunca le serviste, tú que no podrías, como estás, ministrarle a él? Bueno, él no vino a buscar tu servicio, él vino a dar sus servicios, no para que primero tú le muestres honor sino para mostrarte misericordia. ¡La necesitas tanto! Y ya que él no ha venido a buscar tesoros sino a conceder riquezas inescrutables, no para buscar muestras de salud sino ejemplos de enfermedad sobre los cuales el arte sanador de su gracia pueda operar, de seguro hay esperanza para ti.

A través de la Biblia en un año: Lucas 3-4

Fuente: Charles H. Spurgeon - Tomado del libro "A los pies del Maestro" - Compilado por Audie G. Lewis