Versículo para hoy:

lunes, 2 de mayo de 2022

Mayo 2 La pasión de la paciencia - OSWALD CHAMBERS

"Aunque tarde, espérala", Habacuc 2:3

La paciencia no es indiferencia. La paciencia nos transmite la idea de una roca inmensamente fuerte y capaz de resistir todo ataque violento. La visión de Dios es la fuente de la paciencia porque nos da una inspiración verdadera y adecuada. Moisés se mantuvo firme, no por sus ideales acerca del deber y lo que es correcto, sino porque tuvo una visión de Dios. "Se sostuvo como viendo al Invisible", Hebreos 11:27. Una persona con esta visión de Dios no se consagra a una causa o a un asunto en particular, sino al Señor mismo. Tú siempre sabes que la visión es de Dios por la inspiración que trae consigo. Las cosas te llegan con liberalidad y le dan fuerza a tu vida porque todo está vigorizado por Dios. Él te puede dar un tiempo espiritual en el que no tengas ninguna palabra suya en absoluto, como su Hijo lo experimentó durante la tentación en el desierto. Si Dios lo hace, mantente firme y el poder para sostenerte estará allí porque tú lo ves a Él. 

Aunque tarde, espérala. La prueba de que tenemos la visión es que nos esforzamos por lograr más de lo que hemos alcanzado. No es bueno estar satisfechos espiritualmente. El salmista dijo: "¿Qué pagaré a Jehová...? Tomaré la copa de la salvación", Salmo 116:12-13. Somos propensos a buscar satisfacción en nosotros mismos, y decimos: "¡Ya lo conseguí! Ahora estoy completamente santificado. Ahora puedo mantenerme firme". Cuando esto sucede, de inmediato vamos camino a la rutina. Siempre debemos tratar de obtener más de lo que hemos alcanzado. Pablo dijo: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo", Filipenses 3:12. Si lo único que tenemos es lo que hemos experimentado, entonces no tenemos nada. Pero si contamos con la inspiración de la visión de Dios, tenemos más de lo que podemos experimentar. Cuídate del peligro del relajamiento espiritual.

Mayo 1 Discernimiento, no emoción - OSWALD CHAMBERS

"Porque por fe andamos, no por vista", 2 Corintios 5:7

Durante algún tiempo nosotros tenemos plena conciencia de los cuidados de Dios. Luego, cuando Él empieza a usarnos en su obra, adoptamos un aire de tristeza y hablamos únicamente de nuestras pruebas y dificultades. Durante todo ese tiempo Dios está tratando de que realicemos nuestro trabajo como personas humildes, que no se hacen notar. Si pudiéramos evitarlo, ninguno de nosotros pasará inadvertido espiritualmente. ¿Podemos hacer nuestro trabajo cuando parece que Dios ha cerrado los cielos? Algunos de nosotros siempre queremos ser santos iluminados, con aureolas doradas y un flujo continuo de inspiración, además de tener tratos todo el tiempo con otros santos del Señor. Un santo seguro de sí mismo es inútil, anormal e incompetente para la vida cotidiana y no se parece en nada a Dios. Estamos aquí como hombres y mujeres — no como ángeles en ciernes — con el propósito de hacer el trabajo de este mundo y hacerlo con un poder infinitamente mayor para resistir la lucha, ya que hemos nacido de lo alto. 

Si intentamos revivir esos excepcionales momentos de inspiración, estamos demostrando que no es a Dios a quien deseamos. Nosotros nos obsesionamos con los momentos en que Él se acercó y nos habló e insistimos en que lo siga haciendo. Pero lo que Dios quiere de ti y de mí es que "andemos por fe". ¡Cuántos de nosotros nos hemos "guardado”, por así decirlo y hemos dicho: "Bueno, no puedo hacer nada más hasta que el Señor se me aparezca"! Pues Él nunca lo hará y debemos levantarnos, sin ninguna inspiración, sin ningún toque repentino suyo. Después viene la sorpresa: "¡Pero si Él estuvo allí todo el tiempo y yo nunca lo supe!" Nunca vivas para esos momentos excepcionales, son sorpresas. Dios nos dará sus toques de inspiración solamente cuando vea que no corremos el peligro de desviarnos por causa de ellos. Jamás debemos considerar nuestros momentos de inspiración como la norma de vida. Nuestra norma es la obra, nuestro deber.