Versículo para hoy:

lunes, 22 de mayo de 2023

MAYO 22 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Dirigiólos por camino derecho". Salmo 107:7

LA variada experiencia, a menudo conduce al ansioso creyente a preguntar: "¿Por qué me pasa esto?". "Espero luz y me vienen tinieblas; busco paz y me viene turbación". "Yo dije en mi corazón: Mis montañas están firmes; nunca seré movido. Señor, tu escondiste tu rostro y yo estoy en aflicción". Ayer mismo vivía en plena seguridad, y hoy esa seguridad ya se empañó y mis esperanzas se nublaron. Ayer podía subir a la cumbre del monte Pisga y contemplar el paisaje y gozarme con confianza en mi futura herencia, pero hoy mi espíritu no alienta esperanza sino temores, no tiene gozo sino mucha aflicción. ¿Es todo esto parte del plan que Dios tiene respecto a mí? ¿Puede ser éste el camino por el cual Dios quiere llevarme al cielo? Sí, es así. El eclipse de tu fe, la oscuridad de tu mente, el desfallecimiento de tu esperanza, todo es parte del procedimiento que usa Dios para prepararte para la gran herencia que pronto poseerás. Estas pruebas son para examinar y fortalecer tu fe, son vientos que hacen que tu nave navegue hacia el deseado cielo, más rápidamente. Según las palabras de David, puede ser dicho de ti que "él los guía al puerto que deseaban". Por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama, por abundancia y por escasez, por gozo y por tristeza, por persecución y por paz, por todas estas cosas se mantiene la vida de tu alma, y por todas estas cosas eres ayudado en tu camino. No pienses, creyente, que tus aflicciones no forman parte del plan de Dios; al contrario, son partes necesarias. "Es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios". Aprended, pues, "a tener por sumo gozo cuando cayereis en diversas pruebas".

MAYO 21 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Si empero habéis gustado que el Señor es benigno”. 1 Pedro 2:3

SI. Entonces no es un asunto que debemos dar por sentado en relación con cada ser humano. “Si”. Entonces es posible y probable que algunos no hayan gustado que el Señor es benigno. “Si”. Entonces no hay merced general sino particular, y es necesario que inquiramos si conocemos, por experiencia personal, la gracia de Dios. No hay una gracia espiritual que no sea objeto de un examen de corazón. Pero si bien esto debe ser objeto de diligente y piadoso examen, ninguno debe estar satisfecho mientras quede tal cosa como un “si” acerca de su “gustar que el Señor es benigno”. Una celosa y santa desconfianza de sí mismo puede dar origen a esta cuestión aun en el corazón del creyente, pero la prolongación de esto sería en verdad un mal. No debemos descansar hasta que por la fe abracemos al Salvador. “Yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito”. No descanses, creyente, hasta que tengas la plena seguridad de tu interés en Jesús: Que nada te satisfaga hasta que el Espíritu de Dios dé testimonio a tu espíritu de que eres hijo de él. No juegues con un asunto tan importante. Que ningún “quizás”, “por ventura”, “si” y “puede ser” satisfaga tu alma. Confía en las verdades eternas y cuenta en verdad con ellas. Obtén las seguras mercedes de David, y tenlas con seguridad. Haz que tu ancla entre hasta dentro del velo, y mira que alma esté ligada a esa ancla por el cable que no se quiebra. Avanza más allá de esos tristes “si”; no permanezcas más en el desierto de las dudas y de los temores; cruza el Jordán de la desconfianza y entra en la Canaán de paz, donde los cananeos aún habitan, pero donde la tierra no cesa de fluir leche y miel.

MAYO 20 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Vi siervos en caballos, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra”. Eclesiastés 10:7

EL presuntuoso usurpa, por lo regular, los altos puestos, mientras que el que es verdaderamente grande desfallece en la obscuridad. Es este un misterio de la providencia, cuya revelación alegrará un día el corazón de los rectos. Pero es este un hecho tan común, que no debemos murmurar si nos acontece a nosotros. Cuando nuestro Señor estuvo en la tierra, aunque era el Príncipe de los reyes del mundo, anduvo, sin embargo, por la senda del cansancio y de la servidumbre como el Siervo de los siervos. No tenemos que admirarnos, pues, si sus seguidores son considerados como personas inferiores y despreciables. El mundo está trastornado, y, por lo tanto los primeros son postreros y los postreros primeros. ¡Fíjate cómo los serviles hijos de Satán dominan en la tierra; qué actitud arrogante asumen; cómo tratan a todos con insolencia! Amán está en la corte mientras que Mardoqueo está en la puerta; David vaga por los montes mientras que Saúl reina con gran pompa; Elías se lamenta en la cueva mientras que Jezabel se jacta en el palacio. Sin embargo, ¿quién desearía ocupar los puestos de los rebeldes engreídos? ¿Y quién, por otra parte, no envidiará a los santos que son despreciados? Cuando la rueda dé vuelta, los que están abajo se levantarán y los que están arriba se hundirán. ¡Paciencia, pues, creyente, la eternidad corregirá los errores del tiempo! No caigamos en el error de permitir que nuestras pasiones y nuestros apetitos carnales triunfen y nuestras facultades más nobles se arrastren en el polvo. La gracia divina debe reinar como un príncipe y hacer de los miembros instrumentos de justicia. El Espíritu Santo ama el orden, y, en consecuencia, coloca nuestras facultades en su debido lugar, dando a las espirituales el lugar más elevado. No trastornemos la disposición divina, sino pidamos gracia para tener nuestros cuerpos en sujeción.

MAYO 19 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Estupendas misericordias”. Salmo 17:7

CUANDO damos nuestros corazones con nuestras limosnas, damos bien; pero frecuentemente fracasamos en este respecto. No obra así nuestro Maestro y Señor. Sus favores son siempre hechos con amor. Él no nos envía los residuos de sus manjares deliciosos, sino moja nuestro bocado en su propio plato y sazona nuestros alimentos con las especias de sus fragantes afectos. Cuando él pone la áurea moneda de su gracia en nuestras palmas, lo hace con un apretón de mano tan cálido que la manera de darla es tan preciosa como la dádiva misma. Él entrará en nuestras casas en su misión de amor, y no obrará como obran algunas austeras visitas en la choza del hombre pobre, sino se sentará a nuestro lado, no despreciando nuestra pobreza ni vituperando nuestra debilidad. ¡Con qué sonrisa habla! ¡Qué áureas palabras salen de sus preciosos labios! ¡Qué abrazos afectuosos nos da! Si sólo nos hubiese dado un centavo, el modo de darlo lo habría transformado en oro, pero sus costosas dádivas nos son enviadas en cestos de oro con su carroza de alegría. Es imposible dudar de la sinceridad de su caridad, pues hay un corazón sangrante estampado en la superficie de sus bendiciones. Él da a todos abundantemente y no zahiere. No hay señal alguna de que le seamos molestos, ninguna mirada indiferente para sus pobres pensionistas. Al contrario, se regocija en sus favores y nos aprieta contra su pecho mientras derrama su vida por nosotros. Hay una fragancia en su nardo que sólo su corazón puede producir; hay una dulzura en su panal de miel que no existiría si la misma esencia del amor de su alma no se hubiese mezclado en él. ¡Cuán rara es la comunión que produce tan singular cordialidad! ¡Que podamos continuamente gustar y conocer su gloria!

MAYO 18 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Porque en él habita toda la plenitud de la deidad corporalmente: y en él estáis cumplidos”. Colosenses 2:9-10

TODOS los atributos de Cristo como Dios y como hombre están a nuestra disposición. Toda la plenitud de la deidad, en todo lo que ese término comprende, es nuestro para hacernos cumplidos. Él no podía dotarnos con los atributos de la deidad, pero hizo lo que podía ser hecho: hizo que su poder divino y su deidad condescendiesen a obrar nuestra salvación. Su omnipotencia, su omnisciencia, su omnipresencia, su inmutabilidad y su infalibilidad se unieron en defensa nuestra. ¡Levántate, creyente, y contempla al Señor Jesús mientras unce la plenitud de su deidad al carro de la salvación! ¡Cuán vasta es su gracia, cuan firme su fidelidad, cuán inconmovible su inmutabilidad, cuán infinito su poder, cuán ilimitado su conocimiento! El Señor Jesús hizo de todos estos atributos pilares del templo de la salvación; y todos ellos, sin disminución de su infinidad nos son prometidos como nuestra eterna herencia. El insondable amor del corazón del Salvador es nuestro. Cada tendón en el brazo de su poder, cada joya en la corona de su majestad; la inmensidad del conocimiento divino, y la severidad de la justicia divina, todo es nuestro y será empleado para nuestro bien. Cristo mismo, en su adorable carácter de Hijo de Dios, se dio a sí mismo a nosotros para que nos gocemos muy abundantemente. Su sabiduría es nuestra dirección; su conocimiento, nuestra instrucción; su poder, nuestra protección; su justicia, nuestra garantía; su amor, nuestro consuelo; su misericordia, nuestro solaz y su inmutabilidad, nuestra esperanza. No reservó nada, sino que abrió las cavidades del Monte de Dios y nos mandó que cavásemos en sus minas en busca de los tesoros ocultos. “Todo, todo es vuestro”, dice él. ¡Oh cuán agradable es contemplar e invocar a Jesús, en la certeza de que al buscar la mediación de su amor o poder, estamos buscando lo que él ya nos prometió!

MAYO 17 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Debe andar como él anduvo”. 1 Juan 2:6

¿POR qué el cristiano debe imitar a Cristo? En primer lugar debe hacerlo por su propio bien. Si desea disfrutar de salud espiritual, si quiere huir de la enfermedad del pecado y gozar del vigor que imparte la gracia, debe tener a Jesús como modelo. Si, para su propia felicidad, desea beber abundante vino, bien refinado, si quiere gozar de santa y feliz comunión con Jesús, si quiere sobreponerse a las preocupaciones y congojas, tiene que andar como él anduvo. No hay nada que en tu marcha al cielo te pueda asistir con tan buen éxito como llevar en tu corazón la imagen de Jesús para que dirija todos tus movimientos. Tú te sientes muy feliz y eres bien conocido como hijo de Dios, cuando, por el poder del Espíritu Santo, puedes andar con Jesús en sus mismas huellas.
En segundo lugar, el cristiano debe procurar imitar a Cristo en bien de la religión. ¡Pobre religión!, tú has sido gravemente herida por tus enemigos, pero la herida que te hicieron tus amigos es infinitamente más grave. ¿Quién hizo esas heridas en la hermosa mano de la Piedad? El que profesa ser cristiano y usa la daga de la hipocresía. El que con pretensiones entra en el redil, no siendo otra cosa que un lobo vestido de oveja, daña más a la manada que el león que está fuera. No hay arma que sea siquiera la mitad tan destructiva como el beso de Judas. El cristiano inconsecuente injuria más al Evangelio que el burlón o el incrédulo.
Pero, especialmente, por causa del mismo Cristo, imita su ejemplo. Cristiano, ¿amas a tu Salvador? ¿Es precioso su nombre para ti? ¿Quieres que los reinos del mundo lleguen a ser los reinos de tu Señor? ¿Deseas que él sea glorificado? ¿Ansías que las almas sean ganadas para él? Si es así, imita a Jesús; sé una “epístola de Cristo, conocida y leída de todos los hombres”.

MAYO 16 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Dios nos da en abundancia todas las cosas de que gocemos". 1 Timoteo 6:17

NUESTRO Señor Jesús siempre está dando y ni por un instante retira su mano. Mientras haya un vaso de gracia que no esté lleno hasta el borde el aceite no se detendrá. Jesús es un sol que siempre alumbra, es un maná que siempre cae, es una roca en el desierto que siempre da raudales de vida que proceden de su costado herido. La lluvia de su gracia siempre desciende; los ríos de su generosidad corren siempre, y la fuente de su amor fluye constantemente. Como el Rey nunca puede morir, así su gracia nunca puede faltar. Diariamente tomamos frutos de él, y diariamente sus ramas se inclinan hasta nuestras manos con una nueva provisión de su misericordia. Hay siete días de fiesta en sus semanas, y en sus años hay tantos banquetes como días. ¿Quién ha vuelto alguna vez vacío de su puerta? ¿Quién se levantó de su mesa insatisfecho, o de su seno sin hallar en él un paraíso? Sus mercedes son nuevas todas las mañanas y frescas todas las tardes. ¿Quién conoce el número de sus beneficios o puede contar el monto de sus dádivas? Cada tic-tac del reloj nos habla de las múltiples bendiciones de nuestro Dios. Las alas de nuestras horas están cubiertas con la plata de su benignidad y con el oro de su afecto. El río del tiempo trae de las montañas de la eternidad las áureas arenas de su favor. Las multitudes de sus bendiciones son mayores que las estrellas que brillan en el firmamento. ¿Quién puede contar el cúmulo de beneficios que derramó sobre Jacob, o señalar la cuarta parte de las mercedes que dio a Israel? ¿Cómo engrandecerá mi alma al que me colma de bienes, y me corona de misericordias? ¡Oh si mi alabanza pudiese ser tan incesante como su bondad! ¡Oh lengua miserable, ¿cómo pudiste quedarte en silencio?! ¡Despiértate, te ruego; de lo contrario, no te llamaré más mi gloria, sino mi vergüenza! "Despierta, salterio y arpa: levantaréme de mañana".