Versículo para hoy:

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Completamente hombre, completamente Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 29.El carácter absoluto de Jesucristo

"Él me glorificará...", Juan 16:14
Los movimientos de santidad actuales carecen totalmente de la dura realidad del Nuevo Testamento. No hay nada en ellos que necesite la muerte de Jesucristo; todo lo que se requiere es una atmósfera piadosa de oración y devoción. Esta clase de experiencia no es sobrenatural ni milagrosa; no le costó a Dios su sufrimiento; no está teñida con la sangre del Cordero ni marcada con el sello del Espíritu Santo. No tiene esa marca que las personas ven con reverencia y asombro y las lleva a decir: "¡Esta es la obra del Dios Omnipotente!" Sin embargo, el Nuevo Testamento se ocupa solamente de la obra de Dios y de nada más.
El ejemplo de la experiencia cristiana en el Nuevo Testamento es de devoción personal y apasionada por Jesucristo. Todas las demás clases de supuestas experiencias cristianas están desligadas de Él. En ellas no se produce la regeneración, el nuevo nacimiento en el reino donde vive Cristo. Sólo cuentan con la idea de que Él es nuestro modelo. En el Nuevo Testamento, Jesucristo es el Salvador mucho antes de ser el modelo. A Jesús se le describe hoy como la figura simbólica de una religión, sólo como un ejemplo. Él es todo eso, pero infinitamente mucho más. Él es la salvación en persona. ¡Él es el Evangelio de Dios!
Jesús dijo: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad...me glorificará...", Juan 16:13-14. Cuando me entrego a la verdad revelada del Nuevo Testamento, recibo de Dios el don del Espíritu Santo, quien empieza a interpretar para mí lo que Jesús hizo. El Espíritu de Dios hace subjetivamente en mi todo lo que Jesucristo objetivamente hizo por mí.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 28 de noviembre de 2017

Regresando a tu amor - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 28.La recompensa del indigente

"Y son justificados gratuitamente por su gracia..." Romanos 3:24
El Evangelio de la gracia de Dios despierta un anhelo intenso en las almas e igualmente un fuerte resentimiento, porque la verdad que revela no es agradable o fácil de asimilar. Existe cierto orgullo en las personas que las lleva a dar constantemente, pero acercarse y aceptar un regalo es algo diferente. Estoy dispuesto a entregar mi vida como mártir y a dedicarla al servicio sin importar cuál sea. Pero que no sea humillado hasta el nivel del más vil pecador, merecedor del infierno, que me digan que todo lo que debo hacer es aceptar la dádiva de salvación por medio de Jesucristo.
Debemos comprender que nada podemos ganar o merecer de Dios por medio de nuestros propios esfuerzos. Debemos recibirlo como una dádiva o quedarnos sin ella. La más grande bendición espiritual es el conocimiento de que somos indigentes y, a menos que lleguemos a este punto, nuestro Señor no hace nada por nosotros. Él queda impotente mientras creamos que somos autosuficientes. Debemos entrar en su reino a través de la puerta de la pobreza. Mientras seamos "ricos", especialmente en las áreas del orgullo o de la independencia, Dios no nos ayuda. Sólo cuando nos da hambre espiritual recibimos al Espíritu Santo. El don de la naturaleza esencial de Dios se vuelve efectivo en nosotros por su Espíritu. Él nos imparte la vida vivificadora de Jesús. Y toma lo que "más allá" de nosotros y lo pone "dentro" de nosotros. Cuando esto sucede, esa vida interior se eleva "a las alturas" y nosotros somos levantados hasta donde vive y reina Jesús (ver Juan 3:5).

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Reparando una fuga lenta - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 27. La consagración del poder espiritual

"...por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo", 
Gálatas 6:14.
Si medito en la cruz de Cristo, no me volveré un devoto subjetivo, interesado únicamente en mi propia santidad, sino que me concentraré primordialmente en los intereses de Jesucristo. Nuestro Señor no fue un santo fanático que se internó para practicar la perfección espiritual. No se apartó de la sociedad, pero interiormente estuvo desconectado todo el tiempo. No se mantuvo alejado, pero vivió en otro mundo. De hecho, convivió de tal manera con el mundo ordinario que la gente religiosa de su época lo llamó comilón y bebedor. Sin embargo, nunca permitió que algo interfiriera en su poderosa consagración espiritual.
Mi consagración no es genuina cuando pienso que puedo negarme a ser utilizado por Dios para almacenar el poder espiritual y usarlo más adelante. Este es un error lamentable. El Espíritu de Dios ha liberado a una gran cantidad de personas de su pecado y, sin embargo, no están experimentando ninguna plenitud en su vida, ningún sentido de verdadera libertad. La clase de vida religiosa que hoy vemos a nuestro alrededor es completamente diferente de la vigorosa santidad en la vida de Jesucristo. "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal", Juan 17:15. Debemos estar en el mundo, pero no ser de él, estar separados interiormente, no por fuera, ver Juan 17:16.
Nunca debemos permitir que algo impida la consagración de nuestro poder espiritual. La consagración es nuestra parte, la santificación es la parte de Dios. Debemos tomar la determinación consciente de interesarnos solo en aquello que a Dios le interesa. Cuando enfrentamos un problema confuso, debemos tomar esa decisión preguntándonos: ¿Esto es lo que le interesa a Jesucristo, o es un interés de mi espíritu que se opone diametralmente a Él?

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Noviembre 26. La concentración del poder espiritual

"... Sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo...", Gálatas 6:14.
Si quieres conocer el poder de Dios, es decir, la vida del Jesús resucitado en tu carne mortal, debes meditar en la tragedia de Dios. Deja el interés personal que tienes en tu propia condición espiritual y considera su tragedia, con una actitud completamente sincera e inmediatamente su poder estará en ti.
"Mirad a mí", Isaías 45:22; presta atención a la fuente externa y el poder interior estará allí. Perdemos poder porque no nos concentramos en lo correcto. El efecto de la cruz es salvación, santificación, sanidad, etc., pero no debemos predicar ninguna de estas bendiciones, sino "...a Jesucristo y a este crucificado", 1 Corintios 2:2. La proclamación de Jesús hará su trabajo. Enfoca tu predicación en lo que es el centro para Dios y aunque aparentemente tus oyentes no presten ninguna atención, nunca podrán ser los mismos después. Si comunico mis propias palabras, éstas no pueden ser de mayor importancia para ti que las tuyas para mí; pero si compartimos la verdad de Dios unos con otros, encontraremos vez tras vez esa verdad. Debemos concentrarnos en ese gran punto de poder espiritual: la cruz. Si mantenemos el contacto con ese centro, el poder se liberará en nuestra vida. En los movimientos de santidad y en las reuniones de bendición espiritual, somos dados a no concentrarnos en la cruz de Cristo, sino en sus efectos.
En la actualidad se critica la debilidad de las iglesias y con justa razón. Uno de los motivos de esta debilidad es la falta de concentración en el verdadero centro de poder espiritual. No hemos meditado lo suficiente en la tragedia del Calvario o en el significado de la redención.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

Noviembre 25. El secreto de la coherencia espiritual

"Pero lejos esté de mí el gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo...", Gálatas 6:14
Cuando una persona acaba de nacer de nuevo, parece incoherente debido a que sus emociones no se relacionan con el estado de las circunstancias externas de su vida. La vida del apóstol Pablo se apoyaba en una fuerte y firme coherencia espiritual. En consecuencia, él podía dejar que su vida exterior cambiara sin afligirse, porque estaba arraigado y fundamentado en Dios. La mayoría de nosotros no somos espiritualmente coherentes, porque estamos más preocupados por la coherencia de lo exterior. En cuanto a la expresión externa de las cosas Pablo vivió en el sótano, mientras que sus críticos vivían en el piso de arriba. Estos dos niveles son completamente diferentes y no se pueden tocar entre sí. Pero la coherencia de Pablo era profunda porque se encontraba en los fundamentos. La gran base de su coherencia era la agonía de Dios por la redención del mundo, es decir, la cruz de Jesucristo.
Afírmate de nuevo en lo que crees, regresa al fundamento de la cruz de Cristo y desecha cualquier convicción que no se base en ella. En la historia secular, la cruz es algo sumamente pequeña, pero desde la perspectiva bíblica es más importante que todos los imperios del mundo. Nuestra predicación será totalmente improductiva, si dejamos de hacer énfasis en la tragedia de Dios en la cruz, porque no comunicará su poder para el hombre. Podrá ser interesante, pero no tendrá poder. Sin embargo, cuando predicamos la cruz, el poder de Dios se libera. "...Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación... nosotros predicamos a Cristo crucificado...", 1 Corintios 1:21,23.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 24 de noviembre de 2017

La bendición de las espinas, día 4 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 24. La dirección de tus aspiraciones

"Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores... así nuestros ojos miran a Jehová, nuestro Dios...", Salmos 123:2.
Este versículo describe una plena confianza en Dios. Así como los ojos del siervo están fijos en su amo, nuestra vista se dirige hacia Dios y se enfoca en Él. De esta manera adquirimos el conocimiento de su semblante y Él se nos revela (comparar con Isaías 53:1). Nuestra fortaleza espiritual empieza a extinguirse cuando desviamos nuestros ojos de Él. Nuestra resistencia se va debilitando no tanto por las dificultades externas que nos rodean, sino por nuestra imaginación. Pensamos equivocadamente así: “Me imagino que me he estado esforzando un poco más de lo debido al empinarme para tratar de parecerme a Dios, en lugar de ser una persona humilde y común”. Debemos comprender que ningún esfuerzo puede ser demasiado grande.
Un ejemplo: ¿Alguna vez llegaste a una crisis en la que decidiste adoptar una posición firme en favor de Dios y el Espíritu te dio testimonio de que todo estaba bien? Pero ahora que han pasado las semanas, o quizá años, has llegado lentamente a la siguiente conclusión: "Bueno, tal vez fui demasiado pretencioso. ¿No estaba adoptando una actitud un poco extrema?" Tus amigos racionales vienen y te dicen: "No seas tonto. Nosotros sabíamos que cuando hablabas de ese avivamiento espiritual era solo un impulso pasajero y que no podías resistir la presión. Y, en todo caso, Dios no espera que aguantes". Y tú reaccionas diciendo: "Bueno, supongo que esperaba demasiado". Hablar así parece humildad, pero significa que la confianza en Dios ha desaparecido y, en cambio, ahora estás confiando en la opinión del mundo. El peligro es que, al dejar de confiar en Dios, pasas por alto el fijar tus ojos en Él. Sólo cuando Dios te lleve a un alto repentino en el camino, comprenderás que eres el perdedor. Siempre que haya una fuga espiritual en tu vida, corrígela de inmediato. Reconoce que algo se ha interpuesto entre Él y tú, y rectifícalo sin demora.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 23 de noviembre de 2017

La bendición de las espinas, día 3 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 23. Las distracciones de nuestro estado de ánimo

"Ten misericordia de nosotros, Jehová, ten misericordia de nosotros, porque estamos muy hastiados del menosprecio", Salmo 123:3
No debemos cuidarnos tanto del daño a nuestra fe en Dios, sino del daño a nuestro estado de ánimo. "...Guardaos, pues, de vuestro espíritu y no seáis desleales", Malaquías 2:16
Nuestro genio es poderoso por sus efectos y puede ser un enemigo que penetra directamente en el alma y distrae nuestra mente de Dios. Hay ciertas disposiciones de ánimo que nunca debemos permitir. Si lo hacemos descubriremos que nos hemos desviado de la fe en Dios. Nuestra fe no tiene valor antes de que regresemos a la calma delante de él y son la confianza en la carne y en el ingenio humano los que gobiernan nuestra vida.
Guárdate de las preocupaciones del mundo, de los “afanes de este siglo", pues ellos son los que producen las actitudes erradas en nuestra alma. Es extraordinario el enorme poder que tienen las cosas sencillas para distraer nuestra atención de Dios. No aceptes dejarte agobiar por las preocupaciones de la vida.
Otro factor de distracción es el afán de reivindicarnos. San Agustín oró: “¡Oh, Señor, líbrame del afán de justificarme siempre!”
Esa necesidad de justificación constante destruye la fe de nuestra alma en Dios. No digas: “Debo explicarme”, o “debo lograr que la gente comprenda”.
Nuestro Señor nunca explicó nada. Él dejó que las equivocaciones e ideas falsas de los demás se corrigieran por sí mismas.
Cuando discernimos que hay personas que no están progresando espiritualmente y dejamos que el discernimiento se convierta en crítica obstruimos nuestra comunión con Dios.
Él nunca nos da el discernimiento para que critiquemos, sino para que intercedamos.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

La bendición de las espinas, día 2 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 22. Superficial y profundo

"Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios", (1 Corintios 10:31).
Ten cuidado de pensar que las circunstancias sencillas de la vida no son ordenadas por Dios, lo son tanto como las trascendentales. Nuestra devoción a Él no es lo que nos impide ser superficiales, sino nuestro deseo de impresionar a otras personas con el hecho de que somos muy escrupulosos en lo espiritual y moralmente superiores. Debemos tener cuidado porque de esta manera despreciamos a los demás.
Esto nos convierte en una amonestación ambulante para otras personas, porque son más superficiales que nosotros. Ten cuidado de alardear por creerte alguien profundo. Dios se hizo niño.
La superficialidad no indica pecaminosidad, ni es una señal de que no hay nada profundo en tu vida. El océano tiene sus playas. Incluso las actividades superficiales de la vida como comer y beber, caminar y conversar son todas ordenadas por Dios. Nuestro Señor las vivió. Las practicó como el Hijo de Dios y declaró que "el discípulo no es más que su maestro", Mateo 10:24.
Nuestra salvaguarda está en las cosas superficiales de la vida. Debemos vivir la vida superficial del sentido común de una manera normal. Luego, cuando Dios nos dé las bendiciones más profundas, obviamente las apartaremos de las superficiales. Nunca muestres la profundidad de tu vida a nadie más, que a Dios. Somos tan repulsivamente serios y tan desesperadamente interesados en nuestro propio carácter y reputación, que rehusamos portarnos como cristianos en las situaciones superficiales de la vida.
Decide considerar sólo a Dios y a nadie mas, como importante y digno de atención. Quizá encuentres que la primera persona con la cual debes ser muy crítico, por ser el fraude más grande que jamás hayas conocido, eres tú mismo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 21 de noviembre de 2017

La bendición de las espinas, día 1 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 21. ¡Consumado es!

"...He acabado la obra que me diste que hiciera", Juan 17:4
La muerte de Jesucristo es el cumplimiento histórico de lo que había en la mente misma de Dios. No cabe la posibilidad de considerar a Jesucristo como un mártir. Su muerte no fue algo que le sucedió y que se hubiera podido evitar. Su muerte fue la razón fundamental por la que Él vino.
Nunca fundamentes tu predicación del perdón en el hecho de que Dios es nuestro Padre y nos ama. Eso contradice la verdad revelada de Dios en Jesucristo, vuelve la cruz innecesaria y la redención demasiada ostentosa porque pierde su importancia. Dios perdona el pecado solamente por causa de la muerte de Cristo. Él no podía perdonarnos de ninguna otra manera, sino mediante la muerte de su Hijo. Jesús es exaltado como Salvador por causa de su muerte.... "Pero vemos... a, Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte", Hebreos 2:9. La mayor nota de victoria que jamás haya sonado en los oídos de un universo sobresaltado fue la que emitió la cruz de Cristo: "¡Consumado es!..." Esa es la última palabra en la redención de un hombre.
Cualquier cosa que rebaje o distorsione la santidad de Dios debido a una falsa visión de su amor, contradice la verdad divina que fue revelada por medio de Jesús. Nunca aceptes el pensamiento de que Jesucristo está a nuestro favor y en contra de Dios, debido a su piedad y compasión; o que se hizo maldición por lástima hacia nosotros. Jesucristo asumió nuestra maldición por decreto divino. Nuestra parte para poder descubrir el extraordinario significado de su maldición es la convicción de pecado que recibimos como un don que nos avergüenza y guía al arrepentimiento. Esta es la gran misericordia de Dios. Jesucristo odia el pecado en el ser humano y el Calvario indica el nivel de su odio.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Cómo controlar tus emociones desenfrenadas - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 20. El perdón de Dios

"En Él tenemos... el perdón de pecados..." (Efesios 1:7)
Cuídate de caer en una visión placentera de la paternidad de Dios, diciendo: "Él es tan bueno y amoroso que por supuesto nos perdonara". Ese pensamiento, basado solamente en la emoción, no tiene ninguna cabida en el Nuevo Testamento. La única base sobre la cual Dios nos puede perdonar es la terrible tragedia de Cristo en la cruz. Situar nuestro perdón en cualquier otro terreno es una blasfemia inconsciente. La única base sobre la cual Dios puede perdonar nuestro pecado y restablecernos en su gracia es mediante la cruz de Cristo. ¡De ninguna otra manera! El perdón, que aceptamos tan fácilmente, tuvo un costo: la agonía del Calvario. Nunca debemos recibir con la sencillez de la fe el perdón de los pecados, el don del Espíritu Santo y nuestra santificación, para luego olvidar el inmenso costo que tuvo para Dios darnos todo eso.
El perdón es el milagro divino de la gracia, lo cual le costó a Dios la cruz de Jesucristo. Perdonar al pecador y permanecer como el Dios santo, exigía el pago del precio. Nunca aceptes un concepto de la paternidad de Dios que anule la expiación. La verdad revelada por Dios es que Él no puede perdonar sin la expiación. Si lo hiciera contradiría su naturaleza. La única manera como obtenemos el perdón es siendo llevados de vuelta a Dios por la expiación de la cruz. El perdón divino sólo es posible en el reino sobrenatural.
La experiencia de la santificación es pequeña cuando la comparamos con el milagro del perdón de los pecados. La santificación es sencillamente la maravillosa evidencia del perdón en una persona. Sin embargo, lo que activa la más profunda fuente de gratitud en un ser humano es que Dios haya perdonado su pecado. Pablo nunca se apartó de esta verdad. Una vez que tú descubres todo lo que le costó a Dios perdonarte, te sentirás sujeto, como en un torno, constreñido por el amor de Dios.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Noviembre 19. Cuando Él venga

"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado...", Juan 16:8
Somos muy pocos los que sabemos algo acerca de la convicción de pecado. Conocemos la experiencia de estar perturbados debido a que hicimos lo malo, pero la convicción de pecado por el Espíritu Santo borra todo vínculo terrenal y nos hace conscientes de una sola relación: "Contra ti, contra ti solo he pecado...", Salmo 51:4. Cuando alguien se convence de su pecado de esta manera, sabe con toda la capacidad de su conciencia que Dios no se atrevería a perdonarlo. Si Él lo hiciera, esa persona tendría un sentido más fuerte de la justicia de Dios. Él sí perdona, pero para que esto fuera posible le costó el desgarramiento de su corazón por la muerte de Cristo. El gran milagro de la gracia de Dios es que Él perdona el pecado y que sólo la muerte de Cristo le permite a su naturaleza perdonar sin contradecirse a sí misma al hacerlo.
Es un desacierto superficial decir que Dios nos perdona porque Él es amor. Cuando realmente seamos convencidos de pecado, jamás volveremos a decir esto. ¡Su amor significó nada menos que el Calvario!
La cruz es el único lugar donde su amor se explica, la única base sobre la cual Él me puede perdonar. Es allí donde su conciencia queda satisfecha.
El perdón no significa simplemente que Dios me salva del infierno y me prepara para ir al cielo (nadie aceptaría el perdón en ese nivel). El perdón significa que soy perdonado para entrar en una relación creada de nuevo, la cual me identifica con Dios por medio de Cristo. El milagro de la redención es que Dios me lleva a mí, un impío, hasta su nivel de vida, el de un santo, porque me imparte una nueva naturaleza, la de Jesucristo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Noviembre 18. Alcanzando la libertad

"Así que si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres", Juan 8:36
Cualquier residuo de presunción en nosotros siempre declara: "No puedo ceder", o "no puedo ser libre".
Pero la parte espiritual de nuestro ser nunca dice: “No puedo”, sino que sencillamente absorbe todo a su alrededor. Nuestro espíritu quiere más y más. Así fuimos formados. Fuimos diseñados con una gran capacidad para Dios, pero el pecado, nuestro yo y una errónea manera de pensar, nos impiden acercarnos a Él. Dios nos libra del pecado, pero a nosotros nos corresponde librarnos de nuestra individualidad, es decir, debemos presentarle nuestra vida cristiana espiritual, por medio de la obediencia.
Durante el desarrollo de nuestra vida espiritual, Dios no le presta ninguna atención a nuestro yo natural.
Como su plan atraviesa directamente nuestra vida natural, debemos encargarnos de ayudarlo, sin oponernos y diciéndole: "No puedo hacer eso". Dios no nos disciplinará - es nuestro deber disciplinarnos.
Él no pondrá en cautiverio a todo nuestro pensamiento y especulación, nosotros mismos debemos hacerlo (ver 2 Corintios ). No digas: "Ay, Señor, me distraigo y tengo pensamientos errantes". No dejes volar tu imaginación. Deja de prestarle atención a la tiranía de tu vida natural individualista. Emancípate de ella y conquista en la vida espiritual.
"Si el Hijo os liberta..." En este pasaje no sustituyas Hijo por Salvador. El Salvador nos ha liberado del pecado, pero esta libertad es el resultado de ser liberado de mí mismo por el Hijo. Eso es lo que quiere Pablo en Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado..."
Su individualidad había sido quebrantada y su espíritu se había unido al Señor, no combinado, sino hecho uno con Él. Seréis verdaderamente libres, libres hasta la esencia misma de nuestro ser, libres de adentro hacia afuera. Somos dados a confiar en nuestra propia energía, en lugar de ser fortalecidos por el poder que surge de la identificación con Jesús.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 10 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 17. La meta eterna

"Y le dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto,... de cierto te bendeciré..." Génesis 22:16-17

Abraham llegó al lugar donde entró en contacto con la propia naturaleza divina, donde entendió la realidad de Dios.
"Mi meta es Dios mismo... A cualquier costo, querido Señor, sin que importe el camino".
La frase anterior implica que nos sometemos a la forma en que Dios nos lleve hasta la meta. No hay posibilidad de controversia cuando Dios habla, si Él se dirige a su propia naturaleza en mí; el único resultado es la obediencia instantánea. Cuando Jesús dice: "Ven", yo sencillamente voy, cuando dice: "Suelta eso", lo suelto; cuando dice: “confía en Dios en esta situación", confío. Todos estos resultados son la evidencia de que la naturaleza de Dios está en mí.
Mi carácter y no el de Dios, es el que determina que Él me dé una revelación de sí mismo. "Soy mezquino y por eso con frecuencia tus caminos me parecen mezquinos". Por la disciplina de la obediencia logro el nivel que alcanzó Abraham, y veo quién es Dios. Nunca tengo al Dios verdadero hasta que estoy cara a cara ante Él por medio de Jesucristo. Después de esto sé que "en todo el mundo, mi Dios, no hay nadie sino Tú". Las promesas del Señor no tienen ningún valor para nosotros hasta que, debido a la obediencia, comprendemos la naturaleza divina. Podemos leer algunos pasajes bíblicos todos los días durante un año, pero no nos dicen nada. Luego, de manera súbita, vemos lo que Dios quiere decir porque lo hemos obedecido en algún pequeño detalle. Entonces, de inmediato Él nos revela su naturaleza. Porque todas las promesas de Dios "son en el «sí», y en él “Amén”...", (2 Corintios 1:20) El sí debe nacer de la obediencia. Cuando por la obediencia ratificamos una promesa diciendo: "Amén" o "así sea", esa promesa se vuelve nuestra.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 9 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 16. ¡Todavía humano!

"...Hacedlo todo para la gloria de Dios", 1 Corintios 10:31
Las Escrituras enseñan que el gran milagro de la encarnación le da paso a la vida común y corriente de un niño, que el milagro de la transfiguración se desvanece en el valle del endemoniado y que la gloria de la resurrección desciende hasta un desayuno en la playa. Estos son los decepcionantes finales de unos hechos impresionantes. Son una gran revelación de Dios.
Somos propensos a buscar lo maravilloso en nuestras experiencias. Confundimos las acciones heroicas con los héroes reales. Una cosa es pasar triunfalmente por una crisis y otra muy distinta estar todos los días glorificando a Dios cuando no hay testigos, ninguna exhibición pública, nadie que nos preste la menor atención. Si no queremos aureolas, por lo menos deseamos algo que le haga decir a la gente: "¡Este es un maravilloso hombre de oración!" ó, "¡ella es una mujer muy piadosa y devota!" Si estás consagrado al Señor Jesús de una manera adecuada, has llegado a la sublime altura donde nadie piensa en prestarte atención.
Lo único que se nota es que el poder de Dios fluye a través de ti todo el tiempo. Nos gustaría decir: “¡Oh, he recibido un asombroso llamado del Señor!”
Pero se necesita la omnipotencia del Dios encarnado obrando en nosotros para glorificarlo hasta en el trabajo más humilde. Necesitamos el Espíritu para ser tan absoluta y humanamente suyos, que pasemos desapercibidos por completo. La verdadera evidencia en la vida de un creyente no es el éxito, sino la fidelidad en el nivel humano de la vida.
Establecemos como meta el éxito en la obra cristiana; pero el verdadero objetivo debe ser manifestar la gloria de Dios como personas, vivir una vida escondida con Cristo en Dios en nuestras circunstancias humanas cotidianas.
Nuestras relaciones humanas son las condiciones reales en las que la vida ideal de Dios debe manifestarse.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 8 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 15. ¿Qué a ti?

"Entonces Pedro, al verlo, dijo a Jesús: Señor, ¿y éste qué?
Jesús le dijo... ¿a ti, qué? Tú, sígueme", Juan 21:21-22, LBLA
Una de las lecciones más difíciles de aprender surge de nuestra obstinada negativa a dejar de interferir en la vida de otras personas. Toma mucho tiempo comprender el peligro de jugar a ser dioses aficionados, es decir, interferir en el plan de Dios para los demás. Ves sufrir a alguien y dices: “No sufrirás y me encargaré de que eso no ocurra”. Cuando pones tu mano directamente al frente de la voluntad permisiva de Dios para impedirla, entonces Él te dice: "¿A ti qué?" ¿Hay estancamiento espiritual? No permitas que continúe, pero ve ante la presencia de Dios y averigua la razón. Quizá se deba a que te has estado entrometiendo en otra vida, haciendo propuestas sin ningún derecho, o aconsejando sin ninguna razón.
Cuando tienes que aconsejar a otra persona, Dios lo hará por medio de ti con el entendimiento directo de su Espíritu. Tu parte consiste en mantener una relación correcta con Dios para que su discernimiento se manifieste a través de ti todo el tiempo, a fin de bendecir a alguien más.
La mayoría de nosotros vive en el nivel de la mente consciente consagrados a Dios de una manera consciente y sirviéndole conscientemente. Esto demuestra inmadurez y la realidad de que aun no estamos viviendo la verdadera vida cristiana. La madurez es la vida de un hijo que no es consciente, es decir, que está tan entregado a Dios que nunca se hace consciente de que Él lo está usando. Cuando yo soy utilizado conscientemente como pan partido y vino derramado, es necesario alcanzar otro nivel; un nivel donde se elimine completamente toda conciencia de nosotros mismos y de lo que Dios hace a través de nosotros.
Un santo nunca es consciente de serlo; sólo es consciente de que depende de Dios.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 14 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 7 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 14. Descubriendo los designios divinos

"...El Señor me ha guiado en el camino..." Génesis 24:27, LBLA.
Deberíamos ser uno con Dios de tal manera que no necesitemos pedir su dirección continuamente. La santificación implica que somos hijos de Dios y la vida natural de un hijo es la obediencia. Sin embargo, como llega el momento en que escogemos desobedecer, de inmediato se produce un conflicto interno. En el nivel espiritual este conflicto es la amonestación del Espíritu de Dios. Cuando Él nos exhorta de esta forma, debemos detenernos en seguida y renovarnos en el espíritu de nuestra mente para discernir la voluntad de Dios (ver Romanos 12:2). Si hemos nacido de nuevo por el Espíritu, nuestra devoción a Dios se ve obstaculizada, o incluso interrumpida, porque continuamente le pedimos que nos dirija aquí y allá....
"El señor me ha guiado". Mirando hacia atrás vemos la presencia de un designio asombroso. Si hemos nacido de Dios, veremos su mano que nos guía y le daremos el crédito.
Todos podemos ver a Dios en situaciones excepcionales, pero es necesario cultivar la disciplina espiritual para verlo en cada detalle. Nunca creas que los acontecimientos "casuales" de la vida son algo menos que el orden establecido por Dios. Debes estar listo para descubrir sus designios en cualquier lugar y en todas partes.
Ten cuidado de que tus convicciones se vuelvan una obsesión en ti, en lugar de consagrarte a Dios. Si eres un creyente que dice: "Nunca haré esto o aquello", con toda probabilidad eso será exactamente lo que Dios te pedirá. Durante su vida terrenal, nunca hubo un ser más inconsecuente que nuestro Señor, pero nunca lo fue con su Padre. La única coherencia de un creyente no es con respecto a un principio, sino a la vida divina. Esta vida es la que continuamente hace más descubrimientos acerca de la mente de Dios. Es más fácil ser fanático que coherentemente fiel, porque Dios humilla de manera asombrosa nuestro orgullo religioso, cuando somos fieles a Él.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 6 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Noviembre 13. Fe y experiencia

"...El cual me amó y se entregó a sí mismo pon mí", Gálatas 2:20
Debemos luchar contra nuestros caprichos, sentimientos y emociones para entregarnos a una devoción absoluta al Señor Jesús; y debemos salir del atolladero conformado por el pequeño mundo de nuestras experiencias, para entregarnos en una devoción sin restricciones a Él. Piensa en lo que dice el Nuevo Testamento acerca de quién es Jesucristo. Luego piensa en la infame mezquindad de la fe que mostramos al decir: "¡No he tenido esta o aquella experiencia!” Piensa en lo que la fe en Jesucristo sostiene: que Él nos puede presentar sin mancha ante el trono de Dios, indescriptiblemente puros, absolutamente justos y totalmente justificados. Mediante una fe plena y reverente permanece "en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención", 1 Corintios 1:30. ¿Cómo podemos hablar de hacer un sacrificio por el Hijo de Dios? Somos salvos del infierno y la destrucción total, ¡y luego nos atrevemos a hablar de sacrificarnos!
Continuamente debemos enfocar y afirmar nuestra fe en Jesucristo. No en el Jesucristo de las reuniones de oración, ni en el de los libros, sino en el Jesucristo del Nuevo Testamento que es Dios encarnado y quien debería hacernos caer a sus pies como muertos. Nuestra fe debe estar en Aquel de quien procede nuestra salvación. Jesucristo quiere de nosotros una absoluta, libre y completa devoción a Él. Nunca podremos experimentar al Señor, ni encerrarlo dentro de los confines de nuestro corazón, sino que nuestra fe se debe construir sobre una fuerte y decidida confianza en Él.
Debido a nuestra confianza en las experiencias vemos que la firme intolerancia del Espíritu Santo se pronuncia contra la incredulidad. Todos los temores son pecaminosos y los creamos cuando rehusamos alimentar nuestra fe, ¿Cómo puede alguien que se ha identificado con Jesucristo tener dudas o temores?
Nuestras vidas deberían ser un absoluto himno de alabanza como resultado de una fe perfecta, irreprensible y victoriosa.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Noviembre 12. La vida transfigurada

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: Las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas", 2 Corintios 5:17
¿Qué idea tienes acerca de la salvación de tu alma? La obra de la salvación implica que tu vida práctica cambia radicalmente y que ya no ves las cosas como antes. Como tus deseos son nuevos, todo lo del pasado ha perdido su poder de atracción. Uno de los criterios para juzgar la autenticidad de la obra de la salvación en tu vida consiste en la pregunta: ¿Ha cambiado Dios lo que más te importa? Si aún anhelas las cosas viejas es absurdo hablar de que has nacido de arriba; te estás engañando a ti mismo. Si has nacido de nuevo, el Espíritu de Dios hace que el cambio sea evidente en tu vida práctica y en tu manera de pensar y cuando viene una crisis, eres la persona más sorprendida del mundo debido a la maravillosa diferencia que encuentras en ti. No es posible imaginar que fuiste tú quien lo hizo. Este cambio total y sorprendente se constituye en la mejor evidencia de que eres salvo.
¿Qué cambios ha producido mi salvación y santificación? Por ejemplo, ¿puedo permanecer de pie a la luz de 1 Corintios 13, o tengo que retirarme arrastrando los pies? La verdadera salvación que el Espíritu Santo ha llevado a cabo en mí me libera por completo y mientras ande en la luz, como él está en luz (1 Juan 1:7), Dios no ve nada reprochable porque su vida se está manifestando en cada detalle de mi ser; no en mi mente consciente, sino en un nivel más profundo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Noviembre 11. El ascenso supremo

"Y Dios le dijo: Toma ahora a tu hijo...", Génesis22:2

El mandamiento de Dios es: Toma "ahora", no después. ¡Es increíble cómo discutimos! Sabemos que algo es correcto, pero tratamos de encontrar excusas para no hacerlo enseguida. Nunca debemos escalar hasta la altura que Dios nos muestra un poco más tarde; es necesario hacerlo de inmediato. El sacrificio se efectúa primero en la voluntad, antes de que se realice de manera práctica.
"Abraham se levantó muy de mañana... y fue al lugar que Dios le había dicho", Génesis 22:3. ¡Oh, la maravillosa sencillez de Abraham! Cuando Dios le habló, "no consultó con carne y sangre", es decir, con tus propios pensamientos, percepciones, gustos, o con cualquier cosa que no esté fundamentada en tu relación personal con Dios. Todos estos elementos compiten con la obediencia a Él y la estorban.
Abraham no eligió cual sería el sacrificio. Guárdate siempre de que seas tú quien escoja el servicio a Dios. La abnegación personal puede ser una enfermedad que daña tu servicio. Si Dios ha hecho dulce tu copa bébela con gracia; si la he hecho amarga, bébela en comunión con Él. Si su voluntad providencial para ti es un período duro y de gran dificultad, sopórtalo, pero nunca elijas el escenario de tu propio martirio. Dios eligió la prueba para Abraham y él no se demoró ni argumentó. Obedeció con firmeza. Si no estás viviendo en comunión con Él, es fácil culparlo o juzgarlo. Antes de que tengas algún derecho de pronunciar un veredicto, debes superar la prueba porque así aprendes a conocer mejor a Dios. Él está obrando para que alcancemos sus fines más elevados, hasta que su propósito y el nuestro sean uno sólo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Salmo 126, día 5 - Nancy DeMoss Wolgemuth

Noviembre 10. La comunión en el evangelio

"...Colaborador nuestro en el evangelio de Cristo..." 1 Tesalonicenses 3:2.
Después de la santificación es difícil saber cuál es tu meta en la vida, porque Dios te ha insertado en su propósito por medio del Espíritu Santo. Ahora Él te usa en el mundo para que lleves a cabo sus propósitos, como usó a su Hijo para salvarnos. Si estás buscando grandezas para ti y te dices: "Dios me ha llamado a esto y aquello", estás poniendo una barrera entre Él y el propósito que tiene para ti. Mientras mantengas tus propios intereses y ambiciones personales, no podrás alinearte ni identificarte con los intereses de Dios. Podrás lograrlo si renuncias a tus planes personales de una vez por todas y dejas que Él te guíe directamente a su propósito para el mundo. También debes renunciar a entender tus caminos, porque ahora son los caminos del Señor.
Debo aprender que el propósito de mi vida es de Él y no mío. Dios me está usando desde su gran perspectiva personal y todo lo que me pide es que confíe en Él, sin decir: "¡Señor, esto me produce tanto dolor!” Hablar así me convierte en una piedra de tropiezo. Cuando dejo de decirle a Dios lo que yo quiero, Él me puede tomar para lo que desea sin ningún estorbo. Me puede humillar, exaltar o hacer lo que prefiera. Simplemente me pide una fe absoluta en Él y en su bondad. Como la autocompasión es del diablo, cuando caigo en ella Dios no me puede utilizar para su propósito en el mundo. De esta forma yo creo mi propio y cómodo "mundo dentro del mundo" y el Señor nunca podrá sacarme de él porque temo congelarme.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.