Versículo para hoy:

martes, 12 de abril de 2016

Sostenidas bajo la presión - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – ABRIL 12

“El jardín del rey”. Nehemías 3:15.

LA mención del jardín del rey por Nehemías trae a nuestra mente el paraíso que el Rey de reyes preparó para Adán. El pecado arruinó completamente aquella hermosa morada de todos los placeres e hizo caer a los hijos de los hombres al suelo, el cual les produce espinas y cardos. Alma mía, recuerda la caída, pues ella fue tu caída. Lamenta mucho que el Señor de amor haya sido tan ignominiosamente maltratado por la cabeza de la raza humana, de la que tú eres un miembro tan inmerecedor como cualquiera. Mira cómo los dragones y demonios residen en esta hermosa tierra, la que una vez fue un jardín de placer. Mira más allá otro jardín del Rey, que el Rey riega con el sudor de su sangre: Getsemaní, cuyas amargas hierbas son para las almas regeneradas mucho más agradables que los sabrosos frutos del Edén. Allí fue reparado el daño que la serpiente hizo en el primer jardín; allí la maldición fue quitada de la tierra y llevada por la simiente prometida de la mujer. Alma mía, piensa mucho en la agonía y en la pasión; visita el jardín de la “prensa de oliva” y mira a tu gran Redentor redimiéndote de tu estado de perdido. En realidad, este es el jardín de los jardines donde el alma puede ver la culpa del pecado y el poder del amor, dos aspectos que sobrepujan a todos los otros. ¿No hay otro jardín del Rey? Sí, corazón mío. Tú eres ese jardín, o debieras serlo. ¿Cómo florecen las flores? ¿Hay algunos frutos selectos? ¿Anda el Rey en él y descansa en las glorietas de mi espíritu? Que pueda yo ver que las plantas son podadas y regadas y las dañinas zorras cazadas. Ven, Señor, y permite que el viento celestial sople en tu venida para que las fragancias de tu jardín lo llenen todo. No debo olvidar el jardín del Rey, que es la Iglesia. ¡Oh, Señor, prospérala! Reedifica sus muros, nutre sus plantas, madura sus frutos, y del dilatado desierto desmonta el yermo estéril y haz de él un “jardín del Rey”.

Charles Haddon Spurgeon.