Versículo para hoy:

domingo, 13 de noviembre de 2016

Pureza, unión y el uso de nuestros dones espirituales

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LECTURAS VESPERTINAS – NOVIEMBRE 13

“Es necesario orar siempre”. Lucas 18:1.

SI los hombres deben orar siempre y no desmayar, mucho más deben hacerlo los hombres cristianos. Jesús envió a su Iglesia al mundo con el mismo mensaje que él trajo del cielo, y esa misión incluye la intercesión. ¿Qué os parece si dijera que la Iglesia es el sacerdote del mundo? La creación es muda, pero la Iglesia debe hallar una boca para ella. Orar con aceptación es el alto privilegio de la Iglesia. Las puertas de la gracia están siempre abiertas a sus peticiones, las que nunca vuelven con las manos vacías. El velo se rompió por ella (por la Iglesia); la sangre fue esparcida por ella y Dios constantemente la invita a ella para que le pida lo que desee. ¿Rehusará la Iglesia el privilegio que los ángeles pudieran envidiarle? ¿No es ella la esposa de Cristo? ¿No tiene derecho a entrar en la presencia de su Rey a cada instante? ¿Dejará esos privilegios sin usar? La Iglesia siempre tiene necesidad de orar. Siempre hay alguno en su medio que está declinando o cayendo en pecados manifiestos. Hay corderos por los cuales hay que orar para que sean llevados en el seno de Cristo. Hay que orar por los fuertes para que no se hagan presuntuosos, y también por los débiles para que no se desanimen. Si celebráramos todos los días del año una reunión de oración que durara las veinticuatro horas del día, en ningún momento quedaríamos sin algún asunto por el cual orar. ¿No estamos siempre rodeados de enfermos y pobres, de afligidos y de vacilantes? ¿No estamos rodeados de los que ansían la conversión de sus familiares, la restauración de los que han vuelto al mundo y la salvación de los depravados? También debemos orar por las reuniones que se celebran constantemente, por los pastores que están siempre predicando y por los millones de pecadores que están muertos en sus delitos y pecados. ¿Cómo se excusará la Iglesia de haber olvidado la comisión que le confió su amante Señor, en un país sobre el cual están descendiendo las tinieblas del romanismo y en un mundo lleno de ídolos, de crueldad y de diabluras? Que la Iglesia sea constante en la súplica; que cada creyente eche en la tesorería su blanca oración.

Charles Haddon Spurgeon.