Versículo para hoy:

jueves, 30 de septiembre de 2021

30 de septiembre - Una palabra de paz - Ray Stedman

 Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. Saludaos unos a otros con beso santo. 2 Corintios 13:11-12

Es maravilloso que esta última palabra sea una palabra de paz. El apóstol ve más allá de la división en Corinto hacia la unidad básica de la iglesia. Dios creó esta unidad, que se encuentra presente a pesar de las disensiones, las peleas, los celos y la división que pueda haber en la asamblea. Los cristianos se pertenecen los unos a los otros. Son parte de la familia de Dios y deberían actuar de esta manera, nos dice. Por encima de la rebelión él ve la gracia y el poder de Dios, que puede sanar estas desavenencias y restaurar a las personas, incluso hasta el punto en el que pueden darse un beso santo los unos a los otros. Ese era el saludo tradicional de aquellos días. (Eso es algo que hemos perdido hoy, aunque algunas culturas todavía conservan esta tradición, que hoy hemos sustituido por un apretón de manos; pero a mí me alegra cuando veo a cristianos saludándose los unos a los otros abrazándose. Los abrazos son algo mucho más cálido y una expresión más exacta del amor y la aceptación cristiana del uno para con el otro.)

El apóstol está animando a estos cristianos a que hagan esto: “Cambiad vuestras costumbres. Si Jesucristo está en vosotros, podéis hacerlo”. Eso es lo que él piensa. No podéis continuar viviendo como el resto del mundo si Jesucristo vive en vosotros. Esta es la razón fundamental por la que debe haber una diferencia en los cristianos.

Un día yo iba conduciendo por una autopista cuando un coche de repente me cortó el paso haciendo que casi me saliese de la carretera, y a continuación hizo lo mismo con el coche que iba delante del mío. Me fijé en que llevaba una placa de matrícula que decía: “La diferencia en mí es Jesús”. Yo no me sentí demasiado impresionado, y el mundo tampoco lo está cuando nos mira a nosotros y se da cuenta de que nos comportamos exactamente de la misma manera que las demás personas. No debemos comportarnos de ese modo en nuestras vidas personales, porque Cristo está en nosotros. No debemos comportarnos en nuestra vida corporativa de este modo, porque Cristo está entre nosotros. Debemos ser amigables, cariñosos, abiertos y perdonadores, no condenando, no siendo estrechos de mente y amargados. Somos diferentes porque Cristo está entre nosotros.

Fíjese usted en cómo concluye el apóstol. ¡Qué precioso saludo es este! Es la evidencia más clara de la Trinidad que hay en el Nuevo Testamento. Dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. ¡Qué palabra de gracia de este gran apóstol al concluir esta epístola a la iglesia en Corinto! La historia no nos cuenta lo que sucedió allí en la iglesia, si pudo recuperarse y obedecer a esta palabra o no. Pero Pablo nos ha dejado un tremendo testimonio en lo que se refiere a lo que constituye el cristianismo obrando en un mundo pagano. Nosotros hemos sido llamados hoy a vivir en condiciones "corintianas". Espero y pido en oración que estas epístolas a la iglesia en Corinto signifiquen mucho para nosotros, que también nosotros obedezcamos a la palabra del apóstol y que reconozcamos que, cuando Jesucristo está entre nosotros, nosotros podemos ser esta misma clase de personas.

Señor, te doy gracias porque Tú estás conmigo. Tú me has enviado a este mundo. Mi oración es que yo pueda comportarme como una persona en la que mora Jesucristo.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Cuando nos enfrentamos con divisiones que producen estrés, peleas o celos en nuestra vida personal y corporativa, ¿cómo y por qué podemos continuar siendo amigables, cariñosos, abiertos y perdonadores?

miércoles, 29 de septiembre de 2021

29 de septiembre - Cómo examinarse a uno mismo - Ray Stedman

 Examinaos a vosotros mismos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros? 2 Corintios 13:5

Cuando vivimos desobedeciendo las normas cristianas, tenemos que preguntarnos: “¿Soy un verdadero cristiano o estoy siendo falso? ¿He nacido de nuevo o estoy sencillamente fingiendo serlo?”. Aquellos de nosotros que somos cristianos deberíamos hacernos ocasionalmente esta pregunta. Es una buena idea que usted se examine a sí mismo, especialmente si hay algún mal comportamiento en su vida.

El sencillo hecho de que el apóstol pudiese hacer una pregunta como esta indica que la posible respuesta es lo que identificaría al auténtico cristianismo. Claro que un cristiano no es sencillamente una persona que se une a una iglesia cristiana. Ni el adherirse a ciertas normas morales en su vida ni el hecho de que lea usted de una manera consistente la Biblia le hace a usted cristiano. El verdadero cristiano es alguien en el cual mora Cristo. Y la persona en la que Cristo mora podrá mostrar cierta evidencia incontrovertible de este hecho que le ha sido concedido. Pablo está sugiriendo que nos preguntemos a nosotros mismos si poseemos la prueba de que Jesucristo está vivo en nosotros.

Puede que usted esté preguntando: “¿Cómo puedo saber eso?”. La respuesta se encuentra en varios lugares en las Escrituras. Por ejemplo, las Escrituras hacen referencia a un testimonio “interior”. Pablo dice en Romanos: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (8:16). Esa es una manera de saberlo. Hay un testimonio interior, un sentimiento, un sentir en nuestro ser producido por el Espíritu de Dios que mora en nosotros que nos muestra que formamos parte de la gran familia de Dios.

Las Escrituras hablan también de deseos que surgen del corazón del nuevo cristiano. Primera de Pedro 2:2 dice: “y desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, ya que habéis gustado la bondad del Señor”. Una de las señales de los creyentes nacidos de nuevo es que tienen una profunda y repentina sed de la Palabra de Dios, un hambre por ser alimentados, por conocer la verdad de Dios.

Este cambio interior también producirá un cambio exterior, que no es sólo subjetivo. Podemos contestar a la pregunta: “¿Está Jesucristo en usted?”, observando nuestra conducta, porque el cambio interior producirá una actitud diferente en lo que se refiere a nuestro comportamiento. Una de las cosas sorprendentes acerca de los nuevos cristianos es que comienzan a manifestar de manera invariable una actitud totalmente diferente respecto a aquellas cosas que en un tiempo pensaron que eran apropiadas. En algunas de las formas más llamativas del mal, como pueden ser las actitudes relacionadas con mentir, borracheras o robar, se encuentran de inmediato con que su actitud ha cambiado. Eso se debe a que Cristo vive en ellos, y la luz no puede tener parte con las tinieblas. Cristo no puede tener parte con Belial. Incluso nuestra actitud en lo que se refiere a nuestro egoísmo ha cambiado al darnos cuenta de lo egoístas que habíamos sido, y ahora nos resulta algo feo y desagradable a nuestros ojos y queremos ser libres de estas cosas.

Señor, ayúdame a examinarme honestamente. Te doy gracias porque al hacerlo puedo confiar que Tu Espíritu me enseñará lo que a Ti te desagrada.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Cómo podemos saber si tenemos una fe auténtica? ¿Cuál es la evidencia de que realmente lo sabemos y otros pueden verla? ¿Qué sucede cuando nos domina la duda?

martes, 28 de septiembre de 2021

La importancia de la iglesia local - Una entrevista con el Dr. Sam Waldron, Ps. Héctor Bustamante


28 de septiembre - La marca del verdadero siervo - Ray Stedman

 Pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos. Y yo, con el mayor placer, gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré. 2 Corintios 12:14-15

Pablo se entrega a sí mismo con un amor generoso, porque él es el padre y ellos son los hijos, y él les había guiado a Cristo. Es la responsabilidad de los padres proveer desde el punto de vista económico para sus hijos y no esperar que los hijos les saquen adelante a ellos. Muchos de ustedes son padres, y algunos de ustedes están poniendo a un lado dinero que deberá ser usado para la educación de sus hijos en el futuro. El deseo de sus corazones es proveer para el bienestar y el futuro de sus hijos, porque Dios lo ha hecho de esta manera. Una de las grandes señales de los verdaderos siervos de Dios es que se entregan a sí mismos sin reserva a aquellos a los que están sirviendo, sin pedirles nada a cambio. Qué contraste es este con los falsos apóstoles. ¡Qué molestos se sienten si usted no les sirve a cambio!

Pero fíjese usted cuál es la actitud de Pablo. Él dice: “Con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré... aunque amándoos más, sea amado menos”. Es decir, estos corintios no estaban respondiendo con amor. La reacción normal de los hijos al amor de sus padres es amarles. Pero incluso aunque los corintios no lo hiciesen, Pablo dice: “Yo voy a gastar todo lo mío en vosotros”. E indica que su amor es una forma de amor que no se puede calificar. Recuerdo haber leído hace años una historia acerca de una madre que una mañana bajó a desayunar y se encontró con una nota de su hijo junto a su plato. Él le había escrito:

  • Por cortar el césped: $2.00
  • Por secar los platos: $1.00
  • Por rastrillar hojas: $3.00
  • Por limpiar el garaje: $4.00
  • Total a deber: $10.00

Su madre no dijo nada, sino que siguió con su trabajo. Cuando su hijo regresó a casa de la escuela para comer ese día, se encontró con una nota sobre su plato que decía:

  • Por planchar la ropa: nada
  • Por remendar calcetines: nada
  • Por preparar la comida: nada
  • Por vendar heridas: nada
  • Por hacer galletas al horno: nada
Con cariño, Mamá

Esta es la actitud del apóstol. No espera nada a cambio. Sería agradable si sus esfuerzos hubieran sido correspondidos, pero incluso aunque no lo sean, eso no le va a detener. Esa clase de amor generoso e incondicional es la marca del verdadero siervo de Cristo. Usted la puede usar para poner a prueba las afirmaciones de muchas voces hoy para determinar si son siervos de Cristo, porque es la señal invariable del amor genuino que ama sin exigir nada a cambio.

Señor, enséñame a servir a otros sin esperar lo que yo pueda recibir a cambio.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El amor de Dios en Cristo por nosotros es inmensurable. ¿Estamos decidiendo nosotros ser afirmaciones vivas de esa calidad del amor? ¿O le ponemos precio a nuestras relaciones?

lunes, 27 de septiembre de 2021

27 de septiembre - La asombrosa paradoja - Ray Stedman

 En nada he sido menos que aquellos “grandes apóstoles”, aunque nada soy. 2 Corintios 12:11

Oculta en el versículo 11 se halla una asombrosa paradoja que solo es posible acerca de aquellos que son los verdaderos siervos de Cristo. Fíjese usted cómo lo expresa Pablo: “En nada he sido menos”, y en la próxima frase dice: “aunque nada soy”. Una afirmación es: “Yo soy igual a cualquiera; no soy inferior en modo alguno a todos estos apóstoles superlativos; tengo todo lo que ellos tienen y más”, pero al mismo tiempo puede decir: “aunque no soy nada”. Esa es la verdadera señal del auténtico siervo de Cristo: la habilidad para decir estas dos cosas y que ambas sean igualmente ciertas. Cuando Pablo dice: “No soy inferior”, lo que quiere decir es: “Lo soy todo en Cristo; todo lo que Cristo puede hacer en mí hace que yo sea igual a cualquier cosa que ellos puedan hacer”.

Esta es una actitud a la que todos los cristianos deberían llegar acerca de sí mismos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). “Si Dios me dice que haga algo, puedo hacerlo. Puedo obedecer a Su Palabra. Puedo seguir Sus preceptos. Puedo hacer lo que Él me pide". Hay una nota de auténtica confianza, porque no está usted dependiendo de sí mismo, sino de Cristo. Al mismo tiempo el apóstol pudo añadir: “Si dependo de mí mismo, no soy nada. Todas mis habilidades, mis dones y mis talentos naturales no me llevarán a ninguna parte a los ojos de Dios. A otras personas les podrá impresionar, y yo podría engañar a muchas personas de esta manera, pero no son realmente impresionantes a los ojos de Dios”.

Me gustaría conseguir que muchos más cristianos hablasen de esta manera hoy, que estuviesen dispuestos a decir: “Si Cristo me dice que haga algo o que sea algo, no hay ningún límite en lo que se refiere a mi habilidad para hacerlo o para serlo, porque Él proveerá el poder. Pero en mí mismo, al intentar hacer algo dependiendo de mis dones, no conseguiré nada de ningún valor a los ojos de Dios”. ¡Esta es la verdadera señal de un auténtico siervo de Cristo! Una de las maneras que puede usted poner a prueba a los falsos apóstoles de nuestro tiempo es escuchando con cuidado lo que dicen acerca de sí mismos. ¿Afirman que lo que consiguen es gracias a ellos mismos? ¿Afirman ser personas que poseen habilidades extraordinarias, o están hablando sobre el poder que procede de Cristo? Esa es la diferencia. Por esto, estos corintios deberían haber reconocido a Pablo.

Señor, te doy gracias porque, aunque yo no soy nada, todo lo puedo por medio de Cristo.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Tenemos nosotros una creciente confianza en el poder y la presencia de Cristo en nosotros, de modo que nuestra estima de nosotros mismos ya no sea importante?

domingo, 26 de septiembre de 2021

26 de septiembre - Fortaleza en la debilidad - Ray Stedman

 Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:8-9

Pablo fue un poderoso hombre de oración, de manera que era natural que él suplicase por tres veces. Recibe la respuesta y es muy clara. Ya fuera por medio de una visión o por medio de alguna convicción interna de su mente, cosa que yo no sé, la respuesta fue sumamente clara: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Si este versículo expresa un principio que es cierto respecto a la vida y Dios sabe que es verdad que Su fortaleza se perfecciona en nuestra debilidad, ¿en qué cree usted que se ocupa Él con nosotros? ¿Está realmente haciendo que seamos débiles? ¿Y qué es lo que nos hace sentir débiles? Es estar bajo ataque, sintiéndonos inadecuados para hacer frente a las presiones y los problemas que tenemos. Si usted se siente débil, entonces no es sólo el demonio el que hace que se sienta de esta manera, sino que es Dios también. Dios hace que sintamos esta debilidad para impedir que adoptemos actitudes que podrían convertirnos en personas inútiles en la obra de extender Su reino. Pablo sabía que lo peor que podía hacer era volverse arrogante acerca de su revelación. Era evidentemente más importante mantener a Pablo humilde que hacer que se sintiese cómodo, de manera que Dios permitió que continuase sintiendo el “aguijón”.

La amenaza más peligrosa para cualquier siervo de Cristo es el orgullo espiritual, que es la cosa que yo más temo en mi ministerio. A mí me dicen tantas cosas agradables, son tantas las personas que me animan y hay tantos estímulos para mi ego que temo creerme que algunos de estos cumplidos representan habilidades asombrosas que yo poseo. En una ocasión estuve en una conferencia en California y estaba hablando con el director de la conferencia sobre otro hermano en el Señor acerca de enviar a uno de los principales oradores de la organización a una serie de reuniones especiales. Este hombre se puso en pie y dijo: “Yo soy el orador principal de nuestro grupo; yo soy el número uno”. A mí no me sorprendió, después de escuchar esto, ser testigo de cómo el ministerio de este hombre empezaba a derrumbarse y quedar hecho pedazos, de manera que su propia organización no tardó en eliminarle de su puesto de liderazgo. He visto a muchas personas venirse abajo por volverse arrogantes y por jactarse de lo que Dios estaba haciendo por medio de ellas.

Esto enfatiza la batalla espiritual en la que nos vemos involucrados. ¿Cuándo está siendo derrotado el demonio? No cuando nos sentimos importantes y confiados, cuando da la impresión de que están sucediendo cosas maravillosas, cuando el ministerio está yendo bien. No, el demonio está siendo derrotado cuando nosotros nos sentimos atacados y bajo su punto de mira, cuando nos sentimos débiles e impotentes y no sabemos qué hacer, cuando no estamos seguros de cómo contestar, cuando en nuestras perplejidades y sentido de la debilidad venimos ante el Señor y le suplicamos que nos dé fuerzas para seguir adelante un día más y que nos conceda la gracia para ayudarnos a mantenernos en pie. Es entonces cuando estamos ganando y cuando el reino de Dios se está extendiendo más abundantemente de lo que antes hacía.

Señor, gracias por esas cosas en mi vida que me mantienen débil y dependiente de Ti.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Somos nosotros conscientes del peligro del orgullo espiritual? ¿Podemos nosotros recibir nuestra debilidad y nuestra incompetencia como el camino del poder de Dios obrando en nosotros?

sábado, 25 de septiembre de 2021

25 de septiembre - Cómo jactarse - Ray Stedman

 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme, y fui descolgado en un canasto desde una ventana del muro, y escapé de sus manos. 2 Corintios 11:30-33

Pablo vuelve veinte años atrás en el pasado a este asombroso incidente, que sucedió poco después de su conversión, y dice: “Si tengo que jactarme, esta es la clase de cosa de la que me jactaré”. Él se jacta de las cosas que muestran su debilidad. De eso es de lo que deberíamos jactarnos nosotros, de los tiempos en que no causamos una buena impresión, los tiempos durante los cuales caímos y fracasamos. Pablo dice que eso es de lo que él se jacta. “Al pensar en mi vida pasada, me viene a la mente un incidente. Fue un tiempo durante el cual fui un fracaso absoluto en lo que estaba intentando hacer. De eso me jacto, porque fue entonces cuando comencé a aprender la lección más importante de mi vida”.

Después de su conversión se fue al desierto de Arabia durante un tiempo. Allí sin duda estudiaría las Escrituras para intentar comprender cómo no había sido capaz de darse cuenta de quién era Jesús. Pero al buscar, encontró a Cristo en cada página. Cuando hubo pasado por esta experiencia, hubo dos cosas de las que estuvo ardientemente convencido en su corazón. Primero, creía que el Antiguo Testamento demostraba que Jesús de Nazaret era el Mesías. La segunda cosa acerca de la que estaba convencido respecto a esta experiencia era que Dios le había escogido para ser el apóstol a Israel, y lo intentó. Hizo lo mejor que pudo con su brillante mente y con todas sus aptitudes hebreas.

Pero las cosas continuaban desmoronándose, hasta que las circunstancias llegaron a un estado tan terrible que una noche el gobernador intentó encontrarle, para que los guardas pudiesen prenderle y para que le matasen. Al enterarse de ello, sus amigos le sacaron y le llevaron a una de esas casas construidas sobre el muro de Damasco y, a través de una ventana, en la oscuridad de la noche, le hicieron descender dentro de una canasta. Pablo dice: “La noche en que fui descolgado en una canasta es la noche de la que me jacto”. Mirando atrás, dice: “Fue exactamente entonces. Al alejarme de la ciudad de Damasco, con todos mis planes y mis sueños de gloria para Cristo derrumbados bajo mis pies, y esa fue la noche en la que empecé a aprender esta gran verdad: Mis dones naturales no son lo que me capacitan para ser un siervo de Cristo”. ¡Cómo me gustaría enseñar esto a todos los cristianos hoy! Estamos siendo bombardeados por la filosofía según la cual las habilidades naturales hacen que la persona pueda ser útil como cristiana, con una fuerte personalidad, una perspectiva comunicativa y optimista, con dones de liderazgo, con una mente y un cuerpo atractivos, con habilidades musicales, con habilidad para hablar; todas estas son cosas que Dios puede usar.

Pablo dice: “Esa es una manera ridícula de pensar. Yo tuve que aprender que estas ideas no ayudan, que el que Cristo obre en mí es la única cosa que Dios aprueba. Cualquier persona que sea cristiana tiene a Cristo obrando en él o en ella, y si aprende usted a depender de la obra de Jesús en usted, listo para realizar la obra por medio de usted cuando usted decida hacer las cosas, Él realizará la obra juntamente con usted y hará que sus esfuerzos sean significantes y de valor, tanto a la vista de Dios como finalmente a la de las personas. Ese fue el gran secreto que aprendió Pablo.

Señor, enséñame a jactarme de las cosas que muestran mi debilidad.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Vemos nosotros el valor de nuestros fracasos como parte del currículo de Dios para enseñarnos mediante la confianza humilde? ¿Confiamos nosotros en que Él puede redimir nuestros fracasos?

viernes, 24 de septiembre de 2021

24 de septiembre - La sencillez de Cristo - Ray Stedman

 Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2 Corintios 11:3

Lo principal acerca de ser cristiano es ver que la cosa principal sigue siendo la cosa principal; eso es lo que está diciendo Pablo. La “cosa principal” es que en el corazón y en el centro de su vida esté “la sencillez que está en Cristo”. Una cosa sencilla. Yo me he dado cuenta después de muchos años de observación de que cuando la religión se vuelve algo complicado, es siempre una señal de que se está alejando de las realidades y de las cosas centrales de la fe. El mundo a nuestro alrededor se está volviendo cada día más complejo, y esto es debido a que se está alejando cada vez más y más de Dios. Mire usted a su alrededor, al mundo de la naturaleza, y podrá ver usted la sencillez del diseño de Dios por todas partes. Él creó el año alrededor de cuatro estaciones que se repiten y que nunca fallan. A pesar de lo cual, este modelo sencillo de las cuatro estaciones contiene en sí mismo todas las posibles variaciones climatológicas. Fíjese usted en una flor y verá usted lo sencillo que es el patrón de su estructura y al mismo tiempo qué infinita variedad ha producido Dios en un campo de flores. Esto es algo que puede usted ver por todas partes. Dios es básicamente sencillo. Cuando la religión se vuelve compleja, es señal de que se está alejando de Cristo.

Esto es lo que preocupa a Pablo aquí. Cuando usted se pregunta a sí mismo lo que es esta sencillez a la que él se refiere, la contestación por todas partes en la Palabra de Dios es la compañía diaria del Señor Jesús. ¿Siente usted que Cristo es suyo durante todo el día? ¿Cuenta usted con esto, piensa en ello y vive usted esta relación teniendo este sentimiento de expectativa de Su presencia? Nosotros decimos con frecuencia y con razón que el cristianismo no es un credo, es una relación, es vivir con una Persona. El peligro con el que nos enfrentamos constantemente es que nos involucramos en las cosas de Cristo pero al mismo tiempo no vivimos la relación con Cristo.

Usted puede perderla en medio de la actividad cristiana. Usted la puede perder cuando participa en algunos de los fascinantes aspectos de las Escrituras, perdiéndose “la sencillez que está en Cristo”. Usted la puede perder por causa de las presiones de la vida diaria. Puede estar tan ocupado y tan preocupado de sí mismo y de las cosas que están sucediéndole que pierde el sentido de que Cristo está con usted y Él es suficiente. Esta es la hermosa “sencillez que está en Jesús”. Los creyentes corintios se vieron asaltados por maestros que les estaban exponiendo a las cosas que les llamaban la atención, pero se estaban alejando de ese punto central. Estaban comprometidos con filosofías fascinantes basadas en la Palabra de Dios, pero que se desviaban siguiendo caminos equivocados en su manera de pensar. Estaban siendo desafiados mediante ciertas experiencias que apelaban a su egoísmo y creían que si tan sólo pudieran obtenerlas, podrían sentirse muy bien, estupendos y, por ello, poseídos por Dios. De igual modo se invitan hoy a las personas a explorar misterios extraños y maravillosos, todos ellos relacionados con la fe cristiana, pero estos tienden a alejarse de la sencillez que está en Cristo.

Padre, concédeme que pueda caminar más cerca de Jesús y no permitir que nada me aleje de esa relación diaria, momento tras momento, de Su presencia.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Nos estamos nosotros desviando por causa de lo superficial y lo secundario? ¿Tenemos necesidad de regresar al menú principal: a la exquisita sencillez del evangelio?

jueves, 23 de septiembre de 2021

23 de septiembre - Los celos de Dios - Ray Stedman

 Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 2 Corintios 11:2

Tal vez la cualidad más malvada y destructiva en el mundo hoy sean los celos. Ha sido llamado de manera muy apropiada “el monstruo de los ojos verdes”. Los celos son una emoción furiosa, fuerte y poderosa que se niega a tolerar un rival. Puede ser una motivación muy poderosa para emprender una acción agresiva. Es una de las causas más frecuentes de los hogares destrozados, de los corazones rotos y de los cuerpos destrozados en el mundo actualmente. 

Pero sorprendentemente, Dios declara en el libro de Éxodo: “Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:5). En todas las Escrituras se enfatizan los celos de Dios. Si los celos son algo tan malo, ¿por qué se siente Dios celoso? En este pasaje Pablo dice que siente “un celo santo” por este pueblo. Sin duda eso indica que los celos pueden ser algo bueno o algo malo. Así que, cuando usted tiene celos de alguien, tiene usted que preguntarse a sí mismo: “¿Son mis celos algo justo o son algo equivocado?”. La diferencia está aquí: Los celos malos son siempre egoístas y tienen que ver con los propios sentimientos. Son algo posesivo, que desea controlar a otra persona. Por lo tanto, son con frecuencia dominantes y hasta crueles y tiránicos. Usurpan los derechos de otros, insistiendo en salirse con la suya. Es algo que se impone a otra persona, tanto si a esa persona le gusta como si no. Debido a que es algo tan malvado en su crueldad y su tiranía, los celos son posiblemente la fuerza más destructora en el mundo en la actualidad.

El verdadero celo, por otro lado, como el que sintió Pablo en relación con los corintios, es algo que surge de una pasión profunda por el bienestar de otro. Hace que la persona se olvide de sí misma y se manifiesta siempre por medio de la ternura y la consideración hacia la otra persona. Es algo que no puede cesar nunca, como el celo que hay tanto en el corazón de Dios como en el de Pablo. Este último compara su celo al de un padre que ha prometido a su hija a un novio joven. A lo largo de la historia los padres han tenido el privilegio de entregar a sus hijas en matrimonio, y esto se simboliza hoy cuando en una ceremonia matrimonial el padre camina por el pasillo con la novia. Todos los padres (hablo por experiencia) anhelan presentar a su hija, habiéndola criado en un hogar con amor y cuidado, como una virgen casta y encantadora al joven al que ella ama. Esta es una analogía un tanto sorprendente que usamos acerca de estos corintios, porque vimos en 1ª de Corintios 6 sus antecedentes impuros. Allí Pablo nos dice que algunos de ellos habían sido adúlteros, hombres inmorales, homosexuales, ladrones, borrachos, bandidos y crueles. “Y esto erais algunos de vosotros” (1 Corintios 6:11a), dice. A pesar de ello, ahora dice: “(He deseado) presentaros como una virgen pura a Cristo”.

Señor, enséñame a ver la diferencia entre los celos santos y los que son egoístas. Ayúdame a amar a otros con la misma intensa pasión con la que Tú me has amado a mí.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Dios se muestra apasionadamente celoso de Su propio pueblo. ¿Estamos siendo nosotros liberados de perjudicar nuestras relaciones sintiendo celos?

miércoles, 22 de septiembre de 2021

22 de septiembre - La verdadera evaluación - Ray Stedman

 Pero el que se gloría, gloríese en el Señor. No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba. 2 Corintios 10:17-18

Siempre que alguien se jacte de algo, dice Pablo, debe ser de lo que ha hecho el Señor. ¡De qué modo borra de un solo golpe todas las orgullosas evaluaciones que vemos hacer a las personas acerca de sus propios ministerios! Esto es algo que nunca oímos de Pablo. En la próxima sección nos dirá algunas de las cosas que sucedieron en su ministerio, pero lo hace con las más humildes disculpas. Se siente afligido por tener que hablar acerca de lo que ha hecho. Solo defiende su ministerio porque esa es la clase de argumento que los corintios han estado escuchando de sus falsos maestros y dan la impresión de pensar que es importante. Encontramos un breve ejemplo del enfoque de Pablo en 1 Corintios 15:10, donde dice lo siguiente acerca de él mismo: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo” (1 Corintios 15:10).

Pablo reconoce siempre que lo único que cuenta es lo que hace Cristo en él, no lo que él hace por Cristo. Yo he visto algunas veces en la pared de los hogares cristianos una pequeña placa que dice:

Sólo una vida, que pronto pasará.
Sólo lo que se hace para Cristo perdurará.

Eso suena muy piadoso y no cabe duda de que encierra un cierto grado de verdad en ello, pero siempre me preocupa porque no creo que se haya expresado de una manera muy exacta. Lo que a mí me gustaría ver es:

Sólo una vida, que pronto pasará.
Sólo lo que Cristo hace a través de mí perdurará.

“Pero eso no respeta la métrica del verso”, dirá usted. Es verdad, pero expresa una teología correcta, y eso es lo que a mí me interesa. No es lo que yo hago por Él lo que hace alguna diferencia, ni mucho menos. Es lo que Él hace por medio de mí. Es lo que yo espero que Él haga y lo que Él promete hacer lo que cuenta. Por lo tanto, la verdadera evaluación de un ministerio es mirar atrás y decir: “Bueno, pues, gracias a Dios por lo que ha pasado; pero yo no lo hice; fue Dios quien lo hizo por medio de mí. Me siento agradecido por el privilegio de haber tenido la oportunidad de ser un instrumento en Sus manos”. Esa es la verdadera evaluación.

Señor, permíteme sentirme satisfecho realizando la labor que Tú me has dado para que haga, sabiendo que el fruto y la cosecha serán gracias a lo que Tú habrás realizado y no gracias a lo que yo pueda hacer.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Recurrimos nosotros a medir y a compararnos con otras personas? ¿Hallamos contentamiento sencillamente sirviendo como amados de Cristo?

martes, 21 de septiembre de 2021

21 de septiembre - Nuestras armas secretas - Ray Stedman

 Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2 Corintios 10:3-4

Pablo dice que no empleamos las armas de la carne. ¿Cuáles son estas armas? ¿Qué es lo que usa el mundo para intentar resolver los problemas que reconoce en la sociedad? Usted sabe lo que usa: la coerción, la manipulación, los grupos de presión, los compromisos o manifestaciones que a la postre dan como resultado voces elevadas, puños amenazantes y brotes de conflictos. Estas son las armas del mundo; así que es comprensible por qué aquellos que se gobiernan por la carne intentan emplear las armas carnales para conseguir que se hagan las cosas. Pero el testimonio universal de la historia es que estas no funcionan.

Nosotros tenemos otras armas. Son eficaces, poderosas y logran algo. Derribarán las fortalezas del mal, nos dice Pablo. Pero no hay respuesta en este pasaje a la pregunta: “¿Qué armas son estas?”. El apóstol se ha referido a ellas en varios lugares en sus epístolas.

La primera arma que tenemos a nuestra disposición es la verdad. Al cristiano se le permite tener una visión de la vida y de la realidad que otros no tienen. Nosotros sabemos lo que se encuentra tras las fuerzas que operan en nuestra sociedad hoy y deberíamos saber cómo vencerlas. De eso se trata la verdad, que es realismo. Lo maravilloso de la Palabra de Dios es que cuando entiende usted al mundo tal y como lo ve la Biblia, está usted viendo la vida como es en realidad. Es por eso que es tan importante que entendamos las Escrituras, que refresquemos nuestras mentes con ellas en todo tiempo, porque estamos siendo constantemente bombardeados por la ilusión y el error cada día, y es fácil volver a pensar como piensa todo el mundo a nuestro alrededor.

El amor también es un arma poderosa, y en las Escrituras la Palabra de Dios enlaza la verdad con el amor. Cuando empieza usted a tratar a las personas con cortesía en lugar de tratarlas con ira, cuando las acepta como personas con sentimientos como los suyos y entiende que también ellas están enfrentándose con dificultades y ven las cosas distorsionadas con la misma frecuencia que le sucede a usted, cuando empieza a tratarlas como personas con problemas que necesitan ayuda (eso es lo que es el amor), entonces cambia usted todo el cuadro.

Juntamente con la verdad y el amor en las Escrituras tenemos la fe. La fe es el reconocimiento de que Dios se encuentra presente en la historia. Él no nos ha dejado solos para que nos tropecemos en el camino. El Señor Jesús tiene el control de todas las naciones de la tierra. La fe así lo cree y espera que Él haga algo. En Hebreos 11, tenemos una gran crónica acerca de personas corrientes, hombres y mujeres ordinarios como usted y yo, que encontraron, por la fe, que podían cerrar las fauces de los leones, abrir las puertas de las cárceles y cambiar el curso de la historia.

Otra arma poderosa para el cristiano, que procede de la fe, es la oración. El poder de la oración es algo que se nos muestra a lo largo de todas las Escrituras. Se nos exhorta constantemente a exponer las situaciones en las que nos encontramos a las oraciones del pueblo creyente, tanto a nivel individual como corporativo, pidiendo en oración que Dios actúe y cambie las cosas. Una y otra vez la crónica da testimonio de que los cristianos que oraban cambiaron drásticamente los acontecimientos.

Señor, ayúdame de ahora en adelante a usar las armas de la verdad, del amor, de la fe y de la oración.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Para todos los cristianos, la lucha espiritual es algo que damos por sentado, tanto si participamos en ella de manera activa como pasiva. ¿Nos mantenemos nosotros alertas para reconocer y participar haciendo uso de nuestras armas espirituales?

lunes, 20 de septiembre de 2021

20 de septiembre - Dar con gozo - Ray Stedman

 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra. 2 Corintios 9:8

El dar debe ser una entrega esperanzada. Usted está tratando con Dios, y Él puede devolver. Muchas personas se ponen nerviosas por esto. Dicen: “Eso significa dar para que les den, lo cual es dar de una manera egoísta”. Yo admito que es posible dar a Dios de una manera egoísta, pero no tiene nada de malo reconocer que se beneficiará usted dando un donativo, porque la Palabra nos lo dice en todas partes. Si usted no da, a usted le sucede algo. Los límites de su experiencia se estrechan y se reducen, haciendo que se convierta usted en una persona al estilo de Scrooge, agarrada y tacaña.

Pero por otro lado, aquellos que aprenden a dar y lo hacen por los motivos apropiados, se vuelven generosos, bondadosos; son personas que piensan en Dios. Es acerca de esto de lo que está hablando Pablo aquí. Dios puede devolver, y no está mal que usted dé teniendo en cuenta este reconocimiento, porque todo lo que tenemos a la postre procede de Él. Cuando se coma usted una barra de pan, debería recordar los pasos que hay que dar para producirla: "la harina blanca como la nieve, el molino, el campo de trigo, la lluvia y la voluntad del Padre". Por lo tanto, todo procede de Su mano.

Si da usted a fin de tener más que dar, está usted obrando de acuerdo al programa de Dios. Su motivación no debe ser gastar en sí mismo. Si da usted para tener más que disfrutar, está usted dando por motivos equivocados. A muchos cristianos se les está enseñando esto hoy. Dios se deleita en dar, por cualquier medio, devolviendo desde el punto de vista material. Eso es lo que nos enseñan los próximos versículos: “para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios, porque la entrega de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11-12).

Pablo está diciendo que, si usted da según la ley de la cosecha, Dios se lo devolverá a usted, y esta es la forma que tendrá: despertará la gratitud en las personas a las que dé usted. En nuestra iglesia hemos tenido el gozo en muchas ocasiones de ser testigos de cómo las personas daban gracias públicamente, en ocasiones con lágrimas que caían por sus rostros, por la manera en que otros habían respondido a sus necesidades físicas o materiales. Yo estoy encantado por esto. Es una recompensa maravillosa por lo que damos, ¿verdad?, ver cómo las personas reciben ayuda, son bendecidas y se sienten movidas a expresar su gratitud por ello.

Señor, he recibido realmente mucho de Tu mano. No me lo merecía, pero me fue dado por Jesucristo. Mi deseo es que el que Tú hayas dado gratuitamente me estimule a cubrir las necesidades a mi alrededor. Ayúdame a buscar donde debo dar, sabiendo que aumenta mi gozo y deleita a Tu corazón.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El dar de gracia es un milagro que refleja el carácter de Dios. ¿Nos empeñamos nosotros, por lo tanto, en conocer al Dador de este don tan radical?

domingo, 19 de septiembre de 2021

19 de septiembre - La gracia y el dar - Ray Stedman

 Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos. 2 Corintios 8:9

El que Cristo se humillase a Sí mismo es lo que Pablo nos pone como ejemplo de lo que significa dar. Hubo un tiempo en el que Jesús fue rico. No fue rico en la tierra, aunque en algunas ocasiones estuvo viviendo con personas ricas. Tenía vecinos y amigos que eran ricos, y algunos de los que le siguieron eran ricos, pero Él mismo no tenía nada. Pero hubo un tiempo en que fue rico, según este versículo. ¿Cuándo fue eso? ¿Se acuerda usted del discurso en el aposento alto, en la oración de Jesús que se menciona en Juan 17, donde le dice al Padre: “Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera” (Juan 17:5).

No sé si Pablo era consciente de esta oración o no, pero este es un versículo muy claro que indica que Jesús se acordaba de un tiempo en que era rico, cuando todo en el universo le pertenecía. Todas las huestes celestiales se inclinaban ante Él en una adoración continua a Su nombre, y cientos de miles de personas estaban dispuestas a acudir a su mandato. Él era el Dueño de todo; todo le pertenecía, pero lo entregó todo de manera voluntaria, volviéndose deliberadamente pobre. Como dijo Pablo en Filipenses: “se humilló a sí mismo” (2:8) y se convirtió en un hombre, solamente en un hombre pobre.

¿Recuerda usted como estaba constantemente tomando cosas prestadas? No tenía nada que le perteneciese. Pidió prestados alimentos, ropa, y una moneda que usó como una ilustración, un borrico para entrar en la ciudad de Jerusalén, y por último le tuvieron que prestar un sepulcro en el que le pusieron. Hubo una ocasión en la que dice que los discípulos se fueron todos a sus propias casas, pero Él se fue al monte de los Olivos, porque no tenía ningún hogar al que ir ni ningún lugar donde recostar Su cabeza.

¿Por qué hizo esto? ¿Por qué se hizo pobre? Lo que Pablo nos recuerda es que lo hizo a fin de que nosotros pudiéramos ser enriquecidos. ¿Ha pensado usted acerca de lo rico que le ha hecho a usted el Señor? Tan sólo el otro día, en medio de todo el tumulto acerca del cual informamos en la escena internacional, yo estaba pensando en lo terrible que sería tener que vivir hoy sin el Señor. ¿Le gustaría a usted hacer esto ahora que le ha conocido? ¿Le gustaría a usted renunciar a todo el gozo, toda la paz, todo el sentimiento de perdón, a que haya sido eliminada su carga de culpabilidad? ¿Renunciaría usted al sentimiento de Su presencia, a una fuente de poder que está a su disposición para cualquier cosa que necesite usted, al continuo suministro de gozo, de alegría y de restauración, al continuo enriquecimiento en su vida?

¡Qué ricos nos ha hecho Jesús! Él se hizo pobre para que nosotros pudiéramos ser ricos. Cuando piensa usted en esto, qué equivocado parece que retengamos nuestros dones de aquellos que están necesitados a nuestro alrededor. ¿Cómo podemos nosotros aferrarnos a nuestra abundancia, quedándonos con ella mientras nuestros hermanos están necesitados?

Señor, te doy gracias por el ejemplo de Jesús, que se hizo pobre para que yo pueda ser rico. Mi deseo es aprender a extender la misma gracia a aquellos a mi alrededor que están necesitados.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Jesús es nuestro Tesoro inestimable. ¿Estamos nosotros aprendiendo a adorarle a Él con todo lo que somos y con todo lo que tenemos? ¿Qué es lo que es posible que estemos reteniendo de Él en este día?

sábado, 18 de septiembre de 2021

18 de septiembre - Cómo arrepentirse - Ray Stedman

 La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 Corintios 7:10

Siempre que alguien le acusa a usted de estar equivocado o le dice la verdad acerca de sí mismo, le duele. Puede producir una de estas dos reacciones: lo que Pablo llama o bien “una tristeza santa” o “una tristeza mundana”. Todos nos sentimos doloridos, pero la pregunta, como es natural, es: “¿Se trata de una tristeza santa o de una tristeza mundana?”. La tristeza santa es el dolor de ser de repente consciente de algo acerca de usted mismo de lo que usted no era consciente antes. Es ser consciente de que algo está mal acerca de sí mismo que no siempre lo ha podido ver y que crea un sentimiento de ira, tal vez, o de ponerse a la defensiva, de sentirse ofendido y, con frecuencia, de lágrimas. Es el momento en que usted es consciente de sí mismo o lo que podemos llamar el “momento de la verdad”. ¿Le ha pasado esto a usted? Usted seguía con su vida, pensando que todo iba bien, cuando vino alguien y le dijo algo acerca de usted mismo, y justo cuando esa persona dijo esas palabras, sintió usted como si le hubiesen dado una puñalada en el corazón que dijese: “Eso es así, ¿no es cierto?”. Puede que se ponga usted a la defensiva, puede que discuta o que luche, pero en el fondo usted sabe que es verdad. Le duele, pero es un sufrimiento santo que lleva al arrepentimiento. Hace que cambie usted, que altere su comportamiento.

Yo recuerdo muy bien cómo, cuando era un cristiano joven, tuve una gran lucha en mi vida por ser excesivamente sensible a los demás. Tenía una imagen de mí mismo tan pobre que los sentimientos que tenía sobre mí dependían de la manera que pensaban otros acerca de mí. Por consiguiente, si no me decían siempre cosas agradables y me trataban bien, me sentía muy dolorido y molesto. Podían hacer que me sintiese como si estuviese en un atolladero, sintiendo lástima de mí mismo durante días enteros sencillamente porque habían hecho algún comentario casual acerca de mí que me había molestado realmente. Un día tuve mi momento de verdad cuando estaba hablando con una cristiana acerca de otro tema, pero en la conversación ella dijo algo que me llegó al alma como si me hubiese clavado una flecha. Dijo: “He aprendido que la sensibilidad no es otra cosa que egoísmo”. Yo no quería admitirlo, pero sabía que era verdad. Sabía que lo que yo realmente quería era ser el centro de atención y que todo el mundo me ministrase y se ocupase de mí.

Sin embargo, la próxima vez que alguien me hirió, decidí actuar sobre la base de lo que había aprendido y dije: “Eso no es su culpa; él no pretendía decir nada ofensivo; soy yo el que lo siento así porque lo estoy interpretando de manera equivocada”. Hice esto y, después de varias experiencias por el estilo, de repente comencé a experimentar un sentimiento de maravillosa libertad. Era como si se me hubiese quitado un peso de encima y fuese libre para disfrutar las cosas mucho más de lo que jamás lo había hecho. No me olvidaré nunca de la sensación de liberación que tuve al reconocer incluso la dolorosa verdad que alguien. sin darse cuenta, me había dicho. A eso es a lo que se refiere Pablo. El arrepentimiento santo reconoce la verdad y cambia su comportamiento, y eso a su vez nos lleva a un sentimiento de libertad y de liberación.

Señor, te doy gracias por las oportunidades que Tú me has dado para arrepentirme. Ayúdame a responder, no solo sintiéndome mal, sino además actuando conforme a la verdad que he aprendido.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El arrepentimiento santo nos limpia y nos libera. ¿Mantenemos nosotros abierta la puerta del arrepentimiento a la gracia salvadora de Dios en y por medio de nosotros?

viernes, 17 de septiembre de 2021

17 de septiembre - Unidos en yugo desigual - Ray Stedman

 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? 2 Corintios 6:14

La desigualdad es equivalente al “yugo desigual”. Un yugo es un armazón de madera o una barra con agujeros en las dos puntas, que encaja alrededor de los cuellos de dos animales, que los une y les obliga a actuar como uno solo. Es a esto a lo que se refiere Pablo aquí. Está pensando en Deuteronomio 22, donde la Ley dice: “No ararás con buey y con asno juntamente” (v. 10). Puede que esto nos parezca extraño a nosotros, pero a Dios le preocupaba que los israelitas uniesen a dos animales de diferente naturaleza.

Yo nunca he visto un buey y un asno unidos por un yugo, aunque una vez cuando estaba viajando por el Oriente medio, vi a un granjero arando su campo con un camello y un burro. Resultaba casi ridículo contemplarlo. El camello era tres veces más alto que el burro y sus patas eran tres veces más largas. Avanzaba con paso lento para un camello, pero el pequeño borrico iba tan de prisa como podía para no quedarse atrás. El granjero no hacía más que golpear el burro todo el tiempo, intentando que se mantuviese al mismo paso. Resultaba cruel.

La Ley refleja el hecho de que es cruel unir con un yugo dos cosas de naturaleza incompatible. Es en esto en lo que está pensando Pablo aquí. Lo que está diciendo es que hay ciertas asociaciones que tienen los cristianos con personas que no son creyentes que constituyen un yugo, y estas asociaciones son una causa de desgracia y de vergüenza en la vida del cristiano, por lo que debemos evitarlas. Se convertirán en un obstáculo; nos limitarán, nos atarán e impedirán que disfrutemos la plenitud que Dios tiene en mente para nosotros. Es igual que intentar mezclar el aceite con el agua; es imposible. Usted puede ver esto por la ilustración que usa.

La gran pregunta que queda sin contestación es: “¿Qué es un yugo?”. ¿Es una sociedad de negocios un yugo? ¿Es la membresía en un sindicato un yugo? ¿Es un matrimonio un yugo? ¿Es tener una cita con una persona que no es cristiana un yugo? No todas las asociaciones son yugos, pero los yugos tienen dos características mediante las que los podemos reconocer. La primera es que un yugo no se rompe fácilmente, porque es una especie de relación permanente. Cuando usted pone un yugo entre dos animales, están unidos; no tienen opción alguna. Por incómodo que resulte, deben hacer las cosas juntos.

La segunda señal de un yugo es que limita a alguien; no permite la acción independiente. Hay algo que le obliga a usted a consentir en hacer lo que quiere la otra persona, tanto si a usted le gusta como si no. Cualquier clase de relación que no permite al creyente seguir a su Señor en todas las cosas es un yugo. Hasta una amistad puede ser un yugo. Si es la clase de amistad posesiva en la que usted siente que no puede hacer lo que Dios quiere que haga usted porque ofenderá a su amigo, entonces eso es un yugo que debe romperse.

Gracias porque me amas y quieres que sea una persona sana y completa, libre y confiada, pudiendo funcionar de la manera que se pretendía que lo hiciese. Concédeme que me gloríe en el hecho de que soy el templo del Dios viviente y que Tú moras en mí.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Somos libres de todos los hombres, pero al mismo tiempo siervos de todos? ¿Impide alguna de nuestras relaciones que tengamos libertad para amar y obedecer a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente?

jueves, 16 de septiembre de 2021

16 de septiembre - La reciprocidad del amor - Ray Stedman

 Os hemos hablado con franqueza, corintios; nuestro corazón os hemos abierto. 2 Corintios 6:11

Pablo amaba a estas personas en Corinto, manifestándoles su amor de diferentes maneras. Lo ha demostrado, como dice aquí, de dos formas especiales. “Os hemos hablado con franqueza”, dice Pablo, lo cual significa que se comunicaba con ellos, contándoles lo que estaba sucediendo en su propia vida, compartiendo con ellos sus sentimientos, sus luchas, sus fracasos, sus presiones y problemas, informándoles cómo les hacía frente. Esto es siempre una señal de amor. Abrirnos a otras personas es amarlas y, a la inversa, cerrarnos y no comunicarnos es violar el amor.

Este es un problema corriente en las iglesias en la actualidad. De hecho, los cristianos consideran que está bien cerrarse en sí mismos, ser personas privadas, no dispuestas a comunicar quiénes son y cómo se sienten, además de dónde están en sus vidas. Eso, como es natural, es la manera de comportarse del mundo. El mundo nos enseña a no permitir que nadie vea quiénes somos. Pero es preciso que entendamos que cuando nos hacemos cristianos, debemos aprender a abrirnos los unos a los otros.

“Nuestro corazón os hemos abierto”, dice. Lo que quiere decir es que no hay favoritismo alguno e incluye a toda la congregación. No se limitó a amar sólo a las “personas agradables” entre ellos; los amó a todos: a los difíciles, a los que estaban luchando y también a aquellos con los que resultaba difícil relacionarse. No había condiciones preestablecidas que él exigiese antes de poder amar a alguien en la congregación tampoco, sino que los aceptó como personas. Aunque conocía las luchas de ellos, sus debilidades, sus aflicciones y sus resistencias, les amaba.

El problema consistía en que ellos no le amaron a él a su vez. Este es el problema en las iglesias, en los hogares, en las familias y en los matrimonios hoy en día. Es fracasar en lo que se refiere a entender la naturaleza recíproca del amor. El amor es un camino de dos direcciones. Siempre lo es; es inherentemente de este modo. El amor requiere una reacción. Pablo les estaba amando, pero ellos no le estaban amando a él a su vez. Estaban cerrados; no reaccionaban; se mostraban fríamente independientes con él. ¿Cuál fue el resultado? Pablo lo explica con una sola palabra: Se mostraron “mezquinos... en amor” (v. 12). ¿Qué significa esto? Significa que estaban limitados; eran prisioneros de sus estrechos límites en sus vidas egoístas.

Es por este motivo que Pablo suplica a estos corintios aquí: “¡Oh, corintios, abridnos vuestros corazones; no estáis limitados por causa de nosotros. Os limitáis a vosotros mismos, en vuestros propios afectos. Si realmente deseáis experimentar la riqueza del amor, actuad con el mismo amor con que sois amados”. Esta es una de las más importantes lecciones que jamás podemos aprender en la vida. Es preciso que el amor reaccione. ¿Qué hace usted cuando alguien le muestra amor? ¿Devuelve usted ese amor, o dice usted: “¡Qué sentimiento más maravilloso! Espero que lo mantengan”? ¿Espera usted recibirlo todo sin reaccionar de manera recíproca? No, eso es imposible. Es preciso que el amor responda.

Padre, ayúdame a responder con una boca y un corazón abiertos a aquellos que me han tratado con amor. Te doy gracias por el amor que Tú me has mostrado.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
La comunicación transparente hace que nos expandamos y nos hace que seamos vulnerables. ¿Estamos aprendiendo nosotros a ser sinceros con todo el mundo y mostrar de ese modo el amor por amor a Cristo y por Su poder?