Versículo para hoy:

jueves, 25 de enero de 2024

ENERO 25 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La teología sin amor es simplemente muy mala teología.

Era uno de esos momentos maravillosos que tienen los maestros -momentos que uno no planea ni sabe que va a tener. Me encontraba enseñando una clase de seminario que muchos de los futuros pastores no querían tomar. Era una clase sobre consejería y cuidado pastoral. Mi clase estaba repleta de pastores potenciales que pensaban que si predicaban sermones con teología sana, nadie en la iglesia tendría necesidad de consejería. Como sabía que mis estudiantes realmente no querían estar ahí y no tenían hambre de lo que yo debía enseñar, comencé el semestre contando historias de ciertas catástrofes que algunas personas habían cometido en sus vidas y cómo me habían pedido que les ayudara en la dificultad. Conté estas historias hasta que alguien en la clase dijera: "Está bien, lo entendemos, realmente sí necesitaremos lo que esta clase tiene para ofrecer".

En medio de una de estas historias, un estudiante levantó su mano y dijo: "Está bien, profesor Tripp, sabemos que tendremos estos problemas en nuestras iglesias; por favor díganos qué debemos hacer con ellos para poder volver a la obra del ministerio". Me quedé perplejo por lo que dijo el joven, pero también estaba agradecido de que lo hubiera hecho, ya que me permitió aclarar ciertas cosas. Frente a mí tenía a un hombre que se dirigía al ministerio, ¡y que amaba más las ideas abstractas que a las personas! Mi pobre estudiante estaba lejos de la norma bíblica: "[Hablen] la verdad en amor" (Efesios 4:15). El llamado es a hacer teología en la comunidad de la iglesia. La verdad dicha sin amor deja de ser verdad, ya que está torcida por nuestros propios deseos carnales. No puedo intercambiar la verdad por las relaciones y no puedo intercambiar las relaciones por la verdad. Ambas necesitan ir de la mano debido a que necesitamos entender la verdad dentro de la comunidad de la iglesia para compensar nuestra ceguera. Necesitamos que la verdad defina la clase de comunidad en la que debemos vivir.

Finalmente, neceistamos entender que la teología nunca es un fin en sí misma, sino que es un medio para alcanzar un fin: ser cada vez más como Aquel que es la definición por excelencia del amor. En Su gracia, Dios provee todo lo que neceistamos para ser una comunidad amorosa y teológicamente pura al mismo tiempo. No podemos descuidar ni una de las dos cosas, ya que comprometeríamos la verdad de Dios y desobedeceríamos Su llamado. Es en la comunidad de amor que estamos mejor posicionados para entender todo lo que Dios nos ha dicho en Su Palabra.

Para profundizar y ser alentado: Efesios 4:1-16