Versículo para hoy:

lunes, 30 de marzo de 2020

Sin secretos - Nancy DeMoss Wolgemuth



30 de marzo - La espada del espíritu - Ray Stedman



En este versículo, “la palabra de Dios” no se refiere a la Biblia completa. Hay dos palabras que se usan en las Escrituras para “la palabra de Dios”. Una es la palabra familiar logos, que se usa en el primer versículo del evangelio de Juan: “En el principio era el Verbo (Logos), el Verbo (Logos) estaba con Dios y el Verbo (Logos) era Dios (Juan 1:1). Después tenemos otra palabra,rhema, que es diferente en su significado. Logos se refiere a todo lo que Dios ha declarado, la declaración total de lo que ha dicho Dios. Rhema se refiere a un dicho concreto de Dios, a un pasaje o un versículo que tiene una aplicación especial a una situación inmediata; para usar un término moderno, es la palabra de Dios aplicada a la experiencia, a nuestra existencia.
Rhema es la palabra que se usa aquí. La “espada del Espíritu” es el dicho de Dios aplicado a una situación concreta. Esta es la gran arma puesta en las manos del creyente. Tal vez todos nosotros hemos tenido cierta experiencia en lo que se refiere a esto. Todos hemos leído pasajes de las Escrituras en los que de repente las palabras dan la impresión de cobrar vida, como si tuviesen carne y huesos, como si saltasen de la página a nosotros o como si les saliesen ojos que nos siguiesen por todas partes que fuésemos. Tal vez hayamos experimentado esto en algún momento de tentación o de duda, al vernos asaltados por lo que Pablo llama “los dardos de fuego del maligno” (v. 16). Pero ha sido contestado de inmediato por un pasaje de las Escrituras que nos vino a la mente, algo en lo que no habíamos pensado ni mucho menos, pero que suplió la respuesta que necesitábamos. Es por ello que a esto se le llama “la espada del Espíritu”, debido a que no sólo es algo originado por Él como el autor de la Palabra, sino que es el Espíritu el que hace que nuestra mente se acuerde de ello y hace que sea poderoso en nuestras vidas. Es Su respuesta al ataque del demonio, que viene a desanimarnos, a derrotarnos, a atraernos, a engañarnos o a seducirnos de alguna otra manera.
Pensando acerca de cosas que han sucedido en mi vida en el pasado, soy consciente de muchas veces en las que esta espada del Espíritu me ha salvado de error y del engaño de una manera u otra. Siendo yo un cristiano joven, me sentí muchas veces detenido a punto de desobedecer, cuando alguna tentación me pareció muy lógica, tan ampliamente practicada que me sentí atraído por ella. Con frecuencia me detuve, gracias a una palabra que había memorizado siendo un cristiano joven y que me ha sido recordada en muchas ocasiones desde entonces. Se encuentra en el libro de Proverbios: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5).
Cuanto más nos expongamos a las Escrituras, tanto más el Espíritu puede usar esta poderosa espada en nuestras vidas. Si usted nunca lee o estudia la Biblia, está usted enormemente expuesto a la derrota y a la desesperación. No tiene usted defensa alguna; no tiene nada que utilizar en contra de estas fuerzas que están obrando. Por lo tanto, lea usted su Biblia con regularidad. El cristiano que es negligente en lo que se refiere a la lectura de las Escrituras está siendo desobediente a la voluntad del Señor. ¿Y cuál es la responsabilidad del cristiano cuando el Espíritu coloca una de estas palabras en su mente en alguna ocasión apropiada? El apóstol dice: “¡Tómala! ¡Préstele atención! ¡Obedézcala! No la rechace usted; tómesela en serio. El Espíritu de Dios la ha traído a su mente con algún propósito y, por lo tanto, préstele usted atención y obedézcala”.
Padre, qué significado tan práctico tiene conocer Tu Palabra. Ayúdame a tomarla en serio y a usar esta gran armadura que me ha sido dada en Cristo.



Aplicación a la vida

¿Cuál es el significado práctico y urgente de conocer la Palabra de Dios? ¿Cuál es la metáfora que usa el Apóstol Pablo para enfatizar su poder al vernos envueltos en una lucha espiritual?



29 de marzo - La armadura de justicia - Ray Stedman



Cristo es la base de nuestra justicia ante Dios, su aceptación ante Él. Si tiene usted puesta “esa armadura”, puede estar seguro de que su corazón y sus emociones están protegidas de modo adecuado en contra del ataque. Este es posiblemente el aspecto más frecuente de ataque en contra de la fe cristiana. Con frecuencia los cristianos sienten que no están seguros y que no son dignos a los ojos de Dios. Sienten que son un fracaso en lo que se refiere a la vida cristiana y que con toda seguridad Dios les va a rechazar y que ya no está interesado en ellos. Son muy conscientes de sus fracasos y de sus defectos, de modo que el crecimiento ha sido muy lento. Han perdido el primer gozo de la fe, de manera que sienten que Dios está enojado con ellos o que se encuentra en algún lugar alejado. Tienen un constante sentimiento de culpa. Su conciencia les está constantemente atacando, haciendo que se sientan desgraciados y sienten que Dios les está culpando. Esto es sencillamente un ataque satánico.
¿Cómo reacciona usted ante un ataque como este? Debe usted recordar que se ha puesto usted la armadura de justicia. En otras palabras, usted no depende de sus propios méritos ni dependió jamás de ellos. Usted no tuvo nunca nada en sí mismo, nada de valor que ofrecerle a Dios. Usted renunció a todo eso cuando vino a Cristo y dejó usted de intentar ser suficientemente bueno como para complacer a Dios. Usted vino gracias a Sus méritos, basándose en la justicia que le ha sido atribuida a Él, lo que Él le da a usted. Así fue como comenzó usted su vida cristiana, y ahora no hay cambio alguno. Usted se encuentra ante Dios sobre esta base.
Pablo mismo usó esta armadura de justicia cuando se encontró bajo presión de modo que se sintió desanimado y derrotado. Aquí tenemos a un hombre que era pequeño de estatura y su aspecto personal no impresionaba a nadie. Sus antecedentes eran los de una persona anticristiana, cosa de lo que no pudo nunca olvidarse completamente. Había sido el más hostil y brutal perseguidor de la iglesia que jamás había existido. Debió de encontrarse continuamente con familias a cuyos seres amados había matado. Muchas personas le recordaban con frecuencia que él no era uno de los doce apóstoles originales, que su llamamiento resultaba sospechoso, que tal vez no era un apóstol ni mucho menos.
¡Qué motivo por el que desanimarse! Qué fácil le habría resultado decirse a sí mismo: “¿De qué sirve? Estoy trabajando hasta el agotamiento, haciendo tiendas de campaña e intentando predicar el evangelio a estas personas, y veo las bendiciones que Dios les ha concedido, pero a ellos no les importa. No hacen más que recriminarme, así que ¿por qué seguir intentándolo?” Pero no es eso lo que hace Pablo. En lugar de ello dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano” (1 Corintios 15:10a). Vemos aquí que está haciendo uso de la armadura de justicia. “No me importa”, dice, “lo que he sido; no defiendo lo que soy. Sencillamente les digo que, por la gracia de Dios soy lo que soy. Lo que soy es aquello en lo que Cristo me ha convertido, y no me apoyo en mi propia justicia, sino en la Suya. Soy aceptado por gracia y mi situación personal no hace ninguna diferencia.” De modo que no había lugar para el desánimo en su corazón.
Padre, permite que estas palabras se apliquen a mí justo en el lugar en el que me encuentro, en medio del conflicto en que me veo envuelto. Eleva mi corazón haciendo que tenga conciencia de que Cristo es mi justicia.



Aplicación a la vida

¿Estamos todavía intentando ser buenos a fin de complacer a Dios? ¿Nos hemos encontrado con nuestros defectos y la culpa que sentimos como resultado de ellos? ¿Cómo podemos evitar constantemente que suceda esto?