Versículo para hoy:

viernes, 31 de enero de 2020

Seis pasos para salir de la decepción - David Murray



Un estilo de vida de crecimiento - Nancy DeMoss Wolgemuth



31 de enero - ¡Creed! - Ray Stedman


La clave a este pasaje es la palabra creer. Este énfasis concuerda con el enfoque del evangelio de Marcos, porque este evangelio no presenta el cristianismo solo como una bonita historia, un relato fascinante de sucesos que tuvieron lugar durante el primer siglo. Enfatiza el hecho de que la muerte y la resurrección de Cristo es algo en lo que debemos creer, y la intención es transformar las vidas. Cuando actuamos conforme a nuestra creencia, eso cambia nuestra vida.
Marcos quiere que entendamos qué ambiente de persistente y obstinada incredulidad prevalecía entre estos discípulos después de la resurrección. A ellos les costaba trabajo aceptar este hecho asombroso, que Aquel al que habían visto crucificado ahora había resucitado y estaba viviendo de nuevo entre ellos. Lo significativo aquí es que Jesús esperaba que los Once creyesen antes de haberle visto a Él. Él deseaba y esperaba que ellos creyesen los informes de los testigos que le habían visto, que eran personas dignas de confianza y estaban informando acerca de lo que de hecho habían experimentado, y eso debería haber sido suficiente para convencer a estos discípulos de que Jesús había resucitado de los muertos. Tan preocupado acerca de esto se siente el Señor resucitado y viviente, que les reprende por su incredulidad, como lo hizo en los días en que había estado vivo con anterioridad. Él les regaña porque ellos se negaron a creer a aquellos que le habían visto. Usted puede darse cuenta de la importancia que atribuye a esta cuestión de los testigos. El evangelio de Juan nos dice que una semana después Jesús se les apareció a ellos cuando Tomás, que no había estado con ellos la primera vez que Él apareció, estaba presente. Jesús invita a Tomás a que le examine, que ponga su mano en Su costado y que toque las señales de los clavos en Sus manos y Sus pies. Tomás lo hizo y cayó a Sus pies, diciendo a gran voz: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28b). “Jesús le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan 20:29). Años después, cuando Pedro está escribiendo sus epístolas a los cristianos, les dice: “Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1.8).
Una cosa está clara en este relato de Marcos: Cuando tenemos testigos que son adecuados y dignos de confianza, que nos informan de lo que han visto, se espera que nosotros respondamos creyendo. Estos hombres vieron al Señor resucitado. Se les concedió un privilegio que no nos ha sido concedido a nosotros, a pesar de lo cual nuestra fe puede descansar en un fundamento sólido. Aunque nosotros no le hemos visto, creemos por el testimonio de los testigos que encontramos aquí.
¡Señor, creo! Te doy gracias por las buenas nuevas de que Jesucristo no está muerto, sino vivo, y porque Él vive en mi corazón y tiene el poder de romper las cadenas del pecado y la esclavitud del mal en mi vida.
Aplicación a la vida
¿Pensamos que el cristianismo es sencillamente una bonita historia? ¿Hemos buscado y encontrado evidencia histórica y digna de nuestra confianza del Evangelio en el cual basar nuestra fe y nuestras vidas?



jueves, 30 de enero de 2020

El poder para crecer - Nancy DeMoss Wolgemuth



30 de enero - El rumor de la esperanza - Ray Stedman


Las palabras del ángel a estas mujeres contiene la respuesta a todo el escepticismo que ha perdurado durante más de veinte siglos. Porque el ángel le dijo varias cosas a ellas que contesta a la mayoría de las afirmaciones que jamás se han suscitado al cuestionar la realidad de la resurrección. La primera cosa que dijo el ángel fue: “Este Jesús de Nazaret, Este que fue crucificado, Este mismo al que buscáis, ha realmente resucitado de entre los muertos”. Se han realizado muchos esfuerzos por ir en contra de esta declaración, diciendo que las mujeres fueron al sepulcro equivocado o que encontraron a la persona que no era. Toda esta pregunta ha sido contestada aquí por el ángel, que le dice a las mujeres: “Este mismo Jesús, al que conocíais de Nazaret, el Jesús que fue crucificado, que vosotros visteis en la cruz con los clavos en Sus manos y la sangre corriendo por Su costado, Este mismo ha resucitado de entre los muertos”.
Luego les dijo: “Él no está aquí”. Es decir, “No solo ha resucitado; él no está aquí”. Y con estas palabras deja claro que, aunque Jesús ha resucitado, existe sin embargo un verdadero vínculo con nuestra humanidad. Él no es solo un espíritu; esta no es una resurrección espiritual, sino una resurrección corporal. Fue el cuerpo de Jesús que resucitó de entre los muertos. En la actualidad existen sectas que afirman que lo que sucedió fue que se levantó el espíritu de Jesús y que ahora Él vive solo espiritualmente. Pero la Biblia defiende de manera consistente la propuesta de que fue el cuerpo muerto el que fue puesto en el sepulcro, que también resucitó de los muertos. “Él no está aquí”. Es una persona, una persona humana con un cuerpo humano, transformado sí, pero realmente humano, y con este cuerpo humano resucitó de los muertos.
Lo tercero que dice el ángel se expresa con estas extraordinarias palabras de las que solo Marcos ha dejado constancia: “Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea”. Este es un toque maravilloso. ¡Qué palabra tan dulce y tierna es esta! La última vez que vimos a Pedro en este relato del evangelio, estaba en el patio del sumo sacerdote durante el juicio de Jesús. Y una joven no hacía más que seguirle, diciendo: “Yo te conozco; tú estabas con él, ¿verdad?” Pero Pedro no hacía más que negarlo. Salió rodeado por la oscuridad de la noche, llorando amargamente. ¡Qué cosa tan tierna es que el ángel le dijese a las mujeres: “Id y decidles a los discípulos y a Pedro que él va delante de vosotros a Galilea!” Le coloca justo en la banda apostólica.
Esto nos dice que Jesús está a la disposición de las personas de manera individual, no solo de las multitudes en general, no solo del mundo en general o de la iglesia, sino de usted. Este hecho de que esté accesible a las personas de manera individual ha sido la marca característica del cristianismo desde entonces. Cada uno de nosotros podemos conocerle personal e íntimamente, no solo como una figura de la historia ni como un rey que ha de venir ni en un sentido general, como sabemos acerca del presidente de los Estados Unidos, sino de una manera íntima, personal, real, con un sentido consciente de saber que compartimos la comunión humana más íntima.
Señor Jesús, te doy gracias porque Tú eres, de verdad, lo que prometiste ser, un Señor vivo, y porque Tú puedes entrar en mi vida y empezar a sacarme de la desesperación a la esperanza, de la muerte a la resurrección.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el profundo impacto de la resurrección corporal de Jesús sobre nosotros personalmente? ¿De qué manera afecta a nuestra intimidad con Jesús? ¿Reconocemos nosotros Su vida en nuestro cuerpo?


miércoles, 29 de enero de 2020

La oración más aterradora que puedo rezar por mis hijos - Christina Fox



Cómo desarrollar piedad y amor fraternal - Nancy DeMoss Wolgemuth



29 de enero - Un corazón totalmente abierto - Ray Stedman


Tal vez uno de los sacerdotes le hablase a Marcos acerca del velo, pero para el drama mismo no hay nada como esto en toda la historia de la que ha quedado constancia. Este grito en la oscuridad de la cruz, la separación del Espíritu de Jesús y el que se rasgase el velo del templo, son todos ellos datos que reúne Marcos con el fin de que podamos entender lo que significan estos acontecimientos. Al escucharse el grito de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, debió de haber muchas personas en la multitud que reconocieron que eran las palabras con las que comienza el Salmo 22. Si quiere usted enterarse de los antecedentes y el ambiente de la cruz, lea usted este salmo completo. No existe explicación adecuada respecto a la pregunta que hizo Jesús, a excepción de la que nos ofrecen las Escrituras: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
A continuación se escuchó el grito de despido y el momento en que se rasgó el velo. ¿Por qué se rasgó el velo en dos? Era la manera dramática de decir Dios para todos los tiempos y todas las naciones que el camino a Su corazón estaba totalmente abierto. Dios no está planeando una venganza. Todos aquellos que se reunieron alrededor de la cruz con odio y malicia en contra de Jesús, a todos ellos se les da la bienvenida para que regresen. El castigo ha quedado satisfecho para los que odian, los crueles, los ignorantes, los egoístas, los que buscan emociones con una mentalidad vacía. El camino ha quedado abierto, y Dios está esperando restaurar a los que viven sin esperanza, a los que se sienten impotentes y a los atemorizados.
Cuando yo no era más que un joven cristiano, a la edad de veinte y pocos años, leí un mensaje del Dr. D. L. Moody que nunca he olvidado. Era una descripción imaginativa del gran evangelista de lo que sucedió después de que Jesús resucitase de entre los muertos. Moody dice que reunió a Sus discípulos en Jerusalén y les dijo: “Hombres, quiero que vayáis y encontréis a los sacerdotes que se burlaron de mí, que me hicieron el reproche ‘a otros salvó, a sí mismo no se pudo salvar’. Explicadles a ellos que si yo me hubiese salvado a mí mismo, ellos hubieran sido hombres condenados. Pero decidles que el camino ha quedado abierto”. El libro de Los Hechos dice que cuando Pedro y los otros discípulos predicaron en Jerusalén, “muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7b).
Moody dice que Jesús les dijo a los discípulos: “Id primeramente a los soldados que echaron suertes sobre mis vestidos, sobre mi túnica de una sola pieza, y decidles que hay un mayor tesoro que les está esperando si vienen a mí. No tendrán una túnica de una sola pieza, sino un corazón sin mancha. Toda su culpa será lavada, toda su insensible crueldad puede ser perdonada si vienen. Encontrad al centurión que metió su espada en mi costado y decidle que hay un camino más cercano a mi corazón si él está dispuesto a venir sencillamente como un pecador que necesita el perdón”.
En esta maravillosa escena del velo que se rasgó en el momento de la muerte de Jesús, Dios está diciendo que el camino a Él está abierto para nosotros, a pesar de las actitudes equivocadas que con tanta frecuencia tenemos respecto a Él.
Padre, ayúdame a aferrarme a esta gran palabra: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él”. Yo no conozco una maravilla superior en todo el universo que esta.
Aplicación a la vida
Si la cruz de Cristo no es para nosotros la más grande maravilla en el universo, es muy posible que no hayamos entendido su asombroso impacto y los beneficios eternos de Su muerte.


martes, 28 de enero de 2020

Puedes cultivar el dominio propio - Nancy DeMoss Wolgemuth



28 de enero - ¿Jesús o Barrabás? - Ray Stedman



Todos los escritores de los evangelios nos hablan acerca de Barrabás, que fue un revolucionario sanguinario, astuto y sangriento, que era un asesino. Lo interesante acerca de él es su nombre, que significa “hijo del padre”. Y como una enorme coincidencia histórica, de lo más dramática, según algunos de los antiguos manuscritos, existe cierta evidencia según la cual es probable que su nombre fuese Jesús Barrabás: Jesús el hijo del padre. Yo no sé cómo podemos leer y entender esto sin ser conscientes de que esto es de nuevo Dios guiando silenciosamente los acontecimientos tras la escena, sacando las cosas a la luz que de otro modo nunca se habrían sabido. Esta multitud se enfrenta con tener que escoger entre Jesús, el hijo del padre, que gobierna por la fuerza y se gana la vida gracias a su ingenio, y Jesús, el Hijo del Padre, que gobierna con amor y está dispuesto a sacrificarse a Sí mismo.
¿Por qué escogieron a Barrabás? La respuesta parece ser que se sentían decepcionados con Jesús. Esta era la multitud que, justo unos cuantos días antes, le había dado la bienvenida a Jerusalén. La ciudad estaba llena de personas a las que Jesús había sanado. Los ojos de los ciegos habían sido abiertos, los sordos oían y los cojos andaban. Él había despertado en las gentes la esperanza, el deseo ardiente, de que este era verdaderamente el Mesías, que había venido a librarles del yugo de Roma. Todas las ideas de ellos respecto al mesianismo giraban en torno al pensamiento de que Él sería el que les libertaría de la odiada esclavitud de Roma. Ahora bien, cuando le vieron impotente ante el gobernador romano, vieron que era aparentemente reacio o incapaz de presentar ninguna defensa o hacer algo en contra de los romanos, toda la lealtad hacia Él se derrumbó. Dominados por la ira y la decepción se volvieron y escogieron a Jesús, el hijo del padre, que vivía por la fuerza, Barrabás el asesino.
También nosotros nos enfrentamos con la misma decisión que estos judíos tuvieron que tomar entre Barrabás y Jesús. ¿Se ha sentido usted alguna vez decepcionado con Jesús, decepcionado con Dios? ¿Ha esperado usted que Él actuase de una cierta manera debido a lo que había entendido usted acerca de Él, Su vida y Su naturaleza, pero Él no hizo las cosas como usted creyó que las haría? Yo me he puesto furioso y me he sentido decepcionado con Dios. Me he sentido casi convencido que no cumplió Su promesa, porque yo estaba seguro de lo que Él iba a hacer, y Dios me decepcionó. Mi corazón estaba lleno de ira por el hecho de que Dios actuase de esa manera, a pesar del hecho de que Dios nos había dicho a todos, una y otra vez: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos”, dice Jehová. “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). No somos capaces de interpretar a Dios, y Él será fiel a Sí mismo. Él no mentirá jamás; nunca nos engañará; pero Él es más de lo que nosotros podemos manejar. Él es mayor de lo que somos nosotros y al igual que esta multitud, cuando nos sentimos furiosos con Dios y molestos con Jesús y nos apartamos de Él, hay siempre otro Jesús Barrabás esperando a que le sigamos.
Señor, me doy cuenta que me estoy enfrentando con la vida todo el tiempo, teniendo que tomar decisiones y escoger entre Barrabás y Cristo. Concédeme que escoja al Señor Jesús, ante quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios el Padre.
Aplicación a la vida
¿Qué pensamos de Jesús cuando nuestras circunstancias no concuerdan con nuestras expectativas? ¿Hace eso que nos sintamos decepcionados con Él? En ese caso, ¿a quién acudiremos?


lunes, 27 de enero de 2020

Cómo romper con patrones de pecado - Nancy DeMoss Wolgemuth



27 de enero - Jesús y Pedro - Ray Stedman



Marcos se anda con cuidado para destacar el contraste entre Jesús hablando bajo juramento en la sala del tribunal interior y el juramento de Pedro en el patio. Jesús dijo que Él era el Mesías, el Hijo de Dios, y Pedro negó conocer a Jesús. Ese fue un juramento solemne y serio, y justo entonces, Marcos dice: “El gallo cantó por segunda vez”. A Pedro le remordió la conciencia. Sabía lo que había hecho y, según el relato aquí, se derrumbó y lloró. La idea de que “se derrumbó” es muy fuerte en el griego. Lo que significa literalmente es que se tiró al suelo en agonía y con lágrimas de arrepentimiento y empezó a sentir remordimiento al pensar en lo que había hecho.
Creo que podemos ver por qué Marcos ha hilado con tanto cuidado esta historia para nosotros. No hay nada que más me intrigue en este relato en los evangelios que el ver con cuanto cuidado los escritores de las Escrituras han escogido incidentes que van unidos y los han puesto el uno junto al otro. Marcos ha hecho exactamente eso aquí para que nosotros pudiésemos ver el contraste. Aquí tenemos a un grupo de sacerdotes que odiaban a Jesús. Sus corazones estaban llenos de veneno, de ira, de celos y de amargura en contra de Él. Y todo ello se pone de manifiesto en su desprecio y las luchas que tienen lugar después del veredicto. En contraste con esto está un hombre que ama a Jesús de todo corazón y está dispuesto a defenderle hasta el fin. A pesar de lo cual, en el momento de la crisis, le falla a Jesús, negando haberle conocido.
¿Por qué pone Marcos estas dos situaciones la una junto a la otra? Lo hace para que nosotros podamos entender que las dos expresan lo mismo: las dos ponen de manifiesto que no se puede depender de la naturaleza humana, de la carne, como la llama la Biblia. Estos sacerdotes eran hombres carnales, hombres que vivían de acuerdo a las costumbres del mundo, hombres que estaban buscando posiciones legales, prestigio y puestos de importancia. Jesús era una amenaza para la posición de ellos, despertando su odio y su ira, que ellos expresaron por medio de esta terrible acusación, burla y violencia. Así es como obra la carne. Todo el mundo reconoce que el odio, la ira y la vehemencia están mal. Pero lo que Marcos quiere que entendamos es que el amor de Pedro no era mejor, porque también dependía de la carne, de las habilidades humanas y de los recursos humanos para hacer que saliese adelante. En la hora de la crisis, no fue más efectivo que el odio de los sacerdotes. El amor, la lealtad y la fidelidad no significan nada cuando dependen de los inestables fundamentos de la determinación de la voluntad humana.
La nota de mayor esperanza aquí son las lágrimas de Pedro. Los sacerdotes no lloraron, pero Pedro, cuando negó a su Señor, se tiró al suelo y lloró. El fracaso no es nunca el final de la historia. Las lágrimas de Pedro nos hablan sobre otro día cuando el Señor le librará y le restaurará, habiendo aprendido él una lección sobria y saludable.
Padre, habrá momentos en los que tendré que enfrentarme con el fracaso. Me encontraré, al igual que Pedro, haciendo exactamente lo que no quería hacer, negando al Señor que me compró. Ayúdame a entender que no debo contar con el poder de la carne para realizar Tu obra.
Aplicación a la vida
Cuando nos enfrentamos con el fracaso predecible de nuestra naturaleza humana, ¿nos contentamos con la desesperación o la inutilidad? ¿Dónde vamos a partir de ahí?

domingo, 26 de enero de 2020

26 de enero - Velad y orad - Ray Stedman


El enemigo tiene poco que luchar con Pedro. No es ni siquiera necesario amenazarle con echarle a los leones o con quemarle en la estaca. Su resolución se desmorona por el simple medio de hacer que se sienta demasiado soñoliento como para orar. Eso es todo, y esa tremenda determinación de la voluntad, esa firme resolución, se disuelve, y Pedro es tan débil como masilla cuando llega el momento. Está débil porque le falta la fuerza de la oración. El demonio no tuvo más que hacer que sintiese sueño, eso es todo. Estoy seguro de que este fue un ataque satánico. La espada que estaba blandiendo Jehová, que hizo daño y angustió al Hijo de Dios, estaba ahora afectando a los discípulos, y se le permitió a Satanás aparecer como un furtivo hombre de arena, que hace que los ojos sientan sueño, de modo que se quedaron dormidos en lugar de orar.
Jesús analiza la situación. Viene y les encuentra y hay casi una nota de humor en esta situación. Después de haberles despertado, les dice a estos discípulos: “Pedro, ¿no has podido mantenerte despierto ni siquiera una hora? ¿No has podido resolver la fiera determinación para que durase por lo menos ese tiempo?” Luego nos dice por qué Pedro no lo consiguió. “El espíritu está dispuesto, Pedro. Conozco tu corazón y sé que me amas. Tu espíritu está perfectamente dispuesto, pero, Pedro, has dependido de tu carne, y la carne es débil.”
Todos hemos sentido esto, ¿no es cierto? Se nos ha pedido que hagamos algo y decimos: “El espíritu está dispuesto, pero la carne está lista para el fin de semana”. La carne es débil. Ese sentido humano de independencia, la confianza que tenemos en nosotros mismos, es siempre débil a la hora de ser sometido a prueba. No puede soportar la prueba. Este es el análisis que Jesús hace del problema de Pedro. La clave es la oración. Si Pedro, teniendo sueño y sintiéndose débil, hubiese seguido el ejemplo de Jesús y hubiese decidido confiar en el Padre y le hubiese dicho cuál era su problema, el Padre le hubiese ayudado, y él no hubiese negado al Señor.
Nuestra seguridad es nuestra debilidad, no nuestra fortaleza. Es por eso que yo no me siento terriblemente impresionado cuando los jóvenes me dicen lo mucho que van a hacer por Dios y lo seguros que están de que pueden realizarlo hasta el fin. Yo he aprendido, por triste experiencia en mi propia vida, así como por el testimonio de las Escrituras, que a la hora de la prueba, esta confianza en mí mismo desaparecerá por completo. Pero yo tengo confianza en el hombre o la mujer que dice: “Me siento asustado. No creo poder hacer esto, pero voy a intentarlo porque Dios me dice que lo haga. Estoy poniendo mis ojos en Él para que me fortalezca”.
Padre, abre mis ojos y mi corazón para que entienda que aparte de Ti no puedo hacer nada. Tú eres el pastor en quien puedo confiar, a quien puedo acudir en la hora de la angustia y encontrar las fuerzas para hacer lo que Tú me estás llamando a hacer.

Aplicación a la vida
¿Suponemos nosotros que seguimos obedientemente a Jesús gracias a nuestra propia pseudo energía humana y nuestros inapropiados recursos? ¿Por qué es la oración una necesidad urgente para este viaje de fe?


sábado, 25 de enero de 2020

25 de enero - La extravagancia del amor - Ray Stedman


Nuestro Señor escoge este precioso incidente y nos muestra su auténtico valor. Él dice cinco cosas al respecto que lo marcan como un acto extremadamente valioso. Primero, dice: “Ha hecho algo hermoso por mí”. La belleza de esto tiene que ver con la misma extravagancia. Esta mujer no se guardó nada del costoso ungüento, sino que rompió el frasco y derramó toda la cantidad sobre Él. Judas, con su mente práctica como un ordenador, calculó que su valor debía ser de unos trescientos denarios. Un denario era el salario de un día de un obrero, de modo que el salario de trescientos días sería una cantidad enorme. En opinión de Judas, esta mujer había derrochado una enorme cantidad de dinero al derramar el ungüento sobre Jesús. Fue un acto tan despilfarrador, y precisamente en eso radica su belleza.
Segundo, Él dijo que lo que ella había hecho había sido muy oportuno. “Era algo que solo podía hacerse en este momento. Siempre que queréis hacer el bien a los pobres, podéis hacerlo, porque siempre se encuentran alrededor”. Y está bien ayudar a los pobres, pero hay oportunidades que se presentan en nuestra vida por lo que es preciso aprovechar el momento para ofrecer este donativo, porque una ocasión así no se vuelve a repetir. Fue por la sensibilidad de su corazón que se dio cuenta de que el momento era el correcto, y Jesús reconoció esto.
Ella hizo entonces lo que era posible. Es decir, hizo lo que pudo. No podía prepararle una comida; no había tiempo para eso. No podía hacerle una prenda a Él; no había tiempo para eso. No había nada más que ella pudiera hacer para mostrarle su amor más que esto; así que hizo lo que pudo. Estoy seguro de que nuestro Señor ha llamado nuestra atención a esto porque es tan práctico para nosotros. Alguien ha dicho: “No soy más que un hombre, pero soy un hombre. No puedo hacerlo todo, pero puedo hacer algo, y lo que puedo hacer debiera de hacerlo. Y lo que yo debiera hacer, estoy disponible para hacerlo”.
El cuarto elemento de este acto tiene que ver con el hecho de que fue tan perspicaz. Nuestro Señor dice: “Ella ha ungido mi cuerpo de antemano para ser enterrado”. Muchas veces Jesús le dijo a estos discípulos que iba a morir. Ni uno de ellos lo creyó, excepto María de Betania. Ella había entendido que Él iba a ser enterrado, y como no podía estar segura de tener la oportunidad después para encontrar Su cuerpo con el fin de ungirlo para el entierro, lo hizo entonces, como un acto amoroso de servicio. ¡Qué consuelo debió de ser esto para nuestro Señor! De todos estos amigos que le rodeaban en esos momentos, solamente esta tuvo la sensibilidad de corazón como para entender lo que estaba sucediendo.
Finalmente, lo que ella hizo es algo que merece ser recordado, pues fue memorable. Jesús dijo: “La historia de este precioso acto se contará en recuerdo de ella por todo el mundo, dondequiera que sea predicado el evangelio”. Aquí estamos hoy, dos mil años después, cumpliendo esta palabra misma, contando de nuevo lo que hizo María de Betania cuando ungió la cabeza y los pies de nuestro Señor.
Padre, ayúdame a entender que María está siendo un ejemplo de un más grande sacrificio. Permite que este acto de su amor conmueva a mi corazón y me fortalezca todos los días de mi vida.
Aplicación a la vida
El Señor Jesucristo ha enseñado y dado ejemplos del amor extravagante, oportuno y abnegado. ¿Qué impresión causará cuando le permitamos a Él amar a otras personas por medio de nosotros?


viernes, 24 de enero de 2020

Un proceso probado de crecimiento - Nancy DeMoss Wolgemuth



24 de enero - ¡Velad! - Ray Stedman



Aquí Jesús reúne todo el tiempo que ha transcurrido entre Su primera y Su segunda venida, dividiéndolas en cuatro periodos de vigilancia, la larga noche del pecado del mundo, y dice: “No sabéis (y creo que lo que da a entender es: “Yo no sé”) si la venida será pronto en ese tiempo o en medio de él, o cuando hayan pasado tres cuartas partes o justo al final”. Nadie lo sabe. Yo no lo sé, y vosotros tampoco lo sabéis. Pero es como un hombre que se marcha de viaje (aquí lo compara con Su propia marcha) que le da trabajo que hacer a sus criados y espera que lo hagan y pone a un portero que vigile.
¿Qué es lo que debe de vigilar? ¿Debe de estar pendiente del regreso de su amo? Así es como esto se interpreta generalmente. Pero no es así, porque tiene que empezar a vigilar tan pronto como su amo se marcha y sabe que su amo no va a regresar de inmediato. Entonces, ¿qué es lo que debe de vigilar? Debe de mantenerse alerta para que nadie le pueda engañar y logre entrar en la casa destruyendo y arruinando todo lo que tiene su amo. De modo que lo que está diciendo Jesús es: “¡Mantente alerta; no te vayas a dormir; vigila! Hay tentaciones y presiones que te asaltarán y te harán pensar que todo es una mentira, que harán que te des por vencido y dejes de vivir como un cristiano, para que dejes de caminar por la fe, para que dejes de creer en la verdad de Dios. Mantente alerta en contra de esto, y entretanto, haz tu trabajo. No permitas que nada te lo impida. No permitas que nada te aparte, impidiendo que seas lo que Dios quiere que seas en este día y en este tiempo”. Así es como se vigila. No debemos de estar mirando al cielo todo el tiempo, esperando Su venida. Eso sucederá cuando Él esté listo, de manera que debemos vigilar para no dejarnos engañar.
Yo me siento turbado por los muchos cristianos que da la impresión de que han abandonado la fe. Yo miro atrás a los muchos años de ministerio y veo a hombres a los que yo hubiese jurado que eran sólidos, tremendamente dedicados, fieles, cristianos que enseñaban la Biblia, pero que ahora están negando su fe y se han apartado. Y da la impresión de que esto es algo que está yendo en aumento por todas partes, con personas que están cayendo en la inmoralidad y en la iniquidad, apartándose de su fe, diciendo en efecto que ya no creen al Señor o en la Biblia. Es acerca de esto de lo que nos está advirtiendo el Señor de nuevo.
Por lo tanto, dice que nosotros debemos mantenernos despiertos. No crea usted en todas las voces seculares que nos dicen que el mundo va a continuar para siempre tal y como es ahora. No crea usted a las otras voces que nos dicen que Dios no existe, de manera que podemos vivir como queramos, o que si Dios existe, nunca nos va a juzgar. No crea usted a las voces que nos susurran constantemente y que intentan apartarnos de nuestra fe. Con una poderosa voz de mando Jesús concluye este mensaje, diciendo: “¡Velad!”
Señor, fortaléceme y ayúdame a mantenerme alerta para que pueda soportar hasta el fin, para que pueda ser fiel hasta la muerte, para que también yo pueda unirme ese gran día con aquellos a los que les darás la corona de la vida.
Aplicación a la vida
¿Necesitamos nosotros mantenernos despiertos y reconocer los peligros de la complacencia y de la negligencia en nuestro caminar diario con Dios? ¿Por qué es preciso que nos mantengamos vigilantes, alertas y sobre todo en oración?


jueves, 23 de enero de 2020

Nuevo poder para un nuevo año - Nancy DeMoss Wolgemuth



23 de enero - La actitud que importa - Ray Stedman



El cumplimiento religioso entre estos escribas y fariseos había llegado a un estado tan absurdo que algunos de los fariseos, antes de hacer su contribución al gran cofre de recaudación que Jesús estaba observando aquí, de hecho mandaron llamar a uno que tocase la trompeta y fuese delante de él para llamar la atención de todo el mundo. Entonces acudía un fariseo y depositaba con orgullo una bolsa de oro en el cofre de la tesorería, deseando que todo el mundo viese su gran donativo.
Yo oí hablar de un querido hombre que se puso de pie en una reunión donde estaban recogiendo una ofrenda y dijo: “Quiero dar cien dólares de manera anónima”. Pero en este pasaje Jesús dijo que la que verdaderamente tocó Su corazón y contribuyó de una manera tremenda al reino de Dios fue una pequeña desconocida viuda que no tenía ninguna influencia y en la que no había ninguna señal exterior de valer nada. Ella fue y depositó dos pequeñas monedas que tenían un valor de menos de un penique, pero debido a que ella amaba al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas y con toda su mente, los entregó, y Jesús dijo: “Ella ha hecho más por el reino de los cielos que todo acto exterior realizado por todos estos juntos”. ¿Qué es lo que nos dice esto a nosotros?
Nosotros tenemos claro el hecho de que Dios quiere alguna clase de actividad por nuestra parte. Creemos que la manera de servir a Dios es hacer cosas espectaculares o notables, ganar a un montón de personas a Cristo o dedicar nuestro tiempo y nuestro trabajo de maneras evidentes. Sin embargo, las Escrituras nos dicen una y otra vez que las obras son tan solo el canal. Dios quiere nuestro cumplimiento, pero solo si la actitud de nuestro corazón es la correcta. Si usted no puede hacer nada exteriormente, puede que su actitud siga siendo la correcta, su actitud hacia su prójimo, hacia sus amigos y sus hijos, su esposo o su esposa, su jefe y las personas que le irritan a usted. Si usted tiene una actitud de amor, está usted llegando lejos en el reino de Dios, haciendo mucho más que todo lo que realizan de manera exterior los grandes santos de nuestro día y tiempo.
¡Eso es verdaderamente asombroso! Dios dice: “Usted puede servirme en la quietud de su hogar teniendo un espíritu manso y dulce que resulta evidente en medio de las presiones y de los problemas. Usted ha hecho más por avanzar el reino de Dios que aquellos que salen y proclaman la palabra por medio de sistemas de discurso público por todas partes”. Así es como ve Dios la vida.
Esto es al mismo tiempo desalentador y alentador. Es desalentador para aquellos de nosotros que tenemos un ministerio público. Estamos tomando nota mentalmente en el fondo de nuestras mentes de lo impresionado que debería de estar Dios con lo que hacemos. Pero Dios está mirando nuestro corazón. Esto es algo que debe de animarnos a nosotros, haciendo que nos acordemos de esos momentos privados cuando cambia nuestra actitud. Nadie estaba observando; nadie vio lo que estábamos pensando, pero en lugar de ser cortos, cáusticos y sarcásticos, fuimos dulces, pacientes y dóciles. Jesús dice que el reino de Dios progresa gracias a esta actitud.
Señor, Tú me has llamado a esta forma de vida y Tú debes darme el poder para que sea un instrumento del amor expresando Tu calidad de vida hoy.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el punto de vista de Jesús acerca de la piedad religiosa? ¿Por qué fue necesario para Él denunciar severamente esta conducta pecaminosa de aquellos que proclamaban conocer a Dios? ¿Cuál es nuestra actitud?


miércoles, 22 de enero de 2020

MUJERES CRISTIANAS, ¡SEAMOS BEREANAS! - Susan Bixby



Tienes un nuevo comienzo - Nancy DeMoss Wolgemuth



22 de enero - ¿Con qué autoridad? - Ray Stedman


Recuerdo haber leído hace algún tiempo sobre un brillante joven abogado que había sido criado como un pagano y no tenía el menor interés en el cristianismo. Alguien le había dado un Nuevo Testamento y lo estaba leyendo hasta el final. Cuando llegó a este relato de Marcos, leyó esta cuestión con un gran interés, porque él mismo se había visto involucrado en un dilema por el estilo. Cuando todo el impacto de las acciones de Jesús le impresionaron, se quedó totalmente sorprendido. Dejó la Biblia y se dijo a sí mismo: “¡Esa es la más sorprendente sabiduría!” Porque nuestro Señor no intentó contestar a esta cuestión directamente. De la misma manera que Él hacía las cosas, pidió una moneda. (Le tuvieron que prestar una, porque Él mismo no tenía ninguna), y la levantó en el aire. “¿De quién es la imagen que aparece en esta moneda?”, preguntó. Ellos contestaron: “De César”. Él continuó, diciendo: “Está bien, entonces debe ser el dinero de César. Dad a César las cosas que son de César. Pero Dios tiene Su sello sobre vosotros; así que, dad a Dios las cosas que son de Dios”.
Él nos muestra que la autoridad humana no solamente está limitada en su duración, sino que está limitada en su alcance y trata solamente con una parte de las personas. El gobierno secular ha sido ordenado por Dios. El apóstol Pablo nos dice claramente, y Pedro dice lo mismo: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien” (1 Pedro 2:13-14). Pedro reconoce que Dios está tras el gobierno secular, incluso cuando es un mal gobierno. Porque el rey al que se refiere Pedro no es otro que Nerón, un desgraciado degenerado moral. A pesar de lo cual, Pedro dice que es preciso honrar al rey como “autoridad suprema”.
Pero el gobierno humano, dice Jesús, solo tiene un control limitado sobre el pueblo. Tiene ciertos poderes sobre los cuerpos y las mentes de sus ciudadanos. Puede regular nuestra conducta hasta un cierto grado y tiene el derecho a influenciar y regular nuestras actitudes y acciones, lo que decimos y cómo lo decimos. Pero hay un área en la vida humana sobre la cual el poder secular no tiene ningún control, y esa es el espíritu humano. El poder secular no puede legislar a quién adoramos, quién gobierna nuestra conciencia y quién es la autoridad definitiva en la vida. “Dad a César lo que es de César”. Hay ciertas cosas que efectivamente le pertenecen a César, así que dádselas. Pero otras cosas relacionadas con usted solo le pertenecen a Dios, así que déselas usted a Dios.
El autor ruso Solzhenitsin representa un ejemplo del daño que hace el poder secular cuando intenta gobernar y controlar la adoración del pueblo. Él ha desafiado prácticamente por sí solo a uno de los más impresionantes poderes en la tierra y ha revelado lo vicioso y la explotación que siempre se produce como resultado cuando el poder secular intenta invadir el área proscrita de la existencia humana, que es el espíritu humano. Jesús está diciendo que los asuntos definitivos relacionados con la vida le pertenecen a Dios, no al pueblo, y la autoridad humana está, por lo tanto, limitada en su alcance.
Padre, te doy gracias por Este que me ayuda a ver las cosas como es debido, que coloca las cosas en su justa perspectiva y hace que pueda entender quién soy y lo que soy y saber ante quién soy responsable.
Aplicación a la vida
¿Hasta qué punto necesitamos reconocer y someternos al gobierno humano? ¿Cuáles son sus limitaciones? ¿Cuál es la autoridad definitiva ante la cual fueron responsables los discípulos de Cristo?


martes, 21 de enero de 2020

En el Principio · Himnos Sólo por Gracia




Dios despliega su poder - Nancy DeMoss Wolgemuth



21 de enero - El obstáculo del orgullo - Ray Stedman



Lo que Jesús está diciendo es: “El gran obstáculo para poder tener fe en Dios es el orgullo, un orgullo que se niega a perdonar. Eso es como una montaña que llena toda su vida, y todo lo que puede ver usted es esa enorme montaña que aparece ante usted y que está bloqueando la vida de Dios en su vida. Usted tiene el poder para hacer que eso sea eliminado si, cuando usted se pone en pie y ora, perdona usted a aquellas personas que le han ofendido”. Porque lo único que impide que nos perdonemos los unos a los otros es el orgullo. Creemos estar justificados en desear que otros nos perdonen a nosotros, pero también sentimos que debemos de exigir un precio por el daño que nos han causado a nosotros. Así que, de muchas maneras, de modo sutil o directo y abiertamente, insistimos en que no perdonaremos, que los que nos han ofendido deben pagar por lo que nos han hecho. De alguna manera, vamos a obligarles a que se arrastren, hacer que supliquen o que se humillen pidiendo perdón. “Y eso”, dice Jesús, “es una gran montaña que es preciso quitar de en medio, porque está bloqueando el fluir de la vida de Dios en su fe”. De modo que cuando se ponga usted en pie y ore, la vida fluirá de Dios cuando pueda usted reconocer que también usted necesita el perdón. Dios le ha perdonado a usted, Dios se lo ha ofrecido a usted gratuitamente, así que concédalo usted de la misma manera a la persona que le haya ofendido.
Después de muchos años de ministerio, yo puedo insistir en que esto es verdad. La cosa que por encima de ninguna otra bloquea el fluir de la vida de Dios a la persona, a la iglesia o a la nación, es que seamos incapaces de perdonar, el que nos aferremos a nuestros rencores, este deseo de humillar a alguien a fin de que nos sintamos bien, el que no estemos dispuestos a dejar a un lado estas cosas y a permitir que Dios sane lo que nos ha hecho daño en la vida.
Es por ello que Jesús da en el blanco sobre una cosa. ¿No es esto asombroso? La nación de Israel perdió su vida porque no quiso perdonar a los gentiles, a los romanos, que les habían ofendido y causado dolor. En lugar de ello, se empeñó en su propia justicia al respecto y miró con orgullo a Dios, diciendo: “Doy gracias a Dios porque no soy como esas otras personas”. Dios dice que esto es lo que acaba con la vida de una nación, que es lo que acaba con la vida de la iglesia, y además es lo que acaba con la vida espiritual de la persona, haciendo que quede separada.
Padre, cuántas veces me he negado a pronunciar una palabra de perdón, a realizar un acto de restauración, solo para sentirme atormentado por los temores, las ansiedades y las preocupaciones. Te doy gracias porque Tú me has perdonado por medio de Jesucristo. Enséñame a conceder este mismo perdón a los que me rodean.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el mayor obstáculo para el perdón que todos necesitamos conceder y recibir para sanar las relaciones? ¿Cómo podemos nosotros ser un conducto de la asombrosa gracia y misericordia de Dios?