Versículo para hoy:

sábado, 29 de febrero de 2020

29 de febrero - El secreto de la plenitud - Ray Stedman


Este versículo revela el secreto de la plenitud. El “temer a Dios y guardar sus mandamientos” es aprender a ser y descubrir el secreto de ser una persona total. ¿Quién no puede desear eso? Todos queremos ser personas totales, no personas rotas, fragmentadas, fácilmente turbadas, erráticas, que van en todas las direcciones al mismo tiempo, sino ser personas estables, controladas, equilibradas, personas completas. He aquí el secreto de cómo conseguirlo.
Todo ello depende de la palabra "temor", en inglés fear. Esta es una palabra que nos cuesta trabajo entender. La mayoría de nosotros pensamos en ella como una situación de terror absoluto, de salir corriendo de la presencia de Dios, considerándole como una amenaza, pero ese no es nunca el significado bíblico de la palabra. Yo lo he expresado en su forma acróstica a fin de hacer más sencillo para nosotros el recordar lo que incluyen los elementos relacionados con temer a Dios.
Para empezar, la letra F representa la palabra fe en Su existencia. Usted no puede venir a Dios a menos que sepa usted que Él está ahí. Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan”. Es ahí donde comienza el temor, en la fe en que Dios existe. Todo el universo creado nos está gritando precisamente eso a nosotros. Todas las respuestas internas de nuestro corazón lo están confirmando y la Palabra de Dios lo declara. La historia lo confirma y existe un mundo entero de evidencia de que Dios está ahí.
A continuación, la letra E: la experiencia de Su gracia. Usted no puede temer a Dios tal y como debe de ser hasta que no haya usted aprendido la clase de Dios que es. Él es un Dios de misericordia, de gracia, de perdón. Hasta que no haya usted estado ante Su presencia y sentido su culpa, reconociéndola, sabiendo que estaba usted equivocado y además era corrupto y hasta que no le escuche usted decirle en su corazón: ―Ni yo te condeno; vete y no peques más (Juan 8:11). Usted no podrá jamás temer a Dios como se debe de hacer. Un elemento del temor es la experiencia de la maravilla del perdón, sabiendo que Dios le ha perdonado a usted y le ha enviado con un propósito totalmente nuevo y un nuevo recurso que se encuentra a su disposición.
Esto nos lleva al tercer elemento, la letra Aasombro ante Su majestad, la sabiduría y lo maravilloso de Dios. ¡Qué Ser tan fantástico es! ¡Qué mente tan maravillosa tiene, capaz de comprender todos los millones de fragmentos de información en este universo, que tiene continuamente ante Su presencia, que puede oír cada una de las voces y relacionarse con cada persona que jamás ha vivido! ¡Qué Dios tan maravilloso! Nos sentimos asombrados ante el sentido de Su majestad, Su entendimiento, Su infalible sabiduría y poder, que forman parte de lo que significa temer a Dios.
La última letra, la R de resolución, es decir, el decidir hacer lo que Él dice; “guardar Sus mandamientos”, como lo expresa el Buscador aquí. Hay solo dos mandamientos, fue lo que dijo Jesús mismo. Toda la ley y los escritos se reducen en dos cosas muy sencillas: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Esto es en respuesta al amor que Él ya le ha mostrado a usted; ámele usted porque Él le amó a usted primero. y en segundo lugar: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39b). Eso es todo. Como lo expresó Miqueas: “Lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8b).
Señor, te doy gracias por este gran libro, que me ha enseñado muchas cosas, pero sobre todo lo que significa el temor a Ti y guardar Tus mandamientos.

Aplicación a la vida

Todos deseamos estar completos e íntegros en todos los aspectos de 
nuestra vida. ¿Pero cuál es el secreto de esta integridad? ¿Qué significa 
temer a Dios y cómo debemos de hacerlo?

viernes, 28 de febrero de 2020

De muerte a vida, día 3 - Nancy DeMoss Wolgemuth



28 de febrero - La necesidad de la verdad - Ray Stedman



Salomón describe el valor de las Escrituras: es como un “aguijón”. Es algo que nos obliga a ir a lugares a los cuales normalmente no iríamos y nos libera animándonos a seguir adelante.
Recuerdo a un hombre que llevaba más de un año sumido en una profunda depresión, pero se vio liberado de ella meditando a diario acerca de la sencilla afirmación que encontró en las Escrituras, en las palabras de Jesús: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). El hecho de que estuvo meditando en estas palabras día tras día le estimuló y le animó a pensar acerca de su vida en esos términos. Logró dejar de sentirse deprimido en un tiempo relativamente corto y nunca más volvió a sentirse deprimido.
Las Escrituras son además “como clavos hincados”. Usted puede aferrarse a ellas en los tiempos de peligro y de tentación. Una vez en mi propia vida, cuando me sentí profundamente angustiado en mi corazón, me vino una y otra vez a la mente una frase de Jesús. Fue cuando Jesús les dijo a Sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón” (Juan 14:1a). Me sentí profundamente conmovido por estas palabras: “no se turbe”. Eso me hizo pensar que un corazón turbado en el caso del creyente es algo que hace que éste se vea sujeto a esa voluntad. Puede sentirse turbado en su corazón o puede no sentirse turbado. El motivo para no sentirse turbado se encuentra en las palabras a continuación: Jesús dijo: “creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1b). Cuando por fin logré tomar conciencia de que mi Señor viviente estaba ahí, con sabiduría y poder para ocuparse de la situación, sentí como si se hubiese eliminado la carga que había llevado en mi corazón. Ese es el poder de las Escrituras.
¿Por qué tienen este poder único? El motivo, según el versículo 11, es debido a que “Las palabras de los sabios son... pronunciadas por un pastor”. Estas son palabras inspiradas y transmitidas por Dios. El corazón de Dios es el corazón del pastor, que nos ve como ovejas errantes que necesitan el cuidado del pastor. El hecho de que el Señor es nuestro pastor es probablemente el motivo por el que los pastores de Belén fueron escogidos con el propósito de que fuesen los primeros hombres que escuchasen las maravillosas palabras de los ángeles: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador que es Cristo el Señor” (Lucas 2:11). Pero en la esperanza que fue manifestada aquella mañana, quedó clara la idea de que Aquél que había nacido en el pesebre era Aquél acerca del cual se había dicho: “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6b).
“Ahora, hijo, a más de esto acepta ser amonestado” (12:12a), dice el Buscador. Esta es la palabra de sabiduría para los que buscan conocimientos: “No tiene objeto el escribir muchos libros” (12:12b). Está perfectamente bien leer y buscar, saber y aprender, pero ándese el lector con cuidado para que esto no le lleve más allá del sencillo hecho de que este libro afirma con toda claridad que Dios es la respuesta al motivo de la existencia. Hasta que le descubramos a Él, el estudio y los libros no serán nunca de un valor continuo para nosotros.
Amado Señor, te doy gracias por Tu Palabra. Permite que realice su obra en mi vida como un aguijón que me anime y me lleve hacia Ti, como un clavo firmemente clavado al que me pueda aferrar, dado por Ti, que eres el Gran Pastor.
Aplicación a la vida
La verdad es siempre atacada por una gran cantidad de mentiras. ¿Nos hemos guiado nosotros por la Palabra de Dios? ¿Hemos descubierto nosotros la sencilla, poderosa y reposada verdad en Cristo?


jueves, 27 de febrero de 2020

De muerte a vida, día 2 - Nancy DeMoss Wolgemuth



27 de febrero - Antes de que sea demasiado tarde - Ray Stedman


Resulta difícil encontrar la respuesta a la vida cuando somos viejos. Las estadísticas muestran que la mayoría de las personas que vienen a Cristo vienen a Él cuando son relativamente jóvenes. El noventa y cinco por ciento de los creyentes vienen a Cristo antes de los cincuenta años y la mayoría de estas personas antes de cumplir los treinta años. El Buscador nos dice: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”.
El acordarnos de Dios no significa sencillamente pensar en Él de vez en cuando. Significa relacionarse con Él, caminar con Él, descubrirle, aprender a conocerle mientras somos jóvenes. Existen dos excelentes motivos por lo que debemos de hacerlo de este modo: En primer lugar, porque vendrán “los días malos”. La persona llega a una edad avanzada, y una de las características de la ancianidad es que perdemos nuestra habilidad para cambiar y aprender cosas nuevas, además de encontrarnos bajo mayores presiones, por lo que esos días se convierten en “días de inquietud”.
La tentación nos rodea por todas partes, de manera sutil pero al mismo tiempo poderosa. El atractivo del mundo y de la carne está constantemente con nosotros, haciendo que sean miles las personas jóvenes que se apartan de la verdad de Dios, pero se vuelve cada vez peor cuanto más viejos lo hacemos. Las presiones para amoldarnos son cada vez mayores al ir avanzando en la vida y en los negocios, cuando somos padres, cuando nos convertimos en los que tenemos que ganarnos el pan y tenemos que establecer hogares, con las presiones para amoldarnos, para encajar en todas las costumbres del mundo, que serán mucho más intensas de lo que lo son cuando todavía estamos haciendo estudios secundarios o estamos estudiando en la universidad. Las presiones ejercidas por el mal van en aumento, y esa es una de las razones por las que es preciso que nos acordemos de nuestro Creador en los días de nuestra juventud.
En segundo lugar, nuestra motivación es mucho más intensa en esa época de nuestra vida. El Buscador dice que van a llegar los días en los que diremos: “no tengo en ellos contentamiento”. Es entonces cuando diremos: “No me siento motivado de ninguna manera”. Una de las señales de la edad avanzada es el hecho de que en esa edad la persona no está dispuesta a cambiar. Yo he observado con frecuencia la tragedia de personas que han reconocido el hecho de que no habían sido capaces de descubrir el secreto de la vida, a pesar de lo cual no estaban dispuestas a cambiar, sencillamente porque resulta tan difícil hacerlo al llegar a una edad más avanzada. Es por ello que el Buscador exhorta a la juventud, diciéndoles: “Aprended ahora acerca de Dios; aprended ahora las Escrituras, ahora que sois jóvenes, cuando la motivación es aún intensa y las presiones malvadas son menos”.
Tenemos un maravilloso ejemplo de esto en nuestro Señor Jesús. Él se crió en un hogar santo, expuesto a la verdad de las Escrituras. Lo único de lo que ha quedado constancia acerca de Él en esos días se expresa con las siguientes palabras: “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Mostró tal sabiduría que cuando tenía solo doce años, asombró a los maestros en el templo, haciéndoles preguntas penetrantes que ellos no podían contestar. A continuación regresó con Su madre y Su padre para acabar Su infancia en ese hogar en Nazaret, habiéndose “acordado de Su Creador en los días de Su juventud”.
Señor, enséñame a acordarme de Ti, mi Creador, en estos días de tentaciones. Permíteme, por Tu gracia, crecer en el favor de Dios y de los hombres.
Aplicación a la vida
¿Hemos experimentado nosotros el gozo de aprender las Escrituras cuando éramos aún jóvenes? Al hacernos mayores resulta más difícil cambiar, pero no es nunca demasiado tarde si estamos dispuestos a echar raíces y a crecer en Cristo.


miércoles, 26 de febrero de 2020

De muerte a vida, día 1 - Nancy DeMoss Wolgemuth



26 de febrero - Qué hacer mientras somos jóvenes - Ray Stedman


Yo me siento siempre asombrado por la energía que tienen los jóvenes. Nosotros tenemos tres nietos que viven con nosotros. Cuando llego a casa cansado y hasta agotado, a pesar de que han estado todo el día corriendo de un lado a otro, todavía quieren luchar conmigo. En algunas ocasiones suspiro de alivio cuando por fin se dan por vencidos y se van a la cama. George Bernard Shaw dijo: “La juventud es algo tan maravilloso que es una lástima derrocharla con los jóvenes”. Dios concede el don de la juventud, de modo que regocíjese usted con ella. En general, los jóvenes creen siempre que todo va a salir bien, de modo que siguen adelante con energías. Este versículo estimula a ello.
La juventud es el tiempo durante el cual hacer planes, intentar cosas nuevas, explorar nuevas oportunidades, nuevas aventuras. Cuando yo tenía unos veinte años, tuve la oportunidad, después de que estallase la Segunda Guerra Mundial, de ir a las islas de Hawaii y trabajar allí en la industria. La juventud es el tiempo para aprovechar las oportunidades y para seguir nuestros deseos.
Pero, hay siempre un “pero”, ¿no es cierto? Recuerde usted que a la postre siempre hay que rendir cuentas. Este libro concluirá recordando de nuevo este hecho: “Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14). Esto no es una amenaza, es sencillamente un recordatorio a la juventud de que, a pesar de que existen grandes puertas abiertas de oportunidad ante ellos, más adelante en la vida tendrán que darse cuenta de que es preciso que a la hora de tomar decisiones y escoger lo hagan con sabiduría. Es preciso que los jóvenes se nieguen los placeres del pecado; es preciso tomar decisiones teniendo en cuenta lo que a la postre será la evaluación de sus vidas.
Continúa explicando lo que quiere decir exactamente. Primero: “Quita, pues, de tu corazón el enojo” (11:10a). El enojo es una palabra que combina los pensamientos sobre la ira y el resentimiento. Los jóvenes tienen tendencia a sentirse furiosos y resentidos cuando las cosas no suceden como a ellos les gusta. Eso es lo que hace que los jóvenes se rebelen. De manera que “quita de tu corazón el enojo”.
Y en segundo lugar: “Aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad” (v. 10). Deja a un lado las cosas peligrosas, como las drogas, el uso inapropiado de la potencia sexual, las cosas perjudiciales, el fumar, el emborracharse; deja de participar en ellas. Eso es vivir reflexivamente durante toda la vida.
Recuerda además que “la adolescencia y la juventud son vanidad” (v. 10), o carentes de significado. Incluso esa gloriosa experiencia que es la juventud no es el motivo por el que se concedió la vida. Nos encontramos aquí con un desafío a las ilusiones seculares a las que nos vemos sometidos todo el tiempo. La juventud es algo que ponen ante nosotros para que lo imitemos, pero la juventud es en sí misma un vacío. No es una vitalidad que satisfaga, sino una relación con el Dios vivo. La vida halla su realización, su significado solamente cuando desarrollamos una relación con el Dios vivo a lo largo de toda nuestra vida. Es por eso que el Buscador continúa diciendo en el capítulo final: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud” (Eclesiastés 12:1a).
Señor, un día me encontraré ante Tu presencia y tendré que rendir cuentas de lo que he hecho. Permíteme vivir ahora, en cualquier etapa en la que me encuentre, teniendo esto en cuenta.
Aplicación a la vida
La juventud con toda su gloria y energía está llena de oportunidades. Mientras somos aún jóvenes ¿estamos nosotros incrementando cada vez más de manera pensativa y considerada nuestra relación con el Señor viviente? ¿Cómo lo estamos haciendo?


martes, 25 de febrero de 2020

El Señor te sostendrá - Nancy DeMoss Wolgemuth




25 de febrero - Viva generosamente - Ray Stedman


La idea que se expresa aquí es una de evidente generosidad. Dé usted con liberalidad, con sabiduría y con generosidad para las necesidades de las personas que le rodean a usted. Esta frase: “Echa tu pan sobre las aguas”, era un dicho en Israel respecto a lo que daba la impresión de ser un derroche ruinoso. Nadie cogería pan bueno y lo tiraría al río, pero aquí se nos encarga hacer precisamente eso. Esto no significa que nos estén animando a ser derrochadores, a irreflexiva y negligentemente regalar nuestro dinero, gastándolo como si fuésemos marineros borrachos. Lo que significa es estar dispuestos para arriesgarnos donde haya una necesidad verdadera.
Cuando vemos a personas necesitadas, aunque es posible que no sepamos cómo van a usar el dinero que les demos y es posible que no lo usen de una manera sensata, a pesar de ello, es preciso que seamos generosos. “Echa tu pan sobre las aguas”, porque en la sabiduría y propósito de Dios es muy posible que regrese a usted algún día cuando necesite usted ayuda. Yo podría relatar varias historias acerca de personas que ayudaron a extraños y habiendo pasado un cierto tiempo, cuando se encontraron con serios problemas, esa persona o esa necesidad volvió a aparecer de tal manera que les resultó de ayuda en su tiempo de necesidad.
Además, dé usted de la manera más extensa que sea posible. “Reparte a siete, y aun a ocho, porque no sabes qué mal ha de venir sobre la tierra” (v. 2). Eso es algo que no nos limita en cuanto a la cantidad de personas que deberíamos tener en nuestra lista de ayuda. Este modismo hebreo: “Reparte a siete y aun a ocho”, era una manera de decir: “Da a tantas personas como puedas y después a unas cuantas más”. Sea usted generoso. Usted no sabe aún el mal que puede evitarse por medio de su donativo.
A continuación encontramos motivos para esta generosidad en el versículo 3: “Si las nubes están llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cae hacia el sur o hacia el norte, en el lugar donde el árbol caiga, allí quedará”.
Para empezar, debemos dar con generosidad porque es la actitud natural de una vida plena, igual que las nubes llenas de lluvia que se vacían una y otra vez sobre la tierra. Una vida llena de la bendición y la gracia de Dios debiera ser como una lluvia que cae sobre otras personas con esa bendición. Recuerde usted las palabras de Jesús: “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8). Debemos de dar porque es la manifestación de una vida que ya está llena de las bendiciones de Dios, no sólo desde el punto de vista físico, sino también del emocional y espiritual.
La segunda parábola, acerca del árbol que cae al sur o al norte, resulta un tanto más difícil, pero yo vi un lema que expresaba con exactitud lo que este modismo significa; era una consigna: “Florece donde has sido plantado”. Es decir, es Dios quien controla la caída del árbol en el bosque, tanto si cae hacia el sur como si cae hacia el norte, lo cual está dentro del alcance de la providencia divina que lo determina, pero allá donde caiga será donde deba estar. Esta es la manera que tiene Salomón de decirnos: “El lugar donde Dios le haya colocado a usted, en sus circunstancias actuales, es el lugar donde debe usted dar. Haga usted frente a las necesidades a su alrededor”. Eso no significa siempre desde el punto de vista geográfico. Es posible que esté usted en contacto con alguien que esté en la otra parte del mundo de cuyas necesidades esté usted enterado, pero que Dios ha hecho que se entere de ello para que pueda usted hacer frente a esa necesidad.
Señor, te doy gracias por todo lo que tengo. Ayúdame a echar mi pan sobre las aguas, a dar libremente y con la fe de que las necesidades quedarán satisfechas y la bendición aparecerá a Tu manera y a Tu tiempo.
Aplicación a la vida
El dar es una manera de aliviar la necesidad, pero con frecuencia no se expresan las necesidades porque las personas ocultan en su orgullo sus necesidades. ¿Tenemos nosotros un espíritu sensible de generosidad?

lunes, 24 de febrero de 2020

El día en que somos libradas del mal - Nancy DeMoss Wolgemuth



24 de febrero - Me lo contó un pajarito - Ray Stedman


Estoy seguro de que el versículo 20 es el origen del dicho popular: “Me lo contó un pajarito”. ¡Es posible que este sea el primer caso en que el gobierno haya grabado una conversación telefónica en un hogar! Esto refleja claramente el dicho moderno: “Hasta las paredes tienen oídos”.
No se queje usted de su gobierno ni siquiera en su dormitorio ni en lo más íntimo de sus pensamientos. Esto no implica que si lo hace usted, su queja pueda llegar al rey y él estará furioso con usted y le castigue por hacerlo. Es más bien la idea de que sus constantes quejas acerca de los problemas en el gobierno crean una condición que hace que se extienda la insatisfacción y la falta de confianza respecto al gobierno. Estamos viviendo con una generación que en términos generales desconfía de los poderes y de los derechos del gobierno. Esto puede ser debido a que la juventud que está a punto de llegar a la edad de madurez legal nos ha oído hablar a nosotros, los adultos quejándonos tanto del gobierno que han aprendido a desconfiar de él, a sentir que es un mal innecesario y a reaccionar con violencia en contra de él.
Es realmente asombroso que cualquier presidente americano pueda servir más de un periodo como tal. Los medios de difusión se concentran de tal modo sobre el presidente y critican con tal vehemencia todo lo que hace y cada palabra que pronuncia que no hay presidente que pueda soportar el embate de semejante publicidad adversa. La manera americana consiste en nombrar a un hombre para que ocupe el puesto, concederle seis meses para que cambie todo, y si no lo hace, pasar los próximos tres años y medio quejándose al respecto. Existe un elemento destructivo en cuanto a quejarse y refunfuñar todo el tiempo acerca de lo que hace el gobierno.
Yo me sentí bendecido y animado cuando varios de los miembros de nuestro personal escribieron cartas al alcalde de San Francisco para ensalzarle por vetar una ordenanza que resultaría destructiva para la estructura social. En contra de una gran parte de la opinión popular de la hora, el alcalde tuvo el valor de oponerse a dicha medida. ¡Qué gran diferencia en la calidad de gobierno cuando mostramos nuestro apoyo a los que ocupan esos puestos! El llamamiento del Buscador es que, si desea usted ser sabio en vista de todo lo que Dios provee en la vida tal y como se revela en este libro, intente usted mostrar su apoyo al gobierno.
Señor, perdóname por mi espíritu de queja. Enséñame a difundir un espíritu de confianza, sabiendo que Tú estás obrando por medio de los dirigentes en nuestro país.
Aplicación a la vida
Cuando las conversaciones de apoyo parecen no estar ya de moda, qué fácil es quejarnos apasionadamente del gobierno. ¿Delatan nuestras conversaciones una falta de confianza en Dios?


domingo, 23 de febrero de 2020

23 de febrero - El peligro de cavar hoyos - Ray Stedman


En la próxima sección, el Buscador vuelve a la sabiduría con el fin de describir los tipos de ideas que la sabiduría adoptará. Primero, hay una sección acerca de cómo evitar los peligros, entendiendo que ciertas situaciones representan peligros inherentes.
Pocos de nosotros vamos a tener que participar activamente en cavar hoyos, derribar murallas, extraer piedras de una cantera o cortar troncos. Pero Salomón está hablando no solo acerca de situaciones físicas reales, sino que estas son además simbólicas de cosas que nos hacemos los unos a los otros. ¿Ha cavado usted jamás un hoyo para alguien, colocando una trampa para avergonzar, herir o hacer que esa persona quede en mal lugar de alguna manera, para encontrarse con que usted mismo se vio atrapado por la situación que había ideado? La sabiduría comprende que cuando cava usted un hoyo también usted se encuentra en peligro; usted mismo puede caer en él.
La sabiduría entiende que cuando intenta usted derribar una muralla de obstrucción que le impide a usted alcanzar algo o a alguien, se encuentra usted en peligro, porque oculta en la muralla hay una serpiente que le morderá. Muchos han descubierto que al intentar derribar la resistencia de alguna persona, han hecho que se disparase una serpiente en su interior que actúa con ira y conduce a cosas que hacen daño y que son peligrosas, viéndose esas mismas personas mordidas.
“Quien corta piedras”, que intente quitar algo de valor de en medio, cavar algo que será de enorme uso y privilegio personal, debe recordar que puede salir herida por ello. Aquellos que “extraen” pueden obtener lo que desean, pero será la peor cosa que les pudiese suceder. El Salmo 106 dice acerca de los israelitas en el desierto: “Él les dio lo que pidieron, pero envió mortandad sobre ellos” (v.15). “El que parte leña, en ello peligra.” He aquí el mismo principio. La idea es que es preciso andarse con cuidado en todos estos intentos por hacer cosas que pueden también ponerle a usted en peligro.
Pero también hay dos versículos acerca de cómo la sabiduría nos sirve de ayuda en su momento: “Si se embota el hierro y su filo no es amolado, hay que aumentar el esfuerzo; lo provechoso es emplear la sabiduría” (Eclesiastés 10:10). Si no piensa usted a fondo lo que va a hacer y agudiza su manera de enfrentar la situación, pensando con todo cuidado cómo va a hacer algo, lo único que conseguirá será derrochar un gran esfuerzo, encontrándose agotado en el proceso. Pero las personas sabias, entendiendo la necesidad de usar la astucia y la claridad, lo que harán será algo semejante a afilar el borde de su pensamiento antes de intentar algo y de ese modo poder tener éxito.
Padre, ¿cuántas veces he intentado hacer algo dependiendo de mis propias fuerzas y he quedado herido en el proceso? En todos mis esfuerzos mi deseo es depender de Tu sabiduría.
Aplicación a la vida
Sin pensar en ello seguimos la sabiduría secular que nos rodea, una sabiduría que nos parece buena y da la impresión de serlo, aunque a pesar de ello es tan sólo insensatez. ¿Qué podemos decir de la sabiduría de la Palabra?


sábado, 22 de febrero de 2020

22 de febrero - La sabiduría que libera - Ray Stedman


No existe constancia alguna de este suceso en ninguna otra parte de las Escrituras. Tal vez Salomón, el más grande rey de su tiempo, oyó hablar acerca de esto a una delegación de algún otro país. Es posible que estuviese ligeramente confuso acerca de un incidente del que ha quedado constancia en 2 Samuel 20 que tuvo lugar, probablemente cuando era niño. El rey David envió a su general Joab, a capturar a un traidor llamado Sheba que se había refugiado en una pequeña ciudad en el norte de Israel. Joab colocó a su ejército alrededor de la ciudad y estuvo dispuesto a derribar sus murallas y capturarla cuando una mujer sabia le gritó desde las murallas y sugirió que los dirigentes de la ciudad lanzasen la cabeza a Joab. Ellos lo hicieron y de este modo salvaron a la ciudad. Es posible que Salomón se estuviese refiriendo a este caso aquí. Sea cual sea la fuente de información de Salomón, nos presenta una importante lección aquí.
La sabiduría de Dios puede convertir lo que da la impresión de una derrota segura en victoria, a pesar de que es posible que no se recuerde Su sabiduría y hasta es posible que sea popularmente rechazada. Eso es lo que implica el versículo 16: Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada y no sean escuchadas sus palabras. Pero el rechazo popular no es señal de que algo esté mal o no sea efectivo. Debemos recordar hoy que el mundo no aplaudirá jamás la verdad básica de la fe cristiana, porque el cristianismo juzga al mundo, descubre sus errores y expone sus falsas percepciones, humillándolo. El mundo no puede soportar esto. De manera que podemos esperar que la sabiduría que estamos aprendiendo de Dios no será necesariamente popular, pero a pesar de ello, es lo que puede librar, lo que puede hacer que seamos libres.
¿Qué es esta sabiduría a la que nos estamos refiriendo? A lo largo de todo este libro hemos estado examinando la sabiduría comparándola con la insensatez, y en esta sección existe un gran contraste entre ambos conceptos. Sabiduría implica actuar conforme a la revelación de la realidad que ha quedado expuesta en las Escrituras, que ha sido presentada, y la sabiduría se refiere a acciones controladas por la revelación de Dios. En Romanos 12:2 Pablo dice: “No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. ¡Piense en el cristianismo respecto a la vida! Examine usted a fondo lo que está usted pasando, no desde el punto de vista de lo que parece que está bien, sino de lo que está bien según la Palabra de Dios. He aquí verdadera sabiduría: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Señor, concédeme la sabiduría que libera, a pesar de que muchos la rechazan porque no siempre tiene sentido según las normas del mundo. Renueva mi mente cada día por medio de la sabiduría que se encuentra en Tu palabra, por medio de Tu Espíritu.
Aplicación a la vida
La auténtica sabiduría es la aplicación del conocimiento y de la libertad que se encuentra en la Palabra de Dios. ¿Nos apoyamos nosotros en nuestro propio entendimiento o sencillamente intentamos conocer la Realidad revelada?


viernes, 21 de febrero de 2020

Guardián de las galaxias - Nancy DeMoss Wolgemuth



21 de febrero - ¿Quién gana la carrera? - Ray Stedman


Muchos de nosotros hemos pasado por experiencias que confirman la verdad de este versículo. Todos los planes que nos hemos propuesto cuidadosamente realizar han quedado desbaratados; todos nuestros sueños de que teníamos lo necesario para alcanzar el éxito en algún aspecto concreto de la vida se han desmoronado, y no pudimos entender por qué. Tuvimos que aprender, como dice este versículo, que “ni es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la guerra”. Eso es verdad, incluso en los deportes. A principios del siglo pasado Jim Thorpe, el famoso atleta americano nativo, ganó muchas medallas de oro en los Juegos Olímpicos. Estuvo ante la presencia del rey de Suecia y fue reconocido públicamente como el más grande de los atletas de su tiempo. A pesar de lo cual, fue preciso devolver todas aquellas medallas y honores cuando se enteraron que de niño había jugado al béisbol como profesional por cinco dólares la temporada, lo cual hizo que considerasen que ya no era un sencillo aficionado.
No son siempre los fuertes, los poderosos, los que pueden y los que poseen dones son los que ganan en la política. Hemos visto a candidatos que todos consideraban que a ellos les debía resultar fácil ganar en el terreno de la política derrotados, no pudiendo convertir sus sueños en realidad. La batalla no es siempre “de los fuertes”, y este principio resulta ser cierto, incluso en el caso de las condecoraciones y los premios concedidos por el mundo. El Premio Nobel le fue concedido a una mujer pequeña en la India, la Madre Teresa, que sirvió atendiendo totalmente a las necesidades de los pobres a su alrededor. Incluso en Hollywood la “batalla” no la ganan siempre aquellos que tienen la “fuerza” del destello y el encanto de las típicas películas. En 1982, el Premio de la Academia para la Mejor Película le fue concedido a la película Carros de Fuego, la historia de Eric Liddell, un corredor olímpico cristiano que después habría de convertirse en misionero en la China. El Buscador nos dice claramente que los dones naturales de velocidad, de fortaleza y del intelecto no son nunca suficiente garantía para conseguir el triunfo definitivo.
Existen otros factores que hacen realmente la diferencia. “A todos les llega el tiempo y la ocasión.” ¿Qué es lo que quiere decir con esto? Nosotros decimos con frecuencia: “Es preciso que seas la persona apropiada, que estés en el lugar apropiado, en el momento apropiado”. En otras palabras, existen elementos de circunstancias que es preciso que coincidan, incluso antes de que alguien que posea grandes habilidades pueda alcanzar sus objetivos. Lo que está diciendo el Buscador, como es natural, es que la vida no se encuentra bajo nuestro control. La ilusión que los medios seculares insisten en inculcarnos es que nosotros podemos enfrentarnos con nuestra vida por medio de nuestras elecciones. “¡Es tu vida! Puedes vivirla como más te plazca.” Pero el Buscador dice que no puede hacerse de esa manera. “A todos les llega el tiempo y la ocasión.” Justo cuando cree usted que tiene algo bajo su control, puede venirse abajo. Los desastres suceden cuando menos nos los esperamos: “Como los peces apresados en la mala red, o como las aves que se enredan en el lazo” (v. 12). Todo puede desmoronarse. Cada uno de nosotros ha pasado por esa experiencia.
Señor, te doy gracias por recordarme que yo no tengo el control, que yo no puedo controlar las consecuencias de los acontecimientos, pero Tú sí puedes.
Aplicación a la vida
La soberanía de Dios es un importante atributo de Dios del que debemos de ser conscientes y en el que debemos de confiar. Nuestros propios esfuerzos nunca triunfarán sobre la soberanía de Dios. ¿Nos apoyamos nosotros en este conocimiento?


jueves, 20 de febrero de 2020

¿De dónde vendrá mi socorro? - Nancy DeMoss Wolgemuth



20 de febrero - El don de la aprobación de Dios - Ray Stedman


El versículo 7 es de lo más notable porque en él encontramos una afirmación acerca de lo que llamamos en el Nuevo Testamento el “Nuevo Pacto”, es decir, la nueva provisión que nos ha concedido Dios como un regalo de aprobación y de justicia. Debido a que ya tenemos eso por la fe y ya no tenemos que estar luchando en vano con el fin de intentar complacer a Dios, vivimos de una manera que le complace a Él porque ya hemos sido aceptados por Él.
Fíjese el lector lo claramente que se expresa en el versículo 7: “Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios”. Esto es el reconocimiento, incluso en el Antiguo Testamento, de la relación de justicia que se ha establecido ya. Es verdad que esa base fue establecida cuando vino nuestro Señor a este mundo y mediante Su posterior muerte y resurrección. A pesar de lo cual, se aplica a todas las personas en el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo, que tuviesen fe en lo que Dios había declarado, que creyesen en Su Palabra y por ello les fue dado el don de la justicia de la misma manera que nos es concedido a nosotros. Aquí el Buscador se enfrenta con esto como la auténtica base de la vida. Si desea usted encontrar el significado de su vida, si quiere encontrar el profundo significado, la paz y el contentamiento, esto es la base de ello: Crea usted lo que Dios le ha dado ya, y a continuación y sobre dicha base, viva usted su vida en toda su plenitud. Llénela con todo lo que es de valor y de provecho.
Las prendas blancas son un símbolo en las Escrituras de la justicia práctica, de buenas obras que son el resultado de esta nueva relación que es ya una realidad. El aceite es siempre el símbolo del Espíritu Santo obrando, así que no permita usted que falte el aceite derramándose sobre su cabeza. Como vemos aquí, es un símbolo de una vida llena de la realidad de que Dios ya nos ha aceptado. Esa es la nueva base para vivir. Es acerca de esto que Pablo está hablando en Romanos: “El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley [con su exigencia de que estemos a la altura debida ante Dios para que Él nos acepte], sino bajo la gracia [con su maravillosa provisión de justicia como un don]” (6:14). Esto es algo que se encuentra a su disposición para que usted se lo apropie a pesar de que no se lo merezca, y gracias a ello usted es totalmente aceptado y amado por Dios.
De modo que la manera correcta de vivir sigue a esto, y Salomón nos anima a llevar una vida normal. Disfrute la vida con la esposa a la que ama usted durante todos los días de su vida. Dios ordenó el matrimonio por este motivo, y es justo poder disfrutar toda la plenitud del matrimonio y además disfrutar el trabajo que le ha concedido Dios a usted. El trabajo no es algo que estamos obligados a hacer para poder continuar vivos; el trabajo es una bendición, así que hágalo usted con todas sus fuerzas. No se limite a hacerlo lo mejor que puede con el fin de poder marcharse después a su casa y comenzar a divertirse. Muchos de nosotros vivimos de esa manera, pero no es ese el modo bíblico de hacerlo. El enfoque bíblico es que el trabajo nos ha sido dado como un don de Dios, así que disfrútelo.
¿Vivimos de esta manera? Nosotros que somos cristianos, nosotros que conocemos la realidad del don de la justicia y que hemos descubierto el secreto del contentamiento, de ser capaces de enfrentarnos incluso con las condiciones difíciles, gracias al gozo que Dios nos ha concedido por medio de Su presencia en nuestro interior, ¿hemos empezado a vivir de esta manera?
Señor, enséñame a vivir de esta manera, permitiéndote a Ti llenar los espacios vacíos en mi vida y a disfrutar los muchos dones que Tú nos has concedido.
Aplicación a la vida
La aprobación de Dios es siempre algo que recibimos, no algo que ganamos. ¿Cuántos de nosotros luchamos por complacer a Dios? ¿Por qué es esto siempre un esfuerzo en vano por nuestra parte?


miércoles, 19 de febrero de 2020

Fortaleza para un cambio verdadero - Nancy DeMoss Wolgemuth



19 de febrero - Oh, el dulce misterio de la vida - Ray Stedman


La afirmación del Buscador está perfectamente clara: La vida es demasiado complicada, demasiado inmensa, demasiado llena de elementos conflictivos como para que ninguno de nosotros obtenga todas las respuestas. Aunque permaneciésemos levantados todo el día y toda la noche, intentando pensar seriamente en todo y entender los complicados sucesos que hacen que tengan lugar las circunstancias de nuestras vidas, no podremos llegar jamás a entenderlo todo.
La Biblia no atribuye ningún estigma al hecho de que nos esforcemos en entender la vida. Como vemos, el que nos esforcemos en adquirir conocimientos es algo que se estimula a lo largo de todas las Escrituras. No debemos adoptar jamás la actitud de antiintelectualismo que caracteriza a algunos segmentos del cristianismo en la actualidad. Es preciso que razonemos y pensemos acerca de lo que Dios está haciendo y en la vida que nos concede. Pero es preciso que recordemos siempre que por mucho que intentemos pensar acerca de la vida, seguirán existiendo los misterios. No poseemos suficientes datos ni tenemos la habilidad necesaria como para ver la vida en su totalidad y poder contestar todas las preguntas, por lo cual es preciso que nos contentemos con un cierto grado de misterio.
Aunque el hombre más sabio del mundo antiguo escribió estas palabras, admite que los humanos no podemos obtener todas las respuestas. Dice además que la diligencia en la labor no servirá para desentrañar los misterios de la vida: “Por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará”. Seguiremos sintiéndonos intrigados, rascándonos la cabeza, haciendo la eterna pregunta: “¿Por qué?”
Incluso cuando haya personas que afirmen saber las respuestas sobre lo que nos haya podido suceder, la verdad es que solo se están engañando a sí mismas. Muchas personas no están dispuestas a aceptar la verdad de las Escrituras hasta que no pueden entender todo lo que está en ellas. Pero si está usted esperando que suceda eso, nunca lo conseguirá usted. Aunque este libro fue escrito hace mucho más de 2.500 años, sigue siendo verdad, incluso en estos tiempos de avanzados conocimientos, en los que nadie puede encontrar todas las respuestas.
Cuando piensa usted acerca de su propia vida, acerca de las muchas cosas que le han sucedido y que han determinado los acontecimientos sobre los cuales usted no tuvo control alguno, acontecimientos que tuvieron que producirse de una cierta manera antes de que pudieran tener lugar, usted puede ver la verdad de estas palabras. Nadie puede descubrir todas las respuestas. Con frecuencia Luis Palau ha comentado acerca de los muchos sucesos que habían tenido lugar en su caso y en el mío como para que pudiésemos encontrarnos en una ciudad en un lugar en el norte de la Argentina. Nos encontramos de una manera bastante sencilla, a pesar de lo cual eso cambió tanto su vida como la mía. Al final ese encuentro hizo que se dedicase a un ministerio evangelístico de alcance mundial, y han sido miles y miles las personas que han venido a Cristo como resultado de ello. ¿Cómo pudo eso suceder? En lo que a Luis se refiere, todo dependió de una sencilla decisión de ir o no ir una noche a una reunión. ¿Cómo podemos entender esta extraña unión de la sencillez y la complejidad? El Buscador argumenta que la vida es demasiado complicada como para que nosotros consigamos jamás responder a todas las preguntas.
Señor, enséñame a exclamar con el apóstol Pablo: “¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuan insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).
Aplicación a la vida
No tardamos en sentir que nuestro cerebro no tiene fuerzas cuando intentamos encontrar respuesta a los misterios de la vida. ¿Es necesario que entendamos todo en las Escrituras antes de que aceptemos la verdad?


martes, 18 de febrero de 2020

Lo que Dios ha hecho por ti - Nancy DeMoss Wolgemuth



18 de febrero - ¿Podemos confiar en el gobierno? - Ray Stedman


El mismo rey Salomón, que fue cabeza del estado de la nación de Israel, nos está enseñando por qué debemos obedecer al gobierno. No es siempre fácil saber cómo obedecer o cuándo el ciudadano debe obedecer. Hay muchos factores que influirán en cuándo y cómo debemos hacer esto.
El hecho de que a veces resulta difícil obedecer al gobierno también forma parte del programa de Dios. Como creyentes, debiéramos entender que no siempre resulta fácil saber lo que Dios quiere, porque Él no quiere que sea fácil. Nosotros no somos robots, a los que se nos da órdenes para que vayamos allí, no teniendo ni mucho menos opción en el asunto. Sin embargo, eso es en realidad lo que estamos preguntando cuando le decimos a Dios: “Muéstrame lo que quieres que haga y lo haré”. En otras palabras: “Oblígame; dame las órdenes y las cumpliré”. Dios no hace eso porque quiere que estemos luchando y preguntándonos lo que debiéramos de hacer.
Otro factor que nos influencia se encuentra en el versículo 7: “Puesto que el hombre no sabe lo que ha de ocurrir, ¿quién se lo va a anunciar?” Los resultados de nuestra obediencia al gobierno pueden producir incertidumbre en nuestras vidas. Uno de los motivos por lo que no se nos deja para que seamos nosotros los que hagamos las cosas como nos parezca, en cuanto a si debemos de obedecer al gobierno, es que no siempre sabemos lo que Dios tiene intención de hacer que suceda por medio de nuestra obediencia. Es posible que tenga bendiciones para nosotros que serán el resultado de esa obediencia que nosotros no somos capaces de prever.
Cuando yo era un joven de veinte y pocos años durante la Segunda Guerra Mundial, me encontré ante la cuestión de registrarme para convertirme en un recluta. En esa época estaba trabajando para la industria del ferrocarril, lo cual me permitía demorar el entrar a formar parte del ejército, debido a que esa industria era esencial para la guerra.
Al final acabé uniéndome a la marina. A pesar de que no estaba seguro de si estaba haciendo lo correcto, sentí que debía de alistarme. Lo que no entendía, ni me daba cuenta, era de que la acción que había decidido realizar abriría una puerta que me concedió lo que posiblemente fue la más grande oportunidad que he tenido jamás para enseñar las Escrituras a aquellos que necesitaban dicha enseñanza con desesperación. Estuve estacionado en Pearl Harbor, y por ese enorme puerto de mar pasaron de vez en cuando todos los marineros de la Flota del Pacífico, muchos de ellos hombres cristianos que habían ganado a otros para Cristo estando en sus barcos. Juntamente con otros, tuve la oportunidad de tener importantes clases sobre la Biblia, en las cuales participaron cientos de marineros. Todo esto me fue posible debido a que yo mismo formaba parte de la Marina de los Estados Unidos.
Pero además, yo no sabía entonces que al final de la guerra me concederían la declaración de derechos de los G.I., lo cual haría posible que contase con suficiente dinero para pagar mis estudios en un seminario. De hecho, fue realmente extraordinario que el tiempo que había servido en la marina me permitió tener exactamente la cantidad de dinero necesario para pasar cuatro años estudiando en un seminario. Yo no podía prever todo esto, pero Dios sí. De manera que es posible que se obtengan resultados inesperados de la obediencia a todo lo que Dios ha puesto ante nosotros relacionado con el gobierno.
Señor, confió en que Tú llevarás a cabo Tu plan para mi vida al someterme yo a las personas que Tú has planeado que tengan autoridad sobre mí.
Aplicación a la vida
La obediencia resulta a veces difícil y produce incertidumbre. ¿Quiere Dios que nosotros tengamos que luchar y que nos sintamos perplejos respecto a lo que debemos de hacer? ¿Qué hay respecto a tener que confiar en el gobierno?