Versículo para hoy:

miércoles, 22 de abril de 2015

Advertencia: Pudieras estar bebiendo veneno - Erin Davis



Servicio sagrado - Nancy Leigh DeMoss

ABRIL 22

“A este Dios ha ensalzado”. Hechos 5:31.

JESÚS, nuestro Señor, que ha sido crucificado, muerto y sepultado, está ahora sentado en el trono de gloria. El lugar más elevado que el cielo concede es de Cristo por derecho indisputable. Es agradable recordar que la exaltación de Cristo en el cielo es una exaltación representativa. El fue exaltado a la diestra del Padre, y aunque, como Jehová, tiene eminentes glorias en las que las criaturas finitas no pueden participar, sin embargo, como Mediador, los honores que ostenta en el cielo son la herencia de todos los santos. Es grato considerar cuán estrecha es la unión de Cristo con los suyos. Somos realmente uno con él; somos miembros de su cuerpo, y su exaltación es la nuestra. El nos hará sentar en su trono, como él ha vencido y se ha sentado con su Padre en su trono. Como él tiene una corona, también a nosotros nos da coronas. El tiene un trono, pero no se satisface con tener un trono para sí; a su diestra debe estar su reina, la Iglesia, ataviada con “oro de Ofir”. El no puede ser glorificado sin su esposa. Creyente, mira a Jesús ahora; contémplalo, con los ojos de la fe, luciendo sobre su cabeza muchas coronas. Recuerda que un día tú serás semejante a él, cuando lo verás como él es. No serás tan admirable ni tan divino como él, pero, sin embargo, tú, en alguna medida, participarás de los mismos honores, y gozarás de la misma felicidad y de la misma dignidad que él posee. Conténtate con vivir como desconocido, por breve tiempo, y con andar fatigosamente por los campos de la pobreza y sobre los montes de la aflicción, y pronto reinarás con Cristo, pues él “nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios, y reinaremos para siempre jamás”. ¡Oh, cuán admirable es todo esto para los hijos de Dios! Ahora tenemos a Cristo en las cortes celestiales, pero pronto vendrá y nos tomará a sí mismo para que estemos allí con él, y contemplemos su gloria y participemos de su gozo.

Fuente: LECTURAS MATUTINAS de Charles Haddon Spurgeon.