Versículo para hoy:

viernes, 10 de junio de 2016

Invierte en el futuro de tu familia - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JUNIO 10

“Ellas dan testimonio de mí”. Juan 5:39.

JESUCRISTO es el Alfa y la Omega de la Biblia. Es el tema constante de sus sagradas páginas. Desde la primera hasta la última página, la Biblia testifica de él. En la creación, enseguida lo notamos como parte de la sagrada Trinidad; tenemos un vislumbre de él en la promesa de la simiente de la mujer. Lo vemos representado en el arca de Noé. Mientras andamos con Abraham, vemos, como él, el día del Mesías. Moramos en las tiendas de Isaac y de Jacob, mientras ellos se alimentan de las gratas promesas. Oímos al venerable Israel hablando de Shiloh, y en los numerosos tipos de la ley, hallamos al Redentor claramente anunciado. Profetas y reyes; sacerdotes y predicadores, todos tienen la mirada en un punto; todos como los querubines sobre el arca, desean mirar dentro y leer el misterio de la gran propiciación de Dios. Sin embargo, es en el Nuevo Testamento donde hallamos claramente a nuestro Señor como único tema que todo lo llena. Este tema no es un raro lingote o polvo de oro escasamente esparcido, sino un sólido piso de oro sobre el cual tú estás colocado, pues la entera sustancia del Nuevo Testamento es Jesús crucificado, y aun sus últimas palabras están enjoyadas con el nombre del Redentor. Quisiéramos siempre leer las Sagradas Escrituras a esta luz. Quisiéramos considerar la palabra como un espejo en el cual Cristo mira desde el cielo, y en el que, mirando nosotros después, vemos su rostro reflejado oscuramente, es cierto, pero, sin embargo, en tal forma que será una bendita preparación para contemplarlo cuando lo veamos cara a cara. La Biblia contiene las cartas de Jesucristo para nosotros, perfumadas con su amor. Esas páginas son vestiduras de nuestro Rey y exhalan fragancia de mirra y áloes y casia. La Biblia es la carroza real en la que Jesús maneja, y la cual está embaldosada de amor por las hijas de Jerusalén. Las Escrituras son los pañales del santo niño Jesús; despliégalo y halla a tu Salvador. La quintaesencia de la Palabra de Dios es Cristo.

Charles Haddon Spurgeon.