Versículo para hoy:

viernes, 12 de febrero de 2016

El propósito importante del matrimonio - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Dennis y Bárbara Rainey

LECTURAS VESPERTINAS – FEBRERO 12

“El Padre os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”.

EL gran Padre se reveló a los creyentes de la antigüedad, antes de la venida de su Hijo, y fue conocido por Abraham, Isaac y Jacob, como el Dios Todopoderoso. Después vino Jesús, y el siempre bendito Hijo, en su misma persona, fue el deleite de los ojos de su pueblo. Desde la ascensión del Redentor, el Espíritu Santo fue la cabeza de la presente dispensación y su poder se manifestó gloriosamente en Pentecostés y después de él. El permanece en esta hora presente como Emmanuel –Dios con nosotros- morando en y con su pueblo, vivificando, guiando y reinando en su medio. ¿Es reconocida su presencia como debiera? No podemos restringir su acción; él es enteramente soberano en todas sus obras. Pero, ¿estamos nosotros suficientemente ansiosos de obtener su auxilio, o suficientemente alertas para no provocarlo a que nos retire su ayuda? Sin él, nada podemos hacer, pero por su poderosa energía, los más extraordinarios resultados pueden producirse; cada cosa depende de la manifestación o del ocultamiento de su poder. ¿Le aguardamos siempre tanto para nuestra vida interior como para nuestro servicio exterior, con la respetuosa dependencia que conviene? ¿No acudimos, con frecuencia, presurosos a su llamado y obramos, después, independientemente de su ayuda? Humillémonos esta tarde por los errores pasados e imploremos ahora que el celestial rocío repose sobre nosotros; que el sagrado óleo nos unja y que la llama celestial arda en nosotros. El Espíritu Santo no es un don temporal; él permanece con los santos. No tenemos más que buscarlo acertadamente y será hallado por nosotros. El es celoso, pero compasivo; si se va con ira, vuelve con merced. Condescendiente y tierno, no se cansa de nosotros, sino aguarda para ser benigno siempre.

Charles Haddon Spurgeon.