Versículo para hoy:

miércoles, 28 de febrero de 2018

Reina - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 28

“Conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece”. Hebreos 10:34.

Esto es bueno. Nuestra sustancia aquí es muy imaginaria; no tiene sustancia. Pero Dios nos ha dado una promesa de bienes inmuebles en el País glorioso, y esa promesa trae a nuestros corazones tal seguridad completa de su certeza, que sabemos en nosotros mismos que tenemos allí una sustancia que permanece. Sí, la “tenéis” aún ahora. Se dice que “más vale pájaro en mano que buitre volando”; pero nosotros tenemos las dos cosas. El cielo es nuestro aún ahora. Tenemos los documentos, las arras y las primicias que le pertenecen. Poseemos el cielo en precio, en promesa y en principio; esto sabemos no sólo por oírlo, sino por sentirlo “en nosotros”.

¿No debiera el pensamiento de la mejor sustancia al otro lado del Jordán, hacernos resignados con las presentes pérdidas? Podemos perder nuestro dinero corriente, pero nuestro tesoro está seguro. Hemos perdido la sombra, pero la sustancia permanece, porque el Señor vive, y el lugar que Él nos ha preparado permanece. Hay mejor país, mejor sustancia y mejor promesa; y todo por el mejor pacto; por tanto, estemos de mejor ánimo y digamos al Señor: “Cada día te bendeciré y alabaré tu nombre por siglos y para siempre”.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

martes, 27 de febrero de 2018

A mayor edad, mayores responsabilidades - Tim Challies en español

Un concurso de belleza nada inocente - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 27

“De malas noticias no tendrá temor: su corazón está apercibido, confiado en Jehová”. Salmo 112:7.

Es terrible estar en la incertidumbre. Cuando no tenemos noticias de casa, estamos propensos a la ansiedad y no podemos persuadirnos de que “no tener noticias es como tenerlas buenas”. La fe es la cura para este estado de tristeza: el Señor por su Espíritu calma el ánimo en santa serenidad y desvanece todo temor en cuanto a lo futuro como a lo presente.

El apercibimiento del alma del cual habla el salmista ha de ser procurado con diligencia. No consiste en creer esta o la otra promesa del Señor, sino en la condición general de infalible confianza en nuestro Dios, la confianza que tenemos en Él de que no nos hará daño, ni permitirá a ningún otro dañarnos. Esta confianza constante hace frente a lo desconocido tanto como a lo conocido de la vida. Venga lo que venga mañana, nuestro Dios es el Dios de mañana. Cualesquiera que sean los acontecimientos que tal vez habrán ocurrido que nos sean desconocidos, nuestro Jehová es Dios de lo desconocido como de lo conocido. Estamos resueltos a confiar en el Señor, venga lo que viniere. Si lo peor ocurriese, nuestro Dios es todavía el más grande y el mejor. Así no temeremos aunque la llamada del cartero nos asuste, o un telegrama nos despertara a medianoche. El Señor vive, ¿y qué pueden temer sus hijos?

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

lunes, 26 de febrero de 2018

Casada con un alcohólico - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 26

“El labio de verdad permanecerá para siempre; mas la lengua de mentira, por un momento”. Proverbios 12:19.

“La verdad permanece”. El tiempo la pone a prueba, pero ella la soporta muy bien. Entonces, si he hablado la verdad, y por eso sufro al presente, tengo que esperar con contentamiento. También si creo la verdad de Dios, y procuro declararla, puedo encontrar mucha oposición, pero no es necesario temer, porque finalmente la verdad tiene que prevalecer.

¡Qué cosa más despreciable es el triunfo momentáneo de la mentira! “¡La lengua de mentira es por un momento!” Es meramente una calabaza que nace en una noche, y perece en otra; y cuanto más grande su desarrollo, más manifiesto es su decaimiento. 

Por otro lado, ¡qué digna de un ser inmortal es la confesión y defensa de esa verdad que nunca cambia, el evangelio eterno, el cual está establecido en la verdad invariable de un Dios inmutable! Un proverbio antiguo dice: “El que habla la verdad, avergüenza al demonio”. Verdaderamente el que habla la verdad de Dios avergonzará a todos los demonios del infierno, y confundirá toda la simiente de la serpiente que ahora silba sus mentiras.

¡Oh, alma mía, ten cuidado que estés en todas las cosas al lado de la verdad, así en las pequeñas como en las grandes; pero especialmente al lado de Aquel por el cual la gracia y la verdad han venido a los hombres!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

domingo, 25 de febrero de 2018

Coloca la feminidad bíblica en el lugar correcto - Betsy Gómez



FEBRERO 25

“Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová”. Isaías 61:6.

Esta promesa, en su sentido literal dada a Israel, pertenece espiritualmente a toda la simiente según el Espíritu; es, a saber, a todos los creyentes. Si hacemos uso de nuestros privilegios, viviremos para Dios de una manera tan clara y distinta, que los hombres verán que somos puestos aparte para servicio santo, y nos llamarán sacerdotes de Jehová. Podemos trabajar, o negociar, como hacen otros, y sin embargo, podemos ser solamente y del todo, siervos que ministran a Dios. Nuestra única ocupación será la de presentar perpetuo sacrificio de oración, alabanza, testimonio y consagración personal al Dios vivo por Jesucristo.

Siendo este nuestro único propósito, podemos dejar las ocupaciones que perturban a los que no tienen otra vocación más elevada. “Deja a los muertos que entierren a sus muertos”. Está escrito: “Y estarán extranjeros y apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores”. Ellos pueden dirigir la política, desenredar problemas financieros, discutir la ciencia y resolver las últimas y nuevas cuestiones de la crítica; pero nosotros nos daremos a tal servicio que conviene a los que, como el Señor Jesús, son consagrados a un sacerdocio perpetuo.

Aceptando esta grande promesa como implicando un deber sagrado, pongámonos nuestros vestidos de santidad y sirvamos delante del Señor todo el día.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

sábado, 24 de febrero de 2018

FEBRERO 24

“Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho”. Juan 15:7.

Hay que notar bien que tenemos que oír a Jesús hablar, si esperamos que Él nos oiga. Si no prestamos atención a Cristo, Él no nos oirá. A medida que oímos, seremos oídos.

Además, lo que se oiga tiene que permanecer y morar en nosotros, y continuar en nuestro carácter como una energía moral y un poder. Tenemos que recibir las verdades que Jesús enseñó, los preceptos que Él ordenó y los movimientos de su Espíritu dentro de nosotros; o no tendremos poder delante del trono de la gracia.

Suponiendo que las palabras de nuestro Señor sean recibidas, y que permanezcan en nosotros, ¡qué espacio ilimitado de privilegio nos es abierto! Podemos tener nuestra voluntad en la oración porque ya hemos entregado nuestra voluntad al mandato del Señor. Así se prepara a los Elías para manejar las llaves del cielo y cerrar o soltar las nubes. Un hombre tal vale más que mil cristianos ordinarios. ¿Deseamos humildemente ser intercesores para la iglesia, para el mundo y, como Lutero, obtener lo que queramos del Señor? Entonces tenemos que inclinar nuestro oído a la voz del Bienamado, y atesorar sus palabras, y cuidadosamente obedecerlas. Tiene que “oír atentamente” el que quiera orar eficazmente.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

viernes, 23 de febrero de 2018

Tres temas - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 23

“Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho”. Juan 15:7.

Es preciso que estemos en Cristo, si hemos de vivir para Él, y tenemos que estar en Él si queremos aprovecharnos de la liberalidad de esta promesa. Estar en Jesús es nunca dejarle por otro amor, u otro objeto, sino permanecer en unión con Él, viva, amante, conocida y complaciente. El pámpano no solamente está siempre cerca del tronco, sino siempre está recibiendo vida y fecundidad de él. Todos los creyentes verdaderos están en Cristo en un sentido; pero hay un significado mayor, y esto tenemos que conocerlo antes que consigamos poder ilimitado delante del trono. “Pedid todo lo que quisiereis”, esto es para los Enocs que caminan con Dios, para los Juanes que están recostados sobre el pecho del Señor y para aquellos cuya unión con Cristo los induce a la comunión constante.

El corazón tiene que mantenerse en amor, el entendimiento arraigarse en fe y la esperanza asegurarse en la palabra. El hombre entero tiene que estar de acuerdo con el Señor, o sería muy peligroso confiarle el poder en la oración. Este poder ilimitado solamente puede ser concedido a uno cuya misma vida es: “No ya no, mas vive Cristo en mí”. ¡Oh vosotros que rompéis la comunión, qué poder perdéis! Si queréis ser poderosos en vuestros ruegos, el mismo Señor tiene que estar en vosotros, y vosotros en Él.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

jueves, 22 de febrero de 2018

¿Qué pasa si ocurre lo peor? - Vaneetha Rendall Risner

Peligros potenciales en el ministerio, día 3 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 22

“Y añadió David: Jehová que me ha librado de las garras del león, y de las garras del oso, Él también me librará de la mano de este filisteo”. 1 Samuel 17:37.

Este versículo no es una promesa si consideramos solamente las palabras, pero verdaderamente lo es en su significado; porque David habló una palabra que el Señor endosó haciéndola efectiva. Él dedujo de liberaciones pasadas, que recibiría ayuda en nuevos peligros. Todas las promesas son en Jesús sí, y en Él Amén, por nosotros a gloria de Dios, y así el trato del Señor en lo pasado con su pueblo creyente será repetido.

Venid, pues, traigamos a la memoria las misericordias del Señor en lo pasado. No pudiéramos haber esperado ser librados en otro tiempo por nuestra propia fuerza; pero el Señor nos libró. ¿No nos salvará otra vez? Estamos ciertos que así lo hará. Como David corrió a encontrarse con su enemigo, así haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está con nosotros, y Él ha dicho: “No te desampararé ni te dejaré”. ¿Por qué temblamos? Lo pasado ¿fue un sueño? Pensad en el oso y en el león muertos. ¿Quién es este filisteo? Es verdad que él no es exactamente lo mismo, ni es oso, ni león; pero Dios es el mismo, y va su honor en un caso tanto como en el otro. No nos salvó de las bestias del bosque para que nos matase un gigante. Estemos de buen ánimo.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Palabras de Esperanza para Los Que Luchan contra La Depresión - Edward T. Welch

Peligros potenciales en el ministerio, día 2 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 21

“Bendecirá a los que temen a Jehová; a chicos y a grandes”. Salmo 115:13.

Esta es una palabra de consuelo para los que son de humilde posición y baja suerte. Nuestro Dios tiene una consideración muy benigna para los de poca propiedad, poco talento, poca influencia y poca autoridad. Dios cuida de las cosas pequeñas en la creación, y ve aun los pajarillos cuando caen a tierra. Nada es pequeño para Dios, porque Él se sirve de agentes insignificantes para el cumplimiento de sus propósitos. Que el más pequeño entre los hombres busque de Dios una bendición sobre su pequeñez, y encontrará la felicidad en su esfera pequeña.

Entre los que temen al Señor hay chicos y grandes. Unos son niños y otros gigantes. Pero todos son benditos. La fe aunque sea poca es bendita. La esperanza, aun cuando tiemble, es bendita. Cada gracia del Santo Espíritu, aunque sea solamente un capullo, trae una bendición dentro de sí. También el Señor Jesús ha comprado con su preciosa sangre, tanto los chicos como los grandes, y se ha encargado de cuidar tanto de los corderos como de las ovejas crecidas. Ninguna madre pasa por alto su niño porque es pequeño; no, cuanto más pequeño sea, más tiernamente lo cría. Si es que el Señor tiene alguna preferencia, para con los suyos, no los pone en orden como “grandes y chicos”, sino como “chicos y grandes”.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

martes, 20 de febrero de 2018

Auténtico descanso duradero - Paul Tripp - Libros y Sermones Bí­blicos

Peligros potenciales en el ministerio, día 1 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 20

“Jehová te pastoreará siempre”. Isaías 58:11.

¿Qué te pasa? ¿Has perdido el camino? ¿Te has extraviado en un bosque oscuro y no puedes encontrar tu vereda? Estate quieto y verás la salud de Dios. Él conoce el camino, y te dirigirá en él, si a Él clamas.

Cada día trae su perplejidad. ¡Cuán bueno es sentir que el Señor nos pastoreará continuamente! Si escogemos nuestro propio camino, o conferimos con carne y sangre, desechamos la dirección del Señor; pero si nos abstenemos de la voluntad propia, entonces Él nos guiará en cada paso de nuestro camino, cada hora del día, y cada día del año, y cada año de nuestra vida. Si queremos ser guiados, seremos guiados. Si encomendamos a Jehová nuestro camino, Él enderezará nuestra carrera para que no nos perdamos.

Pero hay que notar a quién se hace esta promesa. Lee el versículo anterior: “Si derramares tu alma al hambriento”. Tenemos que sentir por otros, y darles, no unas cortezas de pan seco, sino cosas tales como las que nosotros quisiéramos recibir. Si mostramos un cuidado tierno para con nuestros semejantes en la hora de su apuro, entonces el Señor se cuidará de nuestras necesidades, y se hará nuestro Guía continuamente. Jesús es el Capitán, no de avaros, ni de los que oprimen a los pobres, sino de los cariñosos y compasivos. Los tales son peregrinos que nunca perderán su camino.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

lunes, 19 de febrero de 2018

Involucrado con la multitud - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 19

“Bien que te he afligido, no más te afligiré”. Nahum 1:12.

La aflicción tiene su fin. Dios la manda y Dios la quita. ¿Suspiras tú, y dices: “Cuándo será el fin”? Acuérdate que nuestras penas ciertamente y del todo cesarán cuando esta pobre vida terrestre se termine. Esperemos callando, y soportemos con paciencia la voluntad del Señor hasta que venga.

Mientras tanto, nuestro Padre celestial quita la vara de sobre nosotros, cuando haya llevado a cabo su designio al usarla. Cuando haya echado a latigazos nuestras locuras, no habrá azotes. O si la aflicción ha sido enviada para probarnos, para que nuestras gracias glorifiquen a Dios, terminará cuando el Señor nos haya hecho testigos para su alabanza. No desearíamos que se acabara la aflicción hasta que Dios haya sacado de nosotros toda la honra que es posible que le demos.

Tal vez hoy habrá “grande bonanza”. ¿Quién sabe cuándo esas olas furiosas darán lugar a un mar de vidrio, y las aves marinas se asentarán sobre las ondas apacibles? Después de larga tribulación el trillo se levanta y el trigo descansa en el granero. Tal vez antes que pasen muchas horas, estaremos tan alegres como ahora estamos tristes. No es difícil para el Señor cambiar la noche en día. El que manda a las nubes puede también fácilmente despejar el cielo. Tengamos ánimo. Más adelante todo será mejor. Cantemos aleluya anticipadamente.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

FEBRERO 18

“Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará”. Salmo 145:19.

Su propio Espíritu ha producido este deseo en nosotros, y por lo tanto Él lo cumplirá. Es su propia vida en nosotros la que inspira el clamor, y por lo tanto Él lo oirá. Los que le temen son hombres bajo la más piadosa influencia, y por lo tanto su deseo es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre. Como Daniel, son hombres que desean, y el Señor hará que realicen sus aspiraciones.

Deseos santos son como la gracia en hierba, y el Labrador divino los cultivará hasta que llegan a ser como grano lleno en la espiga. Hombres que son temerosos de Dios desean ser santos y útiles y una bendición para otros, honrando así al Señor. Desean provisión para sus necesidades, ayuda para sus cargas, dirección en la perplejidad, y liberación en sus apuros; y algunas veces este deseo es tan fuerte, y su caso tan apremiante, que claman en su agonía como hacen los niños pequeños que están padeciendo, y entonces el Señor obra muy comprensivamente y hace todo lo que es necesario, según esta palabra; “y los salvará”.

Sí, si tememos a Dios, no tenemos nada más que temer; si clamamos al Señor, nuestra salvación es segura.

Que el lector ponga este versículo en su lengua, y que lo guarde en su boca todo el día, y le será como “hojuelas con miel”.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

sábado, 17 de febrero de 2018

FEBRERO 17

“Esforzaos empero vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; que salario hay para vuestra obra”. 2 Crónicas 15:7.

Dios había hecho grandes cosas por el rey Asa y por Judá, pero con todo, eran gente débil. Sus pies vacilaban mucho en los caminos del Señor, y sus corazones estaban muy indecisos; así tenían que ser avisados de que el Señor estaría con ellos mientras ellos estuvieran con Él, pero que si le abandonaban, Él los dejaría. También se les recordó la nación hermana, lo mal que les fue en su rebelión, y cómo el Señor les fue bondadoso cuando se arrepintieron. El designio del Señor era confirmarles en su camino y hacerles fuertes en rectitud. Así debía ser con nosotros. Dios merece ser servido con toda la energía de la cual somos capaces.

Si el servicio de Dios vale algo, lo vale todo. Hallaremos nuestro mejor galardón en la obra del Señor, si la hacemos con diligencia determinada. Nuestro trabajo en el Señor no es en vano, y lo sabemos. Trabajo hecho sin mucho ánimo, no traerá galardón; pero cuando se emprende con todo el corazón, veremos la prosperidad. Este versículo fue mandado al autor de estas notas en un día de terrible tormenta, y le inspiró a dar todo vapor, con la certeza de llegar a puerto en seguridad con una carga gloriosa.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

viernes, 16 de febrero de 2018

Amor para matrimonios sin esperanza - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 16

“No ejecutaré el furor de mi ira, no volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre”. Oseas 11:9.

Así el Señor da a conocer su clemencia. Tal vez el lector está bajo el peso del enojo, y todo amenaza su ruina rápida. Que este versículo le guarde de la desesperación. El Señor te invita ahora a meditar sobre tus caminos y a confesar tus pecados. Si Él hubiera sido hombre, te hubiera cortado completamente hace mucho tiempo. Si Él obrara como acostumbran los hombres, hubiera sido primero la palabra y luego el golpe, y entonces allí acabaría contigo; pero no es así, porque “como son más altos los cielos que la tierra, así son sus caminos más altos que vuestros caminos”.

Tú bien entiendes que Él está airado, pero no guarda su enojo para siempre: si te vuelves del pecado a Jesús, Dios se volverá de su ira. Porque Dios es Dios, y no hombre, aún hay perdón para ti, aunque estés del todo sumergido en iniquidad. Tienes que tratar con Dios y no con un hombre duro, ni aun con un hombre meramente justo. Ningún ser humano podría tener paciencia contigo: hubieras cansado a un ángel, como has cansado a tu padre afligido; pero Dios es paciente. Ven y ponle a prueba ahora mismo. Confiesa, cree, y vuélvete de tu camino malo y serás salvo.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

jueves, 15 de febrero de 2018

¿Puede el amor fallar? - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 15

“Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá. Salmo 115:12.

Yo puedo poner mi sello a esta primera frase. ¿No puedes tú? Sí, Jehová se ha acordado de nosotros. Él ha provisto para nosotros, nos ha confortado, librado y guiado. En todos los movimientos de su providencia Él se ha acordado de nosotros, nunca pasando por alto nuestros asuntos humildes. Nos tiene presentes; esta es la otra forma de la palabra “acordarse”.

Este ha sido siempre el caso y sin cesar. En ciertas ocasiones, sin embargo, hemos visto más claramente que en otras su consideración, y en esta hora quisiéramos recordarlas colmados de gratitud. Sí, sí, “Jehová se acordó de nosotros”.

La frase que sigue es una consecuencia lógica de la primera. Como Dios no cambia, Él continuará acordándose de nosotros en lo futuro como ha hecho en lo pasado; y que se acuerda equivale a decir que nos bendecirá. Pero aquí tenemos, no solamente una conclusión razonable, sino una declaración inspirada; la tenemos bajo la autoridad del Espíritu Santo: “Nos bendecirá”. Esto significa cosas grandes e inescrutables. Lo indefinido de la promesa indica su alcance infinito. Nos bendecirá según su propio modo divino, y esto, para siempre jamás. Por lo tanto, que cada uno diga: -“¡Bendice, alma mía, a Jehová!”.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Amor que provee un escudo - Nancy DeMoss de Wolgemuth



FEBRERO 14

“El que espera en Jehová, lo cercará la misericordia”. Salmo 32:10.

¡Oh qué galardón generoso para el que confía! ¡Que el Señor me lo conceda abundantemente! El que confía se siente pecador más que todos los hombres; y he aquí, la misericordia le es preparada; él conoce que no tiene méritos, pero entra la misericordia y gobierna la casa para él con liberalidad. ¡Oh, Señor, dame esta misericordia, así como yo confío en Ti!

¡Mira alma mía, el guarda que tienes! Como un príncipe está cercado de soldados, así estás cercado con misericordia. Delante y detrás y a todos lados pasean montados estos guardas de gracia.

Moramos en el centro del sistema de la misericordia, porque moramos en Cristo Jesús.

¡Oh, alma mía, qué atmósfera respiras tú! Como el aire te rodea, asimismo te rodea la misericordia de tu Señor. Hay muchas penas para los malos, pero para ti hay tantas misericordias que tus penas no merecen mencionarse. David dice: “Alegraos en Jehová, y gozaos, justos; y cantad todos vosotros los rectos de corazón”. En obediencia a este mandato, mi corazón triunfará en Dios y cantaré mi alegría. ¡Cómo me has cercado de misericordia, yo andaré alrededor de tus altares, oh mi Dios, con cánticos de liberación!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.