Versículo para hoy:

domingo, 20 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 20

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia”.   Efesios 5:25.

¡QUÉ precioso ejemplo da Cristo a sus discípulos! Pocos maestros podrían atreverse a decir: “Si quieres practicar mi doctrina, imita mi vida”. Pero como la vida de Cristo es exacta transcripción de la perfecta virtud, él puede señalarse a sí mismo como modelo de santidad y como maestro de la misma. El cristiano debiera tomar como modelo sólo a Cristo. No debemos estar satisfechos hasta que reflejemos la gracia que estaba en él. Como esposo, el cristiano debe fijarse en Cristo y obrar de acuerdo con ese modelo. El verdadero cristiano debe ser un esposo tal como Cristo lo fue para su Iglesia. El amor de un esposo es especial. El Señor abriga para con su Iglesia un afecto peculiar, que la eleva sobre el resto de la humanidad. “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo”. La elegida Iglesia es la favorita del cielo, el tesoro de Cristo, la corona de su cabeza, el brazalete de su brazo, el pectoral de su corazón, el mismo centro y esencia de su amor. Un esposo debiera amar a su esposa con un amor constante, pues así Jesús ama a su Iglesia. El no varía en su afecto. El puede cambiar la forma de manifestar su afecto, pero el afecto en sí es siempre el mismo. Un esposo debiera amar a su esposa con un amor permanente, porque nada “podrá apartarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Un verdadero esposo ama a su esposa con un amor de corazón, ferviente e intenso. No es un mero culto de labios. ¡Ah!, amado, ¿qué más podía Cristo hacer en prueba de su amor que lo que hizo? Jesús tiene un amor deleitoso para con su esposa. El estima el amor de su esposa y se deleita con ella con agradable complacencia. Creyente, tú te maravillas del amor de Jesús, te admiras de él, pero ¿lo estás imitando? En tus relaciones familiares, ¿es “como Cristo amó a la Iglesia” la regla y la medida de tu amor?

Charles Haddon Spurgeon.