Versículo para hoy:

martes, 23 de enero de 2024

ENERO 23 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

La esperanza no es una cosa, un lugar, una situación o una experiencia. La esperanza es una persona, y su nombre es Jesús.

 

Si prestas atención y escuchas cuidadosamente lo que la gente a tu alrededor dice, te darás cuenta que todos estamos obsesionados con la esperanza. Día tras día, las cosas que hacemos se alimentan de la esperanza. La pequeña Lucía le dice a su mamá al entrar al tercer grado: "Espero que las niñas de la escuela sean simpáticas conmigo". La mamá piensa al mismo tiempo: "Espero que mi matrimonio mejore". El adolescente Tim le dice a su amigo: "Encntré un trabajo de medio turno; espero sea bueno". El papá espera que el departamento de recursos humanos no lo llame para informarle que será despedido. Desde esperar que la comida sea buena hasta esperar tener la fuerza moral para tomar decisiones importantes, nuestras vidas se alimentan de la esperanza y son dirigidas por ella.

Todos buscamos una esperanza que no decepcione, es decir, buscamos una esperanza que no nos deje sin esperanza al final. Todos queremos convencernos de que aquello en lo que esperamos no nos defraudará. ¿Qué le estás pidiendo al objeto de tu esperanza cuando confías en él? Le estás pidiendo que le dé paz a tu corazón. Le estás pidiendo que le dé sentido a tu vida. Le estás pidiendo que te dé propósito y dirección. Le estás pidiendo que te dé una razón para continuar. Le estás pidiendo que te sostenga en las dificultades y desilusiones de la vida. Le estás pidiendo que te libre de envidias y ansiedades. Le estás pidiendo que te dé gozo en las mañanas y paz en las noches. Ahora, eso es pedir demasiado de algo. La realidad es que, si tu esperanza te decepciona, es debido a que es una esperanza en el objeto equivocado.

Romanos 5:1-5 habla sobre una esperanza eue no te decepcionará, aun en tiempos de sufrimiento. Tal vez te preguntas: "¿Dónde puedo encontrar esa esperanza?" Una esperanza firme que no se desvanezca con los cambios constantes en las situaciones, lugares o relaciones de la vida diaria -una esperanza que nunca, nunca decepcione- no puede ser hallada en una cosa, tampoco en un lugar; solo puede ser hallada en una persona: Jesús. Sea que te hayas dado cuenta o no, Jesús es la esperanza que tu corazón ha estado buscando porque lo que estás buscando es una vida plena y satisfactoria. La gente puede amarte y respetarte, pero no puede darte vida. Las situaciones pueden hacer tu vida más fácil, pero no pueden darte vida. Los lugares pueden traer cambios a tu vida, pero no pueden darte vida. Los logros pueden satisfacerte temporalmente, pero no pueden darte vida. La verdadera esperanza no puede ser encontrada horizontalmente; solo puede ser encontrada verticalmente, a los pies del Mesías. Él es la esperanza. Pon tu esperanza en Sus manos hoy.

Para profundizar y ser alentado: Colosenses 1:15-29