Versículo para hoy:

miércoles, 29 de junio de 2016

El juicio de un Dios justo - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JUNIO 29

“Empero a causa de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había sido en aquella tierra, Dios le dejó para tentarle, para saber todo lo que estaba en su corazón”. 2 Crónicas 32:31.

EZEQUIAS se estaba enorgulleciendo de tal forma y jactándose tanto del favor de Dios que la justicia propia se insinuó en su ánimo, y por causa de su seguridad carnal, la gracia de Dios, en sus acciones más enérgicas, le fue retirada por un tiempo. Aquí hay mucho que explica la insensatez que cometió con los babilonios, pues si la gracia de Dios abandona al mejor cristiano, queda en su corazón suficiente pecado como para hacer de él el peor de los transgresores. Sin la ayuda divina, tú, que eres muy celoso por Cristo, te enfriarías hasta caer en una tibieza enfermiza; tú, que eres sano en la fe, quedarías blanco con la lepra de la falsa doctrina; tú, que ahora andas delante del Señor en bondad y en integridad tambalearías de un lado al otro con una embriaguez de malas pasiones. Tenemos como la luna una luz prestada. Cuando la gracia nos alumbra, brillamos; cuando el Sol de Justicia se oculta, estamos en tinieblas. Clamemos, pues, a Dios que nunca nos desampare. “Señor, no quites de nosotros tu Santo Espíritu; no nos prives de la presencia de tu gracia. Tú has dicho: Yo, Jehová, la guardo, cada momento la regaré; guardarela de noche y de día porque nadie la visite. Señor, guárdanos en todas partes. Guárdanos cuando estemos en el valle, para que no murmuremos contra tu mano que nos humilla; guárdanos cuando estemos sobre la montaña para que no nos pongamos veleidosos por haber sido elevados; guárdanos en la juventud cuando nuestras pasiones son fuertes; guárdanos en la vejez, cuando engreídos de nuestro saber, demostremos ser más necios que el joven o el veleidoso; guárdanos cuando estemos por morir, no sea que en los últimos momentos te neguemos. Guárdanos mientras vivimos; guárdanos al morir; guárdanos al trabajar; guárdanos mientras sufrimos; guárdanos mientras luchamos; guárdanos cuando reposamos; guárdanos en todas partes, porque te necesitamos en todas partes, oh nuestro Dios”.

Charles Haddon Spurgeon.