Versículo para hoy:

miércoles, 27 de enero de 2016

¡Guarda mi lengua! 2da Parte | Día 11 - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 27

“Mas María guardaba todas estas cosas, confiriéndolas en su corazón”.

AQUÍ tenemos en actividad tres facultades de esta bendita mujer: su memoria: ella guardaba todas estas cosas; afectos: las guardaba en su corazón; su intelecto: las confería. De modo que la memoria, los afectos y el entendimiento, todo estaba ocupado en las cosas que ella había oído. Amado, recuerda lo que has oído de tu Señor Jesús, lo que ha hecho él por ti; después haz de tu corazón el vaso de oro del maná para preservar el memorial del pan del cielo del cual te has alimentado en los días pasados. Deja que tu memoria atesore todas las cosas acerca de Cristo que tú hayas sentido, conocido o creído, y entonces deja que tus apasionados afectos lo retengan para siempre. ¡Ama a la persona de tu Señor! Trae el vaso de alabastro de tu corazón, aunque esté quebrado, y deja que todo el precioso ungüento de tu afecto corra sobre sus taladrados pies. Haz que tu intelecto piense en Jesús; medita en lo que lees; no te detengas en la superficie, penetra en la profundidad. No seas como la golondrina que toca el arroyo con sus alas, sino como el pez que penetra en la profundidad de las aguas. Habita con tu Señor; que no sea para ti como un simple caminante, que queda una sola noche, sino constríñelo, diciéndole: “Quédate con nosotros, porque se hace tarde”. Retenlo y no lo dejes ir. En la versión inglesa, en lugar de la palabra “conferir”, tenemos ponderar, que significa pesar. Prepara pues las balanzas para juzgar. Pero, ¿dónde están las balanzas que pueden pesar al Señor Jesús? “He aquí, que él levanta las islas como polvo”, ¿quién pues lo levantará e él? “Pesó los montes con balanzas”, ¿en qué balanza lo pesaremos a él? Si tu entendimiento no puede comprenderlo, deja que tus afectos lo entiendan; y si tu espíritu no puede abarcar al Señor Jesús en el puño del entendimiento, deja que lo reciba en los brazos del afecto.

Charles Haddon Spurgeon.