Versículo para hoy:

domingo, 14 de agosto de 2022

Agosto 14 Disciplina - OSWALD CHAMBERS

"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él", Hebreos 12:5

Es muy fácil afligir al Espíritu de Dios. Lo hacemos menospreciando la disciplina del Señor o desanimándonos cuando nos reprende. Si nuestra experiencia de santificación todavía es muy superficial, confundimos la realidad de Dios con las sombras. Y cuando el Espíritu de Dios nos redarguye, decimos equivocadamente: “Oh, eso debe ser el diablo”. 

Nunca apagues al Espíritu y no lo desprecies cuando te dice: “Ya no seas más ciego en este asunto; tú no estás donde creías. Hasta ahora no te lo he podido revelar, pero lo estoy haciendo en este momento”. Cuando el Señor te disciplina así, déjalo cumplir tu propósito en ti. Permite que Él te relacione correctamente con Dios. 

"Ni desmayes cuando eres reprendido por él". Nos enfadamos con Dios y decimos: “Pues, no lo puedo remediar, oré y de todas maneras las cosas no salieron bien, no me queda más sino abandonarlo todo”. ¡Piensa lo que sucedería si actuáramos así en cualquier otra área de nuestra vida! 

¿Estoy dispuesto a que Dios me sujete por su poder y realice una obra en mí verdaderamente digna de Él? La santificación no es la idea que tengo de lo que yo quiero que Dios haga por mí. La santificación es la idea de Dios acerca de lo que Él quiere hacer a mi favor. Pero Él tiene que conseguir que yo adopte una actitud mental y espiritual que le permita santificarme por completo, cueste lo que cueste.

Agosto 13 No apaguéis al Espíritu - OSWALD CHAMBERS

"No apaguéis al Espíritu", 1 Tesalonicenses 5:19

La voz del Espíritu de Dios es tan suave como una brisa apacible y por eso si no estás viviendo en perfecta comunión y unidad con Dios, no la puedes oír. Las advertencias y exhortaciones del Espíritu nos llegan en formas extraordinariamente suaves y si no eres muy sensible para percibir su voz, la apagarás y tu vida espiritual se perjudicará. Cuando Él nos redarguye, siempre lo hace con un apacible y delicado susurro (ver 1 Reyes 19:11-12), el cual es tan tenue que sólo un santo de Dios lo notará. 

Cuídate de que en tu testimonio personal no tengas que mirar hacia atrás y decir: “alguna vez, hace varios años, yo fui salvo”. Si has puesto tu mano en el arado y estás andando en la luz, no tienes porqué mirar atrás, ya que el pasado se ha vertido en la maravilla presente de tu comunión y unidad con Dios (ver Lucas 9:62 y 1 Juan 1:6-7). Si te sales de la luz, te volverás un cristiano sentimental y vivirás solamente de recuerdos y tu testimonio tendrá un timbre duro de metal. Ten cuidado de no intentar encubrir tu rechazo actual a caminar en la luz con recuerdos de experiencias pasadas, cuando sí andabas en ella. Siempre que el Espíritu te reprenda, detente y rectifica tu vida, o de lo contrario, continuarás apagándolo y contristándolo sin siquiera saberlo. 

Supongamos que Dios te ha llevado hasta una crisis que apenas soportas. Él permitirá que ésta se repita, aunque ya no será tan aguda como la anterior. Habrá menos discernimiento y más humillación por no haber obedecido. Si continúas contristando a su Espíritu, vendrá un tiempo cuando esa crisis no podrá repetirse porque lo habrás apagado completamente. Pero si la soportas, tu vida se convertirá en un himno de alabanza a Dios. Nunca sientas simpatía por algo que lo hiere a Él constantemente. Dios tiene que herir aquello que debe irse de tu vida.

Agosto 12 La teología del descanso - OSWALD CHAMBERS

"¿Porqué teméis, hombres de poca fe?", Mateo 8:26

Cuando tenemos temor lo único que podemos hacer es orar a Dios. Pero nuestro Señor tiene el derecho de esperar que los que invocan su nombre confíen en Él con entendimiento. Dios espera de sus hijos tal confianza en Él, que en cualquier crisis sean ellos en quienes se puede confiar. Sin embargo, nuestra confianza llega hasta cierto punto; luego nos volvemos a las oraciones elementales de pánico de quienes no lo conocen. Nos desesperamos, demostrando que no tenemos la menor confianza en Él o en su control soberano sobre el mundo. Nos parece que está dormido y sólo vemos gigantescas y espumeantes olas en el mar. 

“¡Hombres de poca fe!” ¡Cómo sería el dolor que traspasó a los discípulos! “¡Volvimos a fallar!” Y cómo serán las punzadas de dolor en nosotros cuando repetidamente nos demos cuenta de que el corazón de Jesús se hubiera gozado a plenitud, si hubiéramos permanecido absolutamente confiados en Él, sin importar lo que estuviéramos enfrentando. 

Hay épocas en la vida cuando no se presentan tormentas ni crisis y damos lo mejor de nosotros en términos humanos. Pero cuando surge la crisis, instantáneamente vamos a revelar en quién confiamos. Si hemos estado aprendiendo a adorar a Dios y a confiar en Él, la crisis revelará que podemos llegar hasta el límite, sin que se quebrante nuestra confianza en Él. 

Hemos estado hablando mucho acerca de la santificación, pero, ¿cuáles son sus resultados en nuestra vida? Nos llevará a descansar en Dios, lo cual significa una total unidad con Él. Y esta unidad nos hará no sólo sin culpa delante de Él, sino que también le producirá un profundo gozo.