Versículo para hoy:

miércoles, 20 de julio de 2016

Fortaleza para los débiles - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 20

“Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo?” Jeremías 2:18.

POR medio de varios milagros, diversas gracias y sorprendentes liberaciones Jehová ha demostrado ser digno de la confianza de Israel. Sin embargo, los israelitas rompieron los cercos con que Dios los había encerrado como en un sagrado jardín. Dejaron a su verdadero y vivo Dios para ir tras los dioses falsos. El Señor los reprendió frecuentemente por esta infatuación, y nuestro texto contiene un ejemplo del altercado de Dios con ellos, “¿Qué tienes tú en el camino de Egipto para que bebas agua del fangoso río?”, pues así puede ser traducido este vocablo. “¿Por qué vagas lejos y dejas tus frescos arroyos del Líbano? ¿Por qué olvidas a Jerusalén para desviarte hacia Noph y hacia Taphnes? ¿Por qué en forma tan extraña excitas el mal que no puedes contentarte con lo bueno y saludable, sino que quieres ir tras lo que es malo y engañoso?” ¿No hay aquí una palabra de reconvención y admonición para el cristiano? ¡Oh genuino creyente!, llamado por gracia y lavado en la sangre preciosa de Jesús, tú has probado la amarga bebida que el fangoso río del placer del mundo puede darte; has tenido comunión con Cristo; has experimentado el gozo de ver a Jesús y de apoyar tu cabeza sobre su pecho. Después de esto, ¿te pueden satisfacer las frivolidades, los cantos y las diversiones de esta tierra? Has comido el pan de los ángeles, ¿puedes ahora vivir de cáscaras? El buen Rutherford dijo una vez: “He gustado el maná de Cristo y ahora el moreno pan de los goces de este mundo no tiene más gusto para mí”. Pienso que así debiera ser contigo. Si estás vagando tras las aguas de Egipto, vuelve inmediatamente a la fuente viva. Las aguas del Nilo pueden ser agradables para los egipcios, pero serán amargas para ti. ¿Qué tienes tú que hacer con ellas? Jesús te hace esta pregunta esta noche, ¿Qué responderás?

Charles Haddon Spurgeon.