Versículo para hoy:

martes, 8 de agosto de 2023

AGOSTO 8 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Tejen telas de araña”. Isaías 59:5.

MIRA la telaraña y observa en ella un cuadro muy sugestivo de la religión del hipócrita. Esa tela tiene la misión de cazar a la víctima. La araña se alimenta de moscas, y el fariseo “tiene su recompensa”. Las personas simples caen fácilmente en la trampa, al oír las altisonantes declaraciones del hipócrita, y aun las más sensatas no siempre escapan. Felipe bautizó a Simón el Mago cuya engañosa manifestación de fe fue pronto condenada por la severa reprensión de Pedro. La costumbre, la fama, la alabanza, el ascenso y otras moscas son las pequeñas víctimas que el hipócrita toma en su red. La telaraña es una maravilla artística. Mírala y contempla la astucia del cazador. ¿No es igualmente admirable la religión del engañador? ¿Cómo hace para mentir tan descaradamente? ¿Cómo hace para que su oropel aparezca como oro? La telaraña procede del vientre de la araña. La abeja toma su cera de las flores; la araña no liba en las flores, pero sin embargo hace hilos largos. También el hipócrita halla en sí mismo su confianza y su esperanza. Su ancla fue forjada en su propio yunque, y su cable retorcido con sus propias manos. El puso los cimientos y talló las columnas de su casa, rechazando desdeñosamente la soberana gracia de Dios. Pero la telaraña es muy frágil. Está primorosamente trabajada, pero no dura nada. No es adecuada para la escoba del sirviente o para el báculo del viajero. No se necesita la batería de Armstrong para hacer volar en pedazos al hipócrita; un poco de viento alcanza. Las hipócritas telarañas desaparecerán enseguida cuando el escobón de la destrucción empiece su obra purificadora. Y, por fin, las telarañas no se tolerarán en la casa del Señor. Dios hará que tanto ellas como los que las tejen sean destruidos para siempre. ¡Oh alma mía!, descansa sobre algo mejor que sobre una telaraña. Sea el Señor Jesús tu eterno escondedero.

AGOSTO 7 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Los rectos te aman”. Cantares 1:4.

LOS creyentes aman a Jesús más intensamente que a cualquier otro ser. Preferirían antes perder al padre y a la madre que apartarse de Cristo. Ellos miran los bienes terrenales con cierta indiferencia, pero, en cambio, llevan en sus corazones, herméticamente cerrado, a Cristo Jesús. Voluntariamente se niegan a sí mismos por causa de él, pero no han de ser inducidos a negarlo. Tiene que ser muy pobre el amor que puede ser agotado por el fuego de la persecución. El amor del verdadero creyente es un río más caudaloso. Los hombres se han esforzado por apartar al fiel del lado de su Maestro, pero sus intentos siempre resultaron infructíferos. Ni las coronas de honor ni el rigor de la ira han desatado este nudo más perfecto que el gordiano. Esta no es una unión común que, a la larga, el poder del mundo romperá. Ni el hombre ni el demonio ha podido hallar una llave que abra esta cerradura. La astucia de Satán nunca se halló más perpleja que cuando él la ha utilizado para romper en dos este vínculo de dos corazones divinamente unidos. Está escrito y nada lo podrá borrar: “Los rectos te aman”. La intensidad del amor de los rectos no debe ser juzgada tanto por lo que aparece ser, sino por lo que los rectos ansían que sea. Diariamente nos lamentamos de que no amamos suficiente. Quisiéramos que nuestros corazones pudiesen tener más, y alcanzar más. A semejanza de Samuel Rutherford suspiramos y clamamos: “En busca de tanto amor como quisiera tener, rodearía la tierra e iría al cielo; sí, al cielo de los cielos, y a diez mil mundos, para, después, ponerlo todo sobre el hermoso, inmaculado y perfecto Jesús”. Todo lo que podemos alcanzar representa sólo un palmo de amor. Si medimos nuestro amor por lo que quisiéramos que fuese, resulta elevado, en verdad; y creemos que así lo juzga el Señor. ¡Oh si pudiésemos reunir el amor de todos los corazones en un gran montón y dárselo a Jesús, que es del todo codiciable!

AGOSTO 6 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Guarda, ¿qué de la noche?” Isaías 21:11.

“GUARDA, ¿qué de la noche?” ¿Qué de los enemigos que están afuera? Los errores son numerosos; y a cada instante aparece uno nuevo. ¿Contra cuál herejía debo estar alerta? Los pecados salen de sus guaridas durante la noche. Yo mismo debo subir a la torre del atalaya y velar en oración. Nuestro Protector Celestial prevé todos los ataques que el demonio está por hacernos, y cuando el diablo está aun ideando los males que nos hará, Jesús ora por nosotros para que, al llegar el momento de ser zarandeados como trigo, nuestra fe no falte. ¡Prosigue, oh bondadoso atalaya, avisándonos cuando se acerquen nuestros enemigos, y, por amor de Sión, no calles!
“Guarda, ¿qué de la noche?” ¿Cómo se presenta el tiempo para la Iglesia? ¿Está aclarando o nublándose? Tenemos que cuidar de la Iglesia de Dios con ansioso amor; y ahora que el papismo y la infidelidad nos amenazan, tenemos que fijarnos en las señales de los tiempos y prepararnos para la lucha.
“Guarda, ¿qué de la noche?” ¿Qué estrellas se muestran en el firmamento? ¿Cuáles son las preciosas promesas que se adaptan a nuestra presente situación? Si tocas alarma, oh atalaya, danos también la consolación. Cristo, la estrella polar, está siempre en su sitio; y todas las estrellas están seguras a la diestra de su Señor.
Pero, guarda, ¿cuándo vendrá la mañana? El Esposo tarda. ¿No hay señales de su venida como Sol de Justicia? ¿No salió aun la estrella matutina como señal de que viene el día? ¿Cuándo vendrá el día y huirán las sombras? ¡Oh Jesús!, si tú no vienes en persona a tu Iglesia hoy, ven por lo menos en espíritu a mi corazón, hazlo cantar de gozo.
El día de gloria va pronto a brillar
En tanto, cristianos, debemos velar.
Y el enemigo no vencerá.
¡Alerta, centinela! ¡Alerta está!