Versículo para hoy:

domingo, 31 de diciembre de 2017

Diciembre 31. Ayer

"Porque no saldréis apresurados ni iréis huyendo, porque Jehová irá delante de vosotros, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel", Isaías 52:12



Seguridad del ayer"...Dios restaurará lo pasado", Eclesiastés 3:15
Al terminar el año nos volvemos con gran avidez hacia todo lo que Dios tiene para el futuro. Sin embargo, la ansiedad fácilmente aparece cuando recordamos el pasado. Nuestro gozo actual, el cual depende de la gracia divina, tiende a opacarse por el recuerdo de los pecados y los errores del pasado.
Pero como Dios es el Dios de nuestro ayer, permite que los recordemos para convertir el pasado en un ministerio de desarrollo espiritual para enfrentar el futuro. Él nos recuerda el pasado, para que no tengamos una seguridad superficial en el presente.

Seguridad para el mañana
"...Jehová irá delante de vosotros". Isaías 52:12
Esta es una bondadosa revelación de que Dios hará guardia donde nosotros hemos dejado de hacerlo. Él vigilará para que no caigamos nuevamente en las mismas faltas, como indudablemente sucedería si Él no fuera nuestra retaguardia. La mano de Dios se alarga hasta el pasado para liquidar todas las demandas que existen contra nuestra conciencia.

Seguridad para hoy 
"...Porque no saldréis apresurados". Isaías 52:12
Al recibir el nuevo año, no lo hagamos con ese apresuramiento impetuoso de la alegría olvidadiza, ni con la huida de una irreflexión impulsiva, sino con el poder paciente que surge cuando sabemos que el Dios de Israel irá delante de nosotros. El pasado nos muestra daños irreparables. Es cierto que hemos perdido oportunidades que nunca volverán, pero Dios puede transformar esta ansiedad destructiva en una constructiva reflexión para el futuro. Dejemos que el pasado duerma, pero que duerma en el pecho de Cristo.
Abandona el pasado irreversible en las manos de Dios y avanza hacia el irresistible futuro con Él.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 30 de diciembre de 2017

Diciembre 30. "Y toda la virtud que poseemos"

"...Todas mis fuentes están en ti", Salmo 87:7
El Señor nunca "remienda" nuestras virtudes naturales. Él vuelve a hacer al hombre por completo en su interior. "...Vestíos del nuevo hombre", Efesios 4:24. En otras palabras, encárgate de vestir a tu vida natural con todo lo que armonice con la nueva vida. La vida que Dios implanta en nosotros desarrolla sus propias virtudes nuevas; no las virtudes de Adán, sino las de Jesucristo. Observa cómo Dios, después de haber comenzado en ti el proceso de la santificación, hará marchitar la confianza en tus virtudes y potencias naturales, hasta que aprendas que tu vida debe nacer de la fuente de la vida, es decir, del Jesús resucitado. ¡Dale gracias al Señor si estás pasando por una experiencia de sequía!
La señal de que Dios está obrando en nosotros es que Él destruye nuestra confianza en las virtudes naturales, porque no son promesas de lo que seremos, sino los residuos que nos recuerdan para qué nos creó Él. Nos apegamos a esas virtudes mientras todo el tiempo Dios ha estado tratando de ponernos en contacto con la vida de Jesucristo, la cual nunca se puede describir en función de las virtudes naturales.
Es muy triste ver a personas que tratan de servir a Dios y que dependen de aquello que la gracia de Dios nunca les dio, pues su dependencia está únicamente en lo que recibieron por herencia natural. Él no toma nuestras virtudes naturales y las transforma, porque de ninguna manera ellas pueden siquiera acercarse a lo que Jesucristo quiere. Ningún amor natural, ninguna paciencia natural, ninguna pureza natural pueden alcanzar la altura de sus demandas. Pero a medida que armonizamos cada partícula de nuestra vida corporal con la vida nueva que Dios nos dio, Él irá manifestando en nosotros las virtudes que caracterizaron al Señor Jesús. Y toda virtud que poseemos es sólo de Él.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Volviendo a tu primer amor - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 29. ¿Discípulo o desertor?

"Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él", Juan 6:66
Cuando Dios, por medio de su Espíritu y a través de su Palabra, te da una visión clara de su voluntad, debes andar en la luz de esa visión. Aunque tu mente y tu alma no se emocionen por ella, si no andas en la luz, caerás a un nivel de servidumbre nunca planeado por el Señor. La desobediencia mental a la visión celestial te volverá un esclavo de ideas y puntos de vista que son completamente ajenos a Jesucristo.
Nunca se te ocurra mirar a otro y decir: "Bueno, si él puede tener esos puntos de vista y prosperar, ¿por qué yo no?" Debes andar en la luz de la visión que se te ha dado a ti. No te compares con los demás ni los juzgues. Eso queda entre ellos y Dios. Si discutes y argumentas cuando te das cuenta de que cierto punto de vista en el cual te has deleitado choca con la visión celestial, surgirá en ti un sentido de propiedad y de derecho personal. A ese sentido Jesucristo no le dio ningún valor y siempre se opuso a él porque lo consideraba la raíz de todo lo que era ajeno a él "...La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee", Lucas 12:15. Si no lo vemos y entendemos así, es porque estamos ignorando los principios fundamentales de las enseñanzas de nuestro Señor.
Somos propensos a recostarnos y regodearnos en el recuerdo de la maravillosa experiencia que tuvimos cuando Dios nos reveló su voluntad. Si hay alguna norma del Nuevo Testamento que la luz de Dios te ha revelado y no te pones a la altura de ella, y ni siquiera te sientes inclinado a hacerlo, comienzas a descarriarte porque significa que nuestra conciencia no responde a la verdad. Nunca podrás ser el mismo después de que una verdad te haya sido revelada. Ese momento te señala como un discípulo de Jesucristo que sigue adelante con mayor devoción, o como un desertor que retrocede.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Un nuevo año, una realidad mayor - Natalie Mariel Castillo Franco

No gastes tu vida, inviértela - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 28. Conversión continua

"...Si no os volvéis y os hacéis como niños", (Mateo 18:3)
Estas palabras del Señor se refieren a nuestra conversión inicial; pero debemos regresar continuamente a Dios como niños, es decir, convertirnos a Él continuamente, todos los días de nuestra vida. Si confiamos en nuestras propias capacidades y no en Dios, originaremos ciertas consecuencias de las cuales Él nos hará responsables. Cuando Dios en su soberanía nos dirige hacia situaciones nuevas, debemos cuidar de que nuestra vida natural se someta a la espiritual, obedeciendo las indicaciones del Espíritu Santo. Que hayamos respondido adecuadamente en el pasado no garantiza que lo repitamos. La relación que existe entre lo natural y lo espiritual es una relación de continua conversión, pero es ahí donde con frecuencia nos negamos a obedecer. El Espíritu de Dios no cambia en ninguna situación que enfrentemos, y su salvación permanece inalterable; pero debemos vestirnos del nuevo hombre (ver Efesios 4:24). Dios nos hace responsables cada vez que rehusamos convertirnos. Él ve nuestra negativa como una obstinada desobediencia. Nuestra vida natural de ninguna manera debe gobernar. Es Dios quien debe ejercer su gobierno en nosotros.
Rehusar la conversión continua es una piedra de tropiezo en el desarrollo de nuestra vida espiritual. En nosotros existen apilamientos de obstinación desde donde el orgullo escupe al trono de Dios, y dice: "No me someteré porque no encuentro esto malo". Convertimos en dioses a nuestra independencia y terquedad y las identificamos con nombres equivocados. Lo que Dios considera como una debilidad obstinada, nosotros lo identificamos como una fortaleza. Hay áreas enteras de nuestra vida que aún no han sido sometidas, lo cual sólo se puede lograr mediante la continua conversión. De una manera lenta, pero segura, podemos reclamar todo el territorio en nosotros para el Espíritu de Dios, sometiéndolo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Guarda tu corazón - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 27. Donde se gana y se pierde la batalla

"Si te has de volver, Israel, dice Jehová", Jeremías 4:1
Las batallas se pierden o se ganan primero delante de Dios, en los lugares secretos de nuestra voluntad; nunca en el mundo exterior. Como el Espíritu Santo se apodera de mí, me siento obligado a permanecer a solas con Dios peleando la batalla delante de Él. Si no lo hago, perderé todas las veces. La batalla puede durar un minuto o un año. Eso no depende de Dios sino de mí; pero es necesario que luche a solas delante de Él, y debo atravesar con firmeza el infierno de la negación personal. Nada ni nadie tiene poder alguno sobre la persona que ha peleado la batalla delante de Dios y la ha ganado ahí.
Nunca debo decir: "Esperaré hasta que enfrente circunstancias difíciles y luego pondré a Dios a prueba".
Intentar algo así no funciona. Debo resolver la situación entre Él y yo en los lugares secretos de mi alma, donde ningún extraño se entrometa. Entonces, puedo seguir adelante con la certeza de que la batalla se ha ganado. Piérdela y la calamidad, el desastre y la derrota ante el mundo serán tan seguros como las leyes de Dios. La batalla no se gana cuando primero trato de lograr la victoria en el mundo exterior. Permanece a solas con Dios y pelea hasta el final delante de Él. Resuelve el asunto ahí, de una vez por todas.
Lo que debemos hacer al tratar con otras personas, es llevarlas a que ejerzan su voluntad para decidir. Así es como empieza el sometimiento a Dios. De vez en cuando, Él nos conduce hasta un punto decisivo, una gran encrucijada en nuestra vida. A partir de allí optamos por un estilo de vida cristiana cada vez más indolente, perezoso e inútil o nos volvemos más y más fervorosos dando lo máximo de nosotros por lo supremo de Él. Lo mejor de nosotros para su gloria.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 26 de diciembre de 2017

¿Quién dijo que hay que crecer? - Aylín Merck

Confiar y obedecer - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 26. Ubicados en la luz

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, la sangre de Jesucristo su hijo, nos limpia de todo pecado", 1 Juan 1:7.
Es un gran error confundir la libertad del pecado de la que soy consciente, con la liberación completa del pecado por medio de la expiación de Cristo en la cruz. Ningún hombre sabe lo que es el pecado hasta que nace de nuevo. Fue el pecado lo que Jesucristo enfrentó en el Calvario. La prueba de que Dios me ha liberado de él es que conozco la verdadera naturaleza del pecado en mí. Para que una persona realmente sepa qué es el pecado, necesita la obra completa y el toque profundo de la expiación de Jesucristo, es decir, que su completa perfección le sea impartida.
El Espíritu Santo aplica en nosotros la obra de la expiación tanto en el área del inconsciente profundo, como en el ámbito de lo que estamos conscientes. Sólo cuando logramos comprender el poder sin igual del Espíritu, entendemos el significado de 1 Juan 1:7, "la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado". Este versículo no se refiere sólo al pecado consciente; también a la comprensión inmensamente profunda del pecado que sólo el Espíritu puede producir en mí.
Debo andar en luz como él está en luz. No en la luz de mi propia conciencia, sino en la luz de Dios. Si camino de esta manera, sin retener u ocultar nada, Dios me revela esta asombrosa verdad: la sangre de Jesucristo me limpia de todo pecado, de tal manera que el Dios Omnipotente no ve nada reprochable en mí. En el nivel consciente esto produce un conocimiento agudo y doloroso de lo que verdaderamente es el pecado. El amor de Dios que obra en mí me hace odiar, con el odio del Espíritu Santo por el pecado, todo aquello que no concuerda con la santidad de Dios. Andar en la luz significa que todo lo que es de las tinieblas me acerca más al centro de la luz.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Comienza el día con Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 25. Su nacimiento y nuestro nuevo nacimiento

"Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emmanuel", Mateo 1:23.

Su nacimiento en la historia. "...El Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios", Lucas 1:35.
Jesucristo nació en este mundo, pero no procedía de él. No surgió de la historia; entró en ella desde afuera. Jesucristo no es el mejor ser humano del que se pueda jactar la humanidad. Él es un ser del cual la raza humana no puede dar explicación alguna. Él no es un hombre que se hizo Dios, sino el Dios encarnado, el Dios que se manifestó en carne humana, el que entró en ella desde afuera. Aunque su vida es la más alta y sublime, Él entró por la puerta más humilde. El nacimiento de nuestro Señor fue un advenimiento, la aparición de Dios en forma humana.


Su nacimiento en mí. "Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros", Gálatas 4:19.

Así como nuestro Señor entró en la historia humana desde afuera, también debe entrar en mí desde afuera. ¿He permitido que mi vida sea una aldea de "Belén" para el Hijo de Dios? No puedo entrar en el ámbito del reino de Dios, a menos que haya nacido de arriba mediante un nacimiento totalmente diferente al físico. "Os es necesario nacer de nuevo", Juan 3:7. Este no es un mandamiento, sino un hecho que se fundamenta en la autoridad de Dios. La característica del nuevo nacimiento es que me rindo a Dios de una manera tan plena que Cristo se forma en mí. Tan pronto esto ocurre, su naturaleza empieza a actuar a través de mí.
Dios manifestado en carne. Esto es totalmente posible para ti y para mí por medio de la redención del hombre a través de Jesucristo.



Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Diciembre 24. La vida escondida

"...Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3
El Espíritu de Dios da testimonio de la sencilla y omnipotente seguridad de la vida escondida con Cristo en Dios. Pablo la recalca continuamente en sus epístolas. Y nosotros hablamos como si vivir la vida santificada fuera lo más incierto e inseguro. Por el contrario, es lo más seguro que pudiéramos hacer, porque tiene al Dios Todopoderoso en ella y tras ella. Lo más peligroso e inseguro es tratar de vivir sin Él. Si hemos nacido de nuevo es más fácil vivir en comunión con Dios, que descarriarse. Sólo es necesario prestarles atención a las advertencias de Dios: "...si andamos en luz", (1 Juan 1:7).
Cuando pensamos en ser liberados del pecado, en ser llenos del Espíritu y andar en la luz, imaginamos la cumbre de una gran montaña. Pero como la vemos muy alta y maravillosa, decimos: "¡Oh, yo nunca podría vivir allá arriba!" No obstante, cuando por la gracia de Dios llegamos hasta esa cima, observamos que no es la cumbre de una montaña, sino una altiplanicie donde hay espacio suficiente para vivir y crecer.
"Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han resbalado", Salmo 18:36.
Te desafío a dudar de Jesús, cuando realmente lo veas. Te desafío a preocuparte, si ves que Jesús te dice: “No se turbe vuestro corazón”, (ver Juan 14:27). Es virtualmente imposible dudar cuando Él está ahí. Cada vez que entras en contacto personal con Jesús, sus palabras son reales para ti. “Mi paz os doy”. Una paz que produce una confianza espontánea y te cubre completamente desde la coronilla hasta la planta de los pies.
“Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. La paz imperturbable de Jesucristo te ha sido dada.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Diciembre 23. ¿Cómo puedo participar de la expiación?

"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo", Gálatas 6:14
El Evangelio de Jesucristo siempre obliga a una decisión de nuestra voluntad. ¿Acepto el veredicto de Dios acerca del pecado, es decir, que fue juzgado en la cruz de Cristo? ¿Tengo siquiera el más mínimo interés en la muerte de Jesús? ¿Deseo identificarme con su muerte, es decir, morir completamente a todo interés pecaminoso y a la mundanalidad? ¿Anhelo identificarme de tal manera con Jesús que todo lo demás no tenga ningún valor, únicamente Él y sus propósitos? El gran privilegio del discipulado es que puedo alistarme bajo la bandera de su cruz, lo cual significa morir al pecado. Vete a solas con Jesús y dile que cueste lo que cueste quieres identificarte con su muerte. O dile que tu no quieres morir al pecado. Tan pronto actúes por fe, confiando en lo que el Señor hizo en la cruz, ocurrirá una identificación sobrenatural con su muerte; y sabrás, con un conocimiento que sobrepasa todo entendimiento, que tu viejo hombre está crucificado con Él. La prueba de esta crucifixión es la asombrosa facilidad con que ahora la vida de Dios te capacita para obedecer la voz de Jesucristo.
De vez en cuando el Señor nos permite ver lo que seríamos si no fuera por Él. Es una confirmación de sus palabras: Separados de mí, nada podéis hacer (Juan 15:5). Por esta razón, la base del cristianismo es una devoción personal y apasionada al Señor Jesús. Confundimos el gozo de ser introducidos en el reino de Dios con su propósito para que entráramos en él. Este propósito es que comprendamos todo lo que significa la identificación con Jesucristo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 22 de diciembre de 2017

El regalo de un ejemplo piadoso - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 22. La atracción del Padre

"Nadie puede venir a mi, si el Padre, que me envió, no lo atrae", Juan 6:44
Cuando Dios comienza a atraerme, inmediatamente surge el problema de mi voluntad. ¿Reaccionaré positivamente ante la verdad que Dios ha revelado? ¿Me acercaré a Él? Debatir los asuntos espirituales es un irrespeto. Nunca hables con nadie para decidir cuál debe ser tu respuesta (ver Gálatas 1:15-16). La fe no es un acto intelectual, sino un acto de mi voluntad por medio del cual me someto al Señor de manera deliberada. Pero, ¿me pondré por completo a las órdenes de Dios y actuaré de acuerdo con lo que Él dice?
Si lo hago, descubriré que estoy fundamentado en la verdad que es tan segura como el trono de Dios.
Siempre que prediques el Evangelio, enfócate en el tema de la voluntad. La fe implica la decisión de creer. Debe haber una rendición de la voluntad, y no una rendición a un argumento persuasivo o poderoso. Me arrojo voluntariamente hacia Dios y su Palabra, hasta que ya no confío más en mis obras.
Sólo confío en Él. Confiar en mi comprensión mental se convierte en un obstáculo para confiar totalmente en Dios. Debo estar dispuesto a ignorar y a dejar atrás mis sentimientos. Debo desear creer, lo cual sólo podrá ocurrir mediante un esfuerzo decidido de mi parte para separarme de mi vieja manera de considerar las cosas, entregándome por completo a Él.
Todos hemos sido creados con la habilidad de ir más allá de lo que tenemos a nuestro alcance. Pero Dios es el que me atrae, y mi relación con Él en primer lugar es personal, no intelectual. Soy puesto en esta relación por el milagro de Dios y mi propia voluntad para creer. Luego empiezo a comprender la maravillosa transformación de mi vida y a reconocerla de manera inteligente.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Las Anas de hoy - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 21. Experiencia o revelación

"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido", 
1 Corintios 2:12.
Mi experiencia no es la que vuelve real la redención. La redención es la realidad. La redención no tiene ningún significado real para mí hasta que hable el lenguaje de mi vida consciente. Cuando he nacido de nuevo, el Espíritu de Dios me lleva más allá de mí mismo, y de mis experiencias, y me identifica con Jesucristo. Pero si me quedo solo con mis experiencias personales, ellas no son fruto de la redención. Las experiencias creadas por la redención se confirman a sí mismas al llevarme más allá de mí, hasta el punto de que ya no les presto atención como el fundamento de la realidad, y sólo veo la realidad que produjo las experiencias. Mis experiencias no valen nada si no me mantienen en la fuente de la verdad: Jesucristo.
Si tratas de restringir la obra del Espíritu en tu vida para producir más experiencias subjetivas, descubrirás que Él destruye todas las limitaciones y te lleva de nuevo al Cristo histórico. Nunca fomentes una experiencia que no provenga de Dios y cuyo resultado no sea la fe en Él. Pero si lo haces, tu experiencia será anticristiana, sin importar que visiones o revelaciones hayas tenido. ¿Es Jesucristo el Señor de tus experiencias o tratas de ponerlas por encima de Él? ¿Hay alguna experiencia más querida para ti que tu Señor? Él debe ser tu Señor, y no le debes prestar atención a ninguna experiencia sobre la cual Él no reine. Vendrá el tiempo cuando Dios te haga sentir impaciente con tu propia experiencia y podrás decir sinceramente: "Sin importar lo que experimente, ¡estoy seguro de Él!"
Sé implacable contigo si tienes el hábito de hablar de las experiencias que has tenido. La fe basada en la experiencia no es fe. Sólo la fe que se fundamenta en la verdad revelada de Dios es verdadera fe.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El fin de la espera - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 20. La manera correcta de trabajar

"Y yo, cuando sea levantado... a todos atraeré a mí mismo", Juan 12:32
Somos muy pocos los que tenemos algún entendimiento del motivo por el cual Jesucristo murió. Si todo lo que los seres humanos necesitan es compasión, entonces la cruz de Cristo fue un acontecimiento absurdo, y totalmente innecesaria. Lo que el mundo necesita no es "un poquito de amor", sino una cirugía mayor.
Cuando te encuentres cara a cara con alguien que esté perdido espiritualmente, acuérdate de Jesucristo en la cruz. Si esa persona puede acercarse a Dios de otra manera, entonces la cruz de Cristo fue vana. Si crees que ayudas a la gente perdida con tu compasión y comprensión, estás traicionando a Jesucristo. Tú mismo debes mantener una relación correcta con Dios, y consumir tu vida ayudando a otros según las condiciones de Él y no según las condiciones humanas que lo ignoran. La estrategia de la religión del mundo de hoy es servir de manera agradable y sin enfrentamientos.
Pero nuestra única prioridad debe ser presentar a Jesucristo crucificado, poniéndolo en alto todo el tiempo (ver 1 Corintios 2:2). Toda creencia que no esté firmemente fundamentada en la cruz de Cristo, descarriará a las personas. Si el obrero mismo cree en Él y está confiando en la realidad de la redención, sus palabras serán apremiantes para los demás. Lo extremadamente importante es que la relación sencilla del obrero con Jesucristo sea fuerte y esté creciendo. Su utilidad para Dios depende de esto, y sólo de esto.
Como el llamamiento de un obrero neotestamentario consiste en sacar a la luz el pecado y presentar al Señor Jesucristo como el Salvador, no siempre podrá ser amable y amistoso. Debe estar dispuesto a ser severo para llevar a cabo la cirugía mayor. Somos enviados por Dios para levantar a Jesucristo, no para elaborar discursos maravillosos y hermosos.
Debemos estar dispuestos a examinar a otras personas tan profundamente como Dios nos ha examinado a nosotros. Necesitamos tener agudeza para percibir los pasajes de la Escritura que harán penetrar la verdad, y luego los debemos aplicar sin temor alguno.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 19 de diciembre de 2017

Una vida centrada en Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 19. Nuestro enfoque

"...No he venido a traer paz, sino espada", (Mateo 10:34).
Nunca compadezcas a una persona cuya situación te hace concluir que Dios la está tratando duro. Él es más tierno de lo que nos podemos imaginar, y de vez en cuando nos da la oportunidad de tratar con firmeza a alguien para que Él pueda ser visto como el ser más tierno. Si una persona no puede acercarse a Dios, es porque no está dispuesta a renunciar a algo secreto. Puede admitir su pecado, pero sus intenciones de dejarlo no son mayores que las que tiene de volar. Como es imposible tratar de manera compasiva a ese tipo de personas, debemos llegar muy profundo, a la misma raíz del problema, lo cual puede causar antagonismo y resentimiento contra el mensaje. La gente quiere las bendiciones de Dios, pero no tolera lo que la hiere en carne viva y la lleva a enfrentar el problema central.
Si Dios ha hecho su voluntad en ti, tu mensaje como siervo de Él debe insistir sin piedad en el único objetivo de llegar a la raíz del problema. De lo contrario, no habrá sanidad. Debemos hacerle entender el mensaje a la gente de una forma tal que no haya excusa posible para no aplicarlo. Empieza a tratar con las personas en la posición donde se encuentren, hasta que logres hacerles comprender su verdadera necesidad. Luego mantén en alto el patrón de Jesucristo para sus vidas. Quizá su respuesta sea: "¡Nunca podré ser así!" Pero insiste con firmeza: "Jesucristo dice que debes serlo". "¿Pero cómo?" "No podrás a menos que tengas un nuevo Espíritu" (ver Lucas 11:13).
Antes de que tu mensaje sea de alguna utilidad, debe existir un sentido de necesidad. Miles de personas aseguran que son felices sin Dios en este mundo. Pero si pudiéramos ser verdaderamente felices y rectos sin Jesús, entonces ¿por qué vino? Él vino porque esa clase de paz y felicidad es superficial. Jesucristo vino a traer espada sobre toda paz que no esté fundamentada en la relación personal con ÉL.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Noche y día - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 18. La prueba de la fidelidad

"...a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien", Romanos 8:28.
Solo la persona fiel cree verdaderamente que Dios controla sus circunstancias. Damos por hecho que Él las controla, pero en realidad no lo creemos. Actuamos como si lo que ocurre hubiera sido dispuesto por los hombres. Ser fiel en todas las situaciones implica que tenemos una sola lealtad: el Señor Jesucristo.
Dios puede intervenir para que nuestras circunstancias se desmoronen súbitamente y comprendamos que le hemos sido infieles, al no reconocer que Él las había ordenado. Debido a que nunca percibimos lo que trataba de lograr, ese hecho particular no se repetirá en nuestra vida. La prueba de la fidelidad siempre se presenta justo en el momento preciso. Si aprendemos a adorar a Dios, incluso en las circunstancias difíciles, Él las cambiará por algo mejor, en un instante, si así escoge hacerlo.
Ser fieles a Jesucristo es lo más difícil que tratamos de hacer en este tiempo. Seremos fieles al trabajo, al servicio, o a cualquier cosa, pero que no se nos pida ser fieles a Jesucristo. Muchos cristianos se ponen sumamente impacientes cuando se habla de la fidelidad a Jesús. El Señor es destronado de una forma más intencional por los obreros cristianos, que por el mundo. Tratamos a Dios como una máquina diseñada para bendecirnos, y consideramos a Jesucristo sólo como otro obrero.
La meta de la fidelidad no es que realicemos la obra de Dios, sino que Él actúe de manera libre y realice su obra por medio de nosotros.
Como Dios nos llama a su servicio y coloca enormes responsabilidades sobre nosotros, no espera ninguna queja de parte nuestra, ni ofrece ninguna explicación de su parte. Él quiere utilizarnos como usó a su propio Hijo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Diciembre 17. La redención: crea la necesidad y la satisface.

"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura", (1 Corintios 2:14).
El Evangelio de Dios nos crea una conciencia de nuestra necesidad de Él ¿Las Buenas Nuevas están encubiertas para los que ya son siervos? No. Pablo dijo: "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento", (2 Corintios 4:3-4). La mayoría de las personas se consideran completamente rectas y no tienen ningún sentido de su necesidad del Evangelio. Es Dios quien crea esa necesidad de la cual ningún ser humano es consciente hasta que Él se manifiesta. Jesús dijo: Pedid, y se os dará", (Mateo 7:7). Dios da a partir del momento en que la persona pide que desee retener algo, sino que así fue como Él decidió redimirnos. Mediante nuestras peticiones, Dios pone en movimiento el proceso por el que Él crea lo que no existía hasta que lo pedimos. La realidad interior de la redención es que ella crea todo el tiempo.
Crea la vida de Dios en nosotros, así como las cosas que hacen parte de esa vida. Nada puede satisfacer la necesidad, sino aquello que la creó. El significado de la redención es que crea y satisface.
Jesús dijo: “Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”, (Juan 12:32). La gente se puede interesar cuando predicamos nuestras propias experiencias, pero tal presentación no despierta ningún sentido de necesidad. No obstante, cuando Jesucristo es levantado, el Espíritu de Dios da convicción sobre la necesidad de Él. El poder creativo de la redención divina obra en las almas de los hombres solamente por medio de la predicación del Evangelio. El testimonio personal jamás salva a los demás, pero sí la verdad de la redención. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”, (Juan 6:63).

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Diciembre 16. Luchando en la presencia de Dios

"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios... Orad en todo tiempo", 
Efesios 6:13, 18.
Debes aprender a luchar contra lo que impide tu comunicación con Dios y a luchar en oración por otras personas. Sin embargo, luchar con Dios en oración es antibíblico. Si lo llegas a hacer, serás un inválido por el resto de tu vida. Si te aferras a Dios y luchas con Él como lo hizo Jacob, simplemente porque está obrando de una forma que no apruebas, lo obligas a descoyuntarte (ver Génesis 32:24-25). No te conviertas en un cojo en los caminos de Dios; más bien lucha delante de Él con las cosas de este mundo, porque "... somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó"... (Romanos 8:37). Luchar ante Dios tiene valor en su reino. Si me pides que ore por ti y no estoy en comunión con Cristo, dicha oración no será de ningún provecho. Pero si estoy en comunión con Él, mi oración obtiene la victoria todo el tiempo. La oración es efectiva solamente cuando estoy completo en Jesucristo: "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios".
Haz siempre la diferencia entre la voluntad perfecta de Dios y su voluntad permisiva. Es decir, su propósito providencial con respecto a nosotros. Su voluntad perfecta es inmutable, pero es con su voluntad permisiva con la que luchamos delante de Él. Nuestra reacción ante lo que sucede por su voluntad permisiva nos capacita para ver su voluntad perfecta."... A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien"... (Romanos 8:28), es decir, a los que se mantienen fieles a la voluntad perfecta de Dios, al llamamiento en Cristo Jesús. Su voluntad permisiva es el medio por el cual se manifiestan sus verdaderos hijos e hijas. Debemos tener carácter para no decir automáticamente: "Sí, es la voluntad de Dios". No tenemos que luchar con Dios, sino luchar con las cosas en la presencia de Él. Ten cuidado de renunciar por pereza, en lugar de tener una gloriosa batalla, pues así comprenderás que has sido capacitado con su fortaleza.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Una mujer llena gracia - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 15.Aprobado ante Dios

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad", (2 Timoteo 2:15)
Si no te puedes expresar bien sobre cada una de tus creencias, trabaja y estudia hasta que lo logres. Si no lo haces, otros pueden perder las bendiciones que trae el conocimiento de la verdad. Esfuérzate por decirte a ti mismo de manera clara y comprensible alguna verdad de Dios, pues Él la usará cuando compartas con otros. Pero debes estar dispuesto a pasar por el lagar de Dios donde se exprimen las uvas.
Debes trabajar, experimentar y practicar tu expresión oral para predicar la verdad de Dios con claridad.
Después llegará el momento cuando esa misma expresión será el vino del Señor que fortalezca a otra persona. Pero si por pereza dices: "No voy a estudiar ni a trabajar para tratar de expresar esta verdad con mis propias palabras; simplemente copiaré lo de otro", lo que comuniques no te será útil a ti, ni a nadie.
Cuando te repites a ti mismo lo que crees que es la absoluta verdad de Dios, le das a Él la oportunidad de transmitirla a los demás por medio de ti.
Ten por costumbre exigirle a tu mente que profundice en lo que has creído con facilidad. El tema no será realmente tuyo hasta que lo hagas tuyo por medio del esfuerzo y el estudio. El autor u orador de quien más aprendes no es aquel que te enseña algo desconocido, sino el que te ayuda a entender la verdad con la que has estado luchando en silencio, el que la expresa clara y audazmente.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 14 de diciembre de 2017

La señal y la espada - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 14. La gran vida

"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón", (Juan 14:27).
Siempre que enfrentamos dificultades, somos tentados a culpar a Dios. Pero nosotros somos quienes estamos equivocados, no Él. Culparlo a Él demuestra que estamos desobedeciendo, y que hay algo en nuestra vida que no queremos dejar. Pero tan pronto lo abandonamos, todo se vuelve tan claro como la luz del día. Mientras estemos tratando de servir a dos señores a la vez, a nosotros mismos y a Dios, las dificultades se combinarán con la duda y la confusión. Nuestra actitud debe ser de completa confianza en el Señor. Una vez que llegamos a ese punto, no hay nada más fácil que vivir la vida de un santo. La dificultad viene cuando tratamos de usurpar la autoridad del Espíritu Santo para satisfacer nuestros propios intereses.
Cuando obedeces a Dios, la paz es su sello de aprobación. Él envía una paz profunda e indescriptible; no la natural, es decir, como el mundo la da, sino la paz de Jesús. Siempre que falte la paz, espérala hasta que llegue, o averigua por qué te falta. Si estás actuando por impulso, o por un sentido de lo heroico para que los demás te vean, la paz de Jesús no se manifestará en ti. Esto, a su vez, implica que no hay sencillez ni confianza en Dios, porque dicha actitud nace del Espíritu Santo, no de tus decisiones. Dios contrarresta nuestras decisiones obstinadas con un llamamiento a la sencillez y a la comunión con Él.
Mis preguntas surgen cuando comienzo a desobedecer. Pero cuando obedezco al Señor, los problemas nunca se interponen entre Él y yo, y se presentan como un medio para que mi mente continúe examinando asombrada la verdad revelada de Dios. Cualquier problema que se interponga en nuestra relación tiene su origen en la desobediencia. Cualquier problema -y habrá muchos- que surja mientras lo estoy obedeciendo a Él, aumentará mi gozo profundo porque sé que a mi Padre le interesa y lo conoce.
Entonces, yo estaré atento y podré ver cómo lo solucionará.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

La Piedra Angular - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Diciembre 13. Cómo interceder

"También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar", (Lucas 18:1).
Tú no puedes interceder si no crees en la realidad de la redención, porque convertirías la intercesión en una compasión inútil hacia los seres humanos, lo cual aumentaría su dócil conformismo con respecto a estar fuera del contacto con Dios. La verdadera intercesión presenta delante del Señor a la persona o las circunstancias que te afectan, hasta que te transformas por la actitud de Dios hacia esa persona o circunstancia. La intercesión significa cumplir "...lo que falta de las aflicciones de Cristo", Colosenses 1:24, y precisamente por esta razón hay tan pocos intercesores. La gente describe la intercesión así: "Es ponerse en el lugar de la otra persona". ¡Eso no es verdad! La intercesión nos pone en el lugar de Dios. Es tener su mente y su perspectiva hacia los demás.
Como intercesor, ten cuidado de no pedirle a Dios mucha información sobre la situación por la cual estás orando, porque te aplastaría. Si sabes demasiado, es decir, más de lo dispuesto por Dios, no puedes orar. Las circunstancias de la gente son tan abrumadoras que no podrías ver la verdad fundamental.
Nuestro trabajo consiste en establecer una relación tan cercana con Dios que adoptemos su manera de pensar acerca de todo. Sin embargo, eludimos esa responsabilidad sustituyendo la intercesión con la actividad. Nos ocupamos en aquello que se puede cuantificar y no intercedemos. La intercesión es lo único en lo que no podemos caer en una trampa y que no implica un riesgo de error para nosotros, porque mantiene nuestra relación con el Señor completamente abierta.
Lo que debemos evitar durante la intercesión es orar por un "remiendo" rápido para las almas, un simple tratamiento para sus heridas. Debemos orar para que esa persona entre en contacto con la vida misma de Dios. ¡Pensemos en la cantidad de personas que Él ha puesto en nuestro camino y a quienes hemos abandonado! Cuando oramos fundamentados en la redención, Dios crea algo que solamente puede hacer por medio de la oración intercesora.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.