Versículo para hoy:

sábado, 16 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 16

“Tú levantándote, tendrás misericordia de Sión; Porque el tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo es llegado. Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión”. Salmo 102:13-14.

UN hombre egoísta que pasa por aflicción es muy difícil de conformar, pues las fuentes de su consuelo están enteramente en él y cuando está triste todas esas fuentes se secan. Pero un hombre generoso, lleno de filantropía cristiana, tiene otras fuentes aparte de las que están en él para proveerse de consuelo. Puede, ante todo, ir a su Dios, y hallar allí abundante ayuda; puede también hallar argumentos para conseguir consuelo en cosas relativas al mundo, en general, a su país y, sobre todo, a la Iglesia. David, en este salmo, estaba muy afligido y escribió así: “Soy como el búho de las soledades. Velo y soy como el pájaro solitario sobre el tejado”. La única manera en que podía consolarse era en la consideración de que Dios se levantaría y tendría misericordia de Sión. Aunque él estaba triste, sin embargo, Sión prosperaría. Aunque él estaba abatido, Sión, sin embargo, se levantaría. Cristiano, aprende a consolarte en el bondadoso trato que Dios da a la Iglesia. Lo que es tan querido para tu Maestro, ¿no debiera serlo también para ti sobre todas las cosas? ¿Qué importa que tu senda sea oscura; no puedes alegrar tu corazón con los triunfos de la cruz y la difusión de la verdad? Nuestras congojas personales son olvidadas mientras miramos no sólo lo que Dios ha hecho y está haciendo por Sión, sino las gloriosas cosas que él hará aún a favor de su Iglesia. Prueba esta receta, oh creyente, siempre que tu corazón esté triste y tu espíritu abatido. Olvídate de ti mismo y de tus pequeñas inquietudes y busca el bienestar y la prosperidad de Sión. Cuando dobles tus rodillas en oración a Dios, no limites tus peticiones al estrecho círculo de tu propia vida, por más probada que esté, sino eleva tus ansiosas oraciones a favor de la prosperidad de la Iglesia; “ora por la paz de Jerusalén” y tu alma será refrigerada.

Charles Haddon Spurgeon.