Versículo para hoy:

jueves, 31 de agosto de 2017

Cimienta tu vida en la Palabra de Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 31. Mi gozo... el gozo de ustedes

"Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo", Juan 15:11

¿Cuál fue el gozo que experimentó Jesús? El gozo no debe confundirse con la felicidad. De hecho, insultamos a Jesucristo cuando empleamos la palabra felicidad para referirnos a nuestra relación con Él.
El gozo de Jesús fue su absoluta rendición y el sacrificio personal por su Padre, el gozo de obedecerlo.
"El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz", Hebreos 12:2; "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado", Salmo 40:8. Jesús oró para que nuestro gozo continúe cumpliéndose hasta que sea como el suyo. ¿He permitido que Jesucristo ponga su gozo en mí?
Vivir una vida plena y rebosante no depende de la salud física ni de las circunstancias. Ni siquiera depende de que veamos el éxito en la obra de Dios, sino que está determinada por nuestro perfecto entendimiento de Él y por nuestra comunión con Él, como la que Jesús tuvo con el Padre. Pero, lo primero que obstaculiza este gozo es la sutil irritación que surge al pensar demasiado en nuestras circunstancias. Jesús dijo: "Pero las preocupaciones del mundo... ahogan la palabra y se vuelve estéril", Marcos 4:19, LBLA. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos envueltos en los afanes. Todo lo que Dios ha hecho por nosotros es apenas el comienzo. Él quiere que lleguemos al punto de ser sus testigos y que proclamemos quién es Jesús.
Relaciónate correctamente con Dios, encuentra tu gozo y de ti brotarán ríos de agua viva. Sé una fuente a través de la cual Jesucristo vierta su agua viva. Deja de ser hipócrita y orgulloso, consciente solamente de ti mismo. Vive la vida escondida con Cristo en Dios. Una persona que tiene una relación correcta con Dios vive la vida de una forma tan natural como respirar, dondequiera que va. Las vidas que han sido de mayor bendición para ti son las de quienes no fueron conscientes de ellas propias.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Mantén la Palabra de Dios en el centro - Nancy DeMoss Wolgemuth

Agosto 30. ¿Me convenció Jesucristo?

"Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos", Lucas 10:20


Jesucristo afirma: “No te alegres por el éxito de tu servicio a mí, sino por tu correcta relación conmigo”.
Mientras realizas la obra cristiana puedes caer en la trampa de regocijarte por el servicio exitoso, o porque Dios te ha usado. Pero, si tienes una relación correcta con Jesucristo, nunca podrás medir completamente lo que Dios va a hacer por medio de ti. Mantén tu comunión con Él y en cualquier circunstancia que vivas, o con cualquier persona que te encuentres día tras día, Él hará fluir ríos de agua viva a través de ti, Juan 7:38, sin que lo sepas. Es por su misericordia que Él no te permite saberlo. Cuando tienes una relación correcta con Dios por la salvación y la santificación, puedes recordar que, cualquiera que sea el lugar donde te encuentres, estás ahí porque Él te colocó en ese sitio. Mediante tu reacción ante las circunstancias que te rodean cumplirás el propósito de Dios, mientras continúes andando en la luz, como Él está en la luz (ver 1 Juan 1:7).
La tendencia actual es a enfatizar el servicio. Cuídate de las personas que hacen de la utilidad el motivo de su interés. Si la utilidad es el patrón de medida, entonces Jesucristo fue el fracaso más grande que jamás haya existido. La guía del creyente es Dios mismo y no la utilidad estimada. Lo que vale es la obra que Dios hace por medio de nosotros y no lo que nosotros hacemos para Él. Todo lo que Jesucristo tiene en cuenta en la vida de una persona es su valiosísimo parentesco con el Padre. Jesús está llevando muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10).

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 29 de agosto de 2017

La presencia de Dios en tu vida - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 29. Sublime intimidad

"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?", Juan 11:40

Siempre que seas osado en la vida de fe, hallarás en las circunstancias algo que va a contradecir por completo tu fe, desde un punto de vista racional. Pero el sentido común no es fe y la fe no es sentido común. De hecho, son tan diferentes como la vida natural y la espiritual. ¿Puedes confiar en Jesucristo cuando tu sentido común no puede confiar en Él? ¿Puedes lanzarte heroicamente y confiar en las afirmaciones de Jesucristo cuando los hechos de tu vida, según tu sentido común gritan que todo es una mentira? Cuando estás en la cima es fácil decir: “Oh, sí creo que Dios puede hacerlo”. Pero debes descender al valle del endemoniado y enfrentarte con los hechos que se ríen irónicamente de toda tu “fe del monte de la transfiguración” (ver Lucas 9:28-42). Cada vez que mentalmente comprendo con claridad mi teología, enfrento algo que la contradice. Tan pronto digo: “Creo que Dios suplirá todas mis necesidades”, mi fe se pone a prueba. ¿Perseveraré mientras mi fe es probada, o retrocederé derrotado cuando mi fuerza y mi visión se agotan?
La fe debe ser puesta a prueba debido a que solamente por medio del conflicto se convierte en una posesión personal. ¿Contra qué se enfrenta tu fe en estos momentos? Existen dos posibilidades: la prueba demuestra que tu fe está bien fundamentada o la acabará. Jesús dijo: "Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí", Mateo 11:6. La virtud esencial es la confianza en Jesús. Cree firmemente en Él y todo lo que se levante en contra, fortalecerá tu fe. Somos probados en la vida de fe hasta el momento de nuestra muerte física, la cual incluso es la última gran prueba. La fe es confianza total en Dios, una confianza que nunca nos permitirá siquiera imaginar que Él nos desamparará.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 28 de agosto de 2017

Dios nunca te abandonará - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 28. ¿Qué es lo bueno de la oración?

"Señor, enséñanos a orar", Lucas 11:1

La oración no hace parte de la vida del hombre natural. Oímos decir que un hombre va a sufrir si no ora, pero lo pongo en duda. Lo que sufre es la vida del Hijo de Dios en él, la cual no se nutre con comida, sino con la oración. Cuando una persona nace de arriba, en ella nace la vida del Hijo de Dios; pero, puede hacerla morir de hambre o alimentarla. La vida de Dios en nosotros se nutre con la oración. Nuestro concepto común acerca de la oración no se encuentra en el Nuevo Testamento. La consideramos el medio para obtener cosas para nosotros pero el propósito bíblico de la oración es que conozcamos a Dios.
"Pedid y recibiréis", Juan 16:24. Nosotros nos quejamos delante de Dios, nos disculpamos con Él o incluso podemos ser indiferentes, pero, realmente le pedimos muy poco. ¡Piensa en la espléndida audacia con la que pide un niño! Nuestro Señor dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños", Mateo 18:3. Pide y Dios hará. Dale a Jesucristo la oportunidad y el espacio para que obre, lo cual ninguna persona permite, sino cuando ya no sabe qué más hacer. En tal caso, orar no es una acción cobarde y, de hecho, es la única manera como podemos ponernos en contacto con la verdad y la realidad de Dios. Sé tu mismo ante Él y preséntale tus problemas, es decir, las circunstancias que te han llevado al límite de tu capacidad. Pero, mientras te sientas autosuficiente no tendrás necesidad de pedirle nada.
Decir que la oración “cambia las cosas”, no es tan cierto como que la oración me cambia a mí y entonces yo cambio las cosas. Dios ha hecho todo de modo que la oración, sobre la base de la redención, cambie la forma como una persona mira las situaciones. La oración no tiene que ver como cambias las cosas externamente, sino con realizar milagros en la naturaleza interior de la persona.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 27 de agosto de 2017

Agosto 27. La teología viva

"Andad entretanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas", 


Vigila que no dejes de actuar de acuerdo con lo que Dios te revela cuando estás con Él en el monte. Si no obedeces la luz, ésta se volverá tinieblas. "Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?" Mateo 6:23. Tan pronto renuncias a la santificación o descuidas cualquier otra área acerca de la cual Dios te ha dado su luz, la vida espiritual empieza a desintegrarse en tu interior. Aplica continuamente la verdad a tu vida práctica y ejercítala en todos los aspectos, o de lo contrario la misma luz que tienes será para ti una maldición.
La persona más difícil de formar es la que tiene la orgullosa satisfacción de una experiencia pasada, pero que no la demuestra en su vida diaria actual. Si dices que has sido santificado, demuéstralo. La experiencia debe ser tan genuina que se debe notar en tu vida. Cuídate de cualquier creencia que te lleve a ser indulgente contigo y autocompasivo. Ella proviene del infierno, sin importar cuán hermosa suene.
Tu teología debe ser evidente en las relaciones cotidianas más comunes. Nuestro Señor dijo: "Si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos", Mateo 5:20. Esto quiere decir que debes ser más moral que la persona más moral que conozcas. Puedes saberlo todo acerca de la doctrina de la santificación, pero, ¿es evidente en tus asuntos cotidianos? Toda tu vida física, moral y espiritual debe ser juzgada y medida con la norma de la expiación mediante la cruz de Cristo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 26 de agosto de 2017

Agosto 26. ¿Alguna vez pierdes la paz?

"La paz os dejo, mi paz os doy", Juan 14:27

Hay momentos en que nuestra paz se basa en la ignorancia. Pero cuando despertamos a las realidades de la vida, tener la verdadera paz interior es imposible, a menos que la recibamos de Jesús. Cuando nuestro Señor habla de paz, Él la crea, porque sus palabras siempre "son espíritu y son vida", Juan 6:63. ¿Alguna vez he recibido esta paz de la que Jesús habla? Mi paz os doy: una paz que viene por mirar su rostro y darnos cuenta de su imperturbabilidad.
¿Hay algo en tu vida en este momento de desasosiego y dolor? ¿Estás asustado y confundido por las olas y la turbulencia que en su soberanía Dios ha permitido que vivas? ¿Has volteado todas las grandes rocas de tu fe, en busca de un pozo de paz, gozo o consuelo, pero no lo has encontrado? ¿Tu vida te parece completamente árida? Entonces, levanta la vista y recibe el tranquilo contentamiento del Señor Jesús.
Reflejar su paz demuestra que estás bien con Él, porque eres libre de dirigir tus pensamientos hacia Él.
Pero si no estás bien con Dios, sólo puedes volcar tu mente sobre ti mismo. Cuando permites que algo te oculte el rostro de Jesucristo, estás perturbado por algo, o tienes un falso sentido de seguridad.
Si, en este momento, un asunto te apremia, ¿tienes los ojos en Jesús y estás recibiendo paz de Él? Si es así, Él será una grata bendición de paz en y a través de ti. Pero, si le das vueltas al asunto una y otra vez, lo olvidas a Él y bien mereces todo lo que te pasa. Perdemos la paz y nos llenamos de ansiedad porque no lo hemos estado teniendo en cuenta. Cuando uno consulta con Jesucristo, la confusión se desvanece, porque en Él no hay ninguna confusión. Preséntale todo y ante la dificultad, el duelo y la aflicción escúchale decir "No se turbe vuestro corazón", Juan 14:27.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 25 de agosto de 2017

Cómo obró Dios - Un conversatorio - Patricia de Saladín

Agosto 25. El fruto de la amistad

"Os he llamado amigos", Juan 15:15


Nunca conoceremos el gozo del sacrificio personal hasta que rindamos cada una de las áreas de nuestra vida. Sin embargo, la rendición personal es lo más difícil de lograr. La condicionamos y decimos: “¡Me someteré, si...!” O somos apáticos: “Ah, bueno. Supongo que debo consagrar mi vida a Dios”. Nunca encontraremos el gozo del sacrificio personal con ninguna de estas actitudes.
Pero tan pronto nos rendimos por completo, abandonándonos a Jesús, el Espíritu Santo nos permite degustar su gozo. La meta final del sacrificio personal es poner la vida por nuestro Amigo (ver Juan 15:13-14). Cuando el Espíritu Santo entra en nosotros, nuestro principal deseo es la vida por Jesús; pero la idea del sacrificio personal nunca cruza siquiera por nuestra mente, porque el sacrificio es la expresión final de amor del Espíritu Santo.
Nuestro Señor ejemplifica una vida de sacrificio personal: "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado... Él soportó su sacrificio con un gozo desbordante". ¿Me he rendido alguna vez en sumisión absoluta a Jesucristo? Si Él no es mi único norte y guía, no hay ningún provecho en mi sacrificio. Sin embargo, cuando me sacrifico con los ojos fijos en Él, de una manera lenta pero segura, comienza a manifestarse en mi vida su influencia transformadora (ver Hebreos 12:1-2).
No permitas que tus afinidades y gustos naturales te impidan andar en amor. Una de las formas más crueles de matar el amor natural es por medio del rechazo que se basa en mis gustos naturales. Pero el verdadero deseo de un creyente es el Señor Jesús. El amor a Dios no es algo sentimental o emocional.
Para un creyente amar como Él ama es el acto más práctico imaginable.
"Os he llamado amigos". Nuestra amistad con Jesús está fundamentada en la vida nueva que Él ha creado en nosotros, la cual no tiene ninguna afinidad con la vida anterior, sólo con la vida de Dios. Es una vida completamente humilde, pura y consagrada a Él.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 24 de agosto de 2017

Corre tras el Dios que busca (Segunda Parte) - Patricia de Saladín

Agosto 24. El índice en el libro de mi vida

"¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?",      Mateo 7:9


La ilustración sobre la oración que nuestro Señor emplea aquí es la de un hijo bueno solicitando algo bueno. Hablamos de la oración como si fuera posible que Dios nos escuchara sin tener en cuenta el estado de nuestra relación con Él (comparar con Mateo 5:45).
Nunca digas que no es la voluntad de Dios darte lo que pides. No te debilites ni te desanimes, sino busca la razón y consulta el índice en el libro de tu vida: ¿La relación con tu esposa, tu esposo, tus hijos o tus compañeros está bien? ¿Eres un “hijo bueno” en esas relaciones? ¿Le dices a Dios, “Oh, Señor, me he irritado y enojado, pero deseo las bendiciones espirituales”? No las puedes tener y no las tendrás, hasta que adoptes la actitud de un “hijo bueno”.
Nosotros confundimos la rebeldía con la consagración y discutimos con Dios en lugar de someternos. No miramos el índice del libro de nuestra vida. ¿Le he estado pidiendo dinero a Dios para algo que quiero cuando hay alguien a quien le debo? ¿Le he estado pidiendo libertad mientras yo se la niego a alguno de los míos? ¿He rehusado perdonarle a alguien sus ofensas y he sido cruel con él o ella? ¿Vivo como un hijo de Dios entre mis parientes y amigos? (ver Mateo 7:12).
Yo soy hijo de Dios solamente por el nuevo nacimiento y como su hijo soy bueno sólo mientras ando en la luz. La oración, para la mayoría de nosotros, se convierte simplemente en una expresión religiosa superficial, un asunto de comunión mística y emocional con Dios. Todos somos muy buenos produciendo la neblina que ciega nuestra visión espiritual. Pero, si buscamos y examinamos en el índice de nuestra vida, veremos claramente lo que está mal: una amistad, una deuda, o una actitud inadecuada. Es inútil orar si no estamos viviendo como hijos de Dios. Entonces Jesús dice: "Todo aquel que pide, recibe", Mateo 7:8.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Corre tras el Dios que busca (Primera parte) - Patricia de Saladín

Agosto 23. La oración: elección y conflicto

"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público", Mateo 6:6


Jesús no dijo: “Sueña con tu Padre que está en secreto”, sino ora a tu Padre que está en secreto. La oración es un esfuerzo de la voluntad. Después de que hemos entrado en el lugar secreto y cerrado la puerta, lo más difícil es orar. No nos hemos concentrado y lo primero con lo que entramos en conflicto es con dejar volar la imaginación. La gran batalla al orar en privado es sobreponernos a la distracción mental. Debemos disciplinar nuestra mente y concentrarnos en la oración, la cual es producto de una decisión voluntaria.
Debemos elegir un lugar especial para orar, pero una vez que estamos en él, empieza la plaga de las moscas, es decir, los pensamientos errantes: “Hoy tengo que hacer esto y debo hacer aquello”. Jesús dice: “Cierra tu puerta”. Tener un tiempo de quietud en secreto delante de Dios implica cerrarles la puerta deliberadamente a nuestras emociones y acordarnos de Él. Dios está en secreto y nos ve desde el lugar secreto. Él no nos ve como lo hacen otras personas, o como nos vemos a nosotros mismos. Cuando verdaderamente vivimos en el lugar secreto, resulta imposible dudar de Dios. Estamos más seguros de Él que de cualquier cosa o persona. Entra al lugar secreto y comprenderás que Dios estuvo justamente en el centro de tus circunstancias diarias todo el tiempo.
Adquiere el hábito de tratar con Él todos los asuntos. Si no aprendes a abrir la puerta de tu vida de par en par, para que Dios entre desde el instante en que te despiertas, trabajarás en un nivel equivocado todo el día. Pero si abres bien la puerta de tu vida y oras a tu Padre que está en secreto, todo lo que hagas en público tendrá el sello de la presencia de Dios.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 22 de agosto de 2017

Viviendo en dependencia del Dios que esucha - Patricia de Saladín

Agosto 22. “Yo, a la verdad... pero Él...”

"Yo, a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego", Mateo 3:11

¿Alguna vez en mi vida he llegado a un punto donde puedo decir: “Yo a la verdad... Pero Él...”? sólo cuando llegue ese momento sabré lo que significa el bautismo del Espíritu Santo. Yo verdaderamente he llegado al límite y no puedo hacer nada más, pero Él empieza justamente allí. Jesucristo hace lo que nadie jamás podrá hacer. ¿Estoy preparado para su venida? Él no podrá venir y realizar su obra en mí mientras haya algo que obstruya el camino, sea mi bondad o mi maldad. Cuando Él venga, ¿estaré preparado para que saque a la luz todo lo malo que he hecho? Es precisamente allí donde Él viene. En toda área en la que sé que no soy limpio, Él pondrá sus pies y dondequiera que yo crea que estoy limpio, los retirará y se alejará.

El arrepentimiento no produce un sentimiento de pecado, sino un sentido de indescriptible indignidad.
Cuando me arrepiento, comprendo que soy absolutamente inútil; reconozco con todo mi ser que no soy digno ni siquiera de llevar sus sandalias. ¿Me he arrepentido hasta ese grado? ¿O todavía persisto en una idea con la cual trato de defender mis acciones? Dios no puede venir a mi vida porque mi arrepentimiento no es completo.
Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan no habla aquí del bautismo del Espíritu Santo como una experiencia, sino como una obra realizada por Jesucristo. "Él os bautizará". La única experiencia de la que son conscientes quienes son bautizados con el Espíritu es la de sentir su absoluta indignidad.
Yo a la verdad fui esto o aquello en el pasado, pero Él vino y sucedió algo maravilloso. Ve al límite de tu ser, ese punto donde no puedes hacer nada, porque es ahí donde Él lo hace todo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 21 de agosto de 2017

Él escucha nuestras oraciones - Patricia de Saladín

Agosto 21. El ministerio de los inadvertidos

"Bienaventurados los pobres en espíritu", Mateo 5:3
El Nuevo Testamento repara en elementos que desde nuestro punto de vista no parecen tener la importancia. Bienaventurados los pobres en espíritu significa literalmente: “Benditos los indigentes”.
¡Algo excesivamente común! La predicación actual tiende a hacer énfasis en la fuerza de voluntad o en la belleza del carácter de una persona; es decir, en lo que se nota con facilidad. La frase que oímos con tanta frecuencia: “Decídete por Cristo”, resalta algo en lo cual nuestro Señor nunca confió. Nunca nos pide que nos decidamos por Él, sino que nos rindamos a Él, un asunto muy diferente. En la base del reino de Jesucristo está la hermosura genuina de quienes son comunes y corrientes. En lo que yo soy bendecido es en mi pobreza. Si no tengo fuerza de voluntad ni soy noble en mi naturaleza, entonces Jesús me dice: “Bendito eres porque debido a tu pobreza puedes entrar en mi reino”. No puedo entrar por mi propia bondad. Sólo puedo entrar como un indigente.
Nosotros nunca somos conscientes en nuestra vida de la verdadera hermosura de carácter que cuenta para Dios. Ejercer una influencia deliberada implica que me estoy apoyando en mi propia bondad, lo cual es contrario a ser cristiano. Cuando me pregunto si seré de alguna utilidad para Dios, enseguida pierdo la belleza y frescura del toque del Señor. "El que cree en mí... de su interior brotarán ríos de agua viva", Juan 7:38. Si examino el agua que corre, pierdo el toque del Señor.
¿Quiénes son los que han influido más en nosotros? Con seguridad no quienes pensaban que lo hacían, sino aquellos que no tenían ni la más remota idea de que lo estaban haciendo. En la vida cristiana la influencia espiritual nunca se ejerce de manera consciente. Si lo hacemos, entonces perdemos la hermosura genuina que caracteriza al toque de Jesús. Siempre sabemos cuando Él está obrando porque hace de lo común y corriente algo inspirador.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 20 de agosto de 2017

Agosto 20. Completos y descansados

"Y yo os haré descansar", Mateo 11:28

En el mismo instante que algo empiece a desintegrar tu relación con Jesucristo, vuélvete a Él y pídele que restaure tu descanso.
Nunca le des cabida a lo que te roba la paz. Asume cada factor de desintegración como algo contra lo cual debes luchar y no tolerar. Pídele al Señor que haga evidente en ti la conciencia de Él, pues así la conciencia que tienes de ti mismo desaparecerá y el Señor será tu todo, en todo. No permitas que continúe esta conciencia de ti mismo, porque lenta e inexorablemente despertará en ti la autocompasión, la cual es satánica. No te permitas decir: “Bueno, como me malinterpretaron deberían presentarme excusas. Estoy seguro de que realmente debo insistir en que se aclare el asunto”. En esto aprende a dejar tranquilos a los demás. Sencillamente pídele al Señor que te dé la conciencia de Cristo y Él te dará el equilibrio necesario hasta que estés verdaderamente completo en Él.
La vida perfecta y completa es la vida de un niño. Cuando soy consciente de mi conciencia, algo anda mal. Aquel que está enfermo es quien sabe realmente lo que es la salud. Un hijo de Dios no es consciente de la voluntad de Dios porque él es la voluntad de Dios. Cuando ha habido el menor alejamiento de esa voluntad, empezamos a preguntar: “Señor, ¿cuál es tu voluntad?” Un hijo de Dios nunca ora pidiendo ser consciente de que Él contesta la oración, pues todo el tiempo está apaciblemente seguro de que siempre lo hace.
Si tratamos de vencer la conciencia que tenemos de nosotros mismos por cualquier método de nuestro sentido común, lo que haremos es desarrollarla enormemente. Jesús dice: Venid a mí y yo os haré descansar, es decir, la conciencia de Él tomará el lugar de la nuestra. Jesús establece su reposo en cualquier sitio donde va, un reposo por causa de la perfección de la actividad en nuestra vida de la cual estamos conscientes.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 19 de agosto de 2017

Agosto 19. La conciencia de mí mismo

"Venid a mí...", Mateo 11:28
Dios quiere que vivamos una vida plena en Cristo Jesús, pero, como en ocasiones esa vida es atacada desde el exterior, caemos en un estado de introspección, un hábito que creíamos había desaparecido. La conciencia de nosotros mismos es lo primero que trastorna la plenitud de nuestra vida en Dios y lo que continuamente nos produce un sentimiento de lucha y confusión. Ser consciente de mí mismo no es un pecado. Este sentimiento se puede producir debido a que tengo un temperamento nervioso o por tener que enfrentar repentinamente nuevas circunstancias. Sin embargo, la voluntad de Dios es que estemos absolutamente completos en Él, nada menos. Cualquier situación que perturbe nuestro descanso en Él debe ser inmediatamente rectificada, lo cual no se logra ignorándola, sino acudiendo a Jesucristo. Si lo hacemos y le pedimos que cree en nosotros una conciencia suya, el Señor siempre lo hará hasta que aprendamos a permanecer en Él.
Nunca dejes de enfrentar aquello que destruye la unidad de tu vida con Cristo. Cuídate de permitir que la influencia de los amigos o las circunstancias dividan tu vida. Esto solamente sirve para minar tu fortaleza y retrasar tu desarrollo espiritual. Evita cualquier cosa que divida tu unidad con Él y te haga ver a ti mismo de manera separada. Nada es tan importante como mantenerse bien espiritualmente. Y la única solución es muy sencilla: Venid a mí. Estas palabras prueban la profundidad de nuestra realidad intelectual, moral y espiritual como personas. Sin embargo, en cada caso en que no somos hallados reales, preferimos discutir en lugar de ir a Jesús.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 18 de agosto de 2017

Un movimiento global - Patricia de Saladín

Agosto 18. ¿Alguna vez has enmudecido de dolor?

"Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico", 
Lucas 18:23
El joven rico dignatario se alejó de Jesús mudo de tristeza. No tuvo nada que responder frente a sus palabras. No tuvo ninguna duda acerca de lo que Él le dijo, ni sobre su significado y esto le causó un dolor que no podía expresar con palabras. ¿Alguna vez te has encontrado en esta situación? ¿La Palabra de Dios ha venido señalándote un área de tu vida en la que eres muy rico: Quizá ciertas cualidades personales, deseos e intereses, o posiblemente las relaciones emocionales e intelectuales? Si es tu caso, entonces con frecuencia habrás enmudecido de dolor. El Señor no te perseguirá ni te suplicará, pero cada vez que se encuentre contigo en el punto señalado, sencillamente te repetirá: “Si realmente hablas en serio, esas son las condiciones”.
"Vende todo lo que tienes". En otras palabras, despójate delante de Dios de todo lo que pueda considerarse una posesión hasta que sólo quede un ser humano consciente y luego entrégaselo a Él. Es ahí donde ocurre la verdadera batalla: En el reino de tu voluntad delante de Dios.
¿Estás más apegado a la idea de lo que Jesús desea, que a Él mismo? Si es así, pronto oirás una de sus duras, inflexibles y dolorosas declaraciones. Lo que Jesús dice es difícil y sólo es fácil cuando lo escuchan quienes tienen su misma naturaleza. Cuídate de permitir que algo suavice las duras palabras de Jesucristo.
Yo podría ser tan rico en mi pobreza personal, tan rico en mi conciencia de que no soy nadie, que nunca seguiría a Jesús. O puedo ser tan rico en el conocimiento de que soy alguien, que nunca seré su discípulo.
¿Estoy dispuesto a carecer el sentimiento de mi indigencia? Si no lo estoy, esa es la razón por la cual me desanimo. El desánimo es el amor propio desilusionado y el amor propio puede ser amor por mi devoción a Jesús y no a Él mismo.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 17 de agosto de 2017

Cambio de guardia - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 17. ¿Estás desanimado en tu consagración?

"Jesús le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes... y ven, sígueme. Entonces, él oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico", Lucas 18:22-23

¿Alguna vez has oído que el Maestro te dice algo muy duro? Si no, dudo que en algún momento lo hayas oído decir algo. Jesús dice muchas verdades que oímos, pero realmente no escuchamos. Cuando lo escuchamos de verdad, sus palabras son notablemente duras e inflexibles.
Jesús no se mostró en lo más mínimo solícito en que el joven hiciera lo que Él le estaba diciendo y no hizo ningún intento por retenerlo a su lado. Sencillamente le dijo: "Vende todo lo que tienes y ven, sígueme". Nuestro Señor nunca rogó, ni aduló, ni tuvo que poner trampas.
Sencillamente pronunció las palabras más severas que oídos humanos hayan escuchado y luego lo dejó solo. ¿Alguna vez he oído a Jesús decirme algo duro e inflexible? ¿Me ha dicho algo personalmente, que yo he escuchado de manera consciente? No algo sobre lo que yo pueda hacer una exposición ante los demás sino algo que le he escuchado decirme directamente a mí. Este hombre comprendió lo que Jesús dijo, lo oyó con claridad, entendió el impacto total de sus implicaciones y su corazón se quebrantó. No partió con una actitud desafiante, pero sí muy triste, desanimado por completo. Había venido a Jesús lleno del fuego de un sincero e intenso deseo, pero las palabras de Jesús lo congelaron. Le produjeron un doloroso desaliento en lugar de fervor y entusiasmo. Y Jesús no fue tras él, sino que lo dejó ir.
Nuestro Señor sabe perfectamente que una vez que su Palabra ha sido oída de veras, tarde o temprano dará fruto. Lo terrible es que algunos de nosotros impedimos que fructifique en nuestra vida, ahora. Me pregunto, ¿qué diremos cuando, por fin, resolvamos consagrarnos completamente en ese asunto? Pero hay algo cierto: Él jamás nos echará en cara las fallas del pasado.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 16 de agosto de 2017

No son palabras vacías - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 16. ¿Me conoce?

"A sus ovejas llama por nombre", Juan 10:3

Lamentablemente, ¿cuándo lo he interpretado mal a Él? (ver Juan 20:11-18). Es posible conocer toda la doctrina y, sin embargo, no conocer a Jesús. El alma de una persona está en grave peligro cuando el conocimiento de la doctrina supera a Jesucristo, evitando la comunión íntima con Él. ¿Por qué lloraba María Magdalena? Para ella la doctrina no significa más que la hierba que pisaba. Cualquier fariseo podría haberse mofado de ella por su doctrina, pero de lo que nunca se hubiera podido burlar era del hecho de que Jesús la había liberado de siete demonios (ver Lucas 8:2). Y, aun así, las bendiciones del Señor no eran en nada comparadas con el privilegio de conocerlo a ÉL. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; "pero no sabía que era Jesús... Él le dijo: ¡María!..." Tan pronto la llamó por su nombre, ella supo que tenía unas vivencias del pasado con Aquel que le había hablado. "Volviéndose ella le dijo: ¡Raboni! Que significa: “Maestro”".
¿Cuánto he dudado tercamente? (Juan 20:24-29). ¿He tenido alguna duda acerca de Jesús? ¿Tal vez con respecto a una experiencia de la cual otros dan testimonio, pero yo aun no he vivido? Le dijeron, pues, los otros discípulos: ¡Hemos visto al Señor! Sin embargo, Tomás dudó y dijo: "Si no veo... no creeré". Él necesitaba el toque personal de Jesús. No sabemos cuándo han de venir sus toques, pero cuando llegan son indescriptiblemente preciosos. Entonces, Tomás respondió y le dijo: "¡Señor mío y Dios mío!"
¿Cuándo lo he negado por egoísmo? (Juan 21:15-17). Pedro negó a Jesucristo con maldiciones y juramentos. A pesar de eso, después de la resurrección Jesús se le apareció a él únicamente. Lo restauró en privado y después frente a los demás. Y Pedro le dijo: "Señor... tú sabes que te quiero". ¿Tengo un historial personal con Jesucristo? La única señal cierta del discipulado es la comunión íntima con Él; un conocimiento de Jesús que nada puede conmover.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 15 de agosto de 2017

Un fundamento en el que puedes confiar - Nancy DeMoss Wolgemuth

Agosto 15. Las señales del nuevo nacimiento

"Os es necesario nacer de nuevo", Juan 3:7
La respuesta a la pregunta de Nicodemo, ¿cómo puede un hombre nacer siendo viejo? es: solamente cuando esté dispuesto a morir para todo en su vida, incluyendo sus derechos, sus virtudes y su religión y se disponga a recibir en su interior una nueva vida que nunca antes había experimentado (ver Juan 3.4).
Esta nueva vida se manifiesta en nuestro arrepentimiento consciente y nuestra santidad inconsciente.
"Más a todos los que le recibieron", Juan 1:12. ¿Es mi conocimiento de Jesús el resultado de mi percepción espiritual interna o sólo de lo que he aprendido al escuchar a otros? ¿Hay algo en mi vida que me relaciona con el Señor Jesús como mi Salvador personal? La piedra angular de todo mi historial espiritual debe ser el conocimiento personal de Jesucristo. Nacer de nuevo significa que lo veo a Él.
"El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios", Juan 3:3. ¿Estoy buscando sólo las señales milagrosas del reino de los cielos, o realmente percibo el gobierno soberano de Dios? El nuevo nacimiento me confiere un nuevo poder de visión mediante el cual empiezo a discernir el gobierno divino.
Su dominio estuvo allí todo el tiempo, pero era conforme a la naturaleza de él y yo no podía verlo mientras no recibiera esa naturaleza.
"Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado", 1 Juan 3:9. ¿Estoy tratando de dejar de pecar o he dejado de hacerlo? Haber nacido de Dios significa que tengo su poder sobrenatural para no pecar más.
En la Biblia no se plantea si un cristiano debería pecar, sino que se afirma enfáticamente: Un cristiano no debe pecar. La obra eficaz del nuevo nacimiento en nosotros es que no cometemos más pecado. No sólo que tenemos el poder para no pecar, sino que realmente hemos dejado de hacerlo. Sin embargo, el significado de 1 de Juan 3:9 no es que no podemos pecar. Lo que nos dice es que si obedecemos la vida de Dios que está en nosotros, no tenemos necesidad de pecar.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 14 de agosto de 2017

Pasa el testigo de la fe - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Agosto 14. Disciplina

"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él", Hebreos 12:5
Es muy fácil afligir al Espíritu de Dios. Lo hacemos menospreciando la disciplina del Señor o desanimándonos cuando nos reprende. Si nuestra experiencia de santificación todavía es muy superficial, confundimos la realidad de Dios con las sombras. Y cuando el Espíritu de Dios nos redarguye, decimos equivocadamente: “Oh, eso debe ser el diablo”.
Nunca apagues al Espíritu y no lo desprecies cuando te dice: “Ya no seas más ciego en este asunto; tú no estás donde creías. Hasta ahora no te lo he podido revelar, pero lo estoy haciendo en este momento”.
Cuando el Señor te disciplina así, déjalo cumplir su propósito en ti. Permite que Él te relacione correctamente con Dios.
"Ni desmayes cuando eres reprendido por él". Nos enfadamos con Dios y decimos: “Pues, no lo puedo remediar, oré y de todas maneras las cosas no salieron bien, no me queda más sino abandonarlo todo”.
¡Piensa lo que sucedería si actuáramos así en cualquier otra área de nuestra vida!
¿Estoy dispuesto a que Dios me sujete por su poder y realice una obra en mí verdaderamente digna de Él?
La santificación no es la idea que tengo de lo que yo quiero que Dios haga por mí. La santificación es la idea de Dios acerca de lo que Él quiere hacer a mi favor. Pero Él tiene que conseguir que yo adopte una actitud mental y espiritual que le permita santificarme por completo, cueste lo que cueste.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 13 de agosto de 2017

Agosto 13. No apaguéis al Espíritu

"No apaguéis al Espíritu", 1 Tesalonicenses 5:19
La voz del Espíritu de Dios es tan suave como una brisa apacible y por eso si no estás viviendo en perfecta comunión y unidad con Dios, no la puedes oír. Las advertencias y exhortaciones del Espíritu nos llegan en formas extraordinariamente suaves y si no eres muy sensible para percibir su voz, la apagarás y tu vida espiritual se perjudicará. Cuando Él nos redarguye, siempre lo hace con un apacible y delicado susurro (ver 1 Reyes 19:11-12), el cual es tan tenue que sólo un santo de Dios lo notará.
Cuídate de que en tu testimonio personal no tengas que mirar hacia atrás y decir: “alguna vez, hace varias años, yo fui salvo”. Si has puesto tu mano en el arado y estás andando en la luz, no tienes porqué mirar atrás, ya que el pasado se ha vertido en la maravilla presente de tu comunión y unidad con Dios (ver Lucas 9:62 y 1 Juan 1:6-7). Si te sales de la luz, te volverás un cristiano sentimental y vivirás solamente de recuerdos y tu testimonio tendrá un timbre duro de metal. Ten cuidado de no intentar encubrir tu rechazo actual a caminar en la luz con recuerdos de experiencias pasadas, cuando sí andabas en ella.
Siempre que el Espíritu te reprenda, detente y rectifica tu vida, o de lo contrario, continuarás apagándolo y contristándolo sin siquiera saberlo.
Supongamos que Dios te ha llevado hasta una crisis que apenas soportas. Él permitirá que ésta se repita, aunque ya no será tan aguda como la anterior. Habrá menos discernimiento y más humillación por no haber obedecido. Si continúas contristando a su Espíritu, vendrá un tiempo cuando esa crisis no podrá repetirse porque lo habrás apagado completamente. Pero si la soportas, tu vida se convertirá en un himno de alabanza a Dios. Nunca sientas simpatía por algo que lo hiere a Él constantemente. Dios tiene que herir aquello que debe irse de tu vida.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.