Versículo para hoy:

martes, 31 de enero de 2017

El mandamiento más importante - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 31. ¿Comprendes tu llamamiento?

"...Apartado para el evangelio de Dios...", Romanos 1:1
Nuestro llamado principal no es a ser hombres y mujeres santos, sino pregoneros del Evangelio de Dios.
Lo único que es de suma importancia es que el Evangelio sea reconocido como la realidad duradera. La realidad no es la bondad humana, ni la santidad, ni el cielo, ni el infierno. Es la redención. Hoy en día, la necesidad más vital que tiene el obrero cristiano es percibir esta realidad. Como obreros, debemos acostumbrarnos a la revelación de que la redención es la única realidad. La santidad personal es un efecto de la redención y no la causa de ella. Si colocamos nuestra fe en la bondad humana, nos hundiremos cuando venga la prueba.
Pablo no dijo que él se separó a sí mismo, sino que: "cuando agradó a Dios, que me apartó...", Gálatas 1:15. Pablo no se interesaba demasiado en su propio carácter. Mientras nuestros ojos estén enfocados en nuestra santidad personal, jamás ni siquiera nos acercaremos a la plena realidad de la redención. Los obreros cristianos fracasan porque ubican su deseo de santidad personal por encima del deseo de conocer a Dios.
“No me pidas que me enfrente a la cruda realidad de la redención en nombre de la inmundicia de la vida humana que ahora me circunda. Lo que yo quiero es cualquier cosa que Dios pueda hacer por mí para hacerme más deseable ante mis propios ojos”. Hablar de esa manera indica que la verdad del Evangelio de Dios no ha comenzado a tocarme y que no existe una arrojada entrega al Señor. Dios no puede liberarme mientras mi interés se encuentre solamente en mi propio carácter. Pablo no era consciente de sí mismo. Estaba entregado a Dios, sin medir las consecuencias, rendido totalmente, y separado por Él para un propósito: proclamar el Evangelio de Dios (ver Romanos 9:3).

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 30 de enero de 2017

No estás sola declarando la Verdad - Nancy DeMoss Wolgemuth

Enero 30. El dilema de la obediencia

"Samuel... temía contar la visión a Elí", 1 Samuel 3:15
Dios nunca nos habla en formas impresionantes y dramáticas, pero sí en modos que fácilmente podemos malinterpretar. Entonces decimos: "Me pregunto si esa es la voz de Dios..." Isaías manifestó que el Señor le habló con mano fuerte, es decir, por la presión de sus circunstancias (Isaías 8:11). Sin la mano soberana del mismo Dios, nada afecta nuestras vidas. ¿Podemos discernir su mano obrando, o percibimos las circunstancias como simples acontecimientos?
Forma el hábito de decir: “Habla, Jehová”, y la vida se volverá un idilio (1 Samuel 3:9). Cada vez que las circunstancias te apremien, di: Habla, SEÑOR y toma tiempo para escuchar. La disciplina es más que un medio de corrección y tiene el propósito de llevarme al punto en que diga: Habla, Jehová. Trae a tu memoria una ocasión cuando Dios te haya hablado. ¿Recuerdas lo que te dijo? ¿Fue Lucas 11:13, 1 Tesalonicenses 5:23? A medida que escuchamos, nuestros oídos se vuelven más sensibles y, como Jesús, escucharemos a Dios todo el tiempo.
¿Debo decirle a "mi Elí" lo que el Señor me ha manifestado? Aquí es donde surge el dilema de la obediencia. Desobedecemos a Dios cuando asumimos el rol aficionado de "divinas providencias" y pensamos: “Debo proteger a Elí”, el cual representa a las mejores personas que conocemos. El Señor no le dijo a Samuel que le contara a Elí; él tuvo que decirlo por su cuenta. El mensaje de Dios para ti podría lastimar a "tu Elí" pero tratar de impedir el sufrimiento en la vida de otra persona resulta ser un obstáculo entre tu alma y Dios. Si evitas que a alguien le corten su mano derecha o le saquen su ojo derecho, es por tu cuenta y riesgo (ver Mateo 5:29-30).
Nunca pidas el consejo de alguien con respecto a cualquier cosa sobre la que Dios te haga tomar una decisión delante de Él. Si pides consejo, casi siempre terminarás involucrándote con Satanás. "...No me apresuré a consultar con carne y sangre", Gálatas 1:16.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 29 de enero de 2017

La vida interior: 4 razones para tener un tiempo de quietud - Nancy DeMoss Wolgemuth

Enero 29. ¡Cómo pudo alguien ser tan ignorante!

“... ¿Quién eres, Señor?...” Hechos 26:15
"...Jehová me habló de esta manera con mano fuerte..." Isaías 8:11. Cuando el Señor habla no hay escapatoria. Él siempre viene a nosotros utilizando su autoridad y apoderándose de nuestro entendimiento. ¿Has oído directamente la voz de Dios? Si es así, no puedes entender mal la persistencia íntima con la cual te ha hablado. Dios se expresa en el idioma que tú conoces mejor; no por medio de tus oídos, sino a través de tus circunstancias.
Él debe destruir la obstinada confianza en nuestras propias convicciones. Decimos: "Yo sé que esto es lo que debería hacer"; y de repente la voz del Señor nos habla en una forma que nos abruma, revelando la profundidad de nuestra ignorancia. Manifestamos nuestra falta de conocimiento de Él en la manera en que hemos decidido servirle; servimos a un espíritu que no es el suyo, lo herimos por la defensa que presentamos de Él; y presionamos sus exigencias en el espíritu del diablo.
Nuestras palabras suenan bien, pero el espíritu es el de un enemigo. "Los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois", Lucas 9:55. En 1 Corintios 13 se describe el espíritu de nuestro Señor en sus defensores.
¿He estado persiguiendo a Jesús por la determinación impaciente de servirle a mi manera? Si siento que he cumplido con mi deber, pero he lastimado al Señor en el proceso, puedo estar seguro de que ese no era mi deber porque no lo fomentó un espíritu afable y apacible, sino el espíritu de mi satisfacción personal.
¡Nosotros suponemos que todo lo que sea desagradable es nuestro deber! ¿Acaso eso se parece en algo al espíritu de nuestro Señor? "... El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado..." Salmos 40:8.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 28 de enero de 2017

La crisis de identidad más peligrosa - Mónica Hall

Clamor del alma deprimida a Dios - PAUL TAUTGES

El pecado de hablar demasiado - Paul Tautges

Enero 28. ¡Cómo pudo alguien perseguir tanto a Jesús!

"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Hechos 26:14
¿Estás empeñado en seguir a Dios a tu manera? Nunca nos libraremos de esta trampa hasta que se nos lleve a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11). La obstinación y la terquedad siempre lastiman a Jesucristo. Quizás no hieran a nadie más, pero hieren a su Espíritu. Siempre que somos obstinados, voluntariosos y que nos empeñamos en nuestras propias ambiciones, herimos a Jesús. Cada vez que defendemos nuestros derechos y persistimos en que no vamos a ceder, estamos persiguiendo a Jesús. Cada vez que insistimos en nuestra dignidad, estamos contristando y perturbando a su Espíritu de modo sistemático. Y cuando finalmente entendemos que es a Jesús a quien hemos estado persiguiendo todo el tiempo, esto se convierte en la más abrumadora revelación.
¿Es la Palabra de Dios muy penetrante y cortante en mí cuando te la transmito, o mi vida traiciona lo que enseño? Puedo dar lecciones sobre la santificación y, aun así, manifestar el espíritu de Satanás, el mismo espíritu que persigue a Jesucristo. Su Espíritu sólo está consciente de una cosa: la perfecta unidad con el Padre. Él nos dice: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi; que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas", Mateo 11:29. Todo lo que hago debería tener como base una perfecta unidad con Él y no la determinación voluntariosa de ser piadoso. Esto implica que las personas fácilmente pueden aprovecharse de mí, pasarse de listas conmigo o ignorarme por completo; pero, si me someto a estas circunstancias por causa de ÉI, impediré que Jesucristo sea perseguido.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 27 de enero de 2017

La Biblia transforma tu vida - Alejandro Anchondo

Manejando mis emociones - Pilar Herrera

En la presencia del Señor - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 27. Mira de nuevo y piensa

"...No os angustiéis por vuestra vida..." Mateo 6:25
Una amonestación que resulta necesario repetir es que las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas, ahogarán la vida de Dios en nosotros (Mateo 13:22). Nunca estamos libres de las repetidas oleadas de esta invasión. Si el ataque no es por la ropa y el alimento, será por el dinero o la falta de él, por amigos o la falta de ellos, o por las circunstancias difíciles. Es una invasión continua y si impedimos que el Espíritu de Dios levante bandera en su contra, estas situaciones entrarán como una inundación.
"Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida...". Nuestro Señor manifiesta que tengamos cuidado de una sola cosa: nuestra relación con Él. Pero, nuestro sentido común grita estrepitosamente y dice: “Eso es absurdo, yo debo pensar en cómo voy a vivir, debo tomar en cuenta que voy a comer y beber". Pero, Jesús dice que no debemos hacerlo. No nos permitamos creer que Él lo dice sin entender nuestras circunstancias particulares. Jesucristo las conoce mejor que nosotros mismos y Él declara que no debemos pensar en ellas de manera que se conviertan en la preocupación fundamental de nuestra existencia.
Siempre que en nuestra vida haya intereses en pugna, asegurémonos de darle prioridad a nuestra relación con Dios.
"...Basta a cada día su propio mal", Mateo 6:34. ¿Cuánto mal ha empezado a amenazarte en este día? ¿Qué clase de perversos diablillos han estado investigando tu vida y te preguntan por tus planes para el mes entrante o para el próximo año? Jesús nos dice que no nos afanemos por ninguna de esas cosas. Mira de nuevo y piensa. Mantén tus pensamientos en el "mucho más" de tu Padre celestial, Mateo 6:30.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 26 de enero de 2017

La tierra - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 26. Mira de nuevo y conságrate

"Y si a la hierba del campo... Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros...?" Mateo 6:30
Una afirmación sencilla de Jesús siempre resulta ser un enigma para nosotros, si no somos personas sencillas. ¿Cómo podemos mantener la simplicidad de Jesús para poder entenderlo? Si recibimos su Espíritu, lo reconocemos y confiamos en Él; si lo obedecemos a medida que nos presenta la verdad de su Palabra, entonces la vida se volverá sorprendentemente sencilla. Jesús nos pide que pensemos en que si a la hierba del campo Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ti, si mantienes correcta tu relación con Él?
Cada vez que retrocedemos en la comunión con Dios es porque irrespetuosamente pensamos saber más que Jesucristo, y hemos dejado que se asienten las preocupaciones de este siglo (Mateo 13:22), mientras que olvidamos el mucho más de nuestro Padre Celestial.
"Mirad las aves del cielo..." (Mateo 6:26): Su función es obedecer los instintos que Dios colocó en ellas, y Él las cuida. Jesús dijo que si tu tienes una relación correcta con Él y le obedeces a su Espíritu que vive en ti, Dios también cuidará tus "plumas".
"Considerad los lirios del campo..." (Mateo 6:28): Crecen donde están sembrados. Muchos de nosotros nos rehusamos a crecer donde Dios nos siembra y, por consiguiente, no echamos raíces en ninguna parte. Jesús dijo que si obedecemos la vida que Dios nos ha dado, El cuidará de todo lo demás. ¿Mintió Jesucristo? ¿Estamos experimentando el mucho más que nos prometió? Si no es así, se debe a que no estamos obedeciendo la vida dentro de nosotros y porque hemos llenado nuestra mente de preocupaciones y pensamientos confusos. ¿Cuánto tiempo hemos desperdiciado al hacerle a Dios preguntas sin sentido, cuando deberíamos estar completamente libres para concentrarnos en nuestro servicio para Él? La consagración es el acto de separarnos continuamente de todo excepto de aquello para lo cual Dios nos ha llamado. No nos consagramos una sola vez y para siempre, sino que es un proceso permanente ¿Nos estamos separando y mirando a Dios cada día de nuestra vida?

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 25 de enero de 2017

Más allá del tiempo de quietud con Dios - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 25. Deja espacio para Dios

"Pero cuando agradó a Dios...", Gálatas 1:15
Como siervos de Dios debemos aprender a hacer lugar para Él, es decir, darle "libertad de acción". Calculamos, estimamos y predecimos que esto o aquello sucederá, pero se nos olvida darle cabida a Dios para que Él siga adelante como quiera. ¿Nos sorprendería si Dios hiciera su entrada en nuestra reunión o predicación de una manera que nunca hubiéramos esperado? No busques que Dios intervenga de una forma particular, sólo búscalo a Él: La manera de hacerle espacio a Dios es esperando que se presente, pero no de un cierto modo. Por mucho que conozcamos a Dios, la gran lección que debemos aprender es que Él puede irrumpir en cualquier momento. Somos propensos a pasar por alto este elemento de sorpresa. Sin embargo, Dios nunca obra de una manera diferente. Él entra repentinamente en nuestra vida: "... cuando Dios...tuvo a bien" Gálatas 1:15, LBLA.
Mantén tu vida en un contacto tan permanente con Dios que se pueda manifestar su poder sorprendente en cualquier momento. Vive siempre a la expectativa y dale lugar para que entre cuando Él lo decida.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

martes, 24 de enero de 2017

CUARTO DE GUERRA

A solas con Dios - Nancy DeMoss Wolgemuth

Enero 24. La preponderante instrucción de Dios

"...para esto he aparecido a ti... ", Hechos 26:16
La visión que Pablo tuvo en el camino a Damasco no fue una emoción pasajera, sino que contenía instrucciones muy claras y categóricas para él. Pablo declara: "...no fui rebelde a la visión celestial" Hechos 26:19. En realidad nuestro Señor le dijo: "Toda tu vida debe ser dominada o sometida por mí; no tendrás ningún fin, ninguna meta, ningún propósito, sino los míos". El Señor también nos dice a nosotros: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis..." Juan 15:16.
Cuando hemos nacido de nuevo, si en alguna medida somos espirituales, todos nosotros tenemos visiones de lo que Jesús quiere que seamos. Entonces, es importante que yo aprenda a no ser rebelde a la visión celestial, a no dudar que se puede alcanzar. No es suficiente admitir mentalmente que Dios ha redimido al mundo y ni siquiera basta saber que el Espíritu Santo puede hacer realidad en mi vida todo lo que Jesús hizo. Debo tener el fundamento de una relación personal con Él. A Pablo no se le dio un mensaje o una doctrina que debía proclamar, sino que se le llevó a una relación personal viva y preponderante con Jesucristo. Hechos 26:16 es apremiante en extremo: "... para ponerte por ministro y testigo...". Aquí no existe nada diferente a una relación personal. Pablo estaba consagrado a una persona, no a una causa. Él pertenecía totalmente a Jesucristo. No comprendía otra cosa ni vivía para nada más. "Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna, sino a Jesucristo y a este crucificado", 1 Corintios 2:2.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

lunes, 23 de enero de 2017

Fuera del campamento - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 23. Transformados por la contemplación

"Pero, nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen", 2 Corintios 3:18, LBLA
La característica más sobresaliente de un cristiano es esta abierta franqueza ante Dios que le permite convertir su vida en espejo para otras personas. Cuando el Espíritu Santo nos llena, somos transformados y, cuando contemplamos la gloria del Señor, nos volvemos espejos. Siempre puedes saber cuando una persona ha estado contemplando la gloria divina porque sientes en lo más íntimo de tu espíritu que refleja el carácter propio del Señor. Cuídate de lo que puede empañar ese espejo en ti, lo cual casi siempre es algo bueno: algo bueno pero no lo mejor.
La regla de oro para tu vida y la mía es que nos concentremos en mantener nuestra vida abierta para Dios. Haz a un lado todo lo demás, vestido, alimento, todo lo que hay en el mundo. El ajetreo de los otros asuntos siempre tiende a opacar nuestra concentración en Dios. Debemos mantener una posición de contemplación a Él, conservando nuestra vida entera totalmente espiritual. Deja que lo demás vaya y venga, que las personas te critiquen como quieran; pero no permitas que nada opaque "la vida que está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3. Nunca dejes que los afanes interrumpan tu relación de permanencia en Él. Y aunque resulta fácil permitirlo, debemos tomar precauciones para que no ocurra. La lección más difícil de la vida cristiana es aprender como mantenernos contemplando como en un espejo la gloria del Señor.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

domingo, 22 de enero de 2017

Enero 22. ¿Dónde tengo mi mirada?

"Mirad a mí y sed salvos", Isaías 45:22
¿Esperamos que Dios venga con sus bendiciones y nos salve? Él dice: "mirad a mí y sed salvos..." La dificultad espiritual más grande es que nos concentremos en Dios y son sus bendiciones las que lo hacen tan difícil. Casi siempre las aflicciones nos llevan a mirarlo, pero sus bendiciones tienden a desviar nuestra atención de Él. La lección básica del Sermón del Monte es que reduzcas todos tus intereses hasta que tu mente, corazón y cuerpo se enfoquen en Jesucristo. "Mirad a mí..."
Muchos de nosotros tenemos un molde mental sobre lo que un cristiano debe ser y buscar esta imagen en la vida de otros creyentes se convierte en un obstáculo para enfocarnos en Dios. Esta no es la salvación - no es lo suficientemente simple. En realidad, Él nos dice: "Mírenme y ustedes SON salvos", no serán salvos algún día. Encontraremos lo que buscamos si nos concentramos en Él. Pero nosotros nos distraemos fácilmente y nos irritamos con Dios, mientras Él continúa diciéndonos: "Mirad a mí y sed salvos". Todas nuestras dificultades, pruebas y preocupaciones acerca del mañana se desvanecen cuando lo miramos a Él.
Despiértate y míralo. Fundamenta tu esperanza en Él. No importa cuántas cosas parezcan presionarte, ponlas a un lado con determinación y míralo a Él. "Mirad a mí". La salvación es tuya cuando miras.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

sábado, 21 de enero de 2017

Enero 21. Debo acordarme de lo que Dios se acuerda

"...Así dice el SEÑOR: "De ti recuerdo el cariño de tu juventud...", Jeremías 2:2 (LBLA)


¿Soy ahora tan cariñoso con Dios, de una manera espontánea, como solía serlo? ¿O sólo estoy esperando que Él me manifieste su cariño? ¿Todo en mi vida llena su corazón de alegría o constantemente me quejo porque las cosas no suceden como yo quiero? Una persona que ha olvidado lo que Dios guarda como un tesoro en su memoria no podrá estar llena de gozo. Es maravilloso recordar que Jesucristo tiene necesidades que nosotros podemos suplir: "Dame de beber...", Juan 4:7. ¿Cuánto cariño le demostré a Él la semana pasada? ¿Mi vida ha sido un buen reflejo del honor del que Él es digno?
Dios le está diciendo a su pueblo: "Ahora ya no estás enamorado de mí, pero me acuerdo del tiempo en que lo estabas". Y también declara: “De ti recuerdo... el amor de tu desposorio", Jeremías 2:2, LBLA.
¿Estoy tan lleno de un amor rebosante por Jesucristo como al principio, cuando me aparté de mi camino para demostrarle mi devoción? ¿Él me descubre rememorando los días en que mi único afecto era por Él? ¿Esa es mi situación actual, o he escogido la sabiduría del hombre por encima del verdadero amor a Él? ¿Me encuentro tan enamorado que no tomo en consideración hacia dónde Él me guiará, o aguardo para ver cuánto respeto consigo en tanto que mido la cantidad de servicio que debo concederle?
Cuando recuerdo lo que Dios recuerda sobre mí, también es posible que comience a darme cuenta de que Él no es lo que solía ser para mí. Cuando esto ocurre, debo permitir la vergüenza y humillación que se generan en mi vida, pues ellas dan lugar a la tristeza que es conforme a la voluntad divina y "la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento...", 2 Corintios 7:10.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

viernes, 20 de enero de 2017

Pídele a Dios que avive a Su Pueblo - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 20. ¿Tienes vitalidad para todo?

"Le respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios", Juan 3:3.
Algunas veces nos encontramos deseosos y llenos de energía para asistir a una reunión de oración, pero ¿nos sentimos igual para labores tan mundanas como lustrar los zapatos?
Nacer de nuevo por el Espíritu es una obra inconfundible de Dios, tan misteriosa como el viento, tan sorprendente como Él mismo. No sabemos en dónde se origina y está escondida en lo recóndito de nuestra alma. Nacer de nuevo, de lo alto, es un permanente y eterno comenzar. Nos brinda una vitalidad constante en lo que pensamos hablamos y vivimos, la sorpresa continua de la vida de Dios. La falta de vigor indica que algo en nosotros no está en armonía con Él. La primera señal de envejecimiento se presenta cuando nos decimos: "Tengo que hacer esto ahora o nunca lo terminaré". ¿Nos sentimos llenos de vida en este mismo momento o nos hallamos marchitos buscando desesperadamente en nuestra mente la solución para este problema? La vitalidad no es el resultado de la obediencia, sino que proviene del Espíritu Santo. La obediencia nos mantiene en luz como Él está en luz... (1 Juan 1:7).
Cuida celosamente tu relación con el Señor. Jesús oró: "... para que sean uno, así como nosotros somos uno", sin nada que se interponga, Juan 17:22. Mantén siempre tu vida entera abierta a Jesucristo y no aparentes ante Él, ¿Estás extrayendo tu vida de una fuente distinta a Dios? Si dependes de algo más como tu fuente de vitalidad y fortaleza, no te darás cuenta cuando el poder de Dios se haya ido.
Nacer del Espíritu significa mucho más de lo que usualmente pensamos. Nos da una nueva visión y nos mantiene totalmente llenos de vigor para todo, por medio de la provisión inagotable de la vida de Dios.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

jueves, 19 de enero de 2017

Qué lugar ocupa Dios en mis decisiones - Ps. Héctor Leites

La hermosura de la rendición - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Enero 19. Visión y oscuridad

"A la caída del sol cayó sobre Abram un profundo sopor y el temor de una gran oscuridad cayó sobre él", Génesis 15:12.
Siempre que Dios le da una visión a un cristiano, lo pone bajo la sombra de su mano (Isaías 49:2) y el deber de la mujer o del hombre santo es estar quieto y escuchar. Existe una oscuridad que proviene del exceso de luz y cuando se presenta es el momento de escuchar. La historia de Abram y Agar en Génesis 16 es un excelente ejemplo de lo que significa prestarle oídos a un supuesto buen consejo durante el tiempo de oscuridad, en lugar de esperar a que Dios envíe la luz. Cuando Él te dé una visión y luego estés en oscuridad, espera. El Señor obrará en ti de acuerdo con la visión que te haya dado, si esperas hasta el tiempo apropiado de Él. Nunca trates de ayudarle a cumplir su Palabra. Abram experimentó 13 años de silencio, pero durante ese tiempo toda su autosuficiencia fue destruida. Él creció por encima de la confianza en su propio sentido común. Esos años de silencio fueron un tiempo de disciplina, no un período en el que Dios se encontraba enojado. Nunca es necesario aparentar que tu vida está llena de gozo y confianza; sólo espera en Dios y apóyate en Él (ver Isaías 50:10-11).
¿Tengo alguna confianza en la carne? ¿O he aprendido a ir más allá de toda confianza en mí mismo y en otros hijos de Dios? ¿Confío en libros y oraciones o en otros goces de mi vida? ¿O he puesto mi confianza en Dios mismo y no en sus bendiciones? "Yo soy el Dios Todopoderoso, El Shaddai, el Dios Omnipotente", Génesis 17:1. La razón por la que todos estamos siendo disciplinados es para que sepamos que Él es real. Tan pronto como Dios se vuelve real para nosotros, las personas en quienes hemos confiado pierden su brillo al lado de Él y se convierten en sombras de la realidad. Nada de lo que otros santos hagan o digan podrá perturbar jamás a quien está fundamentado en Dios.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.

miércoles, 18 de enero de 2017

Mostrando a Dios al mundo - Nancy DeMoss de Wolgemuth, Bill Elliff

Enero 18. ¡Es el Señor!

"Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!" Juan 20:28.
"...Y Jesús le dijo: Dame de beber..." Juan 4:7. ¡Cuántos de nosotros estamos empeñados en que Jesucristo calme nuestra sed cuando deberíamos estar satisfaciéndolo a Él! Tendríamos que estar derramando nuestras vidas, entregando la totalidad de nuestro ser y no acercándonos a Él para que nos satisfaga... "Me seréis testigos..." Hechos 1:8. Esto significa una vida de devoción pura, que no hace concesiones y sin restricciones para el Señor Jesús, una vida de satisfacción para Él, dondequiera que nos envíe.
Guárdate de cualquier cosa que contienda con tu lealtad a Jesucristo. El mayor rival de la verdadera devoción a Jesús es el servicio que realizamos para Él. Resulta más fácil servir que derramarle nuestras vidas completamente a Jesús. El objetivo del llamado de Dios es su satisfacción, no simplemente que hagamos algo para Él. No somos enviados para luchar a favor de Dios, sino para que Él nos use en sus batallas. ¿Estamos más dedicados al servicio que a Jesucristo mismo?

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.