Versículo para hoy:

martes, 30 de enero de 2024

ENERO 30 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Acéptalo, tus obras más brillantes y justas nunca podrían alcanzar el estándar de Dios; es por eso que Dios te ha dado la gracia de Jesús.

Entre más entiendes la magnitud de la gracia de Dios, más acertada será tu perspectiva sobre la profundidad de tu maldad; y entre más entiendes la profundidad de tu maldad, más apreciarás la magnitud de la gracia de Dios. La persona que está cómoda en su propia justicia realmente no ha entendido la gracia de Dios, y la persona que no está impresionada con la gracia de Dios realmente no ha entendido su pecado. Entonces, hablemos sobre lo que hace a la gracia de Dios tan esencial. Hablar sobre la naturaleza esencial de la gracia de Dios significa hablar sobre el desastre que ocasiona el pecado en primer lugar. El pecado no es principalmente un montón de actos de rebeldía. El pecado es, primero, una condición del corazón que resulta en actos de rebeldía. Tú y yo cometemos pecados porque somos pecadores. La condición del pecado, en la cual todo ser humano ha sido concebido, nos impide vivir a la altura de los estándares de Dios. El pecado nos deja sin el deseo o la voluntad de llevar a cabo, a la perfección, lo que Dios ha declarado como bueno. Todos hemos sido destituidos del estándar de Dios. Lee Romanos 3. Es un análisis devastador que nos demuestra que todo está en una condición espiritual urgente e inalterable. Todos somos incapaces, todos somos culpables, no hay ni una cosa que podamos hacer para ayudarnos a nosotros mismos. Ninguno de nosotros es bueno a los ojos de Dios y ninguno de nosotros puede cumplir con Sus requisitos. Esta es una realidad inescapable, triste y humillante.

Per Dios no nos dejó en este estado devastador y desesperante, sino que envió a Su Hijo a hacer lo que nosotros no pudimos hacer: a morir en nuestro lugar y a resucitar al tercer día, derrotando al pecado y a la muerte. Dios hizo todo esto para que pudiéramos descansar en una justicia que no es nuestra; una justicia que satisface completamente los requisitos de Dios. Entonces, aun en nuestra condición imotente, no estamos sin esperanza. Podemos estar de pie ante un Dios perfecto y santo, aun en nuestra debilidad y flaqueza, sin temor alguno, debido a que estamos ahí por la justicia de Jesús. Ya no tienes que esperar y orar para que un día logres cumplir con los estándares de Dios, pues Jesús ya lo ha hecho a tu favor. ¿Qué mejor noticia podrías tener que esa?

Para profundizar y ser alentado: Gálatas 3:15-29