Versículo para hoy:

martes, 30 de noviembre de 2021

30 de noviembre - La boca del león - Ray Stedman

 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, para que por mí fuera cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyeran. Así fui librado de la boca del león. 2 Timoteo 4:16-17

Aquí tenemos una nota bastante triste. Cuando llevaron al apóstol ante su audiencia, nadie le defendió. Este fue un tiempo muy peligroso en Roma. El Emperador Nerón era conocido por su carácter vengativo. Si daba ni siquiera la impresión de que alguien pudiese estar en contra suya, los asesinos de Nerón se encontraban por toda la ciudad, dispuestos a matar a la persona. Evidentemente ningún cristiano estaba dispuesto a arriesgar su vida defendiendo a Pablo, de modo que tuvo que enfrentarse con esta primera audiencia completamente solo. Pero fíjese usted de nuevo en la falta de espíritu de venganza de Pablo. “No les sea tomado en cuenta”, dice. De hecho, el hecho de que nadie saliese en defensa del apóstol pudo haber dado lugar a su ejecución. Pero eso no sucedió, porque, como dice Pablo: “el Señor estuvo a mi lado”. Él es el único con el que puede usted contar siempre. Hebreos 13:5 nos dice que Dios ha prometido: “No te desampararé [nunca, nunca, nunca, de ninguna manera; aquí aparecen seis términos negativos griegos] ni te dejaré”. La respuesta del escritor es: “No temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:6). Esta es también la experiencia de Pablo. La presencia de Jesús con él logró dos cosas.

Primero, le dio las fuerzas para proclamar el mensaje. Cuánto me hubiese gustado que todos hubiésemos presenciado esta escena en la que el valiente apóstol cuenta la historia de su propia conversión. Pablo está haciendo lo que le había dicho a Timoteo que hiciese en esta misma epístola: “Que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). El Señor le dio las fuerzas para que hiciese eso.

Segundo, Pablo dice: “Así fui librado de la boca del león”. Algunos han interpretado que esto significaba que Pablo temía que iba a ser echado a los leones en el coliseo romano. Sin embargo, el problema con esto es que el coliseo no se construía hasta tres o cuatro años después. Además, por el hecho de que Pablo era un ciudadano romano, según la ley no podía ser ejecutado echándole a los leones. Se enfrentaba con la muerte por decapitación.

El “león” aquí es muy posible que fuese una referencia a Satanás, el malévolo maquinador tras todas las falsas acusaciones que se hicieron contra Pablo, el que había debilitado el valor de los cristianos, de manera que no se atreviesen a ponerse de parte del apóstol. Todo esto formaba parte de las estratagemas de Satanás por lograr la muerte de Pablo o al menos destruir su testimonio. La advertencia de Pedro: “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8b), sigue siendo verdad en la actualidad. Muchos de los problemas y dificultades inexplicables que de repente complican todas las cosas que intentamos hacer por el Señor son solo parte de las actividades del león que está intentando devorar nuestra fe, destruirnos y debilitar nuestro testimonio para Cristo.

Pero Pablo fue librado de la boca del león. En este precioso versículo, expresa su sentimiento de que se encuentra a salvo en las manos del Señor.

Señor, te doy gracias porque, incluso si alguien me abandona, Tú estarás conmigo y a mi lado.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Están nuestra fe y nuestro testimonio limitados por depender de otros? ¿Dónde está la fuente real, que nunca falla, del poder del que podemos disponer para confianza y protección?

lunes, 29 de noviembre de 2021

29 de noviembre - Mirando atrás - Ray Stedman

 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 2 Timoteo 4:7

Pablo usa aquí tres frases que resumen los logros de su vida. ¿Qué diría usted acerca de su vida si estuviese mirando atrás e intentando resumir con breves palabras lo que ha logrado usted? He aquí las palabras del apóstol.

Primero dice: “He peleado la buena batalla”. Es muy importante darnos cuenta de que no dijo: “He peleado una buena batalla”, como se cita con frecuencia que dijo. Si él hubiese dicho eso, esto indicaría su opinión acerca de lo bien que lo había hecho: "He participado y he hecho lo que era correcto”. Pero no es eso lo que dice. Él dice: “He peleado la buena batalla”, que quiere decir la batalla significativa, la gran batalla que la vida le presentó.

Pablo dice: “he acabado la carrera”. Esta es otra figura común en sus escritos. En Filipenses 3, describe esta carrera: “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (vv. 13b-14), dice. La carrera, como es natural, es la vida cristiana misma que vivimos momento tras momento, de la misma manera que una carrera se corre paso a paso. La cuestión es si usted vive cada paso en la carne o en el Espíritu, si está viviendo con el poder de la nueva vida que tiene en Cristo, o si sigue corriendo según la antigua manera de pensar, las antiguas actitudes centradas en sí mismo, carnales, pensando en sí mismo. Cada momento está o bien contribuyendo a alcanzar la meta por el premio, o si la está usted demorando, perdiendo tiempo en la carne. Los cristianos han sido llamados a participar en la carrera.

En tercer lugar el apóstol dice: “he guardado la fe”. Con esto se refiere a la totalidad del cuerpo de la verdad que se encuentra en el evangelio, lo que llama en 1ª de Corintios: “el secreto de la sabiduría de Dios” (1 Corintios 2:7a). Esta sabiduría es totalmente diferente a la sabiduría de este mundo. Es la verdad que Dios nos cuenta acerca de nosotros mismos y acerca de Él, acerca de este mundo y por qué se encuentra como está. Es el poder sobre el poder del mal, “el misterio de la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:7a), y “el misterio de la piedad” (1 Timoteo 3:16a), con el cual podemos contrarrestar el mal. Esta es la fe acerca de la cual está hablando Pablo. Al borde mismo de la eternidad puede decir acerca de sí mismo: “He guardado la fe; no he perdido ninguna parte del buen depósito que Dios me ha confiado”. Lo ha guardado como un tesoro, y le dice a Timoteo a su vez: “Guarda el buen depósito que te ha sido confiado” (2 Timoteo 1:14). Pablo ha evitado que este tesoro sea maltratado o distorsionado por aquellos que intentarían torcerlo y usarlo para sus propios propósitos. Ha contestado a sus críticos. Ha advertido a aquellos que la extraviarían, como lo hace en esta epístola misma, por lo que “he guardado la fe”.

Señor, concédeme la gracia de participar en la buena batalla, acabar la carrera y guardar la fe. Te doy gracias porque Tú eres fiel para permitirme hacerlo.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El acabar bien es un propósito valioso. ¿Estamos nosotros definiendo claramente el viaje? ¿Hemos aprovechado nosotros el poder disponible en Cristo para enfrentarnos con regularidad con los obstáculos y para contrarrestarnos el mal?

28 de noviembre - Predicar la Palabra - Ray Stedman

 Que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 2 Timoteo 4:2

Este versículo nos habla de algo que es un gran esencial del cual es preciso que nos ocupemos, para que se cumpla la oración de nuestro Señor y para avanzar el reino de Dios, para hacer que se cumpla esa asombrosa obra que empezó cuando Él apareció por primera vez en la tierra. Sin embargo, cuando leemos la frase “que prediques la palabra”, la mayoría de nosotros creemos que esto va dirigido a los predicadores como yo mismo, que uno debe hacer esto en la iglesia, sobre una plataforma o detrás del púlpito.

Esta palabra no va exclusivamente dirigida a los predicadores. Incluye a todo el pueblo de Dios, porque Pablo no solo quiere decir “predicar”; la palabra es en realidad “anunciar, proclamar, establecer la verdad, darla a conocer”. No es algo acerca de lo que se discute; lo declaramos porque Dios mismo lo ha dicho. Esto es algo que se puede hacer tomando una taza de café, en el despacho, o en un coche mientras conduce usted al trabajo. Es algo que puede surgir en cualquier lugar en cualquier momento. Donde los corazones humanos están abiertos, buscando, anhelando y doloridos está el lugar y la oportunidad para “predicar la Palabra”.

“Proclamad las buenas nuevas”, dice Pablo. No se trata de noticias acerca de lo que debemos hacer para Dios. Esa distorsión ha sido ampliamente propagada por todo el mundo y en este país, dando como resultado un cristianismo falso. El evangelio es la historia de lo que Dios ha hecho ya por nosotros; es lo que ministra a los corazones doloridos. El evangelio es la noticia de que Dios nos ama, siente lástima de nosotros y nos ve cuando estamos doloridos; ve nuestra agonía, nuestro fracaso y nuestra debilidad. El evangelio es que Él nos ve en nuestro atrevimiento orgulloso, a pesar de lo cual sigue amándonos. Y ya ha hecho algo al respecto, por medio de la muerte y la resurrección de Jesús. En esa serie de sucesos asombrosos que tuvieron lugar cuando apareció Jesús en la tierra, Él acabó con el dominio absoluto del mal sobre los corazones humanos, encontrando la manera de dejar a un lado Su propia y justa sentencia de muerte. Por medio de aquellos que abren sus corazones al Salvador, ha encontrado la manera no solamente de morir, sino de venir y vivir en nosotros y de empezar el proceso de renovarnos, haciéndonos de nuevo y restaurándonos nuestra herencia perdida. Esa es la palabra que debemos proclamar. Esto es algo que debe hacer todo cristiano en todas las circunstancias imaginables de la vida.

Espero haber transmitido esto de una manera clara, porque esto es lo que el apóstol Pablo está intentando decirle a Timoteo. Teniendo como telón de fondo los impresionantes cielos que nos contemplan, y teniendo en cuenta la suprema importancia de continuar la obra redentora de Cristo, Pablo le hace este encargo solemne a Timoteo de la misma manera que lo hace con el “predicad la Palabra”.

Señor, concédeme que me entregue de nuevo para ser un suministrador de la verdad, predicador de la Palabra y heraldo de las buenas nuevas en Jesucristo.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El evangelio, que transforma las vidas, es la mejor de las buenas noticias. ¿Estamos nosotros guardándonos el tesoro, o estamos siempre pendientes de oportunidades para compartirlo con otros pecadores que necesitan la gracia?

sábado, 27 de noviembre de 2021

27 de noviembre - Pensar de una manera cristiana - Ray Stedman

 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste. 2 Timoteo 3:14

Timoteo actuó conforme a lo que había aprendido. Usted no cree realmente en nada hasta que no lo ha puesto en práctica. Santiago dice: “Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). Haced lo que dice. De nada sirve que diga usted que cree la Biblia de cabo a rabo, como hacen algunas personas. Haga usted lo que dice. Practique la verdad; tómesela en serio. El proceso comienza cuando la mente ha sido instruida y después el corazón está totalmente convencido y entonces practica usted lo que cree.

No sé lo que ayudaría a Timoteo, pero estoy seguro de que, al leer una afirmación como “No mintáis los unos a los otros” (Colosenses 3:9a), se anduvo con cuidado respecto a sus palabras y dejaría de mentir, si era eso lo que estaba haciendo. Cuando leyó: “Bendecid a los que os persiguen” (Romanos 12:14a), se dio cuenta de que aunque él, como todo el mundo, sentía ira en su interior y deseaba golpear cuando era maltratado, eso era una cosa equivocada que hacer. La Palabra de Dios enseñaba que era necesario que él se apoyase en la gracia de Dios, que orase por las personas y encontrase la manera de hacer algo bueno en lugar de devolver mal. El apóstol sugiere dos factores aquí que ayudaron a Timoteo a creer en las Escrituras.

Primero, las Escrituras le llegaron por medio de ciertas personas a las que quería y en las que confiaba. “Tú sabes de quién has aprendido”, dice Pablo. Una de las cosas que hace mucho más sencillo creer en la Biblia es cuando nos llega por medio de personas en las que confiamos. En el caso de Timoteo, su madre Eunice y su abuela Loida fueron los conductos por los cuales le fue enseñada la Palabra de Dios. Teniendo un fondo judío, es posible que siguiesen la exhortación de Deuteronomio 6, en la que Moisés enseñó al pueblo a enseñar a sus hijos. Moisés no dijo que fuese preciso tener una clase en el hogar donde los niños debían aprender algo de memoria, sino que dijo más bien: “Enseñadles cuando se levanten (cuando se levanten por la mañana), cuando se sienten (a la hora de las comidas) y cuando se acuesten por las noches”. Esos son los momentos apropiados para enseñarles. Use usted la experiencia de los niños pequeños para que reflejen la verdad de las Escrituras, que quedarán grabadas en sus corazones. ¡Qué poderoso impacto tuvo este extraordinario apóstol sobre Timoteo! No se le olvidó nunca de lo que había aprendido, porque vino por medio de uno al que respetaba profundamente, uno que vio que tenía las respuestas a las dificultades y los problemas de la vida.

El segundo factor es que esto le llegó a Timoteo en una temprana edad. “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras”, dice Pablo. Los padres no deberían perder este énfasis. Indica que la infancia es un tiempo maravilloso para que la verdad de las Escrituras llegue al corazón del niño. Cuando yo era un niño de unos diez u once años de edad, me dieron muchos versículos para memorizar en la escuela dominical y la escuela bíblica de vacaciones, que yo memoricé. Todavía hoy me acuerdo de esos versículos. ¡Qué cosa tan maravillosa haber aprendido desde una temprana edad la verdad de la Palabra de Dios por medio de las personas a las que más quería y en las que más confiaba!

Padre, te doy gracias por este asombroso Libro. Te confieso la poca frecuencia con la que lo abro y permito que me hable. Ayúdame a que haga posible que este Libro ministre a mi corazón y a mi mente.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El pensar de una manera cristiana requiere creer en las Escrituras. ¿Con cuánta frecuencia estudiamos la Palabra de Dios para conocer a nuestro Señor y le prestamos atención, para que Él pueda vivir Su vida por medio de nosotros?


viernes, 26 de noviembre de 2021

26 de noviembre - El secreto de la divina Presencia - Ray Stedman

 Pero de todas me ha librado el Señor. Y también los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. 2 Timoteo 3:11-12

La realidad respecto a cómo actuar en tiempos de presión la tenemos aquí mismo. Pablo conocía el secreto de la divina Presencia: el Señor estaba con él, obrando en todos los sucesos de su vida. En todo lo que hizo Pablo, Jesucristo caminó con él y estuvo a su lado para fortalecer y ayudarle.

Pero hay algo más: Pablo no solo había entendido el secreto de la divina Presencia, sino además que sus pruebas mismas formaban parte de un propósito concreto. De hecho dice: “los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”.

Esta afirmación asombrosa está diciendo que el verdadero cristianismo es siempre un movimiento contracultural, que va siempre en contra de la corriente. Usted no será siempre popular al mantenerse firme y hablar como un cristiano. Algunas veces sucederá; algunas veces sus palabras serán bien recibidas y consideradas como agua fría en un día de calor. Pero en otras ocasiones, la gente se burlará de lo que diga usted, le ridiculizarán y se reirán, le despreciarán y será usted rechazado, todo lo cual forma parte de ser cristiano.

Existe un “cristianismo folklórico” falso a nuestro alrededor en la actualidad, que le permitirá a usted aparentemente escapar de todas las persecuciones. En cada iglesia hay personas que están intentando adoptar un frente cristiano. Se portan como cristianos, leen el “Libro” y cantan los himnos, pero no tienen la menor realidad de Cristo en sus vidas. Esa clase de cristianismo escapa a una gran parte de la persecución, porque no representa nunca nada.

Esa clase de cristianismo no tiene valor alguno. No hace nada por refrenar la corriente de corrupción y desastre a la que se dirige la raza humana. Al llegar esta era a su fin, el mal irá en aumento, dice el apóstol. Los hombres y las mujeres que se creen sus propias mentiras hablarán con una intensa convicción, de modo que muchos les seguirán en sus caminos malvados, víctimas del gran engañador, el dios de este mundo, el demonio. Pero si quiere usted ponerse en contra de esta corriente, si quiere hacer que su vida cuente en estos días, entonces tiene que hacer lo que hizo Pablo.

Enseñe usted la verdad, difúndala a su alrededor. Haga que las personas sepan lo que está bien y es real acerca de la vida de acuerdo a la Biblia que tiene usted en sus manos. Lleve usted una vida justa, practique lo que predica, y espere problemas, porque los tendrá. Habrá ocasiones en las que lo que diga no será popular, pero eso no debe detenerle, impidiendo que lo diga ni que lo viva. Por encima de todo lo demás, camine con el Señor. Ame al Señor Jesús; viva en Su presencia. Acérquese más cada día al divino Señor, que se encarga de todo lo que sucede en la tierra, controlándoles y haciendo que obren de acuerdo con Su gran propósito, que Él hará que se cumpla.

Dios sabe que las cosas van a ir de mal en peor; esa fue Su intención, pero Él ha plantado en esta civilización decadente, corrupta, moralmente imperfecta, hombres y mujeres como usted y como yo, a los que se nos ha concedido el privilegio de defender la verdad y la justicia en un día de decadencia. Dios nos conceda que seamos personas así.

Señor, concédeme el valor y la gracia para mantenerme, impulsado por esta divina Presencia interior, para que pueda ser “aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Los cristianos se ven sometidos a la persecución por su fe. Otras personas escapan, pretendiendo falsamente actuar como si fuesen cristianas. ¿Estamos nosotros buscando la dirección de la Palabra escrita y viviente?

jueves, 25 de noviembre de 2021

25 de noviembre - Tiempos peligrosos - Ray Stedman

 También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. 2 Timoteo 3:1

Este versículo suena como un resumen de las noticias de las seis de la tarde. Yo recuerdo haber leído este versículo cuando estaba en la escuela y era solo un niño, dominado por el temor y temblor. Tenía confianza en que los “tiempos peligrosos” se estaban cumpliendo en ese mismo día, hace años. Estaba empezando la Gran Depresión, había mucha inquietud y contiendas en los Estados Unidos, y el temor se había apoderado de las naciones del mundo. La amenaza de la Segunda Guerra Mundial estaba apareciendo en el horizonte. Muchos sentían que esos eran los últimos días, cuando podíamos esperar el regreso de Cristo.

Yo era consciente de que muchas personas estaban usando este pasaje con el propósito de predecir los últimos días de la iglesia, pero yo no era consciente de que muchos tiempos similares habían tenido lugar en la historia humana durante el curso de los dos mil años desde que apareció por primera vez nuestro Señor. Muchas personas piensan que la frase los últimos días se refiere al tiempo justo antes de que regrese Cristo, pero el uso bíblico de esta frase indica que se refiere a todo el periodo de tiempo entre la primera venida de nuestro Señor y Su segunda venida. En otras palabras, durante dos mil años hemos estado viviendo en los últimos tiempos.

En el relato del capítulo 2 de los Hechos leemos que en el día de Pentecostés, Pedro citó la profecía de Joel, en la que el profeta dijo que “en los postreros días” Dios derramaría Su Espíritu sobre toda carne (Hechos 2:17). Eso, dijo Pedro, estaba empezando a cumplirse en el día de Pentecostés, hace casi dos mil años. Así que está claro que “los últimos días” es un periodo que se ha extendido ahora teniendo una duración de dos mil años. El apóstol Pablo está diciendo que durante este extendido periodo de tiempo habrá ciclos repetitivos de angustia, tiempos peligrosos, cuando todas las condiciones que describe con estas palabras estremecedoras sucederán.

Al mirar atrás a toda la historia humana durante estos últimos dos mil años, podemos ver que esto es, efectivamente, verdad. Una y otra vez en nuestro mundo occidental, hemos tenido periodos de una paz y prosperidad relativas, tan solo para verlos interrumpidos por estos tiempos terribles de estrés y de agonía que se producen repetidamente en los asuntos humanos. De manera que estas palabras no son necesariamente una predicción de los últimos días para la iglesia, sino que son más bien un reconocimiento del ciclo de días como este que seguirán repitiéndose. Y, como es natural, uno de ellos será el último. Sin duda alguna estos tiempos de estrés en los que vivimos encajan perfectamente con la descripción que usa aquí el apóstol. Pero si este es realmente el último ciclo que tendrá lugar en la historia antes de que regrese nuestro Señor, es difícil decirlo. Como en el pasado, las nubes de peligro pueden dispersarse y puede que el sol vuelva a brillar de nuevo.

Pero lo que el apóstol quería que supiese Timoteo, y nosotros, está claramente perfilado: “Entended esto”, dice, “que habrá tiempos peligrosos, tiempos de gran estrés, tiempos en los que nuestra fe será empujada hasta el límite, cuando nos encontraremos bajo ataque y bajo amenaza”.

Señor, te doy gracias por lo exactamente que describes lo que sucede en el mundo. Te doy gracias además porque hay algo que puedo hacer al respecto. Puedo ser una persona auténtica, no falsa; puedo ser genuino y no hipócrita, y además puedo permitir que la Palabra me cambie desde el corazón hacia fuera.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
La vida en nuestro planeta Tierra es históricamente peligrosa, y nuestros tiempos no son ninguna excepción. ¿Cuál es el prospecto para vivir como auténticos discípulos de Jesús en un mundo tan dominado por el estrés?

miércoles, 24 de noviembre de 2021

24 de noviembre - Adecuado para ser usado - Ray Stedman

 Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2 Timoteo 2:22

Los de corazón limpio no son santos sin pecado; no son más santos que otros que no han hecho nunca nada mal. No son la clase de personas que miran con desprecio a cualquiera que se ha metido en problemas. No, la palabra limpio se traduciría mejor como “lavado” en tiempo pasado. Los que tienen un corazón que ha sido lavado, aquellos que ya saben lo que es estar donde está usted. No le desprecian a usted, sino que le animan. Dicen: “Sé cómo se siente usted. Yo también he estado ahí, pero Dios me levantó. Yo sé lo que significa asirse a Su gran amor perdonador”. De manera que una de las necesidades para ser usado por Dios es que vaya usted con las personas que estén yendo en la misma dirección.

En una ocasión tuve que pasar un día en la Penitenciaría de Vacaville. No había estado allí con anterioridad. Fue una experiencia de lo más asombrosa ver a amigos cristianos trabajando en la prisión como si hubieran sido sal en medio de una sociedad corrupta. Era un día lluvioso, así que no había nadie en el patio. Todo el mundo estaba en las salas, de modo que era como estar en una escuela secundaria en el momento en que los estudiantes habían salido para comer. Entre los presos de esa prisión atestada, un grupo cristiano está manteniendo un testimonio que está haciendo que esa prisión se mantenga alejada de la violencia, actuando como la sal para preservarla en medio de una situación explosiva.

En la capilla me senté junto a un hombre que había sido un asesino, que había matado en varias ocasiones. Había sido uno de los convictos más duros y fieros del sistema penitenciario. Había pegado puñaladas a varias personas mientras estaba en la cárcel y era miembro de una cuadrilla que intentaba gobernar la prisión, un solitario vicioso que no dudaría en eliminar una vida humana, a pesar de lo cual, Dios le había alcanzado. Ahora es uno de los hombres con un espíritu más apacible, un hombre afable, un maestro de los otros prisioneros, instruyéndoles en la verdad de Dios.

Me reuní con otros que habían cometido violaciones, asesinatos, abusado de niños, hombres cuyas vidas fueron transformadas y que ahora estaban escuchando y gozándose en las Escrituras. Pregunté al líder del grupo qué era lo que más le decepcionaba de su trabajo. Sin dudar me contestó: “Son aquellos que son dramáticamente transformados aquí, pero que pierden todo lo que han ganado cuando salen”. Le pregunté por qué pasaba eso. “Porque vuelven con los mismos compañeros”, me contestó.

No hemos sido creados para vivir solos, sino para vivir con otros, y necesitamos el apoyo de otras personas. Aquellos que se rodean de un punto de vista de la vida que no es cristiano, y tienen amigos que no son cristianos, volverán casi con toda seguridad a esa manera de pensar y de vivir. Así que, si deseamos ser usados por Dios, el apóstol nos anima a buscar el compañerismo de personas que tengan una manera de pensar similar.

Señor, concédeme la fortaleza para decir que no a las cosas que debo y decir que sí a las cosas que debo hacer, para que Tú me encuentres útil en Tu mano, siendo una vasija apta para el uso del Maestro.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Todos los creyentes tenemos un elevado llamamiento para extender el amor de Cristo sin reserva alguna. Esto es algo que sólo se puede realizar en el contexto de una vida que ha sido limpiada. ¿Podemos hacer esto nosotros solos?

martes, 23 de noviembre de 2021

23 de noviembre - El fundamento firme de Dios - Ray Stedman

 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: “Conoce el Señor a los que son suyos” y “Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. 2Timoteo 2:19

En otras palabras, Pablo está diciendo a Timoteo que no se deje llevar por el pánico por los problemas en la iglesia. Reconoce que puede haber herejía en la congregación, que puede haber disensiones entre los miembros, y puede que Timoteo tenga que batallar en contra de ello, pero debe recordar: “el fundamento de Dios está firme”.

Esto es como una moneda de dos caras: el lado de Dios y el lado de los seres humanos. En el lado del Señor está: “Conoce el Señor a los que son suyos”. Es asombroso reconocer en los evangelios que Jesús sabía que Judas era un traidor desde el principio. Las Escrituras nos dicen que Jesús sabía antes de escogerlo que Judas era un demonio. Él conocía a los que eran Suyos y los que no lo eran. Pablo nos recuerda que la iglesia de Dios no va a ser alterada jamás o disminuida, ni siquiera por las herejías que pueda haber en nuestra contra, porque Dios conoce a los que le pertenecen.

El otro lado de la moneda es que las personas pueden conocer a aquellos que pertenecen a Dios cuando les ven apartarse de la maldad de la falsa doctrina y de la falsa enseñanza entre nosotros. Podemos sentirnos confiados en que aquellos que son cristianos acabarán por ver el error que representa y se apartarán de él; es en eso en lo que puede descansar nuestra fe.

Estas dos citas del versículo 19 han sido tomadas de la historia en Números 16 acerca de la rebelión de Coré, Datán y Abiram. Durante el tiempo que Israel estuvo vagando por el desierto, estos tres hombres desafiaron la autoridad de Moisés, diciendo: “¿Por qué escucháis a Moisés? Él no es diferente a lo que somos nosotros. Nosotros somos hombres de entendimiento como Moisés”. Lo que estaban realmente dando a entender es que el pueblo debía escucharles a ellos. Moisés llevó el problema al Señor, y el Señor le dijo: “Traedlos aquí; dejadme que yo los examine”. Coré, Datán y Abiram y sus familias estuvieron todos juntos. De repente, ante los ojos de toda la congregación, se abrió la tierra, y ellos cayeron en el pozo, y la tierra se cerró tras ellos. Dios dijo: “¿Tenéis más preguntas?”.

Sí, Dios sabe quiénes son los que le pertenecen, y Él tiene Su propia manera de tratar esta clase de cosa. El apóstol dice que los que son genuinos se apartarán de la iniquidad, que es la prueba de los verdaderos creyentes. Hay una vida en ellos que no les permitirá comprometerse con el mal y la iniquidad para siempre. Pero puede haber una lucha de larga duración. Yo he visto suceder esto, a veces durante un periodo de años, pero Dios no les permitirá continuar. Es preciso que abandonen por fin la falsa enseñanza porque ya no pueden continuar viviendo con ellos mismos. El apóstol Juan dijo: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19). Esa es la marca que animaría a Timoteo.

Padre celestial, ayúdame a recordar que puedo descansar en la seguridad de que Tú sabes los que son realmente Tuyos.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿No es el principal motivo por el que dar gracias por nuestra fe, que por la gracia podemos estar en Cristo? Aquellos que son genuinos se apartan de la iniquidad en gratitud por la asombrosa gracia.

lunes, 22 de noviembre de 2021

22 de noviembre - La prueba de la fe - Ray Stedman

 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo. 2 Timoteo 2:11-13

A los ojos de Dios, existe un vínculo directo entre las dificultades que podamos tener como creyentes aquí y el gozo y la gloria que nos espera más allá. “Si sufrimos, también reinaremos con él”. Está mal entender estos versículos como si quisieran decir que por medio de nuestros sufrimientos y el que soportando dificultades somos merecedores de una corona. Ese no es nunca el caso en las Escrituras. No ganamos una recompensa; jamás nos merecemos nada de Dios; ningún servicio fiel hace que Dios esté endeudado con nosotros ni le obliga a Él a darnos una recompensa.

Lo que están diciendo estos versículos es que esto es una prueba de la realidad de nuestra fe. Si realmente le pertenecemos a Cristo, si Él ha venido de verdad a morar en nosotros, esto se manifestará siempre por el hecho de que nosotros estemos dispuestos a sufrir con Él, a que renunciemos a algunas cosas por amor a Cristo, que nos pongamos de manera decidida en contra de las seducciones y las tentaciones de esta era, viviendo un estilo de vida diferente. Si tenemos estos deseos genuinos de vivir para Cristo, como es natural, es absolutamente seguro que compartiremos con Él, porque le pertenecemos a Él.

Pero si no estamos dispuestos a sufrir, si el momento que nuestro cristianismo empieza a apretarnos un poco y tenemos que renunciar a algo que disfrutamos hacer y vivimos de una manera que no ha sido aprobada, o incluso puede que el mundo a nuestro alrededor se ría de nosotros, nos tenemos que preguntar si eso no nos está diciendo que nuestro cristianismo es un fraude. “Si lo negamos, Él también nos negará”. Él sabe lo que es real respecto a nosotros. Si nosotros estamos sencillamente usando el cristianismo para conseguir que Dios haga algunas cosas agradables para nosotros, esta será la prueba al respecto. Cuando llegue el momento de la presión, renunciaremos al cristianismo; desapareceremos en el mundo que nos rodea, como están haciendo miles de personas hoy, bajo las presiones que surgen en nuestro tiempo. Si es ese el caso, Aquel que siempre ha sabido la verdad acerca de nosotros nos dirá: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!” (Mateo 7:23), cuando se manifiesten los secretos de los corazones de todos los hombres .

Pero “si somos infieles”, ahí está el reconocimiento de Pablo de que incluso cuando tenemos Su vida en nosotros y estamos dispuestos a sufrir, hay ocasiones en las que nos damos por vencidos. Con frecuencia somos débiles, fracasamos, andamos a tientas y tropezamos. Somos desleales, como Pedro cuando negó a su Señor; sin embargo, Él permanecerá “fiel, porque no puede negarse a sí mismo”. Si Él está en nosotros, Él nos mantendrá a salvo hasta el fin. Él nos restaurará; Él nos traerá de vuelta. Él obrará de manera abundante y maravillosa para apartarnos de aquello que nos ha desviado temporalmente. Nos traerá de vuelta al final a la humildad, al arrepentimiento y a confesar el mal que hayamos hecho, para la restauración, para que podamos continuar caminando con Él por gracia.

Señor, Tú conoces mi corazón. Tú sabes que mi deseo es seguirte incluso cuando significa que es posible que sufra por ello. Te doy gracias porque Tú eres fiel a Tu promesa y Tú me guiarás hasta el fin.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
La fe genuina se define, además de purificarse, por el sufrimiento. ¿Le hacemos nosotros frente a la tentación y al ridículo como discípulos de Cristo o comprometemos nuestra fe?

domingo, 21 de noviembre de 2021

21 de noviembre - Cómo ser fuerte - Ray Stedman

 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. 2 Timoteo 2:1

Lo primero que tiene usted que hacer cuando las cosas empiezan a desmoronarse a su alrededor, dice Pablo, es ser fuerte en la gracia que está en Cristo Jesús, que es el principio fundamental para ayudar a cualquier persona. Usted solo puede pasar a otros lo que usted mismo ha recibido. El conocimiento mental no tiene valor alguno. Si usted sencillamente transmite un conocimiento de la verdad, enseñando a las personas las diferentes doctrinas del cristianismo, no ha hecho nada para ayudarlas. A menos que puedan ver que esta verdad le ha cambiado a usted y ha hecho que sea diferente, que habla usted acerca de la experiencia de haber sido transformado por la verdad que cree no hará nunca nada para ayudar a otra persona en la hora de peligro. Si desea fortalecer a otros, el consejo de Pablo es que comience por sí mismo.

Lo que fortalece es la gracia. Una cosa peculiar acerca de la gracia es que nunca está a disposición de las personas fuertes. Esto es lo que hace que resulte difícil para nosotros contar con ella a veces. Hoy en día nos vemos continuamente asaltados por una andanada de propaganda que nos enseña que la manera de ser fuertes es desarrollar alguna cualidad acerca de nosotros, algún poder oculto, alguna reserva de personalidad, algún derecho que debemos exigir. Pero si cree usted en la Biblia, estas enseñanzas son la manera de ser débiles, y ese resulta ser el caso. Sólo la gracia de Dios es suficientemente fuerte como para enfrentarse con las presiones de un mundo caído, pero la única manera que puede usted aprovechar la gracia de Dios es reconocer que es usted tan débil que no tiene ninguna otra cosa que le mantenga.

Son muchas las personas que hoy en día no son fuertes y no pueden soportar en el día de presión, aunque dan un gran testimonio acerca de cómo van a seguir a Cristo y mantenerse para Él. Sin embargo, en el momento de la presión, se derrumban casi de manera instantánea. Se han tragado la mentira del mundo de que si tan sólo se deciden, que si por medio de su voluntad o su esfuerzo se ponen de manifiesto sus tremendos dones naturales, o si desarrollan algún poder para superar los derechos de otros, podrán mantenerse firmes. Pero la palabra de Pablo es que para ser fuertes es preciso descubrir “la gracia que está en Cristo Jesús”. Reconozca usted su propia debilidad, y luego acepte la promesa de Dios de trabajar con usted y por medio de usted en su debilidad para hacerle fuerte. Es así cómo funciona.

Los cristianos deberían estar continuamente aprendiendo a decir: “Yo no puedo cumplir esta exigencia. No puedo hacer esta cosa que se me pide que haga. Pero Él puede, y, por lo tanto, yo puedo”. Hágalo, basándose en la expectación de que Dios está en usted, y Él hará posible que haga lo que de lo contrario no podría hacer. Ese es el auténtico cristianismo; es algo sobrenatural, por lo que la fortaleza natural es su más grande enemigo. Cuando aprendemos esto, podemos ser fuertes “en la gracia que es en Cristo Jesús”.

Señor, confieso mi debilidad. Te pido que Tú me llenes de Tu fortaleza para que pueda enfrentarme con las cosas que Tú pones ante mí.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Está la gracia de Dios disponible a las personas fuertes o a las débiles? ¿Por qué? ¿Hemos descubierto nosotros la diferencia radical en el camino y el poder de la gracia en un mundo caído?

sábado, 20 de noviembre de 2021

La oración nunca es inútil - Meditación diaria



20 de noviembre - El llamamiento al valor - Ray Stedman

 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. 2 Timoteo 1:8

Muchos de ustedes trabajan en lugares donde la mayoría de las personas a su alrededor no son cristianas. Algunas son anticristianas, posiblemente hasta de una manera violenta, así que puede que haya ocasiones en las que se sienta usted avergonzado de ser cristiano. Teme usted que las personas lo averigüen o, si ya saben que es usted cristiano, tiende usted a callárselo y no decir demasiado al respecto. Esta es una experiencia casi universal para cristianos que tienen contacto con personas que no son cristianas, y este es el problema que el apóstol menciona aquí a Timoteo, su hijo en la fe, realizando el ministerio en la gran ciudad pagana de Éfeso.

Yo creo que Timoteo se sintió tentado, por lo menos, a avergonzarse del Señor porque Jesús es invisible. Es probable que también usted se sintiese avergonzado de esto. El hablar acerca de un Señor que es el Ser más importante en su vida, a pesar de lo cual no pueda mostrarle a las personas o permitir que escuchen hablar de Él, que un hombre que vivió hace dos mil años sigue aún con vida hoy manteniendo una relación vital con usted, es exponerse usted al ridículo y la incredulidad de muchos. Timoteo también se sintió así.

Además, Timoteo se sintió tentado a sentirse avergonzado de Pablo, porque Pablo era un prisionero político, en contra de la administración del imperio romano, y considerado como un enemigo del emperador y destructivo a la sociedad. Pablo anima a Timoteo a sobreponerse a esto.

Y en tercer lugar, Timoteo se avergonzaba del evangelio. Yo me he sentido de esta manera y estoy seguro de que usted también, porque el evangelio en su elemento básico es insultante en lo que se refiere al orgullo de las personas. Al mundo le encanta considerarse adecuado para resolver sus problemas. Las personas individuales con frecuencia manifiestan un sentido asombroso de autosuficiencia e independencia, negándose a admitir que necesitan ayuda. Pero la declaración básica del evangelio es que las personas se encuentran impotentes y perdidas.

En una conferencia en San Diego, el mensaje de apertura lo dio Luis Palau. En su discurso, Luis contó dos incidentes. El primero de ellos fue acerca del hecho de que él había guiado al presidente de una de las repúblicas de Sudamérica al Señor, y la segunda fue acerca de que había guiado a un conserje al Señor en la ciudad de Atlanta. Lo que dejó claro Luis fue que el presidente y el conserje habían venido de la misma manera. Los dos habían tenido que admitir que estaban desesperadamente perdidos y que no poseían ninguna habilidad para librarse ellos mismos de lo que estaba destruyendo sus vidas. Los dos tuvieron que depender de la misericordia salvadora del Señor Jesucristo, y ambos manifestaron un cambio tremendo después. Esto es lo que hace el evangelio: socava el orgullo, la autosuficiencia y la arrogancia de las personas. Como resultado de ello, a veces tenemos tendencia a avergonzarnos del evangelio delante de personas orgullosas.

Mi oración es que yo esté dispuesto a mantenerme firme, dispuesto a ser sometido a prueba, dispuesto a soportar y a resistir la tentación de sentirme avergonzado del evangelio.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
La autosuficiencia y todas las demás formas de orgullo producen resistencia al evangelio. Después de examinarnos a nosotros mismos, ¿es también este el motivo por el que nos falta valor para hablar en público de la gracia de Dios?

viernes, 19 de noviembre de 2021

19 de noviembre - Las lágrimas del amor - Ray Stedman

 Al acordarme de tus lágrimas, siento deseo de verte, para llenarme de gozo. 2 Timoteo 1:4

Yo no sé cuándo lloró Timoteo con Pablo. Muchos sugieren, y pienso que esto tiene mérito, que es posible que esto sucediese cuando Pablo fue nuevamente arrestado, separado de la compañía de Timoteo y llevado a rastras a su último encarcelamiento en Roma. No estamos seguros de dónde sucedió esto. Personalmente creo que posiblemente tuviese lugar en la ciudad de Troas. Pablo no tuvo ni siquiera tiempo de regresar para recoger sus pertenencias. De repente, en medio de un terrible estallido de persecución contra los cristianos, un grupo de soldados romanos le agarraron y, sin explicación alguna, le llevaron prisionero a rastras. Mirando atrás, Pablo vio el rostro angustiado de Timoteo y se fijó en las lágrimas que caían por el rostro de este hombre joven que contemplaba al que había sido su amado padre en la fe llevado a la cárcel a rastras. Pablo dice: “No puedo olvidarme de esto. Cada vez que pienso en ti, Timoteo, veo las lágrimas cayendo por tu rostro y me hace orar por ti”.

Hace muchos años enseñé una clase de escuela dominical en una escuela secundaria en Chicago. En aquel entonces tenía veintiún años de edad, y aquellos muchachos, que eran adolescentes, no eran mucho más jóvenes de lo que lo era yo. Entre ellos había dos muchachos con los que me sentía especialmente cercano, porque había pasado mucho tiempo con ellos. Habíamos estudiado juntos la Palabra; habíamos hecho juntos varias cosas divertidas. Yo les quería, y ellos me querían a mí. Pero llegó un momento en el que tuve que marcharme de Chicago y regresar para vivir en Denver. Ese fue uno de esos momentos en los que supe que nunca más volvería a ver de nuevo a mis amigos. Ellos vinieron conmigo a la estación de ferrocarril, y al despedirnos, recuerdo muy bien que les caían las lágrimas por el rostro. Durante muchos años, al pensar en este suceso, me sentí movido a orar por estos dos muchachos, porque me acordaba de sus lágrimas de amor cuando nos despedimos.

Es acerca de esto de lo que escribe el apóstol. ¿Hay alguien en quien está usted pensando, una persona cariñosa a la que tuvo usted que dejar, cuyas lágrimas recuerda usted? ¿Le recuerda usted, como Pablo se acordaba de Timoteo, para orar por esa persona? Al igual que Pablo, recuerde usted constantemente a esa persona en sus oraciones cuando recuerde sus lágrimas de amor.

Te doy gracias, Señor, por las profundas amistades que Tú me das. Oro por aquellos que han invertido en mí, para que Tú les estimules hoy.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Los dones de las amistades profundas y cariñosas crean recuerdos que apreciamos. Al pensar en nuestros queridos amigos, ¿estamos orando fielmente por ellos?

jueves, 18 de noviembre de 2021

18 de noviembre - Cómo luchar - Ray Stedman

 Pelea la buena batalla de la fe... Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato. 1 Timoteo 6:12-13

Nada le ayudará a usted a prepararse más para la lucha que la visión de Dios. Esto es lo que Pablo pone ante Timoteo. Fíjese usted en las cosas estimulantes aquí. Para empezar, Dios es el dador de la vida.

¿Se siente usted alguna vez derrotado y desalentado, golpeado por más cosas de las que puede usted afrontar, y como si le faltasen las fuerzas? Lo que necesita usted es un vigor reanudado, vitalidad y fuerzas, y es lo que tendrá usted si se vuelve a Dios y le ve a Él allí con usted para infundirle de nuevo fuerza y vitalidad. Esta es la parte que desempeña la oración en nuestras vidas. Hemos experimentado la comunicación de nuevas fuerzas y valor de Dios cuando nos hemos vuelto a Él en oración en un momento de presión. Dios nos ha sido dado para que no nos desanimemos cuando lleguen los momentos de desánimo. Vuélvase usted a Él como el Autor de la vida.

Luego, como dice Pablo, tenemos el estímulo del ejemplo de Jesús. ¿Le cuesta a usted trabajo admitir su fe cristiana en ciertos grupos? Si es así, piense usted en Jesús, “que al dar testimonio ante Poncio Pilato hizo la buena confesión”. Pilato examinó a Jesús y no encontró falta alguna en Él. Entonces Pilato le hizo una pregunta, y la respuesta de Jesús determinó si había de vivir o de morir. Pilato estaba ansioso de dejarle en libertad si podía, porque reconoció a Jesús como un hombre justo e inocente al cual los sumo sacerdotes le habían entregado por celos.

“¿Eres tú el rey de los judíos?” (Mateo 27:11), le preguntó Pilato. Jesús pudo haber dicho que no, pero al hacerlo hubiese negado que era el Mesías, que Él era el Rey de los judíos. De haber dejado Pilato en libertad a Jesús, los judíos le hubiesen acusado de hacer amistad con un traidor a César. El haber contestado que sí hubiese sellado el destino de Jesús. Él lo sabía, a pesar de lo cual, contestó con la más fuerte afirmativa en el idioma hebreo: “Tú lo dices” (Mateo 27:11b). Eso le costó la vida.

Pablo le está recordando a Timoteo: “Habrá ocasiones en las que tendrás que decir que no; desearás decir que sí, y todo el mundo a tu alrededor quiere que digas que sí. Habrá ocasiones en las que te dará vergüenza admitir que eres cristiano, pero recuerda a Jesús. Él dio el buen ejemplo; Él fue ‘el testigo fiel’ (Apocalipsis 1:5) a la verdad”.

Señor, enséñame a luchar, sabiendo que Tú eres el Dador de la vida. Por Tu Espíritu que vive en mí, concédeme que tenga el mismo valor para ser un testigo fiel que demostró ser Jesús.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El mundo ha participado con frecuencia en guerras injustas, con frecuencia en nombre de Dios. Al participar nosotros en la lucha de la fe, ¿vemos a Dios como el Dador de la vida?

miércoles, 17 de noviembre de 2021

17 de noviembre - El precio de las riquezas - Ray Stedman

 Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición. 1 Timoteo 6:9

Pablo nos está diciendo cómo, en todas las edades, este peligro sutil se apodera de nuestros corazones. Para empezar, se presenta bajo la forma de una sencilla tentación. Abra usted una revista y se encontrará con una foto de un fabuloso automóvil. A usted se le abren desmesuradamente los ojos con solo mirarlo. Camine usted por un centro comercial y está expuesto en el centro. Usted puede acercarse y tocarlo, sentarse en su interior e imaginarse a sí mismo conduciéndolo. Sus vecinos tienen uno a la puerta de su casa. Todos los domingos por la mañana lo están lavando, levantando el capó y gastando una gran cantidad de dinero en accesorios caros.

Esa es la tentación y es algo con lo que nos enfrentamos. Crea en nosotros un gran deseo de tener lo que otros tienen. Todos sentimos la fuerza y el poder de esto. Sería tan natural que pudiésemos tener un automóvil como ese, especialmente cuando se nos está diciendo constantemente que nos lo merecemos, que somos “esa clase” de personas. Es asombrosa la facilidad con la que podemos convencernos a nosotros mismos de que nosotros, como el resto de la gente, tenemos derecho a cosas.

Pero no es eso lo peor. Hay otra etapa. Pablo dice que aquellos que desean ser ricos “caen en… una trampa”. Fíjese usted lo que se enfatiza: es en el deseo de ser ricos. Es el amor al dinero, no el dinero, que es la raíz de todos los males. Oímos todo el tiempo que el dinero es la raíz de todos los males, pero no lo es. El dinero es una comodidad muy necesaria en la vida; es imposible salir adelante sin usar dinero en una forma u otra. Es “el amor al dinero” de lo que hablan las Escrituras, el deseo de tener más y más de él, el anhelar las riquezas, el estar continuamente planeando cómo conseguir un dólar más.

Usted dirá: “¿Qué se supone que haga un joven con una familia? ¿Acaso no se supone que debe proveer para ellos?”. Sí, claro que sí, pero ¿cuál es su objetivo? ¿Es ganar dinero, o es ser un buen trabajador, fiel, que usa sus dones y habilidades al máximo para la gloria de Dios en el lugar en el que ha sido colocado? Esto es algo en lo que el mundo nunca piensa.

Pablo dice que cuando usted cae en tentación y da lugar a esta codicia, deseando tener más cosas, usted está creando una trampa para sí mismo. Con estas palabras, lo que quiere decir es que sus posesiones no tardarán en tomar posesión de usted. Toda persona que ha tenido el más mínimo éxito en obtener algunas de las cosas que deseaba no tarda en descubrir esto, porque sus posesiones exigen que se ocupe de ellas.

Las posesiones también cambian las relaciones que tiene usted con otras personas. Descubre usted que las personas le tratan de manera diferente porque usted tiene algo que es un símbolo de prestigio o de estado. Las personas no le tratan ya por quién es usted, le están tratando por lo que tiene, de modo que usted comienza a sospechar de sus amigos y de sus amistades. Todas estas complicaciones suceden cuando el amor al dinero comienza a apoderarse de usted. Esa es la trampa en la que se convierte.

Señor te doy gracias por lo prácticas que son estas palabras. Deseo que me ayuden a corregir mis puntos de vista y que aprenda a resistir los conceptos erróneos distintivos y exagerados del mundo que me rodea.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
El amor al dinero puede ser una adicción costosa. ¿Necesitamos nosotros tener en cuenta su efecto corrosivo en nuestras vidas y el efecto prolongado que tiene en nuestras relaciones con otras personas?

martes, 16 de noviembre de 2021

16 de noviembre - Palabras sólidas para esclavos - Ray Stedman

 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 1 Timoteo 6:1


Algunos de ustedes tienen a tiranos como jefes. Yo mismo he trabajado con supervisores que lo eran. Nos causan frustración; los vemos como ignorantes que no disciernen el fin del principio. Cómo consiguieron el trabajo, para empezar, es algo que usted no puede comprender. Pero, a pesar de ello, son los encargados y le tienen a usted agarrado por el cuello, porque son ellos los que controlan su cheque. Las Escrituras nos dicen que usted no solamente debe tratarles con respeto, sino que debe considerarles “dignos de todo honor”.

Todo va a depender de cómo se siente usted sobre ellos. Si usted cree que son unos lunáticos que no se merecen su respeto, entonces, por muy educado que sea usted, ellos están observando; su actitud hacia ellos será una actitud de amargura y resentimiento; usted estará constantemente intentando encontrar maneras para no hacer absolutamente nada y justificarlo por causa de la actitud que ellos han adoptado hacia usted. Pero las Escrituras dicen: “Considérales dignos de todo honor”, sea cual fuere su manera de comportarse, sin importar cómo le tratan a usted. ¿Por qué? Porque han sido creados en la imagen de Dios y, al igual que usted, cuando la gracia de Dios les toca, son capaces de reflejar Su gloria y Su belleza, siendo en potencia los portadores de Dios mismo, de modo que usted debe tratarles con respeto.

La Biblia nunca mira a las personas como si no tuviesen valor alguno. El punto de vista de la Biblia es que los seres humanos son la creación de Dios hecha a la imagen de Dios y, aunque son seres caídos, no son despreciables. Si considera usted a las personas como creadas a la imagen de Dios, entonces podrá usted ver a un individuo como alguien que merece el respeto y el honor por la persona que Dios ha creado para que fuese: un hombre o una mujer por quien Cristo murió. Así era cómo fueron considerados los esclavos cristianos por sus amos en el primer siglo. Si sus amos no eran creyentes, todavía los esclavos debían considerarlos como “dignos de todo honor”, de modo que el nombre de Dios, que los creó y puso Su imagen sobre ellos, no fuese difamado, y para que el mundo no despreciase Sus enseñanzas.

El punto de vista satánico sobre los seres humanos es exactamente el contrario. Satanás cree que las personas no tienen valor alguno; las considera con desprecio y las desdeña. Cuando usted considera a las personas como si careciesen de valor, las trata de esa manera y habla acerca de ellas de ese modo, maldiciéndolas y usando un lenguaje respecto a ellas que es despreciativo y las priva de su personalidad. Cuando usted hace eso, está usted reflejando la opinión que tiene Satanás de las personas. Tanto si se trata de esclavos como de amos, los cristianos deben tratarse los unos a los otros con todo respeto, así como al resto de las personas, como “dignas de todo honor”, y no usar un lenguaje como este, de modo que el nombre de Dios no sea difamado.

Señor, te doy gracias por colocarme donde Tú me has colocado con un propósito. Ayúdame a tratar a las personas a mi alrededor como “dignas de todo honor”.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
¿Cuál es el estado común real y básico entre los señores y los esclavos, en cualquier diferencia social, que pudiese producir respeto mutuo los unos por los otros?