Versículo para hoy:

jueves, 28 de julio de 2016

Criando Hijos Que No Pierden Su Fe - Danny Baker


Cómo mantener un corazón ferviente - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 28

“El cual anduvo haciendo bienes”. Hechos 10:38.

POCAS palabras, pero, sin embargo, tenemos aquí una preciosa biografía del Señor Jesucristo. No hay muchas plumadas, pero son plumadas de un maestro. Del Salvador y sólo del Salvador es cierto lo que dice este pasaje en el más completo, más amplio y absoluto sentido: “El anduvo haciendo bienes”. De esta descripción, es evidente que él hizo bien personalmente. Los evangelistas nos dicen, a cada paso, que él tocaba a los leprosos con su dedo, que ungía los ojos del ciego, y que en los casos donde se le pedía que sólo dijese la palabra desde cierta distancia, él, por lo regular, no consentía en ello, sino iba a la cama del enfermo y allí personalmente obraba la sanidad. Hay aquí una lección para nosotros. Si queremos hacer bien, hagámoslo nosotros mismos. Da limosna con tu propia mano. Una mirada o una palabra afectuosa acrecentará el valor de la dádiva. Habla a un amigo en cuanto a su alma; tu amorosa súplica tendrá más resultado que todo un depósito de tratados. La manera en que nuestro Señor hacía bien manifiesta su incesante actividad. El no sólo hizo el bien que estaba al alcance de su mano, sino que “fue”, cumpliendo su misión de compasión. A través de toda la tierra de Judea, apenas habría alguna villa o aldea que no había sido alegrada por su presencia. Cómo condena esto la manera lenta y desganada con que muchos creyentes sirven al Señor. Ciñamos los lomos de nuestro entendimiento y no nos cansemos de hacer bien. ¿No implica el texto que él salió de su camino para hacer bien? Nunca se acobardó por el peligro o por las dificultades. El buscó los objetos de sus propósitos misericordiosos. Así debemos obrar nosotros. Si los antiguos planes no quieren responder, debemos probar otros nuevos, porque los métodos nuevos a veces resultan más que los métodos corrientes. La perseverancia de Cristo y la unidad de sus propósitos están también indicados aquí, y la aplicación práctica de todo esto puede resumirse en estas palabras: “El nos dejó ejemplo para que nosotros sigamos sus pisadas”.

Charles Haddon Spurgeon.