Versículo para hoy:

martes, 14 de noviembre de 2023

NOVIEMBRE 14 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Cortaré a aquellos adoradores que juran por Jehová y juran por Milcom”.
Sofonías 1:5.

ESTAS personas se creían seguras porque estaban con ambas partes. Iban con los seguidores de Jehová y al mismo tiempo se inclinaban a Milcom. Pero la duplicidad es abominable a Dios, y su alma odia la hipocresía. El idólatra que abiertamente se entrega a su dios falso, tiene un pecado menos que el que ofrece su profano y detestable sacrificio en el templo del Señor, mientras que su corazón está con el mundo y con sus pecados. En las cosas comunes de la vida diaria el hombre de doblado ánimo es despreciado; pero, en religión, es aborrecible hasta el último grado. El castigo pronunciado en este pasaje es terrible; pero es bien merecido, pues, ¿cómo es posible que la justicia divina perdone al pecador que conoce lo recto, lo aprueba y profesa seguirlo, y sin embargo, ama continuamente al pecado y le entrega el dominio de su corazón? Alma mía, examínate esta mañana, y mira si eres culpable de esta doblez. ¿Profesas ser un seguidor de Jesús? ¿Lo amas en verdad? ¿Es tu corazón recto para con Dios? ¿Eres de la familia del anciano Padre Honesto o eres un pariente del señor Interés Particular? Tener nombre que vivimos vale poco, si estamos muertos en delitos y pecados. Tener un pie en la tierra de la verdad y el otro en el mar de la falsedad, significará una caída terrible y una ruina total. Cristo será todo o nada. Dios llena todo el universo, de ahí que no haya lugar para otro dios. Si él reina en mi corazón, entonces no habrá lugar para otro poder. ¿Descanso sólo en Jesús crucificado y vivo sólo por él? ¿Es mi deseo que sea así? ¿Se esfuerza mi corazón en obrar así? Si es así, bendita sea la poderosa gracia que me guió a la salvación; y si no es así, perdona, oh Señor, mi terrible ofensa y une mi corazón para temer tu nombre.

NOVIEMBRE 13 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“El pámpano no puede llevar fruto de sí mismo”. Juan 15:4.

¿CUÁNDO empezaste a llevar fruto? Fue cuando viniste a Jesús, confiaste en su gran expiación y descansaste en su perfecta justicia. ¡Ah, qué fruto llevabas entonces! ¿Recuerdas aquellos primeros días? Entonces, en verdad la vid florecía, las tiernas uvas aparecían, las granadas germinaban y las eras de especias daban su fragancia. ¿Has decaído desde entonces? Si has decaído, te exhortamos a que recuerdes aquel tiempo de amor, a que te arrepientas y hagas las primeras obras. Ocúpate continuamente en aquellas cosas que te acercan más a Cristo, pues es de él de quien proceden todos tus frutos. Cualquier actividad que te acerque a él, te ayudará a llevar fruto. El sol es, sin duda, un gran obrero que produce frutos entre los árboles del huerto; y Jesús los produce en mayor proporción entre los árboles del huerto de su gracia. ¿Cuándo has sido más infructífero? ¿No ha sido cuando has vivido muy lejos del Señor Jesucristo, cuando has descuidado la oración, cuando te has apartado de la sencillez de tu fe, cuando tus dones en lugar de tu Señor han absorbido tu atención, cuando has dicho: “Mi montaña permanece firme; yo nunca seré movido”, y has olvidado dónde reside tu poder? ¿No fue entonces cuando dejaste de llevar fruto? A algunos de nosotros se nos ha enseñado que fuera de Cristo no tenemos nada, y esto por causa de la terrible degradación de nuestro corazón delante del Señor. Y cuando hemos visto la completa esterilidad y la muerte de toda potencia humana, hemos exclamado angustiosamente: “De él proceden todos mis frutos; yo, por mí mismo, jamás pude producir uno”. La experiencia nos ha enseñado que cuanto más sinceramente dependamos de la gracia de Dios en Cristo y atendamos al Espíritu Santo, más frutos llevaremos para Dios. ¡Que el Señor nos enseñe a confiar en Jesús tanto para llevar fruto como para gozar de vida!