Versículo para hoy:

miércoles, 31 de mayo de 2023

MAYO 31 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“El rey iba pasando el torrente Cedrón”. 2 Samuel 15:23

DAVID cruzó aquel tenebroso torrente cuando huía, con su desconsolado séquito, de la presencia de su hijo traidor. El hombre que era según el propio corazón de Dios no estuvo exento de la aflicción; su vida fue muy atribulada. Él fue no sólo el Ungido del Señor, sino el Afligido del Señor. ¿Por qué, pues, nosotros esperamos librarnos del dolor? En las puertas de la aflicción, los más nobles hijos de Dios aguardaron con ceniza sobre sus cabezas; ¿por qué, entonces, os maravilláis como si alguna cosa peregrina os aconteciese? El mismo Rey de reyes no fue favorecido con una senda más placentera o real. Él pasó la sucia zanja del Cedrón, por la que corría la suciedad de Jerusalem. Dios tuvo un Hijo sin pecado, pero no tuvo un solo hijo sin disciplina. Es motivo de grande gozo saber que Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza. ¿Cuál es nuestro Cedrón esta mañana? ¿Es un amigo infiel, una sensible desgracia, un reproche calumnioso o un triste presentimiento? El Rey lo pasó todo. ¿Es un dolor físico: pobreza, persecución o desprecio? Por todos estos Cedrones ha pasado ya el Rey. Él gustó todas nuestras aflicciones. La idea de que estamos solos en nuestras pruebas debe eliminarse de una vez para siempre, pues el que es la Cabeza de todos los santos conoce por experiencia el dolor que solemos considerar exclusivamente nuestro. Todos los ciudadanos de Sión han de quedar libres de la Honorable Compañía de los que lloran, de la que el Príncipe Emmanuel es cabeza y capitán.
A pesar de su humillación, David volvió en triunfo a su ciudad; y el Señor de David se levantó victorioso de la tumba. Estemos, entonces, de buen ánimo, pues nosotros sacaremos agua con gozo de las fuentes de la salud, aunque ahora, por un tiempo, tengamos que pasar por los nocivos arroyos del pecado y de la aflicción.

martes, 30 de mayo de 2023

MAYO 30 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas".
Cantares 2:15

UNA insignificante espina puede causar mucho sufrimiento. Una nubecilla es suficiente para escondernos el sol. Las zorras pequeñas echan a perder las viñas. Los pecados insignificantes dañan el corazón delicado, se esconden en el alma y la llenan de todo lo que Cristo aborrece, de manera que el Salvador no pueda mantener con nosotros dulce comunión. Un gran pecado no puede destruir al cristiano, pero un pecado insignificante lo hace miserable. Jesús no andará con su pueblo, si éste no abandona todo pecado. Él dice: "Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor". 

Algunos creyentes muy rara vez gozan de la presencia de su Salvador. ¿Cómo es esto? Sin duda, debe de ser muy doloroso para un niñito el estar separado de su padre. ¿Eres tú un hijo de Dios, y, sin embargo, estás satisfecho con vivir sin contemplar el rostro de tu Padre? ¿Eres tú la esposa, y, sin embargo, te sientes satisfecha sin su compañía? Tú has caído, sin duda, en un grave estado, pues la casta esposa de Cristo suele lamentar como una paloma, la ausencia de su compañero. ¿Preguntas qué fue lo que alejó a Cristo de ti? Él esconde su rostro detrás del muro de tus pecados. Este muro se levanta tan fácilmente con pequeñas como con grandes piedras. La mar está formada de gotas; las rocas están hechas de granos de arena; y la mar que te aparta de Cristo se llena con las gotas de tus pecados insignificantes. La roca que casi echa a pique tu barco, pudo haberse formado con los corales de tus llamados inocentes pecados. Si quieres vivir con Cristo, andar con Cristo, ver a Cristo y tener comunión con Él, ten cuidado de "las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas, pues nuestras viñas están en cierne". Jesús te invita a ir con Él y cazarlas. Él, sin duda, igual que Sansón, cazará las zorras enseguida y fácilmente.

lunes, 29 de mayo de 2023

MAYO 29 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Aborreciste la maldad". Salmo 45:7

"AIRAOS y no pequéis". Es dudoso que reine el bien en un hombre que no se indigna por el pecado. El que ama la verdad debe odiar la falsedad. ¡Cómo abominó Jesús al mal, cuando fue tentado! Tres veces lo acometió en diferentes formas, pero Jesús siempre lo combatió con "vete, Satanás". Aparte de esto, Jesús detestó el pecado cuando lo vio en otras personas, aunque muy frecuentemente demostró su indignación con lágrimas de misericordia, en lugar de hacerlo con palabras de reprensión. Sin embargo, qué lenguaje podría ser más severo, más parecido al de Elías, que las palabras "¡ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque coméis las casas de las viudas y por pretexto hacéis largas oraciones". Jesús odió al pecado de tal forma que derramó su sangre para herirlo; murió para matarlo; fue enterrado para sepultarlo; y resucitó para tenerlo siempre bajo sus pies. Cristo está en el Evangelio, y el Evangelio se opone al pecado en todas sus formas. 

El pecado se atavía con hermoso ropaje e imita el lenguaje de la santidad, pero los preceptos de Jesús, semejantes al famoso látigo de muchas cuerdas, lo echan del templo, y no lo tolerará en la Iglesia. Del mismo modo, en el corazón donde Jesús reina, hay una gran guerra entre Cristo y Belial. Y cuando Jesús venga para ser nuestro juez, manifestará su odio a la iniquidad con aquellas fulminantes palabras: "Apartaos, malditos", palabras que serán como la culminación de lo que enseñó, durante su ministerio, tocante al pecado. Tan cálido como es su amor a los pecadores es su odio al pecado; tan perfecta como es su justicia será la destrucción de toda especie de mal. ¡Oh, tú, glorioso campeón de la justicia y demoledor de la maldad!, es por esto que "te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros".

domingo, 28 de mayo de 2023

MAYO 28 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“A los que justificó a estos también glorificó”. Romanos 8:30

CREYENTE, aquí hay una preciosa verdad para ti. Puedes ser pobre, estar sufriendo o ser desconocido, pero, anímate haciendo memoria de tu llamamiento y recordando sus consecuencias, especialmente aquella de la cual se habla en este pasaje. Tan cierto como tú eres hoy un hijo de Dios, tus pruebas pronto acabarán, y serás rico en todos los sentidos de la bienaventuranza. Aguarda un momento y tu cansada cabeza ostentará la corona de gloria y tu mano tomará la palma de la victoria. No lamentes tus pruebas, sino más bien regocíjate de que pronto estarás donde “no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”. Los carros de fuego están a tu puerta, y en un momento te llevarán a la gloria. El eterno canto está cerca de tus labios. Los portales del cielo están abiertos para dejarte pasar. No pienses que puedas dejar de entrar en el reposo. Si Él te ha llamado, nada te puede apartar de su amor. La angustia no puede romper el vínculo; el fuego de la persecución no puede quemar el eslabón; el martillo del infierno no puede romper la cadena. Tú estás seguro; aquella voz que te llamó al principio te llamará otra vez para que vayas de la tierra al cielo, de las lóbregas tinieblas de la muerte al inefable esplendor de la inmortalidad. Descansa seguro, el corazón del que te justificó, late por ti de infinito amor. Pronto estarás con los glorificados, donde está tu parte.
Lo único que estás esperando aquí es ponerte en condiciones para gozar de la herencia; una vez que esto se realice, las alas de los ángeles te llevarán lejos al monte de la paz, del gozo y de la felicidad, donde, apartado de un mundo de aflicción y de pecado, y en eterna comunión con Dios, descansarás para siempre.

sábado, 27 de mayo de 2023

MAYO 27 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y moraba Mephi-boseth en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies”. 2 Samuel 9:13

MEPHI-BOSETH no era un gran adorno para la mesa real; sin embargo comía siempre allí para que David pudiese ver en su rostro las facciones de su amado Jonatán. Nosotros también como Mephi-Boseth podemos decir al Rey de Gloria: “¿Quién es tu siervo para que mires a un perro muerto como yo?” Pero, sin embargo, el Señor se goza en tener con nosotros un roce muy familiar, pues ve en nuestros rostros las facciones de su muy querido Jesús. El pueblo de Dios es amado por la mediación de Jesús. Es tal el afecto que el Padre profesa a su Unigénito que, por amor a Él, levanta a sus humildes hermanos de la pobreza y del destierro, y los pone en la corte, entre los de noble rango, y los sienta a la mesa del Rey. Sus deformidades no los privarán de sus privilegios. La renguera no es un obstáculo a la filiación. El lisiado es tan heredero de Dios como si pudiese correr igual que Asael. Nuestra justicia no cojea aunque lo hagan nuestras fuerzas. La mesa de un rey es un buen escondite para las piernas tullidas, y en la fiesta del Evangelio aprendemos a gloriarnos en nuestra flaqueza porque el poder de Dios reposa sobre nosotros. No obstante, una gravosa inhabilidad puede dañar la personalidad de los más amados santos. Aquí tenemos a uno que era agasajado por David, pero tan lisiado de ambos pies que no pudo seguir al rey cuando huía de la ciudad, y, en consecuencia, fue calumniado e injuriado por su siervo Siba. Los santos cuya fe es débil y cuyo conocimiento es pobre son grandes perdedores; están expuestos a muchos enemigos y no pueden seguir al rey a donde vaya. Este achaque se origina frecuentemente en las caídas. La mala alimentación en la infancia espiritual es a menudo la causa de que los convertidos caigan en un desaliento del cual nunca pueden restablecerse; y, en otros casos, es el pecado el que nos deja los huesos rotos.

viernes, 26 de mayo de 2023

¿Qué significa negarte a ti mismo y tomar tu cruz? - CHRISTY GAMBRELL

 Ya que la cruz de Jesús y la nuestra no pueden lograr lo mismo, ¿qué quiere decir el principal portador de la cruz con «tome su cruz»? ¿Por qué utiliza una metáfora tan dura para describir el discipulado?


MAYO 26 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”. Salmo 55:22

LA excesiva ansiedad es pecado, aunque haya motivos legítimos para tenerla. El precepto que nos manda evitar los cuidados congojosos es encarecidamente inculcado por nuestro Salvador una y otra vez, y repetido, después, por los apóstoles. Es este un mandamiento que no puede ser olvidado sin incurrir en transgresión, pues la esencia misma de la ansiedad es la falsa idea de que nosotros somos más sabios que Dios, y la creencia de que tenemos que meternos en su lugar para hacer por Él lo que Él determinó hacer por nosotros.
Intentamos pensar en aquello que suponemos que Dios olvidará; nos afanamos por colocar sobre nosotros mismos nuestras pesadas cargas, como si Dios no pudiese o no quisiese llevarlas en nuestro lugar. Ahora bien, esta desobediencia a su explícito mandamiento, esta incredulidad a su Palabra, esta presunción en entrometernos en lo que es de su exclusiva incumbencia, es pecado. Aun más que esto, el cuidado congojoso nos conduce frecuentemente a cometer pecado. El que no puede dejar con confianza sus asuntos en las manos de Dios, pero quiere llevar sus propias cargas, es muy probable que sea tentado a usar medios ilícitos para ayudarse a sí mismo. Este pecado nos lleva a olvidar a Dios, como nuestro consejero, y a recurrir a la sabiduría humana. Esto es ir a “cisternas rotas” en lugar de ir a la “fuente”, como le pasó al antiguo Israel. La ansiedad nos hace dudar del amor de Dios y, en consecuencia, nuestro amor para con Él se enfría; sentimos desconfianza y así contristamos al Espíritu de Dios, de suerte que nuestras oraciones llegan a ser impedidas y la consistencia de nuestro ejemplo queda perjudicada. La falta de confianza en Dios nos lleva a vagar muy lejos de Él, pero si con fe sincera en su promesa, echamos sobre Él nuestras cargas, entonces seremos fuertes contra la tentación. “Guardarás en perfecta paz a aquel cuyo ánimo se apoya en ti”.

jueves, 25 de mayo de 2023

MAYO 25 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“No me desampares, oh Jehová”. Salmo 38:21

FRECUENTEMENTE pedimos a Dios que no nos desampare en la hora de la prueba y de la tentación, pero olvidamos muy a menudo que esta oración la debemos hacer en todos los tiempos. No hay instante de nuestra vida en que podamos vivir sin su constante sostén. Ya en la luz, ya en las tinieblas; en la comunión o en la tentación, siempre necesitamos pedirle que no nos desampare. “Sostenme y seré salvo”, dice el salmista. Un niñito, mientras aprende a caminar, siempre necesita la ayuda de la niñera. La nave abandonada por su piloto se desvía inmediatamente de su ruta. No podemos vivir sin una continua ayuda de lo Alto. Sea esta, pues, nuestra oración de hoy: “No me desampares.Padre, no desamparas a tu hijo, a fin de que no caigas en la mano del enemigo. Pastor, no desamparas a tu oveja para que no vague lejos de la seguridad del redil. gran labrador, no desamparas a tu planta para que no se marchite y muera. No me desamparas, oh Jehová, ahora; y no me desampara en ningun momento de mi vida. No me desamparas en mi alegría, para que ella no absorba mi corazón; no me desampara en mi tristeza para que no murmure contra ti; no me desampares en el día de mi arrepentimiento a fin de que no pierdas la esperanza del perdón y caigas en desesperación, y no me desampares en el día en que mi fe es muy firme, para que esa fe no degenere en presunción.No me desamparas, porque sin ti soy débil, pero contigo soy fuerte. No me desampara porque mi camino es peligroso, y lleno de trampas y no puedo andar por él sin tu dirección. La gallina no desampara a su cria; cúbreme tú eternamente con tus plumas y permíteme hallar refugio bajo tus alas”. “No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude”. “No me dejes y no me desampares, Dios de mi salud”.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Cesarea Marítima: 5 Minutos en la Historia de la Iglesia con Stephen Ni...


MAYO 24 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Bendito Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia". Salmo 66:20

SI reflexionamos sinceramente sobre el carácter de nuestras oraciones, nos llenaremos de admiración, al pensar que Dios las ha contestado. Puede ser que haya alguno que piense, como lo hizo el fariseo, que sus oraciones merecen ser aceptadas; pero el verdadero cristiano al dar una mirada retrospectiva más imparcial, deplora sus oraciones, y si pudiese volver sobre sus pasos, oraría más ardientemente. Recuerda, cristiano, cuán frías han sido tus oraciones. Cuando entraste en tu cámara, debías haber luchado como Jacob, pero en lugar de hacerlo así, tus oraciones fueron débiles, raras y carentes de aquella humilde, confiada y perseverante fe que clama: "No te dejaré ir si no me bendices". Sin embargo (sorprende decirlo) Dios oyó estas tus frías oraciones y las contestó. Piensa también en cuán escasas han sido tus oraciones, salvo en los días de aflicción, pues en esas circunstancias has ido frecuentemente al trono de la gracia. Pero cuando pasó la aflicción, ¿a dónde fueron tus constantes súplicas? Sin embargo, aunque tú dejaste de orar como lo hacías una vez, Dios no dejó de bendecirte. Cuando abandonaste el trono de la gracia, Dios, por su parte, no lo abandonó; la brillante luz del Shekinah se ha manifestado siempre entre las alas de los querubines. ¡Es maravilloso que Dios considere esos intermitentes pasmos de importunidad que vienen y van con nuestras necesidades! ¡Qué Dios misericordioso es este, que oye las oraciones de los que van a él cuando tienen necesidades apremiantes, pero que lo olvidan cuando han recibido la bendición; quienes se acercan a él cuando se ven forzados a hacerlo, pero que casi se olvidan de dirigirse a él cuando es mucha la abundancia y poca la necesidad! ¡Que su inmensa bondad, al oír tales plegarias, toque nuestros corazones, para que de aquí en adelante podamos "orar siempre con toda deprecación y súplica en el Espíritu".

martes, 23 de mayo de 2023

MAYO 23 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Jehová cumplirá por mí". Salmo 138:8

LA confianza que el salmista expresa aquí es muy manifiestamente una confianza divina. No dice: "Yo tengo suficiente gracia como para cumplir por mí; mi fe es tan firme que no tambaleará, mi amor es tan ardiente que no se enfriará, mi resolución es tan decidida que nada la hará variar"; no, el salmista sólo dependía del Señor. Si damos lugar a alguna confianza que no esté basada en la Roca de los siglos, entonces nuestra confianza es peor que un sueño; se derrumba sobre nosotros, nos cubre con sus ruinas para nuestra tristeza y confusión. Todo lo que la naturaleza hila, el tiempo lo deshila para eterna confusión de todos los que visten con lo que ella produce. El salmista era sabio, pues sólo descansaba en la obra del Señor. Es el Señor el que empezó en nosotros la buena obra, y el que la perfeccionará. Si él no la termina, nunca quedará completa. Si en el vestido celestial de nuestra justicia hubiese una sola puntada dada por nosotros, entonces estamos perdidos. Pero confiamos que el Señor que empezó, perfeccionará. Él lo ha hecho todo, debe hacerlo todo y lo hará todo. Nuestra confianza no debe reposar en lo que hemos hecho, ni en lo que hemos resuelto hacer, sino enteramente en lo que el Señor hará. La incredulidad insinúa: "Tú nunca podrás estar firme. Observa la maldad que hay en tu corazón; tú nunca puedes derrotar al pecado. Recuerda los pecaminosos placeres y tentaciones que te acosan; sin duda, tú serás seducido y descarriado por ellos". Sí, es verdad, nosotros pereceríamos si dependiésemos de nuestros propios recursos. Si tuviésemos que gobernar solos nuestras frágiles naves en un mar tempestuoso, bien podríamos renunciar al viaje sin esperanza. Pero gracias a Dios él cumplirá por nosotros y nos guiará al puerto deseado. Nunca seremos demasiado confiados cuando confiemos sólo en él, y nunca demasiado interesados en tener tal confianza.

lunes, 22 de mayo de 2023

MAYO 22 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Dirigiólos por camino derecho". Salmo 107:7

LA variada experiencia, a menudo conduce al ansioso creyente a preguntar: "¿Por qué me pasa esto?". "Espero luz y me vienen tinieblas; busco paz y me viene turbación". "Yo dije en mi corazón: Mis montañas están firmes; nunca seré movido. Señor, tu escondiste tu rostro y yo estoy en aflicción". Ayer mismo vivía en plena seguridad, y hoy esa seguridad ya se empañó y mis esperanzas se nublaron. Ayer podía subir a la cumbre del monte Pisga y contemplar el paisaje y gozarme con confianza en mi futura herencia, pero hoy mi espíritu no alienta esperanza sino temores, no tiene gozo sino mucha aflicción. ¿Es todo esto parte del plan que Dios tiene respecto a mí? ¿Puede ser éste el camino por el cual Dios quiere llevarme al cielo? Sí, es así. El eclipse de tu fe, la oscuridad de tu mente, el desfallecimiento de tu esperanza, todo es parte del procedimiento que usa Dios para prepararte para la gran herencia que pronto poseerás. Estas pruebas son para examinar y fortalecer tu fe, son vientos que hacen que tu nave navegue hacia el deseado cielo, más rápidamente. Según las palabras de David, puede ser dicho de ti que "él los guía al puerto que deseaban". Por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama, por abundancia y por escasez, por gozo y por tristeza, por persecución y por paz, por todas estas cosas se mantiene la vida de tu alma, y por todas estas cosas eres ayudado en tu camino. No pienses, creyente, que tus aflicciones no forman parte del plan de Dios; al contrario, son partes necesarias. "Es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios". Aprended, pues, "a tener por sumo gozo cuando cayereis en diversas pruebas".

MAYO 21 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Si empero habéis gustado que el Señor es benigno”. 1 Pedro 2:3

SI. Entonces no es un asunto que debemos dar por sentado en relación con cada ser humano. “Si”. Entonces es posible y probable que algunos no hayan gustado que el Señor es benigno. “Si”. Entonces no hay merced general sino particular, y es necesario que inquiramos si conocemos, por experiencia personal, la gracia de Dios. No hay una gracia espiritual que no sea objeto de un examen de corazón. Pero si bien esto debe ser objeto de diligente y piadoso examen, ninguno debe estar satisfecho mientras quede tal cosa como un “si” acerca de su “gustar que el Señor es benigno”. Una celosa y santa desconfianza de sí mismo puede dar origen a esta cuestión aun en el corazón del creyente, pero la prolongación de esto sería en verdad un mal. No debemos descansar hasta que por la fe abracemos al Salvador. “Yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito”. No descanses, creyente, hasta que tengas la plena seguridad de tu interés en Jesús: Que nada te satisfaga hasta que el Espíritu de Dios dé testimonio a tu espíritu de que eres hijo de él. No juegues con un asunto tan importante. Que ningún “quizás”, “por ventura”, “si” y “puede ser” satisfaga tu alma. Confía en las verdades eternas y cuenta en verdad con ellas. Obtén las seguras mercedes de David, y tenlas con seguridad. Haz que tu ancla entre hasta dentro del velo, y mira que alma esté ligada a esa ancla por el cable que no se quiebra. Avanza más allá de esos tristes “si”; no permanezcas más en el desierto de las dudas y de los temores; cruza el Jordán de la desconfianza y entra en la Canaán de paz, donde los cananeos aún habitan, pero donde la tierra no cesa de fluir leche y miel.

MAYO 20 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Vi siervos en caballos, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra”. Eclesiastés 10:7

EL presuntuoso usurpa, por lo regular, los altos puestos, mientras que el que es verdaderamente grande desfallece en la obscuridad. Es este un misterio de la providencia, cuya revelación alegrará un día el corazón de los rectos. Pero es este un hecho tan común, que no debemos murmurar si nos acontece a nosotros. Cuando nuestro Señor estuvo en la tierra, aunque era el Príncipe de los reyes del mundo, anduvo, sin embargo, por la senda del cansancio y de la servidumbre como el Siervo de los siervos. No tenemos que admirarnos, pues, si sus seguidores son considerados como personas inferiores y despreciables. El mundo está trastornado, y, por lo tanto los primeros son postreros y los postreros primeros. ¡Fíjate cómo los serviles hijos de Satán dominan en la tierra; qué actitud arrogante asumen; cómo tratan a todos con insolencia! Amán está en la corte mientras que Mardoqueo está en la puerta; David vaga por los montes mientras que Saúl reina con gran pompa; Elías se lamenta en la cueva mientras que Jezabel se jacta en el palacio. Sin embargo, ¿quién desearía ocupar los puestos de los rebeldes engreídos? ¿Y quién, por otra parte, no envidiará a los santos que son despreciados? Cuando la rueda dé vuelta, los que están abajo se levantarán y los que están arriba se hundirán. ¡Paciencia, pues, creyente, la eternidad corregirá los errores del tiempo! No caigamos en el error de permitir que nuestras pasiones y nuestros apetitos carnales triunfen y nuestras facultades más nobles se arrastren en el polvo. La gracia divina debe reinar como un príncipe y hacer de los miembros instrumentos de justicia. El Espíritu Santo ama el orden, y, en consecuencia, coloca nuestras facultades en su debido lugar, dando a las espirituales el lugar más elevado. No trastornemos la disposición divina, sino pidamos gracia para tener nuestros cuerpos en sujeción.

MAYO 19 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Estupendas misericordias”. Salmo 17:7

CUANDO damos nuestros corazones con nuestras limosnas, damos bien; pero frecuentemente fracasamos en este respecto. No obra así nuestro Maestro y Señor. Sus favores son siempre hechos con amor. Él no nos envía los residuos de sus manjares deliciosos, sino moja nuestro bocado en su propio plato y sazona nuestros alimentos con las especias de sus fragantes afectos. Cuando él pone la áurea moneda de su gracia en nuestras palmas, lo hace con un apretón de mano tan cálido que la manera de darla es tan preciosa como la dádiva misma. Él entrará en nuestras casas en su misión de amor, y no obrará como obran algunas austeras visitas en la choza del hombre pobre, sino se sentará a nuestro lado, no despreciando nuestra pobreza ni vituperando nuestra debilidad. ¡Con qué sonrisa habla! ¡Qué áureas palabras salen de sus preciosos labios! ¡Qué abrazos afectuosos nos da! Si sólo nos hubiese dado un centavo, el modo de darlo lo habría transformado en oro, pero sus costosas dádivas nos son enviadas en cestos de oro con su carroza de alegría. Es imposible dudar de la sinceridad de su caridad, pues hay un corazón sangrante estampado en la superficie de sus bendiciones. Él da a todos abundantemente y no zahiere. No hay señal alguna de que le seamos molestos, ninguna mirada indiferente para sus pobres pensionistas. Al contrario, se regocija en sus favores y nos aprieta contra su pecho mientras derrama su vida por nosotros. Hay una fragancia en su nardo que sólo su corazón puede producir; hay una dulzura en su panal de miel que no existiría si la misma esencia del amor de su alma no se hubiese mezclado en él. ¡Cuán rara es la comunión que produce tan singular cordialidad! ¡Que podamos continuamente gustar y conocer su gloria!

MAYO 18 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Porque en él habita toda la plenitud de la deidad corporalmente: y en él estáis cumplidos”. Colosenses 2:9-10

TODOS los atributos de Cristo como Dios y como hombre están a nuestra disposición. Toda la plenitud de la deidad, en todo lo que ese término comprende, es nuestro para hacernos cumplidos. Él no podía dotarnos con los atributos de la deidad, pero hizo lo que podía ser hecho: hizo que su poder divino y su deidad condescendiesen a obrar nuestra salvación. Su omnipotencia, su omnisciencia, su omnipresencia, su inmutabilidad y su infalibilidad se unieron en defensa nuestra. ¡Levántate, creyente, y contempla al Señor Jesús mientras unce la plenitud de su deidad al carro de la salvación! ¡Cuán vasta es su gracia, cuan firme su fidelidad, cuán inconmovible su inmutabilidad, cuán infinito su poder, cuán ilimitado su conocimiento! El Señor Jesús hizo de todos estos atributos pilares del templo de la salvación; y todos ellos, sin disminución de su infinidad nos son prometidos como nuestra eterna herencia. El insondable amor del corazón del Salvador es nuestro. Cada tendón en el brazo de su poder, cada joya en la corona de su majestad; la inmensidad del conocimiento divino, y la severidad de la justicia divina, todo es nuestro y será empleado para nuestro bien. Cristo mismo, en su adorable carácter de Hijo de Dios, se dio a sí mismo a nosotros para que nos gocemos muy abundantemente. Su sabiduría es nuestra dirección; su conocimiento, nuestra instrucción; su poder, nuestra protección; su justicia, nuestra garantía; su amor, nuestro consuelo; su misericordia, nuestro solaz y su inmutabilidad, nuestra esperanza. No reservó nada, sino que abrió las cavidades del Monte de Dios y nos mandó que cavásemos en sus minas en busca de los tesoros ocultos. “Todo, todo es vuestro”, dice él. ¡Oh cuán agradable es contemplar e invocar a Jesús, en la certeza de que al buscar la mediación de su amor o poder, estamos buscando lo que él ya nos prometió!

MAYO 17 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Debe andar como él anduvo”. 1 Juan 2:6

¿POR qué el cristiano debe imitar a Cristo? En primer lugar debe hacerlo por su propio bien. Si desea disfrutar de salud espiritual, si quiere huir de la enfermedad del pecado y gozar del vigor que imparte la gracia, debe tener a Jesús como modelo. Si, para su propia felicidad, desea beber abundante vino, bien refinado, si quiere gozar de santa y feliz comunión con Jesús, si quiere sobreponerse a las preocupaciones y congojas, tiene que andar como él anduvo. No hay nada que en tu marcha al cielo te pueda asistir con tan buen éxito como llevar en tu corazón la imagen de Jesús para que dirija todos tus movimientos. Tú te sientes muy feliz y eres bien conocido como hijo de Dios, cuando, por el poder del Espíritu Santo, puedes andar con Jesús en sus mismas huellas.
En segundo lugar, el cristiano debe procurar imitar a Cristo en bien de la religión. ¡Pobre religión!, tú has sido gravemente herida por tus enemigos, pero la herida que te hicieron tus amigos es infinitamente más grave. ¿Quién hizo esas heridas en la hermosa mano de la Piedad? El que profesa ser cristiano y usa la daga de la hipocresía. El que con pretensiones entra en el redil, no siendo otra cosa que un lobo vestido de oveja, daña más a la manada que el león que está fuera. No hay arma que sea siquiera la mitad tan destructiva como el beso de Judas. El cristiano inconsecuente injuria más al Evangelio que el burlón o el incrédulo.
Pero, especialmente, por causa del mismo Cristo, imita su ejemplo. Cristiano, ¿amas a tu Salvador? ¿Es precioso su nombre para ti? ¿Quieres que los reinos del mundo lleguen a ser los reinos de tu Señor? ¿Deseas que él sea glorificado? ¿Ansías que las almas sean ganadas para él? Si es así, imita a Jesús; sé una “epístola de Cristo, conocida y leída de todos los hombres”.

MAYO 16 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Dios nos da en abundancia todas las cosas de que gocemos". 1 Timoteo 6:17

NUESTRO Señor Jesús siempre está dando y ni por un instante retira su mano. Mientras haya un vaso de gracia que no esté lleno hasta el borde el aceite no se detendrá. Jesús es un sol que siempre alumbra, es un maná que siempre cae, es una roca en el desierto que siempre da raudales de vida que proceden de su costado herido. La lluvia de su gracia siempre desciende; los ríos de su generosidad corren siempre, y la fuente de su amor fluye constantemente. Como el Rey nunca puede morir, así su gracia nunca puede faltar. Diariamente tomamos frutos de él, y diariamente sus ramas se inclinan hasta nuestras manos con una nueva provisión de su misericordia. Hay siete días de fiesta en sus semanas, y en sus años hay tantos banquetes como días. ¿Quién ha vuelto alguna vez vacío de su puerta? ¿Quién se levantó de su mesa insatisfecho, o de su seno sin hallar en él un paraíso? Sus mercedes son nuevas todas las mañanas y frescas todas las tardes. ¿Quién conoce el número de sus beneficios o puede contar el monto de sus dádivas? Cada tic-tac del reloj nos habla de las múltiples bendiciones de nuestro Dios. Las alas de nuestras horas están cubiertas con la plata de su benignidad y con el oro de su afecto. El río del tiempo trae de las montañas de la eternidad las áureas arenas de su favor. Las multitudes de sus bendiciones son mayores que las estrellas que brillan en el firmamento. ¿Quién puede contar el cúmulo de beneficios que derramó sobre Jacob, o señalar la cuarta parte de las mercedes que dio a Israel? ¿Cómo engrandecerá mi alma al que me colma de bienes, y me corona de misericordias? ¡Oh si mi alabanza pudiese ser tan incesante como su bondad! ¡Oh lengua miserable, ¿cómo pudiste quedarte en silencio?! ¡Despiértate, te ruego; de lo contrario, no te llamaré más mi gloria, sino mi vergüenza! "Despierta, salterio y arpa: levantaréme de mañana".

domingo, 21 de mayo de 2023

MAYO 15 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"En este es justificado todo aquel que creyere". Hechos 13:39

EL creyente en Cristo recibe una justificación presente. La fe no produce este fruto después de un tiempo, sino ahora. La justificación es el resultado de la fe, y es otorgada al alma en el momento en que la fe la une con Cristo, y el alma lo acepta como su todo en todo. Los que están delante del trono de Dios, ¿son justificados? Bien, así lo somos nosotros; tan verdadera y evidentemente justificados como los que andan en ropas blancas y cantan melodiosas alabanzas con las arpas celestiales. El ladrón de la cruz fue justificado en el preciso momento en que puso su fe en Jesús; y Pablo, el anciano, después de tantos años de servicio, no fue más justificado que el ladrón que no había trabajado nada. Nosotros somos hoy aceptados en el Amado, hoy absueltos en el tribunal de Dios. ¡Oh, cuánto conmueve esto al alma! Hay algunos racimos de la vid de Escol que no podremos recoger hasta que estemos en el cielo, pero hay un pámpano que trepa por el muro. Este nos es como el grano de la tierra, que nunca podremos comer hasta que crucemos el Jordán, sino es parte del maná del desierto, una porción de nuestro alimento diario, que el Señor nos da en nuestra peregrinación. Nosotros somos ahora, ahora mismo perdonados; ahora mismo nuestros pecados son quitados; precisamente ahora somos aceptados en la presencia de Dios, como si nunca hubiésemos sido culpables. "Ahora, pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús". Ahora, en el Libro de Dios no hay anotado ningún pecado contra los que son suyos. ¿Quién se atreverá a acusarlos? Ni mancha, ni arruga, ni cosa semejante, queda sobre el creyente en el asunto de la justificación, en la presencia del juez de toda la tierra. Que el privilegio presente nos haga conscientes del deber presente, y ahora, mientras dura la vida, "dependamos y seamos dependidos" por nuestro glorioso Señor.

MAYO 14 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Coherederos de Cristo”. Romanos 8:17

LOS ilimitados dominios del universo de su Padre, son de Cristo por derecho. Como heredero de todas las cosas, es el único propietario de la vasta creación de Dios, y como tal, nos permite tener derecho sobre todas las cosas como si fueran nuestras, en virtud de aquel documento de coheredad que el Señor confirmó con su pueblo elegido. Las áureas calles del paraíso, las puertas de perlas, el río de la vida, la excelente gloria y la inefable bienaventuranza, son transferidas por nuestro Señor a nosotros por posesión eterna. Todo lo que tiene lo comparte con su pueblo. La corona real la colocó en la cabeza de su Iglesia, dándole un reino, y llamando a sus hijos a un real sacerdocio y a un linaje de reyes y sacerdotes. Jesús se destronó para que nosotros pudiésemos disfrutar de una coronación de gloria. No quiso sentarse en su trono hasta que consiguió un lugar en él para todos los que vencen por su sangre. Él corona la cabeza y todo el cuerpo participa del honor. ¡He aquí la recompensa de todo cristiano conquistador! El trono, la corona, el cetro, el palacio, el tesoro, las vestiduras y la herencia de Cristo son tuyas. Cristo, muy superior a los celos, al egoísmo y a la codicia (que no admiten que se participe de sus bienes) considera completa su felicidad, haciendo partícipe de la misma a su pueblo. “La gloria que me diste les he dado”. “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. La sonrisa de su Padre le es más placentera porque su pueblo participa de ella. Los honores de su reino le son más agradables porque su pueblo lo acompaña en la gloria. Sus victorias le son más preciosas porque enseñaron a los suyos a vencer. Jesús se goza en su trono porque allí hay un lugar para su pueblo. Se goza en sus vestiduras reales, porque sus bordes alcanzan a los suyos. Se deleita más en su gozo porque llama a su pueblo a participar de él.

MAYO 13 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Por la tarde durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”. Salmo 30:5

CRISTIANO, si te hallas en una noche de pruebas, piensa en el mañana; anima tu corazón pensando en la venida del Señor. Sé paciente, pues “he aquí él viene con las nubes”. ¡Sé paciente! El labrador espera hasta segar la mies. Sé paciente, pues tú sabes quien dijo: “He aquí yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra”. Si nunca te sentiste tan desdichado como ahora, recuerda que en breve estarás en la Canaán Celestial. Tu cabeza está ahora coronada de arduas pruebas, pero antes de mucho estará ceñida con una corona de estrellas; tu mano está llena de ansiedades, pero pronto tocará las cuerdas del arpa celestial. Ahora tus vestidos están manchados con tierra, pero en breve serán blancos. Espera un poco más. ¡Cuán despreciables parecerán nuestras pruebas y aflicciones cuando reflexionemos en ellas! Mirándolas aquí parecen inmensas, pero cuando estemos en el cielo, las veremos de distinta manera. Nuestras aflicciones parecerán entonces “momentáneas y leves tribulaciones”. Si la noche nunca fue tan oscura como ahora anímate, pues la mañana se acerca. Esto es mucho más que lo que pueden decir los que están cerrados en las tinieblas del infierno. ¿Sabes qué es vivir confiando en el futuro, vivir esperando, vivir anticipando el cielo? Feliz creyente, ten tan segura y consoladora esperanza. Puede ser que ahora todo sea tinieblas, pero pronto habrá luz; puede ser que ahora todo sea aflicción, pero pronto habrá felicidad. ¿Qué importa que el llanto dure una tarde, cuando el gozo viene a la mañana?

MAYO 12 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y me manifestaré a él”. Juan 14:21

EL Señor Jesús da a su pueblo especiales revelaciones de sí mismo. Aunque la Escritura no dijera esto, muchos hijos de Dios lo atestiguarían por propia experiencia. Ellos han tenido peculiares revelaciones de su Señor, que no hubieran podido conseguir ni leyendo ni oyendo. En las biografías de santos eminentes, hallarás muchos casos en los que Jesús se ha placido hablar a sus almas, en una manera muy especial, y revelarles las maravillas de su persona. Sí, sus almas fueron impregnadas de tanta felicidad que creyeron estar en el cielo. Y, mirando bien, estaban cerca de sus umbrales, pues cuando Jesús se manifiesta a los suyos, parece que el cielo está en la tierra y que la gloria ha empezado. Las especiales manifestaciones de Cristo ejercen santa influencia sobre el corazón del creyente. Uno de los efectos será humildad. Si alguien dice: “Yo he tenido tales y cuales revelaciones, soy un gran hombre”, es señal de que no ha tenido ninguna, pues “Dios atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”. Él no necesita acercarse a ellos para conocerlos ni les concederá ninguna visita de amor. Otro de los efectos será felicidad, pues en la presencia de Dios hay deleites para siempre. Le sigue la santidad. El que no tiene santidad demuestra que nunca ha gozado de la manifestación del Señor. Algunos profesan ser grandes, pero no debemos creerles nada hasta que prueben con hechos lo que dicen. “No os engañéis, Dios no puede ser burlado”. El no da sus mercedes al impío. Al mismo tiempo que no desecha al hombre perfecto, tampoco atiende al malhechor. Habrá, pues, tres efectos de la estrecha amistad con Jesús: Humildad, felicidad y santidad. Quiera Dios dártelos, cristiano.

MAYO 11 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Yo estoy con vosotros todos los días”. Mateo 28:20

ES bueno que haya uno que siempre sea el mismo, y que siempre esté con nosotros. Es bueno que haya una roca firme en medio de las olas del mar de la vida. ¡Oh alma mía, no pongas tus afectos en los tesoros enmohecidos, apolillados y marchitos, sino ponlos en el que te es eternamente fiel! No edifiques tu casa en la arena movediza de un mundo engañoso, sino pon tus esperanzas sobre esta roca, que, en medio del caer de la lluvia y del soplar de los vientos, permanece inalterablemente segura. Alma mía, te exhorto a que pongas tus tesoros en el único cofre seguro; guarda tus joyas donde nunca se puedan perder. Pon tu todo en Cristo; pon todos tus afectos en su persona, toda tu esperanza en sus méritos, toda tu confianza en la eficacia de su sangre, todo tu gozo en su presencia, y así puedes reírte de las pérdidas y desafiar a la destrucción. Recuerda que todas las flores del jardín del mundo se marchitan, y el día viene cuando nada será dejado excepto la obscura y fría tierra. El extinguidor de la muerte pronto apagará tu vela. ¡Oh cuán agradable será tener la luz del sol cuando la vela se apague! El espantoso aluvión pasará pronto entre ti y lo que tienes; una, pues, tu corazón a Jesús que nunca te dejará; confíate a Cristo quien te acompañará al cruzar el turbulento río de la muerte, te hará desembarcar seguro en las playas eternas y te hará sentar para siempre en los lugares celestiales. Ve, acongojado hijo de la aflicción, cuenta tus secretos al Amigo que es más conjunto que un hermano. Confía todas tus preocupaciones a Jesús, quien nunca puede ser quitado de tu lado, ni él, por su parte, te dejará, ni aun permitirá que tú lo dejes a él. “Jesucristo es el mismo hoy, y ayer, y por los siglos”. “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días”. Esto es suficiente para mi alma. Por lo demás, que me olvide quien quiera.

MAYO 10 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos". 1 Corintios 15:20


TODO el cristianismo descansa en el hecho de que "Cristo ha resucitado de los muertos", pues "si Cristo no resucitó de los muertos, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe". La divinidad de Cristo halla su más segura prueba en su resurrección, ya que él "fue declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos". No sería irrazonable dudar de su deidad si no hubiese resucitado. Además la soberanía de Cristo depende de su resurrección: "Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven". Por otra parte, nuestra justificación, esa selecta bendición del pacto, tiene conexión con el triunfo de Cristo sobre la muerte y sobre el sepulcro, pues él "fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación". Más aún, nuestra misma regeneración está conectada con su resurrección, pues nosotros "somos regenerados en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos". Y, muy ciertamente, nuestra resurrección final descansa en lo mismo, porque "si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros". Si Cristo no resucitó, entonces tampoco nosotros resucitaremos; pero si resucitó, entonces los que duermen en Cristo no han perecido, sino que han de ver en su carne a su Dios. Así, pues, la hebra plateada de la resurrección atraviesa todas las bendiciones del creyente, desde su regeneración hasta su eterna gloria, y las ata todas juntas. ¡Cuán importante, entonces, será este glorioso hecho en el pensamiento del creyente, y cuánto gozo experimentará sabiendo que fuera de toda duda está probado que ¡Cristo ha resucitado de los muertos"!

MAYO 9 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"El cual nos bendijo con toda bendición espiritual". Efesios 1:3

TODO lo bueno del pasado, del presente y del futuro Cristo lo da a su pueblo. En las misteriosas edades del pasado el Señor Jesús fue el primer elegido de su Padre, y en su elección nos benefició, pues fuimos elegidos en él antes de la fundación del mundo. El tiene desde toda eternidad, como unigénito del Padre e Hijo bien amado, las prerrogativas de la filiación. Y en las riquezas de su gracia, por adopción y por regeneración, nos elevó a nosotros también a la categoría de hijos, de suerte que a nosotros nos dio "potestad de ser hechos hijos de Dios". El pacto eterno basado en la seguridad y confirmado con juramento es nuestro, para nuestro fortísimo consuelo y para nuestra seguridad. En el eterno establecimiento de la sabiduría y de la ley, el ojo del Señor Jesús estaba fijo en nosotros y podemos estar seguros de que en todo el rollo del destino no hay una sola línea que se oponga a los intereses de los redimidos por Jesús. El casamiento del Príncipe de Gloria es el nuestro, pues es con nosotros con quien él está comprometido. Las sagradas bodas, que se celebrarán en breve, mostrarán esto al mundo entero. La maravillosa encarnación del Dios del cielo con toda su admirable condescendencia y humillación es nuestra. El sudor de sangre, los azotes y la cruz son nuestros para siempre. Cualquiera bienaventuranza que provenga de su obediencia perfecta, de su consumada expiación, de su resurrección, ascensión e intercesión, son todas nuestras. Sobre su pectoral Jesús está llevando ahora nuestros nombres; y en sus autorizadas intercesiones ante el trono, recuerda nuestras personas y defiende nuestra causa. Su dominio sobre los principados y las potestades y su absoluta majestad en los cielos los emplea en bien de los que en él confían. Su alto rango está ahora a nuestro servicio como lo estaba antes su condición de humillación.

sábado, 20 de mayo de 2023

MAYO 8 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"El que había sido sanado, no sabía quien fuese". Juan 5:13

CUANDO hay salud y felicidad los años son cortos, pero treinta y ocho años de enfermedad le habrán parecido muy largos al pobre hombre impotente. De manera que, cuando Jesús lo sanó con una palabra, mientras yacía junto al pozo de Betesda, sintió, con agrado, un gran cambio. Así también el pecador que ha estado por semanas y meses desesperadamente paralítico y suspira por salvación, es muy consciente del cambio, cuando Jesús pronuncia la palabra de poder, y le da, al creer, gozo y paz. El mal quitado es demasiado grande para que no notemos el alivio; la vida que se nos imparte es demasiado importante para que la poseamos sin sentirla; y el cambio operado es demasiado maravilloso para que no lo advirtamos. Sin embargo, el pobre hombre no conocía al autor de su cura. No conocía el carácter sagrado de su persona, los oficios que desempeñaba o la misión que lo había traído a estar entre los hombres. Mucha ignorancia queda en los corazones que, no obstante, sienten el poder de su sangre. No debemos condenar precipitadamente a los hombres por su falta de conocimiento, sino que donde podemos ver la fe que salva al alma, debemos creer que la salvación ha sido otorgada. El Espíritu Santo hace penitentes a los hombres, antes de hacerlos teólogos; y el que cree lo que sabe, pronto conocerá más claramente lo que cree. Sin embargo, la ignorancia es un mal, pues este pobre hombre fue muy molestado por los fariseos, y fue muy incapaz de discutir con ellos. Es bueno saber responder a los que contradicen, pero no podemos hacerlo si no conocemos claramente al Señor Jesús. Sin embargo, la cura de su ignorancia pronto siguió a la cura de su enfermedad, pues él fue visitado por Jesús en el templo. Y después de aquella manifestación, se le halló testificando "que Jesús era el que lo había sanado".

MAYO 7 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Le siguieron muchas gentes, y sanaba a todos”. Mateo 12:15

¡CUÁNTAS enfermedades espantosas eran presentadas a Jesús! Sin embargo, él no se enfadaba, sino atendía pacientemente a cada enfermo. ¡Qué variedad singular de males se juntó a sus pies! ¡Qué repugnantes úlceras y qué putrefactas llagas! Sin embargo, Jesús estaba pronto para hacer frente a toda nueva manifestación del monstruo del mal, y siempre salía victorioso. Vinieran de donde vinieran los dardos de fuego, él siempre los apagaba. El calor de la fiebre o el frío de la hidropesía; el letargo de la parálisis o la furia de la locura; la inmundicia de la lepra y la oscuridad de la oftalmía, todos conocían su poder y a sus órdenes, salían.
En todo lugar Jesús salía victorioso sobre el mal, y recibía el homenaje de los cautivos libertados. El vino, vio y conquistó en todo lugar. Y esta mañana es lo mismo. Cualquiera sea mi mal, el médico amado puede sanarme; y cualquiera sea el estado de los que puedo recordar en oración esta mañana, puedo confiar en que Jesús los sanará de sus pecados. Mi hijo, mi amigo, mis seres más queridos; por todos puedo esperar cuando recuerdo el poder sanador de mi Señor; y en cuanto a mí, aunque dura es la lucha que tengo con los pecados y las enfermedades, puedo, no obstante, estar de buen ánimo. El que sobre la tierra atendió los hospitales, dispensa aún su gracia y obra maravillas entre los hijos de los hombres. Voy a él enseguida. Lo alabo esta mañana al recordar cómo obró sus curas espirituales, que le dieron tanto renombre. Recordemos que lo hizo “llevando nuestras enfermedades”. “Por sus llagas fuimos nosotros curados”. La Iglesia que está en la tierra está llena de almas sanadas por nuestro Médico Amado; y los habitantes del cielo mismo confiesan que él los sanó a todos. Ven entonces, alma mía, publica las virtudes de su gracia, y haz que sean a “Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída”.

MAYO 6 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Moramos en él”. 1ª Juan 4:13

¿NECESITAS una casa para tu alma? ¿Preguntas cuánto cuesta? Cuesta menos de lo que la orgullosa naturaleza humana querrá dar. Esa casa se ofrece sin dinero y sin precio. ¡Ah, tú quisieras pagar un elevado alquiler! ¡Quisieras hacer algo para ganar a Cristo! Entonces no puedes tener la casa, pues se da “sin dinero y sin precio”. ¿Deseas tomar para siempre en arriendo la casa de mi Maestro, sin pagar nada, excepto el amarlo y servirlo siempre? ¿Quieres aceptar a Jesús y “morar en él”? Mira, esta casa está equipada con todo lo necesario. Está llena de mayores riquezas que las que puedes gastar en toda la vida. Aquí puedes tener íntima comunión con Cristo y gozarte en su amor; aquí hay mesas bien surtidas, con alimento suficiente para vivir siempre. En esta casa puedes hallar, cuando estás cansado, descanso con Jesús, y desde ella puedes mirar y ver el cielo mismo. ¿Quieres tener esa casa? Si estás sin casa ni hogar dirás: “Quisiera tener esa casa, pero ¿puedo tenerla?” Sí, puedes; hay una llave, es ésta: “Ven a Jesús”. “Pero –dirás- estoy demasiado andrajoso para estar en esa casa”. No te preocupes. Hay vestidos dentro de ella. Ven, si te sientes culpable y condenado; y aunque la casa sea demasiado buena para ti, Cristo pronto te hará lo suficientemente bueno para la casa. Te lavará y te limpiará y te pondrá en condiciones de cantar: “Nosotros moramos en él”. Creyente, tres veces feliz eres tú teniendo esa casa. Eres muy privilegiado, pues tienes una sólida habitación en la que estás seguro para siempre. Y morando en él, no sólo tienes una perfecta y sólida casa, sino una casa perdurable. Cuando este mundo se desvanezca como un sueño, nuestra casa subsistirá y permanecerá más indestructible que el mármol, más sólida que el granito, con existencia propia como Dios, pues esa casa es Dios mismo. “Nosotros moramos en él”.

MAYO 5 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo”. 2ª Corintios 6:16

¡QUÉ título hermoso: “Mi pueblo”! ¡Qué revelación animadora: “El Dios de ellos”! ¡Cuánto significan estas dos palabras: “Mi pueblo”! Aquí hay especialidad. El mundo entero es de Dios. El cielo, aun el cielo de los cielos es del Señor, y él reina en medio de los hijos de los hombres. Pero de aquellos a quienes ha elegido y ha comprado para sí, dice lo que no dice de otros: “Mi pueblo”. En esta palabra está encerrada la idea de propiedad. En una manera especial la “porción de Jehová es su pueblo; Jacob es la suerte de su heredad”. Todas las naciones que están sobre la tierra son suyas; el mundo entero está bajo su poder, sin embargo, su pueblo, sus escogidos, son más particularmente su posesión, pues él ha hecho por ellos más que por los otros. Él los ha comprado con su sangre; los ha llevado cerca de él; ha puesto sobre ellos su gran corazón; los ha amado con amor eterno, un amor que no será apagado por las muchas aguas, y que las revoluciones de los tiempos no podrán disminuirlo en el más mínimo grado. Querido amigo, ¿puedes por fe verte en aquel número? ¿Puedes mirar al cielo y decir: “Mi Señor y mi Dios: mío por aquel agradable parentesco que me autoriza a llamarte Padre; mío por aquella santificada comunión que me gozo en mantener contigo, cuando te place manifestarte a mí, como no lo haces con el mundo?” ¿Puedes leer el Libro Revelado y hallar allí los documentos de tu salvación? ¿Puedes leer tu título escrito con preciosa sangre? ¿Puedes, por humilde fe, prenderte de las vestiduras de Jesús y decir: “Mi Cristo”? Si puedes, entonces Dios dice de ti y de otros como tú: “Mi pueblo”, pues si Dios es tu Dios y Cristo es tu Cristo, el Señor tiene para contigo una especial y peculiar merced; eres el objeto de su elección, acepto en su Hijo amado.

MAYO 4 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“¿Ha de hacer el hombre dioses para sí? Mas ellos no son dioses”. Jeremías 16:20

LA idolatría era uno de los grandes pecados del antiguo Israel, y el Israel espiritual está afectado de una tendencia a la misma locura. La estrella de Remfán ya no alumbra más y las mujeres no lamentan más por Tammuz, pero Mammón todavía introduce su becerro de oro, y los altares del orgullo no son abandonados. El yo, en sus varias manifestaciones, se esfuerza por someter a sus elegidos bajo su dominio, y la carne levanta sus altares donde puede hallar espacio para ellos. Los hijos preferidos son, frecuentemente, causa de mucho pecado en los creyentes. El Señor se contrista cuando ve que los mimamos excesivamente. Vivirán para sernos causa de gran maldición, así como Absalón lo fue para David; o si no, nos serán quitados, dejando así desolados nuestros hogares. Si los cristianos quieren pasar noches de extenuante insomnio, que mimen a sus hijos.
Bien dice el pasaje que los dioses hechos por el hombre “no son dioses”, porque esos objetos de nuestro ridículo amor constituyen muy dudosas bendiciones, el solaz que nos pueden dar ahora es peligroso, y la ayuda que puedan comunicarnos en la hora de la aflicción es nula. ¿Por qué, entonces nos dejamos embelesar por las vanidades? Nos compadecemos del gentil que adora a un dios de piedra, pero sin embargo adoramos a un dios de oro. ¿Dónde está la superioridad entre un dios de carne y un dios de madera? El motivo, el pecado, la insensatez son los mismos ingredientes en ambos casos, sólo que en nuestro caso el crimen es más grave, porque tenemos más luz y pecamos frente a ella. Los paganos se inclinan ante una falsa deidad, pero ellos nunca conocieron al verdadero Dios. Nosotros cometemos dos males, puesto que olvidamos al Dios viviente y nos tornamos a los ídolos. ¡Que Dios nos libre de esta grave iniquidad!

MAYO 3 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"En el mundo tendréis aflicción". Juan 16:33

CREYENTE, ¿quieres saber la razón de esto? Mira hacia arriba, a tu Padre Celestial, y contémplalo tal cual es: puro y santo. ¿Sabes que un día serás como él es? ¿Quieres tú ser conforme a su imagen, sin ningún contratiempo? ¿No quieres, más bien, pasar por el crisol de la aflicción con el fin de purificarte? ¿Será fácil cosa librarte de la corrupción y hacerte perfecto, así como tu Padre que está en el cielo es perfecto? Luego, cristiano, torna tus ojos hacia abajo. ¿Sabes qué enemigos tienes debajo de tus pies? Tú, una vez, eras un siervo de Satanás, y ningún rey pierde de buen grado a sus súbditos. ¿Crees que Satanás te dejará solo? No, él estará siempre tras tuyo, pues "él anda como león rugiente, buscando a quien devorar". Espera aflicción, cristiano, cuando miras hacia abajo. Después mira alrededor de ti. ¿Dónde estás? Estás en un país enemigo y eres un peregrino y un advenedizo. El mundo no es amigo tuyo. Si lo fuese, no serías amigo de Dios, pues el que es amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Ten por cierto que hallarás enemigos por todas partes. Cuando duermas, recuerda que estás descansando en el campo de batalla; cuando camines, sospecha que hay una emboscada en cada esquina. Como los mosquitos -según se dice- pican más a los extranjeros que a los nativos, así también las aflicciones de la tierra son más severas para ti. Por último, mira dentro de ti, en tu propio corazón, y observa qué hay. El pecado y el yo todavía están allí. ¡Ah!, aunque no hubiese diablo que te tentara, ni enemigo que te combatiera, ni mundo que te engañara, hallarías, con todo, en ti mismo, suficiente mal para atormentarte terriblemente pues "engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso". Espera tribulación, entonces, pero no te desalientes por eso, pues Dios está contigo para ayudarte y fortalecerte. Él dijo: "Yo estaré con él en la angustia: lo libraré y lo glorificaré".

MAYO 2 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del mal". Juan 17:15

ES este un suceso agradable y bendito que experimentarán todos los creyentes en su debido tiempo: ir a estar con Jesús. En unos pocos años más los soldados del Señor, que ahora pelean la buena batalla de la fe, habrán terminado con el conflicto y entrarán en el gozo de su Señor. Pero, aunque Cristo ruega que su pueblo esté al fin con él, donde él está, no pide, sin embargo, que sea llevado enseguida del mundo al cielo. Al contrario, desea que quede aquí. Pero, ¡cuán frecuentemente el cansado peregrino eleva esta oración!: "¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría". Pero Cristo no ora así; él nos deja en las manos de su Padre hasta que, igual que el grano maduro, nos reunamos en el granero de nuestro Maestro. Jesús no ruega por nuestra pronta partida por la muerte, porque quedar en la carne, si no es provechoso para nosotros mismos, es necesario para los demás. Él pide que seamos guardados del mal, pero nunca pide que seamos admitidos en la herencia de gloria, hasta que lleguemos a la ancianidad. Los cristianos, cuando tienen alguna prueba, por lo regular desean morir. Preguntadles el porqué, y os dirán: "Porque nosotros desearíamos estar con el Señor". Tememos que no sea tanto el deseo de estar con el Señor cuanto el de verse libres de la prueba; de lo contrario, sentirían el mismo deseo en tiempos de bonanza. Desean ir al hogar celestial, no tanto por estar con el Señor cuanto por descansar. Es muy justo el deseo de partir, si lo podemos hacer en el mismo espíritu en que lo hizo Pablo, pues estar con Cristo es mucho mejor; pero el deseo de huir de la aflicción es egoísmo. Que nuestra preocupación y deseo sea más bien glorificar a Dios en nuestras vidas, en este mundo, hasta que a él le plazca, aun cuando sea en medio de fatigas, de conflictos y de sufrimientos; y dejemos en sus manos la hora de nuestra partida.

MAYO 1 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"La Iglesia que está en tu casa". Filemón 2

¿HAY una Iglesia en esta casa? Los padres, los hijos, los amigos, los sirvientes, ¿son todos miembros de ella? ¿O hay alguno inconverso todavía?
 Detengámonos aquí y hagámonos cada uno esta pregunta: "¿Soy yo un miembro de la Iglesia que está en esta casa?" ¡Cómo saltaría de gozo el corazón del padre y cómo se llenarían de santas lágrimas los ojos de la madre si desde el mayor hasta el menor fuesen todos salvos! Oremos por esta grande bendición hasta que el Señor nos la dé. Probablemente el objeto más querido de los deseos de Filemón fue el de que toda su casa fuese salva, pero esto, al principio, no le fue concedido totalmente. Tuvo un siervo perverso, llamado Onésimo, que después de agraviarlo, huyó de su casa. Las oraciones de su amo lo siguieron, y, al fin, Dios quiso que Onésimo fuese a escuchar la predicación de Pablo; su corazón fue tocado y volvió a Filemón, no sólo para ser un siervo fiel, sino un hermano amado, añadiendo así otro miembro a la Iglesia de la casa de Filemón. ¿Está ausente esta mañana algún hijo o sirviente inconverso? Hagamos una súplica especial para que el tal, al volver al hogar, alegre todos los corazones con la buena nueva de lo que la gracia ha hecho en él. ¿Hay algún inconverso entre los presentes? Que participe con ardor de este mismo ruego. Si hay en nuestra casa una Iglesia, dirijámosla bien, y obremos todos como delante del Señor. Entremos en los asuntos comunes de la vida con santidad, diligencia, benevolencia e integridad. Se espera más de una Iglesia que de una simple familia. En este caso, el culto familiar tiene que ser más sentido y más ferviente. El amor íntimo debe ser más cálido e intacto, y la conducta exterior tiene que ser más santificada y más cristiana. No tenemos que temer que lo reducido de nuestro número nos ponga fuera de la lista de las Iglesias, pues el Espíritu Santo ha anotado una familia-iglesia en el inspirado libro de las memorias.