Versículo para hoy:

viernes, 24 de junio de 2016

Ninguna herejía nueva - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JUNIO 24

“Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron… sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos”. Daniel 3:16, 18.

EL relato del coraje juvenil y de la liberación maravillosa de estos tres jóvenes o, más bien, de estos campeones, se adapta muy bien para provocar en la mente de los creyentes firmeza y estabilidad para defender la verdad contra la tiranía y en las mismas garras de la muerte. Que los jóvenes cristianos, especialmente, aprendan del ejemplo de estos muchachos a no sacrificar nunca sus conciencias, tanto en los asuntos de la fe y la religión como en los de la probidad en los negocios. Antes de perder tu honradez, pierde más bien tus negocios y, cuando todo se haya perdido sigue aferrándote a una limpia conciencia como la más preciosa joya que pueda adornar el pecho de un mortal. No te guíes por el fuego de la sagacidad, sino por la estrella polar de la autoridad divina. Sigue lo recto, en todos los azares. Cuando no veas ninguna ventaja presente, anda por fe y no por vista. Hazle a Dios el honor de confiar en él, cuando esto importe pérdida a causa de tus principios. ¡Mira si él será o no tu deudor! Mira si aún en esta vida él no cumplirá su palabra de que “grande ganancia es la piedad con contentamiento”, y de que los que buscan primeramente el reino de Dios y su justicia tendrán por añadidura todas estas cosas. Si aconteciese que, en la providencia de Dios, llegaras a ser un perdedor a causa de tu conciencia, hallarás que, si el Señor no te retribuye con la plata de la prosperidad terrenal, cumplirá su promesa con el oro del gozo espiritual. Recuerda que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Mostrar un espíritu sencillo, tener un corazón libre de ofensa, contar con el favor y la aprobación de Dios vale más que las riquezas que las minas de Ofir podrían producir o el comercio de Tiro podría ganar. “Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio”. Una onza de tranquilidad de corazón vale más que una tonelada de oro.

Charles Haddon Spurgeon.