Versículo para hoy:

lunes, 12 de diciembre de 2016

La doctrina del infierno - Ps. Sugel Michelén

Llena del Espíritu - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 12

“Se han portado traidoramente”. Oseas 5:7.

CREYENTE, aquí tenemos una dolorosa verdad: Tú eres el amado del Señor, redimido con su sangre, llamado por gracia, preservado en Cristo Jesús, acepto en el Amado, ciudadano del cielo y, sin embargo, “te has portado traidoramente” con Dios, tu mejor amigo; traidoramente con Jesús, a quien perteneces; traidoramente con el Espíritu Santo, por quien fuiste vivificado para vida eterna. ¡Cuán traidor has sido en el asunto de votos y promesas! ¿Recuerdas el amor de tu desposorio, aquel tiempo feliz, primavera de tu vida espiritual? ¡Oh! cuán estrechamente te allegabas entonces a tu Señor diciendo: “Jesús nunca me podrá acusar de indiferencia; mis pies nunca se paralizarán en el camino del servicio por su causa; nunca consentiré que mi corazón vague tras otros amores, pues en él hay abundancia de bondad infalible. Renuncio a todo por causa de mi Señor Jesús”. ¿Has comprendido esta promesa? ¡Ah! si la conciencia hablara, diría: “El que prometió muy bien cumplió muy mal”. Pues la oración fue a menudo hecha ligeramente; corta, pero no agradable; breve, pero no ferviente. La comunión con Cristo quedó abandonada. En lugar de pensamientos celestiales, hubo cuidados carnales, vanidades mundanas y pensamientos malvados. En lugar de trabajo, hubo desobediencia; en lugar de fervor, tibieza; en lugar de paciencia, petulancia; en lugar de fe, confianza en el brazo de carne; y, como soldado de la cruz, hubo cobardía, desobediencia y deserción en grado muy vergonzoso. Te has portado traidoramente. ¡Traición a Jesús! ¿Qué palabras pueden ser usadas para denunciar esto? Las palabras poco valen. Arrepintámonos, más bien, y abominemos el pecado que, sin duda, está en nosotros. ¡Oh Jesús, fuimos traidores a tus heridas! Perdónanos, Señor, y ayúdanos a no pecar más. ¡Qué vergonzoso es traicionar a Aquel que nunca nos olvida, y que hoy mismo se presenta delante del trono eterno con nuestros nombres grabados en su pectoral!

Charles Haddon Spurgeon.