Versículo para hoy:

viernes, 3 de junio de 2016

Coalición Radio: Mujeres centradas en el evangelio

Encuentra a Dios en medio del sufrimiento - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Cuando estés en medio del sufrimiento, conocerás a Dios.

Programas de la serie

Tomado de Nancy Leigh DeMoss. Programa radial emitido Junio 3, 2016. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

LECTURAS VESPERTINAS – JUNIO 3

“Se humilló a sí mismo”. Filipenses 2:8.

JESÚS es el gran Maestro de la humildad de corazón. Necesitamos aprender de él diariamente. Mira al Maestro tomar una toalla y lavar los pies de sus discípulos. Seguidor de Cristo, ¿no deseas tú humillarte? Míralo como el Siervo de los siervos y, sin duda, no podrás ser soberbio. ¿No es esta sentencia el compendio de su biografía: “Se humilló a sí mismo”? ¿No estuvo en la tierra quitándose siempre una ropa de gala tras otra hasta que, desnudo, fue clavado en la cruz? Y allí, ¿no se vació a sí mismo, derramando su sangre, entregándose por nosotros, hasta que, privado de todo, fue colocado en un sepulcro prestado? ¡Cuánto se humilló nuestro querido Redentor! ¿Cómo, pues, podemos nosotros ser orgullosos? Ponte al pie de la cruz y cuenta las moradas gotas por las cuales has sido limpiado; mira la corona de espinas; observa sus espaldas flageladas, manando aún hilos de sangre; mira sus manos y sus pies sujetos por los clavos y todo su ser entregado a la burla y al escarnio. Mira la amargura y la angustia, mira también los dolores íntimos que se manifiestan en su rostro y oye el grito desgarrador: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y si tú no quedas postrado en el suelo, frente a aquella cruz, es señal de que nunca la has visto; y si no te sientes humillado en la presencia de Jesús es señal de que no lo conoces. Tú estás tan perdido que nada puede salvarte sino el sacrificio del Unigénito de Dios. Piensa en esto; y como Jesús se humilló por ti, humíllate tú también a sus pies. Una comprensión del admirable amor de Dios para con nosotros tiene un influjo mayor para humillarnos que un conocimiento de nuestras propias culpas. Que el Señor nos lleve en contemplación al Calvario; entonces nuestra posición no será más la del hinchado hombre de orgullo, sino nos colocaremos en el lugar de uno que ama mucho porque mucho le ha sido perdonado. El orgullo no puede vivir bajo la cruz. Sentémonos allí y aprendamos nuestra lección y, después, levantémonos y llevemos esto a la práctica.

Charles Haddon Spurgeon.