Versículo para hoy:

sábado, 9 de julio de 2016

Coalición Radio: Los anhelos insatisfechos

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 9

“Y apartó Dios la luz de las tinieblas”. Génesis 1:4.

EL creyente tiene dos principios activos dentro de sí. En su estado natural estaba sujeto a un solo principio, el de las tinieblas. Ahora la luz ha entrado en él y los dos principios discrepan. Observa las palabras del apóstol Pablo en el capítulo siete de Romanos: “Así que, queriendo yo hacer el bien, me deleito en la ley de Dios, mas veo otra ley en mis miembros que se rebela contra la ley de mi espíritu y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. ¿Cómo se produjo este estado de cosas? Así: “Dios apartó la luz de las tinieblas”. Las tinieblas en sí mismas son plácidas y serenas, pero cuando el Señor introduce la luz se produce un conflicto, porque las tinieblas son la antítesis de la luz. Ese conflicto nunca cesará hasta que el creyente sea enteramente luz en el Señor. Si hay una división dentro del creyente, tiene que haberla también fuera de él. Tan pronto como el Señor da luz a alguno, el tal empieza a separarse de las tinieblas que lo circundan, se aleja de una religión meramente mundana, de ceremonias exteriores (pues nada fuera del Evangelio de Cristo le dará satisfacción) y se separa de la sociedad mundana y de las diversiones frívolas y busca la compañía de los santos, pues “nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos”. La luz tira para su lado y las tinieblas para el suyo. Lo que Dios dividió nunca tentemos a unirlo; pero como Cristo salió fuera del real llevando su vituperio, así también nosotros salgamos de entre los impíos y seamos un pueblo peculiar. Cristo fue santo, inocente, limpio y apartado de pecadores. Como él fue, así debemos ser nosotros, disintiendo del mundo, apartándonos de todo pecado y diferenciándonos del resto de la humanidad por nuestra semejanza con nuestro Maestro.

Charles Haddon Spurgeon.