Versículo para hoy:

lunes, 11 de julio de 2016

Él tiene las llaves - Nancy DeMoss Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 11

“De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación”. Joel 1:3.

EN esta forma sencilla, debe siempre conservarse en el país, por la gracia de Dios, un testimonio viviente a favor del Evangelio. Los amados del Señor deben transmitir sus testimonios a favor del Evangelio y del pacto a sus herederos y estos, a su vez, a sus descendientes inmediatos. Este es nuestro primer deber. Tenemos que empezar en la propia familia. Es un mal predicador el que no comienza su ministerio en el hogar. Los paganos tienen que ser buscados por todos los medios y las calzadas y los vallados tienen que ser explorados, pero el hogar tiene prioridad y ¡ay! de los que inviertan el orden de las disposiciones del Señor. Enseñar a nuestros hijos es un deber personal. No podemos delegar este deber a los maestros de la Escuela Dominical u otras ayudas amigables. Estos pueden auxiliarnos, pero no librarnos de la sagrada obligación. Apoderados y padrinos son recursos perniciosos para este fin. Las madres y los padres deben, como Abraham, gobernar sus familias en el temor de Dios y hablar con sus hijos de las maravillosas obras del Altísimo. La enseñanza paternal es un deber natural. ¿Quién más apropiado para velar por el bienestar de sus hijos que los progenitores? Desatender la instrucción de nuestros hijos es brutal. La religión familiar es necesaria para la nación, para la familia misma y para la Iglesia de Dios. Con mil ardides, el papismo está avanzando encubiertamente. Uno de los medios más efectivos para resistir su irrupción está casi olvidado, es decir, la instrucción de los hijos en la fe. Dios quiera que los padres lleguen a tener un sentido exacto de la importancia de este asunto. Es un grato deber hablar de Jesús a nuestros hijos e hijas y tanto más cuanto que esta labor ha demostrado ser a menudo una obra acepta, pues Dios ha salvado a los hijos por medio de las oraciones y admoniciones de los padres. Que cada hogar donde entre este libro honre al Señor y reciba su sonrisa.

Charles Haddon Spurgeon.