Versículo para hoy:

domingo, 27 de noviembre de 2022

Noviembre 27 La consagración del poder espiritual - OSWALD CHAMBERS

"...por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo", Gálatas 6:14

Si medito en la cruz de Cristo, no me volveré un devoto subjetivo, interesado únicamente en mi propia santidad, sino que me concentraré primordialmente en los intereses de Jesucristo. Nuestro Señor no fue un santo fanático que se internó para practicar la perfección espiritual. No se apartó de la sociedad, pero interiormente estuvo desconectado todo el tiempo. No se mantuvo alejado, pero vivió en otro mundo. De hecho, convivió de tal manera con el mundo ordinario que la gente religiosa de su época lo llamó comilón y bebedor. Sin embargo, nunca permitió que algo interfiriera en su poderosa consagración espiritual. 

Mi consagración no es genuina cuando pienso que puedo negarme a ser utilizado por Dios para almacenar el poder espiritual y usarlo más adelante. Este es un error lamentable. El Espíritu de Dios ha liberado a una gran cantidad de personas de su pecado y, sin embargo, no están experimentando ninguna plenitud en su vida, ningún sentido de verdadera libertad. La clase de vida religiosa que hoy vemos a nuestro alrededor es completamente diferente de la vigorosa santidad en la vida de Jesucristo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal", Juan 17:15. Debemos estar en el mundo, pero no ser de él, estar separados interiormente, no por fuera (ver Juan 17:16). 

Nunca debemos permitir que algo impida la consagración de nuestro poder espiritual. La consagración es nuestra parte, la santificación es la parte de Dios. Debemos tomar la determinación consciente de interesarnos solo en aquello que a Dios le interesa. Cuando enfrentamos un problema confuso, debemos tomar esa decisión preguntándonos: ¿Esto es lo que le interesa a Jesucristo, o es un interés de mi espíritu que se opone diametralmente a Él?

Noviembre 26 La concentración del poder espiritual - OSWALD CHAMBERS

"...sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo..", Gálatas 6:14.

Si quieres conocer el poder de Dios, es decir, la vida del Jesús resucitado en tu carne mortal, debes meditar en la entrega suprema de Dios. Deja el interés personal que tienes en tu propia condición espiritual y considera su amor sacrificial, con una actitud completamente sincera e inmediatamente su poder estará en ti. "Mirad a mí", Isaías 45:22; presta atención a la fuente externa y el poder interior estará allí. Perdemos poder porque no nos concentramos en lo correcto. El efecto de la cruz es salvación, santificación, sanidad, etc., pero no debemos predicar ninguna de estas bendiciones, sino "...a Jesucristo y a este crucificado", 1 Corintios 2:2. La proclamación de Jesús hará su trabajo. Enfoca tu predicación en lo que es el centro para Dios y aunque aparentemente tus oyentes no presten ninguna atención, nunca podrán ser los mismos después. Si comunico mis propias palabras, éstas no pueden ser de mayor importancia para ti que las tuyas para mí; pero si compartimos la verdad de Dios unos con otros, encontraremos vez tras vez esa verdad. Debemos concentrarnos en ese gran punto de poder espiritual: la cruz. Si mantenemos el contacto con ese centro, el poder se liberará en nuestra vida. En los movimientos de santidad y en las reuniones de bendición espiritual, somos dados a no concentrarnos en la cruz de Cristo, sino en sus efectos. 

En la actualidad se critica la debilidad de las iglesias y con justa razón. Uno de los motivos de esta debilidad es la falta de concentración en el verdadero centro de poder espiritual. No hemos meditado lo suficiente en la trascendencia del Calvario o en el significado de la redención.