Versículo para hoy:

lunes, 15 de agosto de 2016

NO OS AFANEIS - Pr. David Barceló

Cómo la exageración puede minimizar tu gozo en el evangelio - Erik Raymond

Los agujeros pequeños pueden hundir barcos grandes - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – AGOSTO 15

“Y os daré corazón de carne”. Ezequiel 36:26.

UN corazón de carne se conoce por su sensibilidad frente al pecado. El haber tolerado un pensamiento impuro, el haber permitido, aun por un momento, un mal deseo, es más que suficiente para hacer que el corazón de carne se apesadumbre delante del Señor. Para el corazón de piedra, una gran iniquidad es como una nonada; pero no acontece así con el corazón de carne. “Si me descarrío a diestra o a siniestra, repréndeme Señor; quiero deplorar mi vida extraviada que agravió tu amor”. El corazón de carne es sensible a la voluntad de Dios. Mi señor Voluntad Propia es un gran fanfarrón; difícil es sujetarlo a la voluntad de Dios, pero cuando se nos da un corazón de carne, la voluntad se mueve como un álamo temblón ante cada soplo del cielo, y se inclina como un sauce ante cualquier brisa del Espíritu de Dios. La voluntad natural es fría, dura como el hierro que no puede ser forjado; pero la voluntad renovada, como el metal fundido, está pronta a ser moldeada por la mano de la gracia. El corazón de carne es sensible ante los afectos. El corazón duro no ama al Redentor, pero el renovado arde en amor hacia él. El corazón duro es egoísta y dice fríamente: “¿Por qué tengo que llorar por el pecado? ¿Por qué tengo que amar al Señor?” Pero el corazón de carne dice: “Señor, tú sabes que yo te amo; ayúdame a amarte más”. Muchos son los privilegios de este corazón renovado. “Es aquí donde el Espíritu habita; es aquí donde Jesús descansa”. Ese corazón está en condiciones de recibir toda bendición espiritual y toda bendición llega hasta él. Está preparado para producir toda clase de frutos celestiales para honor y alabanza de Dios; por eso el Señor se complace en él. Un corazón sensible es la mejor defensa contra el pecado y la mejor preparación para el cielo. Un corazón renovado está en su atalaya aguardando la venida del Señor Jesús. ¿Tienes tú este corazón de carne?

Charles Haddon Spurgeon.