Versículo para hoy:

lunes, 15 de enero de 2018

Tu Invitado más honorable - Nancy DeMoss Wolgemuth


La Mortificación del pecado - John Owen

Porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8: 13)

En este texto el apóstol Pablo confronta a sus lectores con dos caminos de vida posibles: El primero es “si viviereis conforme a la carne moriréis”. La otra alternativa es “si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis”. El propósito de este libro es estudiar el segundo de estos dos caminos de vida.
Comenzaremos nuestro estudio examinando las cinco frases que componen nuestro texto: 
Primeramente, el texto comienza con la palabra "si".
Pablo usa este "si" para indicar la conexión entre la mortificación de las obras de la carne y la vida. Esto es como decir a un hombre enfermo: "Si tomas la medicina, pronto te sentirás mejor". Al hombre enfermo se le está prometiendo un mejoramiento en su salud, a condición de que siga las indicaciones que se le dan. En una manera semejante el “si” de nuestro texto nos dice que Dios ha señalado “la mortificación de las obras de la carne” como el medio infalible para alcanzar “la viga”. Existe una relación inquebrantable entre la verdadera mortificación del pecado y la vida eterna. “Si... mortificáis las obras de la carne, viviréis”. Aquí está entonces el motivo para obedecer el deber que Pablo prescribe. Continuar leyendo...

ENERO 15

“Porque no para siempre será olvidado el pobre; ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente”. Salmo 9:18.


La pobreza es una herencia dura, pero los que esperan en el Señor son hechos ricos por la fe. Saben que no son olvidados de Dios; y aunque parezca que son pasados por alto en la distribución providencial de cosas buenas, esperan un tiempo cuando todo será rectificado. Lázaro no siempre estará echado entre los perros a la puerta del rico, sino que tendrá su recompensa en el seno de Abraham.

Aun ahora el Señor se acuerda de sus hijos pobres pero estimados. “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará de mí”, dijo uno en otro tiempo; y así es. Los pobres piadosos tienen grandes esperanzas. Esperan que el Señor les proveerá de todo lo necesario para esta vida y para la piedad, esperan ver que todas las cosas les ayudarán a bien; esperan tener aún más íntima comunión con su Señor, que no tenía donde reclinar su cabeza; espera su Segundo Advenimiento, y participación en su gloria. Esta esperanza no puede perecer, porque está puesta en Cristo Jesús que vive para siempre y porque Él vive, esta esperanza también vivirá. El santo pobre canta muchos cánticos que el pecador rico no puede comprender. Así que, cuando aquí abajo tenemos poca comida, pensemos en la mesa real arriba.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.