Versículo para hoy:

jueves, 1 de septiembre de 2016

Motiva a los hombres a asumir su liderazgo - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – SEPTIEMBRE 1

“Esperad en él en todo tiempo”. Salmo 62:8.

LA fe es la norma tanto de la vida temporal como de la vida espiritual. Tenemos que tener fe en Dios tanto para nuestros asuntos terrenales como para los celestiales. Sólo cuando aprendamos a confiar en Dios para la provisión de todas nuestras necesidades diarias, viviremos sobre el nivel del mundo. No tenemos que ser ociosos, lo que demostraría que no confiamos en Dios, quien “hasta ahora obra”, sino en el demonio, que es padre de la ociosidad. No tenemos que ser imprudentes o temerarios; pues demostraríamos con eso confiar en el azar, no en el Dios viviente, que es un Dios de orden. Debemos confiar en el Señor sencilla y enteramente en todo tiempo, obrando con toda prudencia y rectitud. Permíteme recomendarte una vida de confianza en Dios en relación con las cosas temporales. Si confías en Dios no tendrás necesidad de lamentarte por haber usado medios pecaminosos para enriquecerte. Sirve a Dios con integridad y si no tienes buen éxito en tus empresas, por lo menos tu conciencia estará tranquila. El que confía en la astucia navegará hoy por este lado, mañana por otro, como un barco a vela sacudido por un viento variable. Pero el que confía en el Señor es como un barco a vapor que atraviesa las olas, desafía el viento y va marcando una recta y brillante estela de plata hasta llegar al puerto. Sé un creyente con principios vivos, que no se somete a las variantes costumbres de la sabiduría mundana. Anda en los caminos de integridad con pasos firmes y demuestra que, con el poder que sólo la confianza en Dios puede dar, eres invenciblemente fuerte. Así, confiando en el Señor, serás librado de penosa ansiedad, no serás turbado con malas noticias y tu corazón será afirmado. ¡Cuán grato es flotar en los ríos de la providencia! No hay norma de vida más bendita que la que depende del Dios que cumple el pacto. No tenemos ansiedad porque él tiene cuidado de nosotros; no tenemos turbaciones, porque echamos nuestras cargas sobre el Señor.


Charles Haddon Spurgeon.