Versículo para hoy:

domingo, 9 de octubre de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – OCTUBRE 9

“Mas él no le respondió palabra”. Mateo 15:23.

LOS que buscan sinceramente y aún no han obtenido la bendición que buscan pueden tomar aliento de esta historia. El Salvador no concedió enseguida la bendición a la mujer, aunque esta tenía grande fe en él. Jesús pensaba dársela, pero demoró un poco antes de hacerlo. Dice el pasaje: “El no le respondió palabra”. ¿No era la de la mujer una oración buena? Sí, nunca en el mundo la hubo mejor. ¿Estaba ella realmente necesitada? Sí, angustiosamente necesitada. ¿Sintió su necesidad suficientemente? Sí, la sintió irresistiblemente. ¿Estaba ella suficientemente ansiosa? Sí, extremadamente ansiosa. ¿Tenía fe? Sí, la tenía en tan alto grado que aun Jesús se maravilló y dijo: “Oh, mujer, grande es tu fe”. Nota, pues, que aunque es cierto que la fe trae paz, no siempre la trae al instante. Puede haber ciertas razones que requieran que la fe sea probada más bien que recompensada. La fe genuina puede estar en el alma como una semilla oculta, pero, con todo, puede no haber crecido y florecido en gozo y paz. La prueba más dura de muchas almas que oran es ver que el Salvador no contesta, pero más dura aún es la aflicción que produce una réplica cortante como esta: “No es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos”. Muchos hallan un placer inmediato en aguardar al Señor, pero no pasa así con todos. Algunos, como el carcelero, se convierten en un momento de las tinieblas a la luz, pero otros son plantas que crecen más lentamente. En lugar de un sentido de perdón quizás te sea dado un sentido más profundo de pecado. En ese caso tendrás necesidad de paciencia para soportar el duro golpe. ¡Ah!, pobre corazón, aunque Cristo te golpee, te hiera o aun te mate, confía en él; aunque te conteste agriamente, cree en el amor de su corazón. Te suplico que no dejes de rogar a mi Señor ni de confiar en él porque no has obtenido el gozo que anhelabas. Arrójate más bien sobre él y confía constantemente, aun cuando no puedas esperar con regocijo.

Charles Haddon Spurgeon.