Versículo para hoy:

domingo, 31 de mayo de 2020

Satisfacción cuando no se cumplen mis deseos (CONTENTAMIENTO en Filipens...


Visto en Paty Namnún

31 de mayo - Guárdate a ti mismo - Ray Stedman

Times Square - Wikipedia, la enciclopedia libre

 

Juan concluye con esta advertencia final: “Hijitos, guardaos de los ídolos”. No se deje usted arrastrar por alguna otra cosa; no conceda toda su atención a sus intereses, a su tiempo, a su energía o a su dinero de manera que esas cosas se conviertan en el motivo de su existencia, lo que haga que usted se emocione, lo que le entusiasme. Ese es su Dios. ¿A quién tiene usted en su vida? ¿Es Jesucristo o es alguna otra cosa?

En nuestros viajes, mi familia y yo tuvimos el privilegio de visitar algunas regiones del mundo antiguo, donde fuimos a ver muchos templos dedicados a los ídolos. Aunque estos templos se hallaban en ruinas, en cada lugar un dios concreto como Apolos, Venus, Baco o Zeus había sido entronizado y adorado en ese lugar. De repente descubrí, después de regresar a casa, que a pesar de que estos templos han sido abandonados, la adoración al dios no ha cesado. Hemos cambiado los nombres, pero los dioses y los ídolos siguen siendo los mismos.

Tenemos la adoración a Narciso, el dios que se enamoró de sí mismo. ¿No es este tal vez el dios supremo de la humanidad, la adoración a uno mismo, la exaltación de los humanos? La idea que escuchamos continuamente es que los humanos son tan fabulosos, tan listos, tan brillantes y tan inteligentes que pueden hacer muchas cosas. Sin embargo, negamos la evidencia continua de nuestros sentidos que demuestra que el mundo se está desmoronando a nuestro alrededor. ¿No es sorprendente como adoramos a la humanidad? Las manifestaciones en este sentido tienen su expresión en la adoración de la raza o del país. Tenemos la adoración de Baco, el dios del placer, del vino, de las mujeres y el cántico; la adoración de Venus, la diosa del amor, entronizada en Hollywood y todo lo que representa Hollywood; Apolo, el dios de la belleza física; Minerva, la diosa de la ciencia. Hemos entronizado por todas partes la ciencia.

Juan escribe y dice que estas cosas nos destruirán, nos robarán lo que Dios tiene para nosotros. “Hijitos míos, no os dejéis arrastrar por la adoración en la que el mundo a vuestro alrededor participa. No permitáis que estas cosas se vuelvan importantes en vuestra vida, porque Dios os ha liberado para que podáis vivir tal y como Dios quiso que su pueblo viviese”. No es de sorprender que su palabra diga: “Hijitos, guardaos de los ídolos”. ¿Qué hace que se sienta usted entusiasmado? ¿A qué causa dedica su dinero? ¿Para qué está usted ahorrando ahora? ¿Qué es lo que considera de suprema importancia? Es con esta pregunta que Juan concluye este libro.

Padre, ayúdame a identificar a los muchos dioses de este tiempo, que dan la impresión de ser atractivos pero que en realidad no tienen nada que ofrecer sino la muerte. Te doy gracias por la verdad que se halla en Cristo y porque en Él tengo todo lo que jamás pudiese necesitar o desear.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

Muchos creen que los ídolos son cosas religiosas del pasado, pero hoy en día, ¿qué hace que nos mostremos entusiasmados? ¿Qué es lo que consideramos de suprema importancia?

 



sábado, 30 de mayo de 2020

La Mujer en Cristo - Alejandro González Viveros


30 de mayo - Orando con atrevimiento - Ray Stedman

Orando de Acuerdo a la Voluntad de Dios | World Challenge

 

Cuando yo era niño en Montana, realmente lo único que teníamos para leer durante los largos meses de invierno era un catálogo de Sears y Roebuck. Tenía sus límites en lo que se refiere al material de lectura, pero ¡qué tremenda cantidad de cosas incluía! Nos llevó semanas enteras ver una sola sección de él. Podíamos mandar a pedir cualquier cosa que tuviésemos el dinero para pagarla, pero hubiera sido totalmente inútil hacer un pedido de algo que no estuviese en el catálogo, y lo mismo sucede con la oración. Dentro de la voluntad de Dios hay cosas realmente impresionantes, un gran número de dones, que Él ha provisto para los suyos. La voluntad de Dios incluye todo lo que necesitamos. Todo cuanto podemos desear se encuentra disponible para nosotros, para nuestros seres amados y para nuestros amigos, siempre y cuando sea conforme a la voluntad de Dios. No hay nada que necesitemos pedir en oración que no sea conforme a Su voluntad, pues fuera de ella solo hay cosas que nos dañan, nos hieren y nos destruyen.

Tal vez no sepamos exactamente si una petición es la voluntad de Dios para nosotros, y los ejemplos en las Escrituras dejan claro que no está mal pedir incluso estas cosas. Pero debemos añadir siempre, de la misma manera que lo hizo Jesús en el huerto de Getsemaní: “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42), porque la oración ha sido diseñada para obtener las cosas que son conforme a la voluntad de Dios. Por lo tanto, Juan dice que cuando sabemos que lo que pedimos es conforme a la voluntad de Dios, porque hemos encontrado una promesa de Dios en las Escrituras o porque hemos buscado la mente de Dios y hemos sentido una profunda y resuelta convicción en nuestro corazón del Espíritu Santo, sabemos que Él nos escucha. Dios oye siempre las oraciones que son conforme a los límites de Su voluntad.

Jesús pudo decir: “Padre, gracias te doy por haberme oído” (Juan 11:41), porque todo lo que Él hizo estuvo dentro de los límites de la voluntad de Dios. Eso hace que tengamos la seguridad de la oración, la certeza de saber que Él nos oye, como dice Juan, y entonces “sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. ¡Piense usted en esto! Si sabemos que es conforme a Su voluntad, sabemos que Él nos ha escuchado, y si sabemos que nos ha oído, sabemos que lo tenemos y Dios ya ha concedido la petición. En otras palabras, Dios nunca dice que no, excepto a lo que no es conforme a Su voluntad. ¿Se atreve usted a creer esto?

Dios no tiene favoritos. Tiene a personas íntimas, pero todo aquel que se adapta al programa que Él ha diseñado y desea tener intimidad con Él puede conseguirlo. Cualquiera que lo desea puede, pero el secreto de la oración es creer que Dios ha concedido todo lo que le hemos pedido, si es conforme a Su voluntad. El secreto es aceptar que lo tenemos, como dice Juan: “Sabemos que hemos obtenido la petición que le hemos hecho”. No está intentando bromear o pretender que Dios le ha dado algo. Lo que él está diciendo es que cuando oramos y la petición la hacemos conforme a la voluntad de Dios, la respuesta es absolutamente segura, y es solo cuestión del tiempo de Dios en lo que se refiere a cuándo tendremos la respuesta. Podemos recibir de Él y darle las gracias por lo que ya nos ha dado, esperando recibirlo en el tiempo de Dios.

Padre, te doy gracias por Tu Palabra. Concédeme que pueda ser obediente a ella, no solo orando por otras personas sino también por mí mismo.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

La oración ha sido diseñada solamente para que podamos obtener lo que forma parte de la voluntad de Dios. Una vez que hemos orado, ¿nos quedamos con la preocupación que nos haya incitado a orar, o tenemos confianza? ¿Por qué?

 



viernes, 29 de mayo de 2020

El proceso de restauración - Nancy DeMoss Wolgemuth




29 de mayo - ¿Miente Dios? - Ray Stedman


 

Una de las experiencias más corrientes en la vida es actuar basándonos en la palabra o el testimonio de otra persona. Hacemos las cosas más asombrosas como respuesta a la sencilla declaración de una persona a la que nunca habíamos visto con anterioridad. Yo tuve el privilegio de guiar a un grupo de peregrinos en Tierra Santa. Eramos personas inocentes en el extranjero. La mayoría de nosotros no habíamos estado allí nunca con anterioridad y no sabíamos con qué nos íbamos a enfrentar. Pero nos habían asegurado, por medio de una carta de una persona en Nueva York, que alguien se encontraría con nosotros en cada lugar que aterrizásemos y nos ayudaría con todas las complicaciones con las que nos pudiésemos encontrar en un país extraño. Basándonos en la aseveración de esta carta, unos veinticinco de nosotros pusimos nuestra confianza a la misericordia de una persona a la que no conocíamos y descubrimos que todo había resultado ser cierto. Lo que se había dicho en la carta había resultado ser verdad, y sobre esa base nos entregamos a una aventura considerablemente arriesgada.

¿No es Dios más digno de nuestra confianza que las personas? Si usted está dispuesto a aceptar la palabra de un extraño y actuar sobre ella, ¿no puede usted creer en la Palabra de Dios, especialmente cuando el testimonio haya quedado escrito por los testigos de estos sucesos? Pero además, cuando ponemos en práctica la fe sobre la base de ese testimonio objetivo, se nos ofrece una confirmación del Espíritu en nuestro interior que hace que sea totalmente creíble. ¿No puede usted tener fe sobre esta base? Juan dice: “Si os negáis a hacer esto, estáis tratando a Dios como si Él fuese mentiroso”.

El Dr. H. A. Ironside acostumbraba a contar acerca de un hombre que tenía dudas sobre si era realmente cristiano. Se puso de rodillas y dijo: “Ahora Padre, quiero resolver esta cuestión. Muéstrame si tengo o no vida eterna”. Y abriendo su Biblia, sus ojos se encontraron con este versículo de 1 Juan 5. Dijo en su oración: “Padre no quiero convertirte en mentiroso, y aquí dice que si no creo en el testimonio que Tú das acerca del Hijo, te estoy haciendo mentiroso, pero eso no es lo que deseo hacer. ¿Cuál es el testimonio?” Y leyó la próxima parte: “Y este es el testimonio”, y se detuvo justo ahí. Se sintió tan rendido que puso su dedo pulgar sobre el resto del versículo y dijo: “Señor, aquí dice que si no creo en el testimonio que Tú has dado acerca de Tu Hijo, Te estoy convirtiendo en mentiroso, y no quiero que eso suceda. Yo creo en lo que dice este testimonio, que tengo justo debajo de mi dedo pulgar aquí, y voy a levantar el dedo y lo voy a leer y, Señor, ayúdame a creerlo, porque no quiero hacerte quedar como mentiroso”. Con gran temblor, levantó el dedo pulgar y leyó: “Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo” (5:11). De repente lo entendió con toda claridad: “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (5:12). Tenga lo que tenga, por muy religiosa que sea la persona, si no ha recibido al Hijo, no tiene la vida. Entonces sintió paz y se convirtió en predicador de esta gran verdad.

Padre, te doy gracias por este poderoso recordatorio de que mi salvación está asegurada porque Tú no puedes mentir. Concédeme la fe de aceptar Tu promesa tal y como aparece aquí.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

¿Nos resulta fácil creer en un amigo en el que confiamos o incluso en un extraño o en los medios de comunicación diarios, pero dudamos de lo que dice Dios en Su Palabra? ¿Estamos haciendo que Dios parezca mentiroso?

 



jueves, 28 de mayo de 2020

Cómo confrontar bíblicamente la ansiedad y las teorías de conspiración - Jesse Rojo

Vida cristiana Archives - Coalición por el Evangelio


¿Cómo perdono? - Nancy DeMoss Wolgemuth



28 de mayo - Venceremos - Ray Stedman


 Arquitectura, Edificios, Ciudad, Paisaje Urbano, Hombre

Piense usted en lo que implica esta frase “al mundo”. Piense en las presiones morales con las que nos enfrentamos actualmente en el mundo, la perspectiva y las normas de la sociedad impía que nos rodea, que está constantemente entrometiéndose en nuestra conciencia mediante tremendas presiones con el propósito de que adoptemos esas actitudes y normas para la vida. Piense usted en la tentación de engañar y mentir con el fin de seguir adelante a toda costa, siendo deshonestos, no solo en lo que se refiere en rellenar nuestros documentos para el pago de los impuestos, sino en todos los aspectos de los negocios. Otra presión corriente con la que nos enfrentamos en el mundo es la de ser sexualmente inmorales, algo que resulta especialmente evidente entre los jóvenes y las personas solteras. Se nos anima a que alimentemos el fuego y satisfagamos nuestros deseos, a pesar de que pueda estar mal y resultar mortal. Las presiones que nos rodean son tremendas estos días, a veces aparentemente irresistibles. Está la presión de aceptar ideas equivocadas, reaccionando en contra de otras personas de la misma manera que lo hace el mundo, vengándonos por ello, reaccionando de la misma manera que ellos, mostrándonos resentidos y celosos, siendo ambiciosos y crueles. ¿No siente usted todo esto? La codicia de la carne, la lujuria de los ojos y el orgullo de la vida, todo esto es del mundo.

¿Cómo puede usted vencer al mundo? ¿Cómo puede seguir adelante, momento tras momento, día tras día, año tras año, viviendo una vida que es totalmente contraria a ello, basada en normas, objetivos y evaluaciones que son totalmente diferentes, y soportar no solo durante diez años sino durante décadas enteras en contra de esa clase de presión moral? ¿Cómo se mantiene usted firme en medio de esto y no solo permanece firme, sino intentando ayudar y ganar a otros a su manera de pensar? Juan dice que es “por fe”; eso es todo. No por una fe que tuvo usted hace veinte años, al principio de ser cristiano, sino por fe en la vida de Jesús presente en usted ahora. Por medio de la fe en Él que obra en usted, en medio de las presiones, contrarrestándolas con la presión de Su propia vida.

Una vez oí acerca de un capitán de barco que estaba describiendo cómo era haber pasado por una tempestad. Describió el barco en medio de las olas, elevándose por todas partes, con el viento soplando con fuerza y la lluvia implacable cayendo. El barco daba la impresión de ser la víctima impotente de la tempestad, bajo la fuerza de los poderosos elementos embravecidos por todas partes. Su destrucción parecía asegurada, pero él dijo: Yo estaba en el puente del barco agarrado a la barandilla. Podía sentir la vibración de los motores en lo profundo, en el interior del casco del barco. La tempestad, el viento y las olas parecían estar diciéndole al barco: No puedes venir, no puedes venir. Pero yo oí la respuesta vibrante de los motores diciendo: Sí que lo haremos, sí que lo haremos, y lo hicieron. Así es como vencemos al mundo.

Si nos damos por vencidos, si reflejamos las mismas actitudes y acciones del mundo, hemos sucumbido al mundo y a las artimañas del demonio. Pero si nuestra dependencia gira en torno a la vida del Hijo de Dios, Su vida está en nosotros, y además: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

Padre, siento el llamamiento a la batalla en contra de las fuerzas sutiles y engañosas de una era mundana. Concédeme que pueda tener una fe renovada en Tu poder y que salga a enfrentarme con el mundo en una empresa de fe que hace que cada día sea una emocionante aventura.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

¿Cómo nos enfrentamos con las presiones de la vida? ¿Estamos intentando vencer nuestras dificultades, o estamos resistiendo con una fe creciente, descansando en Cristo que obra en nosotros?

 



miércoles, 27 de mayo de 2020

¿El ofensor o el ofendido? - Nancy DeMoss Wolgemuth


27 de mayo - Confianza en el juicio - Ray Stedman


 Devocional diario - El amor al prójimo

Dudo que haya una sola persona que no se de cuenta, en lo más hondo de su corazón, de que al final de la vida tenemos que rendir cuentas. Tendremos que estar ante la presencia del Señor nuestro Hacedor. No hace diferencia alguna si somos cristianos como si no lo somos, porque sea cual fuere la relación que tenemos con Él, todos nosotros nos encontraremos cara a cara con el Señor mismo. Él se encuentra al final de cada uno de los caminos que sigamos hoy, y tendremos que llegar por fin al día en que nos veremos obligados a dar cuenta de nuestra vida.

No podemos evitar preguntarnos a nosotros mismos cómo nos irá en ese día. ¿Podré yo pasar esa prueba inconsciente a la que se refiere Jesús en Mateo 25, cuando juzgará a las naciones y dividirá a las ovejas a Su mano derecha y las cabras a Su izquierda? Le dirá a las personas a Su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34). ¿Por qué? “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme” (Mateo 25:35-36). ¿Recuerda usted la reacción de ellos? “Señor, cuándo sucedió esto? Nosotros ni siquiera fuimos conscientes de ello. No recordamos haberte visto ni nos acordamos de haber hecho estas cosas”.

Entonces les dirá a los a Su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno”. ¿Por qué? “Porque cuando me vieron débil y enfermo y encarcelado, no hicieron nada. Nada más siguieron su camino; no me mostraron interés ni compasión; no hicieron nada”. Entonces también ellos le responderán sorprendidos, diciendo: “¿Por qué, Señor? ¿Cuándo pasó así? No nos acordamos. Si te hubiésemos visto, hubiésemos hecho algo, pero no nos acordamos ni haberte visto” (ver Mateo 25:41-44). La revelación penetrante de este pasaje es que esto está sucediendo actualmente a todo nuestro alrededor. Cristo está en todas estas situaciones de necesidad y, cuando nosotros nos encontramos con alguien que tiene una necesidad, es Jesús quien nos está pidiendo ayuda. Nuestra reacción ante esa persona es nuestra reacción ante Él.

Por lo tanto, ¿no se pregunta cada corazón ahora: “Cuando me encuentre ante Él de este modo, pasaré la prueba? ¿Estoy yo reconociendo estas situaciones ahora?” Juan dice que es el amor “perfeccionado” el que nos permite tener la confianza en el día del juicio. El amor que ha sido perfeccionado es el amor hecho visible en nuestra manera de actuar. Por lo tanto, fíjese usted en lo que está diciendo Juan: “Si desea usted tener confianza en el día del juicio, permita que el amor se exprese a sí mismo, permitiendo que sea perfeccionado, porque es cuando el amor es perfeccionado en nosotros cuando tenemos la confianza necesaria para el día del juicio”.

Ahora puede usted ver la confianza que hace que sintamos en el día del juicio. Si Él va a mirar mi vida y ver la actividad de Sí mismo en mí, entonces no se negará a Sí mismo en el día del juicio. Sé que lo que estoy haciendo, si proviene de esta fuente, será totalmente aceptable para Él.

Padre, no permitas que me tome estas palabras a la ligera. El problema no son los otros, sino más bien el que yo no esté dispuesto a mostrar amor hacia aquellos que no hacen las cosas que a mí me gustan y no actúan de la manera que yo pienso que deberían hacerlo. Perdóname y enséñame a amar.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

¿Qué sucede cuando nos morimos? ¿Dónde encontramos el conocimiento necesario para contestar con confianza a esta pregunta? ¿Estamos nosotros a disposición de Aquel que ama por medio de nosotros?

 



martes, 26 de mayo de 2020

¿Confrontar o pasar por alto? - Nancy DeMoss Wolgemuth




26 de mayo - La deuda del amor - Ray Stedman

Por qué es tan dificil amar al prójimo?

 

Esta es la respuesta a cada torpe excusa por nuestra parte según la cual: “Yo no puedo amar a esa persona. Usted no tiene ni idea de cómo es esa persona. Si tuviese usted que vivir con ella como tengo que hacerlo yo, usted tampoco podría amarla”. No, “Amados, si Dios así nos ha amado... ”. Si ha experimentado usted esta clase de amor, si ha acudido usted a la cruz y ha sentido la poderosa limpieza del amor de Dios hacia usted, a pesar del antagonismo y el odio que le ha mostrado a Él y a pesar de que a usted le complace hacer las cosas que le gustan; si ha sentido la gracia limpiadora de Dios que ha limpiado todo eso sin ninguna recriminación o sin recordarle a usted su pasado, olvidándolo y perdonándolo todo, entonces, como dice Juan, usted no solo puede amar a otra persona, sino que “debe” hacerlo; está obligado a hacerlo. De ahí es de donde procede la palabra “deber”: “debemos amarnos los unos a los otros”.

Es por esto que Pablo pudo decir en Romanos 1: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor” (v. 14). Debo algo a todo el mundo. Y él mismo dijo más adelante en esta misma epístola: “No debáis nada a nadie, sino el amaros unos a otros” (13:8a). Lo debemos porque tenemos en nuestro interior la fuente del amor en la vida de Dios. Si no tiene usted la vida de Dios, no puede usted manifestar ese amor de los unos a los otros de esta manera. No lo intente usted; sobre todo, no manifieste usted un amor mezquino, vulgar, que sea una imitación ligera del amor que trata a otros con amabilidad hacia ellos pero que les destruye a sus espaldas, porque eso no es amor; o sencillamente tolerar a otros durante un tiempo. Eso no es amor. A menos que tenga la vida de Dios, no podrá usted amar. Pero si tiene usted la vida de Dios, esa es toda la cuestión, usted puede amar y debe hacerlo. Dios en usted puede amar por medio de usted y lo hará. Todo lo que Él está esperando es el asentimiento de su voluntad, y Él manifestará Su amor por medio de usted.

El versículo 12 nos presenta un concepto muy importante y atrevido: reconoce que Dios es invisible y nadie ha visto nunca a Dios. Incluso en los tiempos del Antiguo Testamento, a pesar de que aparecían manifestaciones excepcionales de Dios en forma humana, estas no eran otra cosa que Dios en un disfraz humano. Estas manifestaciones no fueron Dios haciéndose permanentemente visible. ¿Dónde aparece de manera visible continuamente? Juan dice: “Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros, y su amor es completado”, es decir: Su amor alcanza el objetivo final “en nosotros”. Es ahí donde las personas ven el amor de Dios, y es el único lugar donde se puede ver. El hecho es que un Dios que habita en nosotros solo se vuelve visible cuando nosotros manifestamos el amor los unos para con los otros. Mientras seamos amables solo con nuestros amigos o con aquellas personas que sean amables con nosotros, nadie tiene la menor idea de que Dios se halla presente. Pero cuando empezamos a ser amables con aquellas personas que son desagradables con nosotros, cuando empezamos a devolver el bien por el mal, cuando empezamos a mostrarnos pacientes, afectuosos, considerados y dulces con las personas que son tozudas, obstinadas y egoístas, entonces las personas tienen la sensación de que Dios está cerca, que Él está en medio de la situación, y entonces el que Dios mora en nosotros se hace visible ante esas personas.

Padre, permite que estas palabras queden grabadas como con fuego en mi corazón, para que yo pueda reconocerme a mí mismo como llamado de manera preeminente, por encima de todo lo demás, para cumplir con esta gran labor de ser una demostración abundante de esta clase de amor.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

A menos que tengamos la vida de Dios, no podemos amarnos los unos a los otros. ¿Hemos comprendido nosotros y puesto en práctica el poder de Su Presencia para no encontrarnos con que esto es una verdad sorprendente?

 



lunes, 25 de mayo de 2020

El poder para perdonar - Nancy DeMoss Wolgemuth




25 de mayo - Dios es amor - Ray Stedman


 

En este pasaje nos encontramos cara a cara con esa tremenda declaración de las Escrituras: “Dios es amor”. Esto significa que en el origen de todo lo que hace Dios está el amor. Por muy difícil que nos parezca a nosotros, la fuente de la cual brota toda la actividad de Dios es este amor, mediante el cual se entrega a Sí mismo. Incluso Sus juicios, Sus condenaciones, las manifiesta con amor. El juzgar no es algo separado del amor. Si me convence usted de que un Dios santo y amoroso no puede juzgar a una persona pecadora, entonces me convencerá usted también de que Él no puede amar a una persona pecadora. Inherente en la cualidad del amor se halla el antagonismo hacia cualquier cosa que se oponga al objeto del amor. Además, inherente en él se encuentra la cualidad del juicio. Dios es un fuego purificador, que consume y quema la escoria a fin de que Él pueda preservar el oro. Incidentalmente, es así como el libro de Hebreos le describe: “nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). No siempre resulta fácil vivir con el amor por esta misma cualidad, a pesar de que es la cosa más maravillosa en el mundo por su calor y por el hecho de que todo lo incluye, aceptando a toda clase de personas y todas las condiciones, sin buscar el mérito por parte del objeto amado. Ese es el amor de Dios.

El Dr. H. A. Ironside acostumbraba contar acerca de una mujer que fue a verle y le dijo: ―No tengo ningún interés en la Biblia y toda su superstición cristiana; a mí me basta con saber que Dios es amor.

Él le contestó: ―¿Lo sabe usted de verdad?

Ella le dijo: ―Claro que lo sé; lo he sabido toda mi vida.

―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que todo el mundo lo sabe?

―Oh, sí ―contestó ella―, todo el mundo sabe que Dios es amor.

―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que una mujer en la India, que está convencida de que su religión le exige que coja a su hijo y lo tire al río como una ofrenda a los cocodrilos, tiene algún concepto o idea de que Dios es amor?

A lo que ella le contestó: ―Bueno, no, pero eso es mera superstición.

―¿Cree usted que la persona en África que se inclina ante sus ídolos de madera y de piedra, temblando de temor pensando que la puedan golpear y destruir su cosecha, quitarle sus hijos e incluso herirle a él, cree usted que tiene la menor idea de que Dios es amor? ―le preguntó.

Ella dijo: ―No, pero en todos los países civilizados sabemos que Dios es amor.

―Bueno ―dijo él―, ¿cómo sabemos eso? ¿Cómo sabemos que Dios es amor? ¿Enseñaron esto los antiguos? ¿Enseñan las otras religiones en la tierra y muestran que Dios es amor? ¿Sabe usted que el único motivo por el que sabemos que Dios es amor es porque envió a Su Hijo y se manifestó Él mismo como amor? El libro que nos habla acerca del Señor Jesucristo es el único libro en el mundo que contiene la idea que el Dios tras toda la materia creada es un Dios de amor. La creación revela Su poder, Su grandeza y Su energía, pero no hay nada en la naturaleza que diga: “Dios es amor”. La única manera que tenemos para saberlo es que Dios manifestó Su amor dando a Su Hijo.

Padre, solo Tú eres la fuente de este amor, la única clase que satisface el anhelo del corazón del reclamante. Yo oro pidiendo que sea capaz de reconocerme a mí mismo como persona que ha sido llamada a realizar esta gran labor de ser una demostración de esta clase de amor.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

Dios mostró Su amor enviando a Su Hijo para que nosotros podamos vivir por medio de Él. ¿Hemos aprendido nosotros a reconocer la verdadera naturaleza del amor tal y como ha sido manifestado en todas las acciones de Dios?

 



domingo, 24 de mayo de 2020

24 de mayo - Dios es más grande - Ray Stedman

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Lo que es importante en este versículo es que nos fijemos en lo que es la base de la victoria obtenida por los vencedores. ¿Cómo lograron vencer? Si hay alguna manera de que usted y yo podemos escapar a estas presiones extremas del error teológico actual, será de esta misma manera. Entendemos esta manera de vencer no tanto observando lo que dice Juan, sino por lo que no dice. Estos “hijitos” que son “de Dios” vencieron a los falsos maestros, con todo su error sutil y pernicioso presentado de una manera tan hermosa y atractiva, no porque tenían una inteligencia superior. No hay nada de esto. Juan dice: “Los vencisteis porque el que está en vosotros es superior al que está en el mundo”. En otras palabras, no fue nada que tuviesen estos cristianos lo que les libró, sino el que moraba en ellos. Fue la grandeza de Dios lo que les mantuvo rectos y es lo que nos mantendrá también a nosotros rectos.

Cuando mira usted a su alrededor y se encuentra con el éxito del mal en la historia, y especialmente en nuestro tiempo, puede usted darse cuenta de que el enemigo tiene un gran poder. Piense usted en nuestro mundo y todo lo que está sucediendo en términos de agonía, de lucha, del mal, de violencia y aflicción, y abundando por todas partes la confusión. Cuando pensamos en la violencia, la pasión, las lágrimas y la muerte que caracterizan a nuestro mundo, podemos ver algo de la grandeza del poder del enemigo, así que no es de sorprender que alguien haya dicho: “Nuestra raza tuvo un comienzo lleno de esperanza, pero el hombre arruinó sus oportunidades pecando. Tenemos la esperanza de que la historia termine con la gloria de Dios, pero por ahora el que gana es el otro lado”.

Al menos esa es la impresión que tenemos, ¿no es cierto? Pero no es así, a pesar de todas las apariencias. Dios es más grande que el poder del enemigo. De hecho, es casi absurdo expresarlo de este modo. Dios es tan incomparablemente superior que no hay competición posible. Aquí es hacia donde el ojo de la fe debe volverse siempre en nuestras horas oscuras, de incomodidad o de desesperación; debemos volvernos a lo que revelan las Escrituras acerca de la verdad sobre Dios y cuan incomparablemente superior que Él es en comparación con cualquier otra cosa que se halle presente entre o tras los humanos.

Al escribir su primera epístola a los corintios, Pablo considera Corinto, esa hermosa ciudad de cultura, refinamiento, con su amor a la sabiduría y los grandes pensadores de la edad de oro de Grecia, renunciando a cada enfoque sobre la base de la sabiduría humana, diciendo: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo y a este crucificado” (1 Corintios 2:2). La razón que alegó fue que la debilidad de Dios es más poderosa que los humanos y la locura de Dios es más sabia que los humanos. Esa es la grandeza de Dios.

Padre, qué agradecido me siento por el hecho de que Tú me hayas dado Tu Palabra. Permíteme concederle el valor que tiene, leerla, buscar en ella y encontrar la sabiduría en cada relación en la vida.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

Los debates teológicos pueden ser recursos instructivos para aprender, pero al mismo tiempo pueden ser fuentes de orgullo. ¿Hemos bebido antes profundamente de la vida de Cristo en nosotros?

 



sábado, 23 de mayo de 2020

23 de mayo - Cuando la incredulidad es apropiada - Ray Stedman

Es Correcto Llamar “Pastor” al Predicador? — EB Global: Enfoque ...

 

Es verdad que la señal de la madurez es la incredulidad además de creer. Es tan importante que no se crea usted ciertas cosas como lo es que se crea usted otras cosas. Juan indica que este es un problema muy extendido: “Porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1b). En el evangelio de Mateo, el Señor Jesús nos advirtió acerca de esto: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Vemos que aquí ha sido destacado para nosotros el hecho de que vivimos en un mundo de engaño y nos vemos enormemente presionados para que nos conformemos a estas cosas.

En los tiempos de Juan había maestros que realizaban ciertas señales, tal vez haciendo predicciones de cosas que iban a suceder o manifestando el hablar en lenguas, haciendo milagros y otras cosas por el estilo. Es acerca de esto que Juan escribe y dice: “No creáis a estos espíritus, hasta que no los hayáis sometido a prueba”. No sea usted crédulo; no crea usted lo que diga la primera persona que aparezca. Es importante fijarse en que aquí tenemos un claro reconocimiento acerca de lo que se enseña en toda la Biblia, es decir, que tras el falso profeta o el falso maestro está un espíritu maligno. Existe un verdadero Espíritu, el Espíritu Santo de verdad, el Espíritu de amor, y de la misma manera que éste habla por medio de las personas, también el espíritu del mal habla por medio de personas. Cuando oiga usted a hombres y mujeres hablar acerca de cosas o valores religiosos, no sea usted crédulo y se trague todo lo que le digan, especialmente si da la impresión de que están presentando algo atractivo sobre el amor, la dulzura y el interés por los demás. Someta usted especialmente a prueba esta información, porque es el enfoque habitual del error.

Nosotros los modernos corremos mucho más peligro que los antiguos porque en el mundo de la época de Juan y de Pablo había una extendida creencia en la existencia de los espíritus invisibles. El mundo antiguo los reconocía como dioses y diosas, inclinándose ante ellos. Esta clase de enseñanza resultaba mucho más fácil de aceptar en el primer siglo de lo que lo es hoy en día. En la actualidad nos enorgullecemos de haber superado esto. Las personas son intelectualmente incapaces de aceptar esta clase de cosas en nuestro tiempo. Como resultado de ello, nos exponemos sin defensa alguna al control de estos espíritus malvados.

Pero si vamos a seguir las palabras de Jesucristo, es preciso que aceptemos lo que Él dice que es la explicación del poder tras el mal en el mundo. Él deja perfectamente claro que procede de una hueste de espíritus malvados. Parte de la ceguera de nuestra generación, que da como resultado el caos y la anarquía, es el resultado directo de las personas que dicen con orgullo: “Rechazo todo el concepto de los espíritus malvados y de los demonios. A mí me resulta intelectualmente inaceptable”. La ceguera de semejante actitud impide cualquier defensa en contra de ella. Si vamos a ser cristianos, debemos ver el mundo tal y como Cristo lo vio. Debemos reconocer que las opiniones humanas, tanto si son catedráticos en seminarios como si son pastores detrás del púlpito, no son tan solo el resultado de su perspicaz lógica o la enseñanza académica que han recibido o su perceptiva manera de pensar. Con frecuencia estas personas no son conscientes del modo en que ha sido torcida su manera de pensar por los espíritus malvados o los espíritus de error.

Señor, ayúdame a reconocer que vivo efectivamente en un mundo hostil. Enséñame a no ser crédulo, tragándome absolutamente todo lo que me dicen. Ayúdame a poner a prueba cada cosa sobre la base de Aquel que vino y demostró ser Él mismo la verdad por medio de Su palabra invariable.

 

 

 

Aplicación a la vida

 

Nadie discutirá la realidad de la existencia del caos y de la anarquía en el mundo. ¿Hemos rechazado nosotros por orgullo intelectual la existencia de los espíritus del mal como una fantasía sin importancia?