Versículo para hoy:

viernes, 28 de diciembre de 2018

El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti - Nancy DeMoss de Wolgemuth



DICIEMBRE 28

“Porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5.

El Señor ha dicho esto varias veces en las Escrituras. Lo ha repetido muchas veces para darnos doble seguridad. No tengamos ni una duda. En sí la promesa es especialmente enfática. En el griego tiene cinco negativas, cada una de las cuales excluye definitivamente la posibilidad de que el Señor jamás desampare a uno de su pueblo, de modo que pueda con razón sentirse dejado de su Dios. Esta Escritura inapreciable, no nos promete inmunidad de penas, pero nos asegura contra el abandono. Tal vez seremos llamados a pasar por caminos extraños, pero tendremos siempre la compañía, la ayuda y la provisión de nuestro Señor. No es necesario codiciar el dinero, porque siempre tendremos a nuestro Dios, y Dios es mejor que el oro, y su favor mejor que una fortuna.

Ciertamente debiéramos estar contentos con lo presente, porque el que a Dios tiene, tiene más que todo el mundo. ¿Qué más podemos tener que el Infinito? ¿Qué más podemos desear que la Bondad Todopoderosa?

Ven, alma mía; si Dios dice que no te desamparará, ni te dejará, ora mucho por su gracia para que tú nunca desampares a tu Señor, ni por un momento dejes sus caminos.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

La bendición sacerdotal - Nancy DeMoss de Wolgemuth



DICIEMBRE 27

“Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”. Isaías 54:10.

Una de las cualidades más deleitosas del amor divino es su carácter permanente. Las columnas de la tierra pueden ser movidas de su sitio; pero la bondad y el pacto de nuestro misericordioso Jehová no se apartarán de su pueblo. ¡Qué contenta está mi alma en la firme confianza de esta declaración inspirada! El año casi se acabó y los años de mi vida van disminuyendo, pero el tiempo no cambia a mi Señor. Nuevas luces toman el lugar de las antiguas, un cambio perpetuo se ve en todo; pero nuestro Señor es el mismo. La fuerza puede trastornar los montes, pero ningún poder concebible puede afectar a Dios eterno. Nada en lo pasado, lo presente o lo futuro puede hacer que Jehová me trate sin benevolencia.

Alma mía, repósate en la eterna misericordia de tu Señor, que te trata como un pariente cercano. Acuérdate también del pacto eterno. Dios siempre lo tiene presente; mira que tú también lo tengas presente. En Cristo Jesús, el Dios glorioso se ha comprometido para ser tu Dios y para tenerte como uno de su pueblo. Misericordia y pacto; ocúpate de estas palabras como cosas seguras y duraderas que la misma eternidad no te podrá quitar.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.